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En la guerra la vida sigue

Rubén Aguilar Valenzuela

Arrancad las semillas, fusilad a los niños (Editorial Anagrama, 2017) es la primera novela de Kensaburo Ōe (1935). Se publica en 1958 en Tokyo.

En ese entones tiene solo 23 años. En 1976, Ōe fue profesor visitante en el Colegio de México y en 1994 gana el Premio Nobel de Literatura.

La acción se sitúa en la II Guerra Mundial y en una región que recuerda a la de Shikoku en la que Ōe pasó u infancia. Ahí las autoridades llevan a refugiarse a 15 adolescentes que están recluidos en un reformatorio.

La historia la cuenta uno de los muchachos que son evacuados hacia una lejana aldea en las montañas. Ahí van a estar mientras termine la guerra. Deben hacer el trabajo que les asigne la comunidad.

Al llegar a la aldea encuentran que ésta sufre afectada por la peste. Hay montones de animales muertos en estado de putrefacción.

A solo días de la llegada de los jóvenes, que no son bien recibidos, sus habitantes huyen de la peste y se trasladan a un pueblo vecino.

Antes de partir bloquean la salida de la aldea, para evitar que los muchachos huyan. Ahí los dejan abandonados a su suerte. Pueden morir con la peste.

Al grupo se añade un joven coreano de nombre I, un desertor del Ejército al que se busca, y una niña que fue abandonada en la aldea tras la muerte de su madre.

Ante la situación, los muchachos organizan su vida y tratan de sacar el mejor provecho de los que les toca vivir. I les enseña a cazar aves y realizan un concurso.

El narrador, que tiene un hermano menor que él, se enamora de la niña y vive por primera vez la experiencia del amor. Ella está enferma y él la cuida.

La niña se pone cada vez más mal y el soldado, que tiene conocimientos de medicina, la atiende. Al final muere. El hermano del narrador tiene un altercado y huye hacia el bosque.

En los días que los aldeanos dejan el pueblo los muchachos lo han hecho suyo, Se meten a las casas, para sacar comida. Duermen en ellas. Ellos son ahora sus dueños. La aldea es suya.

Los aldeanos regresan cuando piensan que ha pasado el peligro. Al ver que los muchachos han entrado a sus casas se molestan. Se portan muy agresivos con ellos.

Ahora los aldeanos tienen miedo que cuando vengan las autoridades del reclusorio los muchachos les digan que fueron abandonados en la aldea.

Los aldeanos asesinan al desertor y presionan a los jóvenes, para que no vayan a decir nada. Ellos están hambrientos. Les ofrecen comida a cambio de no decir nada.

Uno a uno de los muchachos va cediendo. Solo uno se resiste y es el narrador. El jefe de la aldea le dice que lo van a sacar del pueblo, para que se vaya.

En una pequeña camioneta lo sacan, la intención es asesinarlo. Él se escapa. Sabemos que está vivo porque pudo contar esta historia.

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Arrancad las semillas, fusilad  los niños
Editorial Anagrama
Barcelona, 2017
pp. 183

Versión originalMemushiri kouchi, Kosansha Internacional, Tokio, 1958. La traducción del japonés al español es de Miguel Wandenberg. La primera edición en español es de 1999. 

Las marchas

Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado domingo cinco de mayo hubo marchas en contra del presidente López Obrador y su gobierno en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Veracruz, Aguascalientes, Toluca, Tampico, Querétaro, Hermosillo, Saltillo, León y Guanajuato.

La más concurrida fue la de la capital del país donde participaron 15,000 ciudadanos. Los reportes de prensa hablan de que en las otras doce ciudades se reunieron solo cientos de personas. Todas los que asistieron fueron convocados a través de las redes sociales.

En la comparecencia del lunes seis de mayo el presidente no descalificó a las marchas, como se esperaba, y dijo que su gobierno respetaba el derecho a la libre manifestación y que él mismo en muchas ocasiones, en la oposición, había marchado en protesta.

Es la reacción que se espera de un presidente de una sociedad democrática, pero no ha sido la tónica en estos primeros cinco meses de su gobierno en los que siempre ha descalificado a los opositores a quienes califica de conservadores, neoliberales o fifís.

Las marchas del domingo resultan algo nuevo desde que el presidente y su partido llegaron al poder. Es una primera reacción de un sector de la sociedad que no está de acuerdo con la manera de gobernar del presidente. Rechaza sus formas y también el contenido de sus propuestas.

Semanas atrás una acción de este carácter parecía imposible ante los altos niveles de popularidad del presidente. La gente que asistió a las marchas lo hizo porque quiso. Nadie fue acarreado. Y esto en independencia de quien pudo estar atrás de la invitación en las redes sociales.

