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Ejercicios Espirituales

Rubén Aguilar Valenzuela

Es una tradición que en Semana Santa algunos católicos, religiosas, religiosos y sacerdotes hagan Ejercicios Espirituales siguiendo el método diseñado por san Ignacio de Loyola (1491-1556), el fundador de la Compañía de Jesús.

En 1522, san Ignacio estuvo por diez meses en una cueva de Manresa, población muy cercana al monasterio de la Orden benedictina en Montserrat. En ese tiempo vivió una profunda experiencia espiritual que cambió su vida.


A partir de lo que experimenta escribe el libro de los Ejercicios Espirituales que se publica por primera vez en 1548. Los ejercicios son la base de la espiritualidad ignaciana que es la propia de los jesuitas.

El texto de los Ejercicios Espirituales ha marcado a los integrantes de la Compañía de Jesús, pero también a muchos católicos e integrantes de las estructuras institucionales de la Iglesia formados o guiados por los jesuitas.

En 2040 se cumplen los quinientos años de la fundación de la Orden de la Compañía de Jesús y en 2048 los quinientos años de la primera edición de los Ejercicios Espirituales.

Los jesuitas, como parte de su formación, hacen dos veces Ejercicios espirituales de un mes. En el noviciado y después de haberse ordenado sacerdotes en la etapa que llaman la tercera probación. Y a lo largo de su vida todos los años "toman" Ejercicios de ocho días.

San Ignacio a partir de su vivencia construye un método, para que el ejercitante, al que asume como un ser pensante con capacidad de decidir por su propia cuenta y de manera consciente y responsable, se enfrente a profundidad, primero a sí mismo y después a Dios.

En las cuatro etapas o semanas en las que están estructurados los Ejercicios, el ejercitante, así lo propone el método, se pregunta sobre quién es, qué quiere ser y cuál es su misión en este mundo.

Y también se pregunta sobre Dios y la relación del hombre con él. La idea central es conocer qué pide Dios al ejercitante y qué, entonces, éste tiene que hacer, para encontrar su lugar en el mundo y ser feliz.

Al ejercitante no se le pide la sumisión irracional y dogmática a la supuesta voluntad de Dios. El encuentro, el descubrimiento, de lo que debe de hacer es el resultado del trabajo profundo del ejercitante sobre sí mismo.

No se puede elegir un proyecto de vida si la persona no es consciente de sí misma. De sus posibilidades y limitaciones. Solo desde ahí está en condiciones de poder escuchar, en la soledad y el silencio, la voz de Dios.

El texto de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola ha tenido una enorme influencia en la Iglesia y la cultura occidental. Son muchos y muy diversos los estudiosos del texto.

La influencia no se ha dado por la lectura del texto, sino por quienes han experimentado a partir de un método, desde la originalidad única de cada persona, la vivencia que tuvo el fundador de los jesuitas en la cueva de Manresa.

@RubenAguilar

Ambición vicaria

Rubén Aguilar Valenzuela

El presidente López Obrador y su familia vive una vida sencilla y él en ejercicio de su cargo ha decidido prescindir de una serie de perrogativas e instrumentos de trabajo que considera superfluos e impropios de lo que piensa debe ser una presidencia austera.

Desde su punto de vista, la austeridad republicana a la que con frecuencia menciona en los discursos y hace realidad en la vida de todos los días se propone poner fin a los excesos de quienes lo antecedieron en la presidencia.

Su austeridad personal y familiar habla de alguien que asume como un gran valor la vida sencilla que ha decidido poner un alto a cualquier privilegio personal que pueda derivarse de su cargo.

Ese mismo personaje sencillo y austero en la vida personal en la vida como presidente todos los días miente sin el menor recato, engaña, traiciona acuerdos y acusa en público a sus adversarios sin tener pruebas.

Y también utiliza el privilegio de la tribuna presidencial, para insultar y descalificar a los que no piensan como él. El único pensamiento y proyecto que vale es el suyo.

El hombre sencillo y austero de la vida personal en la vida pública se convierte en un personaje autoritario que se ha propuesto controlar a los otros poderes del Estado y se pone por encima de la ley.

Al inglés Aldous Huxley (1894-1963) le impresionó la vida profundamente contradictoria del sacerdote capuchino  François Leclerc du Tremblay (1577-1638), que en su congregación se le conocía como el padre José de París.

