Rubén Aguilar Valenzuela
Peruviana. La Provincia Jesuítica del Perú. Segunda parte (Argentina, 2019) del documentalista argentino Sergio Raczko se centra, en lo fundamental, en la descripción del patrimonio monumental que los jesuitas construyeron durante la época colonial en Perú.
Al inicio del documental el hermano jesuita Víctor Vázquez explica que en Maras en la parte superior del marco de la puerta en la entrada de las casas está el anagrama de la Compañía de Jesús (JHS) y que hoy la población reconoce que esa es una herencia de los misioneros jesuitas.
Se da cuenta de las primeras entradas y fundaciones de los miembros de la Compañía de Jesús al interior de territorio. Al principio la estrategia misional de los jesuitas es no aceptar parroquias, para no quedarse fijo en un solo lugar y poder estar en continuo movimiento.
El virrey Francisco de Toledo presiona a los jesuitas a que salgan, para atender a las comunidades indígenas porque, a diferencia de las otras órdenes o congregaciones religiosas, estos sí hablaban su lengua.
La expectativa de Toledo era que los jesuitas en el proceso de evangelización se quedaran en las comunidades y asumieran la responsabilidad de las parroquias. Ésta no es la posición de los hijos de san Ignacio de Loyola y se tensa la relación con el virrey.
Después de unos años, los jesuitas cambian de estrategia y en 1576 inician un experimento, una especie de laboratorio, en la Doctrina de Juli. Ahí sí se asientan. A partir de lo hecho en ese lugar se establece la nueva estrategia, que va a marcar el trabajo futuro de la Orden en América del Sur.
Esto se da cuando el padre José de Acosta es nombrado provincial. A este trabajo, que es algo nuevo, son enviados seis jesuitas.
Aquí levantan cuatro iglesias comenta el padre Juan Dejo, S.J. y al mismo tiempo una escuela de lenguas, para los nuevos misioneros donde se enseña aymara, quechua y puquina.
Dos están en la parte alta de la ciudad y dos en la parte baja. La iglesia de san Pedro es la principal, la matriz, y también están las iglesias de la Asunción, la Santa Cruz y san Juan.
Iglesia de san Pedro. El altar mayor es barroco cubiertos con pan de oro. La portada, que es de piedra, tiene elementos de la flora y la fauna de la región. En las paredes arcos de piedra y en el claro que dejan se rellenan de ladrillos de adobe. Es una manera de hacer frente a los continuos terremotos. Aquí se encuentra la pintura el Nacimiento del Niño Jesús Aymara.
Iglesia la Asunción. La planta es de cruz latina. El techo de madera con vigas. Portada barroca con motivos de la flora y fauna regional. Hay murales elaborados por pintores locales que contaron con la asesoría del pintor y escultor jesuita Bernardo Bitti (1548-1610).
Él había sido enviado desde Roma, para que se hiciera responsable de la decoración de las iglesias. Establece talleres de pintura y escultura, para enseñar a los indígenas. En éstos se forman artistas que colaboran con él.
El historiador del arte Alberto Martin explica que los murales en las capillas de la iglesia que son de finales del siglo XVI. En la capilla de la epístola el tema es la vida de san Ignacio de Loyola. En la capilla del evangelio los misterios del rosario. Los artistas reproducen las imágenes de grabados europeos.
Martin explica el proceso de "petrificación" que vivieron estas iglesias. En su origen eran de adobe y madera y con el tiempo se hacen de piedra. Es, entre otras cosas, expresión de que existen recursos económica y mano de obra disponible.
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El documentalista en la construcción de la narrativa, después de mostrar el patrimonio monumental, regresa siempre a la ceremonia, hoy día, de una boda entre indígenas en la iglesia de san Pedro. Y luego vuelve al patrimonio. Hay un diálogo permanente entre esta acción religiosa y el patrimonio.
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En el III Concilio Limense celebrado entre 1582 y 1583 se establecen las líneas de la evangelización con los pueblos originarios. En 1584 se publica un catecismo escrito en aymara, quechua y español.