Hay un importante sector de la sociedad mexicana, que va en ascenso, que se siente maltratada por lo que dice el presidente y no está de acuerdo con su manera de gobernar. Piensan que hay un retroceso en la vida institucional y democrática del país. Ese grupo ha perdido el miedo a manifestarse.

Lo que anima a ese grupo a salir a la calle y decir lo que piensan es que ven que las cosas van mal en el país. Me he entrevistado con algunos de los que asistieron y plantean que ante el actual estado de cosas y la debilidad de los partidos de la oposición, para enfrentarse al gobierno, lo que queda es que la ciudadanía se organice y haga valer.

Las manifestaciones en las 13 ciudades donde tuvieron lugar fueron pacíficas y en ningún caso hubo conflictos. Habla de un tipo de manifestantes. Es temprano para decir si las marchas del pasado domingo son un quiebre y el inicio de nuevas protestas ante un gobierno que al paso de los días se ve incapaz de ofrecer resultados.

En la medida que el presidente siga pensando que se puede gobernar a través de confrontarse con los que no piensan como él y que basta prometer que pronto todo será mejor, sólo porque él gobierna, es muy probable que siga creciendo el número de los inconformes y con ellos el de los manifestantes.

@RubenAguilar

AMLO: Opinión publicada y opinión pública

Rubén Aguilar Valenzuela

Hasta ahora las comparecencias mañaneras garantizan que el presidente esté presente en los medios y se hable de él. No hay duda de que su estrategia de comunicación le permite ser parte, de lunes a viernes, de la opinión publicada.

Ahora no hay evidencia sólida de que sus comparecencias le estén permitiendo generar opinión pública. Después de cinco meses de estar todos los días en los medios, hay elementos que indican no lo está logrando.

Estar presentes todos los días en los medios puede ser algo positivo, pero también negativo. En estos meses todos los días lo dicho por presidente abre frentes, para la crítica del círculo rojo, pero también de grupos que se arrepienten de haber votado por él.

Para una mitad del electorado las comparecencias del presidente ofrecen un material muy rico, para la crítica que se hace presente en las redes sociales. Si el presidente no tuviese esa actividad tendrían menos elementos, para ser cuestionado.

En la medida que pasan los días se hace evidente que el presidente ofrece cada vez menos información de interés, para los medios nacionales e internacionales. A esto se añade que los grupos afines al presidente ven cada vez menos sus comparecencias mañaneras.

Los medios saben que el presidente, cada mañana, dice por lo menos siete mentiras, aunque nos las denuncien, y que en las últimas cinco semanas, cada día, ha hecho 34 afirmaciones que no es posible constatar si son verdad o mentira. Las comparecencias no son fuente creíble de información. El propio presidente ha desacreditado ese espacio.

Los simpatizantes del presidente están ganados a su causa sin las comparecencias. Se alimentan de otras fuentes: el rechazo a los gobiernos anteriores, el sentirse partícipes de un proyecto, la esperanza de que ahora todo va a ser mejor y la idea de que por fin un gobierno les hará justicia.

La comparecencia, que genera opinión publicada, pero no necesariamente opinión pública, parece responder más a una necesidad del presidente. Él quiere oírse hablando de su misión y de lo extraordinario y distinto que es frente a cualquier otro político. Le gusta escucharse.

Para el presidente la comparecencia también es el espacio, semejante al púlpito del sacerdote o el pastor, desde donde predica, en una posición de ventaja, él tiene el micrófono, en contra del pecado, pero sobre todo de los pecadores que considera son los enemigos de su misión.

En la medida que pasan los meses, pienso las comparecencias mañaneras tienen una rentabilidad política y comunicacional decreciente para el presidente, incluso le hacen daño, pero son indispensables para él y su psicología. Necesita oírse así mismo.

Requiere de un púlpito y una audiencia, no importa su número, para fustigar, en su afán de pasar a la historia como el mejor presidente que haya tenido México, al pecado, del cuál él es inmune, y a los pecadores. Él siempre los sabe reconocer.

@RubenAguilar 

La otra estafa maestra

Rubén Aguilar Valenzuela


La gran apuesta (Estados Unidos, 2015) es una película del director estadounidense Adam McKay que, junto con Chales Randolph, construyen el guión a partir del libro escrito por el periodista económico Michael Lewis, La gran apuesta: Dentro de la máquina del Juicio Final.

El texto narra como a principios de 2008 cuatro financieros, que no se mueven en las alturas de Wall Street predicen, cada uno por su cuenta, antes que nadie, que el sistema financiero norteamericano va a reventar a partir del problema que se crea con las hipotecas.

Los cuatro financieros son Michael Burry (Christian Bale), que es el único que en la película conserva su nombre real; Mark Baum, que se basa en la historia de Steve Eisman (Steve Carell); Jared Vennett, que en la vida real es Greg Lippmann (Ryan Gosling) y  Ben Rickert, que se llama Ben Hockett (Brad Pitt).