El padre José fue el brazo derecho del cardenal Richelieu que fue primer ministro del rey de Francia. El capuchino, dice Huxley, en su vida privada es un hombre "apasionadamente preocupado por conocer a Dios, familiarizado con las más altas formas de la gnosis cristiana, que ha pasado por lo menos por los estados preliminares de la unión mística".

Y ese mismo personaje es capaz de todo, por convicción patriótica, para que se prolongue lo más que se pueda la terrible Guerra de los Treinta años, con un propósito preciso: destruir el poderío de los Habsburgo, para engrandecer a Francia. La guerra provocó la aniquilación de un tercio de la población de la Europa central.

En 1941, Huxley escribe Eminencia gris, donde se adentra en su esfuerzo por entender la psicología del padre José. Nos presenta a un individuo de enorme complejidad y con rasgos de esquizofrenia. En él viven dos hombres, de un lado, el monje humilde y austero, y del otro, el político y diplomático implacable.

Huxley explica lo que ocurre al padre José con lo que llama la "ambición vicaria". Para las personas que están en esta situación el fin justifica los medios siempre que no se usen a favor de su persona, pero sí para la gloria y el poder de un Estado, de una institución o una idea.

Los ambiciosos vicarios suelen ser grandes idealistas, en cuanto a los propósitos, e implacables realistas en cuanto a los medios que se debe de utilizar, para obtener el fin que persiguen. En todo caso es una ambición más sutil, más refinada y al mismo tiempo más perversa.

@RubenAguilar
 

AMLO, primer registro a la baja

Rubén Aguilar Valenzuela

El Financiero (03.04.19) publicó una encuesta que muestra los niveles de aceptación del presidente López Obrador siguen siendo altos, pero de febrero a principios de abril registran una baja de ocho puntos al pasar del 86 % al 78 % de aprobación.

Vuelve a los niveles de enero cuando traía 76 % de aceptación. En estos meses la encuesta registra cuatro decisiones del presidente que no son bien vistas por la ciudadanía. El 59 % expresa una opinión desfavorable sobre pedirle al rey de España que se disculpe por la conquista.

El 58 % de los encuestados está en desacuerdo con el retiro de los recursos, para apoyar las estancias infantiles. En los primeros meses del presidente en el gobierno estas son las dos acciones que han provocado el mayor rechazo ciudadano.

Las otras dos decisiones son la promesa de concesionar canales de televisión y radio a las iglesias evangélicas que provoca el rechazo del 41 % de los encuestados y el apoyo del 34 %. Y el manejo que ha hecho de los bloqueos de la CNTE, que reprueba el 38 % y aprueba el 33 %.

La encuesta también hace algunas preguntas utilizando el lenguaje del beisbol que tanto gusta al presidente. El 31 % piensa que lo poncharon en el abucheo que recibió en la inauguración del estadio de beisbol de los Diablos Rojos y 12 % piensa metió jonrón. En el rechazo del rey de España a la petición de disculpa el 41 % piensa que lo poncharon y el 11 % que metió jonrón.

Estas cuatro decisiones y el abucheo en el estadio y el rechazo de la disculpa pueden ser los eventos que explican la caída de los ocho puntos. No necesariamente marcan una tendencia a la baja sino solo registran acciones del presidente que tienen un costo. Existe la posibilidad que con nuevas decisiones pueda recuperar lo perdido.

El resultado de la encuesta muestra, es lo más relevante, la vulnerabilidad del presidente. La ciudadanía premia y castiga sus acciones como lo hace con cualquier otro político. En esto el presidente es igual a los otros personajes del poder de los cuales siempre se quiere diferenciar.

La aceptación o rechazo del presidente por parte de la ciudadanía está en relación directa con lo que haga y cómo lo haga. Esto vale para cualquier otro político. Las acciones son las que cuentan. Con el paso del tiempo los discursos motivadores tienden a desgastarse y no decir nada.

La ciudadanía lo que quiere son resultados que se traducen en cambios que los beneficien más allá de todo lo que haya dicho el candidato y el ahora presidente. López Obrador conserva altos niveles de aceptación a pesar de la caída de un mes a otro y esto porque hasta hoy a la mayoría de los encuestados le parece que hace bien su trabajo.

