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AMLO, primer registro a la baja

Rubén Aguilar Valenzuela

El Financiero (03.04.19) publicó una encuesta que muestra los niveles de aceptación del presidente López Obrador siguen siendo altos, pero de febrero a principios de abril registran una baja de ocho puntos al pasar del 86 % al 78 % de aprobación.

Vuelve a los niveles de enero cuando traía 76 % de aceptación. En estos meses la encuesta registra cuatro decisiones del presidente que no son bien vistas por la ciudadanía. El 59 % expresa una opinión desfavorable sobre pedirle al rey de España que se disculpe por la conquista.

El 58 % de los encuestados está en desacuerdo con el retiro de los recursos, para apoyar las estancias infantiles. En los primeros meses del presidente en el gobierno estas son las dos acciones que han provocado el mayor rechazo ciudadano.

Las otras dos decisiones son la promesa de concesionar canales de televisión y radio a las iglesias evangélicas que provoca el rechazo del 41 % de los encuestados y el apoyo del 34 %. Y el manejo que ha hecho de los bloqueos de la CNTE, que reprueba el 38 % y aprueba el 33 %.

La encuesta también hace algunas preguntas utilizando el lenguaje del beisbol que tanto gusta al presidente. El 31 % piensa que lo poncharon en el abucheo que recibió en la inauguración del estadio de beisbol de los Diablos Rojos y 12 % piensa metió jonrón. En el rechazo del rey de España a la petición de disculpa el 41 % piensa que lo poncharon y el 11 % que metió jonrón.

Estas cuatro decisiones y el abucheo en el estadio y el rechazo de la disculpa pueden ser los eventos que explican la caída de los ocho puntos. No necesariamente marcan una tendencia a la baja sino solo registran acciones del presidente que tienen un costo. Existe la posibilidad que con nuevas decisiones pueda recuperar lo perdido.

El resultado de la encuesta muestra, es lo más relevante, la vulnerabilidad del presidente. La ciudadanía premia y castiga sus acciones como lo hace con cualquier otro político. En esto el presidente es igual a los otros personajes del poder de los cuales siempre se quiere diferenciar.

La aceptación o rechazo del presidente por parte de la ciudadanía está en relación directa con lo que haga y cómo lo haga. Esto vale para cualquier otro político. Las acciones son las que cuentan. Con el paso del tiempo los discursos motivadores tienden a desgastarse y no decir nada.

La ciudadanía lo que quiere son resultados que se traducen en cambios que los beneficien más allá de todo lo que haya dicho el candidato y el ahora presidente. López Obrador conserva altos niveles de aceptación a pesar de la caída de un mes a otro y esto porque hasta hoy a la mayoría de los encuestados le parece que hace bien su trabajo.

@RubenAguilar    

Migración: Discursos y realidades

Rubén Aguilar Valenzuela

En diciembre el presidente López Obrador y también su secretaria de Gobernación anunciaron un cambio en la política migratoria. El centro de la propuesta fue que todos los migrantes serían bien recibidos, que en México había mucho trabajo y que se podían quedar en el país con una visa de visitante por razones humanitarias.

Solo dos meses se mantuvo la promesa del discurso, diciembre y enero, y en febrero se volvió a la política del presidente Peña Nieto de deportar a los migrantes a sus países de origen. El nuevo gobierno nunca dijo del cambio y menos se dieron razones del mismo.

La evidencia señala que el presidente López Obrador se "dobló" a las amenazas del presidente Trump y se aceptaron sus exigencias. No se ha dicho a cambio de qué. El presidente mexicano es un maestro del doble discurso: dice una cosa y hace otra.

Al final de enero, por orden presidencial, ahora no se hace nada sin la misma, el Instituto Nacional de Migración (INM) cerró el programa de tarjetas o visas por razones humanitarias.

En ese momento el INM inició la detención de todos los migrantes, en particular los centroamericanos, por no tener visa. El embajador de Honduras en México, Alden Rivera, afirma que se ha vuelto a la política del pasado y lo mismo dice el embajador de El Salvador, Carlos Enrique Cáceres.

Esta política consiste en tres pasos: detener a los migrantes en su tránsito por México; llevarlos a una estación migratoria y luego deportarlos a sus países de origen. El gobierno mexicano pone los medios, para sacarlos del país.

En las dos últimas semanas de marzo, cuando arreció la presión de Trump, el gobierno de México deportó a 300 hondureños al día, según el embajador Rivera. El operativo no se ha parado y ya no volverá a detenerse.