La película reconstruye cómo y porqué se produjo la caída del mercado hipotecario estadounidense. Los bancos propiciaron la crisis. Al inicio de la película hay una cita de Mark Twain: "Lo que nos crea problemas no es lo que no sabemos, es lo que sabemos con certeza y no es así". Que sintetiza la tesis del argumento. El exceso de confianza y la arrogancia, de todos los que piensan que saben lo que hacen, es lo que conduce al colapso hipotecario y financiero.

Los cuatro financieros marginales al gran sistema financiero tienen motivaciones diferentes. Unos quieren golpear al sistema y otros aprovecharse de él. Los cuatro, aunque en un momento están a punto de perderlo todo, terminan por enriquecerse producto de la situación que habían predicho. Para uno de ellos hacerse del dinero es contradictorio con su visión del sistema, pero termina por ceder.

La película aborda un tema complejo de gran importancia y lo hace muy bien. Es una aguda crítica al sistema financiero de Estados Unidos y al gobierno que permitió las cosas sucedieran. A pesar de la agilidad de la película y del esfuerzo de simplificar la problemática financiera hay momentos que no terminé de entender todas las explicaciones.

Las actuaciones son buenas y el juego de imágenes la hace muy atractiva. La cámara juega con libertad y se mueve de un lado a otro. El inserto en pantalla de frases y textos funciona muy bien. En 2016, la película fue nominada a cinco premios Oscar, por mejor película, mejor director, mejor actor de reparto, mejor guion adaptado y mejor montaje.
 
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La gran apuesta
Título original: The big short
Producción: Estados Unidos, 2015

Dirección: Adam McKay
Guión: Adam McKay y Charles Randolph, sobre un libro de Michael Lewis.
Fotografía: Barry Ackroyd
Música: Nicholas Britell
Con: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, John Magaro, Finn Wittrock, Brad Pitt.

Dificultades para escribir la verdad

Rubén Aguilar Valenzuela

En 1934, el dramaturgo Alemán Bertolt Brecht (1898-1956) escribió Cinco dificultades, para escribir la verdad. En 1933, Hitler se hace del poder y empieza el ascenso del fascismo.

Mi amigo Luis de Tavira me recomendó el texto. Él es especialista en la obra de Brecht reconocido a nivel internacional y en México ha puesto en escena algunas de sus obras más emblemáticas.

En 1933 Brecht, comunista sin nunca militar en el partido, es perseguido en su país y huye del fascismo con su familia y un grupo de amigo hacia Dinamarca y luego a otros países. Ese año los nacionalsocialistas queman sus obras.

La posibilidad de decir y escribir lo que se piensa queda suprimido con el arribo de los fascistas al poder en Alemania que luego extiende a otros países. En es contexto Brecht escribe el texto al que nos referimos.

Brecht afirma que "quien quiere hoy día combatir la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tiene que vencer por lo menos cinco dificultades" que luego enumera y desarrolla.

La primera es que se "deberá tener el valor de escribir la verdad, aun cuando sea reprimida por doquier". La segunda es que se debe tener "la perspicacia de reconocerla, aun cuando sea solapada por doquier".

"El arte de hacerla manejable como un arma", es la tercera de las dificultades. La cuarta es que debe convertirse en "criterio para escoger a aquellos en cuyas manos se haga eficaz". Y la quinta es la "astucia para propagarla entre éstos".

Y añade Brecht que "estas dificultades son grandes para aquellos que escriben bajo la férula del fascismo, pero existen también para aquellos que fueron expulsados o han huido, e incluso para aquellos que escriben en los países de la libertad burguesa".

Es necesario, dice Brecht, "superar estas cinco dificultades a un tiempo" y hay que dar a conocer las verdades superando "sin cesar todo amago de cobardía, en atención a aquellos que están dispuestos a conocerlas y utilizarlas."

Y hay que hacer llegar la "verdad de tal forma que pueda convertirse en un arma en sus manos, y al propio tiempo hacerlo con tanta astucia que esta entrega no pueda ser descubierta ni estorbada por el enemigo".

Brecht termina este texto, una obra que merece conocerse más, con la afirmación de que "todo lo más que se pide, si es que algo se pide, es que el escritor escriba la verdad."

Hoy en México estamos muy lejos del nacionalsocialimso que le tocó vivir a Brecht y su generación. Lo que sí está presente, y gana camino, es que decir y escribir la verdad molesta al presidente. Solo existe su verdad.

En las comparecencias mañaneras descalifica e insulta a los medios que lo critican a él o su administración. Las redes sociales afines al gobierno agreden a quienes piensan de manera distinta al presidente.

En los tiempos que ahora se viven en el país resultan muy útiles, son una guía, las recomendaciones que da Brecht en su texto Cinco dificultades, para escribir la verdad. Se los recomiendo.

@RubenAguilar   

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