@RubenAguilar    

La poesía de Gorostiza

Rubén Aguilar Valenzuela

Poesía (FCE, 1982) reúne tres libros de José Gorostiza (1901-1973): Canciones para cantar en las barcas (1925), que es su primer poemario; Del poema frustrado (1964), con poemas anteriores a 1940 y que podrían verse, así lo señala Jorge Ortega, como el antecedente a Muerte sin fin (1939), su obra cumbre. Los tres libros están precedidos por el ensayo Notas sobre poesía, que es el prólogo.

Gorostiza en el ensayo define a la poesía "como una investigación de ciertas esencias -el amor, la vida, la muerte, Dios- que se produce en un esfuerzo por quebrantar el lenguaje de tal manera que, haciéndolo más transparente, se pueda ver a través de él dentro de esas esencias".

Y del poeta dice que "no puede, sin ceder su puesto al filósofo, aplicar todo el rigor del pensamiento al análisis de la poesía. Él simplemente la conoce y la ama. Sabe dónde está y de donde se ha ausentado. En un como andar a ciegas, la persigue. La reconoce en cada una de sus fugaces apariciones y la captura por fin, a veces, en una red de palabras luminosas, exactas, palpitantes."

El poeta plantea que "si la poesía no fuese un arte sui generis y hubiese necesidad de establecer su parentesco respecto de otras disciplinas, yo me atrevería a decir aún (en estos tiempos) que la poesía es música y, de un modo más preciso, canto" y añade que el poema "de la primera a la última línea crece y va tomando cuerpo insensiblemente como en el desarrollo de un ser vivo, de un fruto o de una flor, hasta que alcanza sin esfuerzo, naturalmente, el tamaño, la estatura, la proporción que le dicta su propio aliento vital".

Y Gorostiza termina el ensayo afirmando que "en poesía, como sucede con el milagro, lo que importa es la intensidad. Nadie sino el Ser Único más allá de nosotros, a quien no conocemos, podría sostener en el aire, por pocos segundos, el perfume de una violeta. El poeta puede -a semejanza suya- sostener por un instante mínimo el milagro de la poesía. Entre todos los hombres, él es uno de los pocos elegidos a quien se puede llamar con justicia un hombre de Dios".

Los tres libros, en secuencia histórica, registran el proceso por el cual Gorostiza "fue ahondando en la percepción lírica hasta llegar a concebir su oficio como el medio adecuado para iluminar las cuestiones fundamentales que el hombre se planeta a sí mismo", se dice en la segunda de forros.

En Canciones para cantar en las barcas se hace presente la claridad en la expresión y también el uso de imágenes intencionadas. Así "la nitidez de las Canciones, concebidas para reconocer un mundo propicio a la práctica de la imaginación y de la gracia, se convirtió al transcurrir del tiempo en el puente que conduce hacia una actitud reflexiva que finalmente definió su trabajo poético. La belleza inicial de la imagen se enriqueció con el juego de las ideas y pasó a ser, en páginas posteriores, el reflejo de la conciencia del poeta", afirma quien escribió la segunda de forros.

Las poesías Del poema frustrado reúnen una serie de escritos de "transición" entre Cantares y Muerte Sin Fin. Gorostiza encuentra su propio estilo. En estos poemas ya está presente su manera de ser poeta y escribir y decir la poesía.

Muerte sin fin es la culminación del proceso creativo emprendido por el poeta. Está presente la manifestación de "las antiguas corrientes literarias que incitaron también la pluma de algunos poetas pertenecientes a la generación de Gorostiza. A la novedad expresiva, reunieron los sentimientos de una muerte siempre a la vista, que transcurre en forma paralela al devenir de la existencia personal", se plantea en la cuarta de forros.

En este libro el poeta canta esas sensaciones, pero va más allá y las ubica en el mundo que le ha tocado vivir. En cada poema, que es canto, está presente "la invariable reflexión acerca de destino humano y el alcance probable del campo racional, se manifiesta en Muerte sin fin con un sentido depurado que difícilmente encuentra similitud en la historia de la poesía mexicana", se dice en la cuarta de forros.

Jorge Ortega, en Letras Libres (2009), plantea que "si en Canciones para cantar en las barcas destacan la versificación de arte menor y la estrofa castiza, Del poema frustrado ostenta con lucidez el manejo de los metros de sílabas impares propios del arte mayor. Muerte sin fin es la culminación del ejercicio de tales recursos, pero con la variante que implica reutilizar los modelos folclóricos en los interludios a los que acuden la seguidilla, derivada de las jarchas mozárabes, y el romance".
 