Por lo menos una periodista preguntó al presidente dos veces, en una de las comparecencias de la mañana, sobre el cambio de estrategia pero éste no le respondió. En las dos ocasiones evadió la respuesta. Lo mismo ha ocurrido con el canciller Ebrard.

Las estadísticas del propio INE dan cuenta del cambio de estrategia. En enero de 2018 se detuvieron y deportaron a 9,248 migrantes y en enero de 2019 a 7,547; en febrero del 2018 a 11,549 y en febrero de 2019 a 9,894, en marzo de 2018 a 11,779 y en marzo de 2019 a 12,746.

Aunque el presidente y el canciller no lo reconozcan ya es imposible esconder que la política migratoria cambió. La realidad se impuso al discurso de buena voluntad y políticamente correcto. La presión de Trump hizo que López Obrador reculara.

Las autoridades migratorias de Estados Unidos, más allá de los discursos de campaña de Trump, reconocen que el nuevo gobierno de México ha empezado a colaborar con ellas al detener más migrantes que el gobierno anterior. Más pronto cae un hablador que un cojo.
@RubenAguilar

Los mexicanos rechazan a los migrantes

Rubén Aguilar Valenzuela

De octubre de 2018 y abril de 2019, en solo seis meses, entre los mexicanos crece de manera significativa el rechazo a los migrantes centroamericanos según una encuesta realizada por El Universal (05.04.19), en las 32 entidades federativas, que tiene un nivel de confianza del 95 %.

Cuando se pregunta si se está de acuerdo o en desacuerdo con que se permita entrar a los migrantes y se les de refugio el desacuerdo crece en 24.7 puntos. En 2018 estaba de acuerdo el 47.8 % y en desacuerdo 37.8 % y en 2019 de acuerdo está el 29.8 % y en descuerdo el 62.5 %.

Sobre lo que debería de hacer el gobierno de México ante los migrantes que ingresan sin papeles la idea de que deben ser expulsados de inmediato crece en 13.6 puntos. En 2018 era el 27.6 % y en 2019 ya es el 41.2 %.

El presidente ha dicho que se deben dar visas de trabajo a los migrantes y se pregunta si se está de acuerdo o en descuerdo con la medida y crece en 10.5 puntos el desacuerdo. En 2018 el 46.6 % decía estaba de acuerdo el 46.8 % en desacuerdo y en 2019 de acuerdo el 46.8 % y en desacuerdo el 57.3 %.

Sobre si se está o no de acuerdo que el gobierno impida el paso a los migrantes sin papeles el acuerdo crece en 9.9 puntos. En 2018 el 48.9 % estaba de acuerdo y el 45.7 % en desacuerdo y 2019 de acuerdo el 58.8 % y en desacuerdo el 36.2 %.

El presidente Trump amenaza a México con cerrar la frontera si no frena la migración de los centroamericanos y se pregunta qué debe de hacer México y en 2019 el 51.8 % dice que se les debe impedir el paso, el 24.5 % que debe confrontarse a Trump y el 10.7 % no hacer nada.

Sobre la opinión que tienen los encuestados de los migrantes crece la idea de que perjudican a la comunidad en 24 puntos. En 2018 era el 34.3 % y en 2019 el 58.2 %.

Las explicaciones del incremento del rechazo a los migrantes centroamericanos pueden ser: El aumento del número de los migrantes; la presencia creciente del tema en los medios; la modalidad de las marchas que hace más visible esta realidad; el tipo de cobertura noticiosa que hacen los medidos; las presiones de Estados Unidos a México y el discurso del actual gobierno.

En los próximos años la migración centroamericana no se detendrá e incluso va a crecer. El gobierno, las iglesias, los medios, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas y también el sistema escolar deben trabajar, para impedir que se genere una actitud en contra de los migrantes y propiciar que a éstos se les vea con respeto y simpatía.

@RubenAguilar

Volver a comenzar la relación

Rubén Aguilar Valenzuela

El pescador y su mujer (Alemania, 2005) es una película de la directora alemana Doris Dörrie que también escribe el guión tomando como inspiración un cuento de los hermanos Grimm que tiene el mismo nombre.

Dos amigos que se dedican al negocio de los peces raros, viajan por Japón en busca de ejemplares, para vender a coleccionistas alemanes.

Ahí ellos se encuentran con Ida, una joven alemana (Alexandra Maria Lara) que viaja de mochilera. Ella y Otto, uno de los amigos (Christian Ulmen), se enamoran y deciden, de improviso, casarse.

Él en Alemania lleva una vida sencilla y no tiene grandes aspiraciones. Ella, en cambio, sueña con ser una gran diseñadora y ser reconocida, por su trabajo.

La relación marcha bien. Tienen un hijo y él se hace cargo de la casa y la crianza del niño mientras ella se dedica al diseño de vestidos. Ida triunfa en lo que se ha propuesto.

En la vida de todos los días chocan dos concepciones de la vida y de cómo ser felices. La relación entra en crisis y se separan.

Después de un tiempo Otto busca a Ida, para proponerle iniciar de nuevo. Ella acepta y reinician su relación en la idea de la vida que tiene Otto.

A la manera de un coro griego una pareja de pescados, en una pecera, que antes fueron personas, comentan las peripecias de la relación de Ida y Otto.

La película es una crítica divertida de la relación de pareja, de la sociedad de consumo, de la mujer que triunfa, pero asume las actitudes de los hombres.

La crítica ante la película reaccionó de manera dividida, para algunos es un trabajo burdo y simple, pero para otros es un trabajo fresco y original.

A mí la primera parte me pareció divertida y novedosa en la manera de enfrentar la historia, pero luego la película cae en lugares comunes.
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El pescador y su mujer
Título original: Der fischer und seine frau
Producción: Alemania, 2005

Director: Doris Dörrie
Guión: Doris Dörrie, en base al cuento del mismo nombre de los hermanos Grimm
Fotografía: Raines Klausmann
Música:
Con: Alexandra Maria Lara, Christian Ulmen, Simon Verhoeven, Young-Shin Kim, Eva Cgristian, Valentin Platareanu, Ulrike Kriener, Lena März

Guardia Nacional Militar

Rubén Aguilar Valenzuela 

El presidente se salió con la suya, y por encima de lo que se legisló en el Congreso y lo que dice la Constitución, ya puso en marcha la Guardia Nacional Militar que quería. Sus integrantes son militares y su mando es militar. No hay más.

Al presidente no le importó lo que dijeron los expertos en la consulta realizada por el Congreso, los congresistas de la oposición y tampoco lo planteado por los organismos internacionales. En esta ocasión, hay otras, se puso en evidencia su autoritarismo.

El presidente y su gobierno se habían comprometido a poner a un civil a la cabeza de la Guardia Nacional y que los militares se sujetarían a él. Eso quedó atrás.

Las fuerzas de la oposición en el Congreso, las organizaciones de la sociedad civil, los académicos y los organismos internacionales se sienten burlados y engañados por el presidente. Así es.

El presidente con su decisión de poner a un militar en activo a la cabeza de la Guardia Nacional se ve como un mentiroso y como un hombre que no es capaz de cumplir con la palabra empeñada.

La decisión es muy grave por lo que representa en sí misma, pero también porque muestra a un presidente en el que no se puede confiar. No hace honor a los compromisos contraídos.

El entregar la totalidad de la responsabilidad de la seguridad pública a los militares implica, más allá de los discursos, la militarización del país. Es más que evidente. El opositor López Obrador se había opuesto a eso.

La decisión del presidente abre el espacio para que crezca la violencia, ya la más alta en los últimos 25 años, y aumente la violación de los derechos humanos. Los militares actúan como militares. No son y nunca van a ser policías.

Las fuerzas de la oposición, las organizaciones de la sociedad civil y los académicos deben recurrir, cada quien desde lo que le corresponde, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que declare inconstitucional a la Guardia Nacional Militar. Lo es.

Hay muchos elementos, para demostrar que la decisión del presidente viola el Artículo 21 de la Constitución y otras disposiciones legales de carácter nacional e internacional.

Los organismos internacionales y la ONU deben denunciar lo que ahora ocurre en México y presionar al gobierno de López Obrador para que dé marcha atrás. La posibilidad de abusos por parte de los militares está a la puerta.

La decisión del presidente plantea muchas preguntas: ¿Qué lo lleva a mentir, a engañar y a violar la Constitución? ¿Qué lo lleva a no cumplir con su palabra? ¿Qué lo lleva a militarizar al país?

¿Estamos en presencia de la reedición del viejo autoritarismo presidencial? ¿Regresamos a los años anteriores a la instauración de la democracia? ¿Qué papel tienen los militares en el proyecto político del presidente? ¿Hay después otro proyecto?

  @RubenAguilar

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