Y añade que Gorostiza "se dejó contaminar tanto por los ritmos de extracción vernácula como por los de estirpe clasicista. El aire de sofisticación o alambicamiento que rodea su figura no radica en la elección de un criterio en menoscabo de otro, sino en la fluctuación de ambas prosodias. Su procuración de lo esencial se funda en un apego al mundo primigenio y en una irreprimible tendencia a la interiorización. Lo primero se traduce en la humildad de sus motivos –bienes mostrencos– y en el rasgo genésico de sus escenarios –el paisaje, la flora, el cuerpo humano–; lo segundo en el afán de introspección que acaba cebándose en el callejón sin salida del ensimismamiento".

Los críticos literarios de Gorostiza señalan su cercanía con la poesía del Siglo de Oro y se menciona de manera particular afinidades con Luis de Góngora y san Juan de la Cruz. Se le relaciona también con la generación del 27 en España y desde luego con el grupo de los Contemporáneos de los cuales era parte. Jorge Ortega dice que "si los aciertos de su retórica son fruto de su humor inventivo y el rigor formal, y suponen a la vez una síntesis de la estética del modernismo decadente, el purismo ultraísta y el culteranismo puesto en boga por la generación del 27".
 
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Poesía
José Gorostiza
Letras mexicanas / Fondo de Cultura Económica
México, 1982
pp. 144

 

 

Migración: Discursos y realidades

Rubén Aguilar Valenzuela

En diciembre el presidente López Obrador y también su secretaria de Gobernación anunciaron un cambio en la política migratoria. El centro de la propuesta fue que todos los migrantes serían bien recibidos, que en México había mucho trabajo y que se podían quedar en el país con una visa de visitante por razones humanitarias.

Solo dos meses se mantuvo la promesa del discurso, diciembre y enero, y en febrero se volvió a la política del presidente Peña Nieto de deportar a los migrantes a sus países de origen. El nuevo gobierno nunca dijo del cambio y menos se dieron razones del mismo.

La evidencia señala que el presidente López Obrador se "dobló" a las amenazas del presidente Trump y se aceptaron sus exigencias. No se ha dicho a cambio de qué. El presidente mexicano es un maestro del doble discurso: dice una cosa y hace otra.

Al final de enero, por orden presidencial, ahora no se hace nada sin la misma, el Instituto Nacional de Migración (INM) cerró el programa de tarjetas o visas por razones humanitarias.

En ese momento el INM inició la detención de todos los migrantes, en particular los centroamericanos, por no tener visa. El embajador de Honduras en México, Alden Rivera, afirma que se ha vuelto a la política del pasado y lo mismo dice el embajador de El Salvador, Carlos Enrique Cáceres.

Esta política consiste en tres pasos: detener a los migrantes en su tránsito por México; llevarlos a una estación migratoria y luego deportarlos a sus países de origen. El gobierno mexicano pone los medios, para sacarlos del país.

En las dos últimas semanas de marzo, cuando arreció la presión de Trump, el gobierno de México deportó a 300 hondureños al día, según el embajador Rivera. El operativo no se ha parado y ya no volverá a detenerse.

Por lo menos una periodista preguntó al presidente dos veces, en una de las comparecencias de la mañana, sobre el cambio de estrategia pero éste no le respondió. En las dos ocasiones evadió la respuesta. Lo mismo ha ocurrido con el canciller Ebrard.

Las estadísticas del propio INE dan cuenta del cambio de estrategia. En enero de 2018 se detuvieron y deportaron a 9,248 migrantes y en enero de 2019 a 7,547; en febrero del 2018 a 11,549 y en febrero de 2019 a 9,894, en marzo de 2018 a 11,779 y en marzo de 2019 a 12,746.

Aunque el presidente y el canciller no lo reconozcan ya es imposible esconder que la política migratoria cambió. La realidad se impuso al discurso de buena voluntad y políticamente correcto. La presión de Trump hizo que López Obrador reculara.

Las autoridades migratorias de Estados Unidos, más allá de los discursos de campaña de Trump, reconocen que el nuevo gobierno de México ha empezado a colaborar con ellas al detener más migrantes que el gobierno anterior. Más pronto cae un hablador que un cojo.
@RubenAguilar

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