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Los jesuitas en todo lo que es hoy América Latina fueron muy buenos administradores de haciendas de su propiedad, para con su producto financiar los colegios, las iglesias y sus casas.
En la capilla de la hacienda de san Pedro de Challapama se encuentra un retablo elaborado por Bitti, que es impresionante. Emilio Puma es un campesino que desde hace muchos años se encarga de cuidarla.
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Juan Dejo, historiador de la provincia, cuenta que de 1610 a 1614, los jesuitas tuvieron una imprenta. Aquí se publicaron las obras del padre Ludovico Bertonio en español y lenguas indígenas.
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Hay un acercamiento a las Reducciones del Paraguay, tema que Raczko ha tratado en otro documental. El trabajo del padre Diego de Torres Bollo, que va a ser el primer provincial en Paraguay, y la obra del padre Antonio Ruiz de Montoya.
En 1585, el padre Alonso de Barzana desde Perú va en el grupo de los primeros jesuitas que llega a la ahora Gobernación de Tucumán en Argentina. Lo hacen por Salta. La iglesia se comienza a construir en 1587. Un año después el misionero está en la zona de los calchaquíes.
Barzana llegó a hablar once lenguas de los pueblos originarios, la primera el quechua que aprendió en la travesía entre Cádiz y Lima. En el proyecto de Juli fue el primero que habló quechua.
El papa Francisco utiliza el concepto de la inculturación, para explicar este momento de encuentro de los europeos y los habitantes de los pueblos originarios.
La cámara registra imágenes de la procesión en Salta de la Virgen del Milagro y el Señor del Milagro. El jesuita Benjamín Crespo habla de la Causa de Beatificación del padre Barzana.
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El documental dedica un gran espacio a las edificaciones de los jesuitas en Arequipa. El historiador Hélard André Fuente narra su llegada a la ciudad. Ellos son solicitados por las autoridades indígenas del lugar.
La llegada de los jesuitas provoca descontento entre las órdenes y congregaciones religiosas que ya estaban en la ciudad. Ahí establecen el Colegio de Santiago y la iglesia de la Compañía de Jesús.
En 1578 un temblor tira la primera iglesia. Se reconstruye entre 1582 y 1610. El altar mayor es barroco cubierto con pan de oro.
La iglesia y su portada se convierten en un prototipo, para nuevas construcciones. De 1698 es la portada que asemeja a una tela. Antonio San Cristóbal a partir de esta fachada ha definido un nuevo estilo del arte barroco hispanoamericano.
La planta es basilical de tres naves en el crucero hay una cúpula. Hay cinco altares barrocos cubiertos con pan de oro. Dos pequeños en las paredes laterales y dos en ambos lados del crucero. El altar mayor está dedicado a los santos de la Orden.
En el interior hay lienzos de medio punto de autor desconocido. De 1603 es el cuadro de Bitti, La Virgen y el niño. En la sacristía hay tres lienzos de Bitti: Resurrección, La Candelaria y Flagelación de Cristo.
La sacristía o capilla de san Ignacio está toda pintada. Los motivos ornamentales son flores y frutas de la región. El hermano jesuita Arístides Estela explica el tema que se desarrolla que es "El principio y fundamento" que plantean los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola.
El arquitecto Gonzalo Jesús Ríos comenta el edificio del colegio que tiene un claustro mayor y otro menor. Las columnas son cuadradas y labradas por los cuatro lados. El motivo son flores y frutas de la región.
Alonso Ruiz, quien fue maestro de novicios en Roma, entre ellos san Estanislao de Kotska, vivió después en la casa de los jesuitas en Arequipa.
En las cercanías de la ciudad está la Mansión del Fundador, casa de quien fundó Arequipa y que años después los jesuitas la compran, para casa de ejercicios y lugar de descanso. Ellos construyen la capilla.
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El documental vuelve a Lima y el padre Enrique Rodríguez, superior de la comunidad de la iglesia de san Pablo, cuenta como en un principio toda la formación de los jesuitas estaba en el Colegio Máximo de san Pablo, pero en 1593 se separa el noviciado y el juniorado.
Entre 1606 y 1610, se construye la iglesia de san Antonio como parte del noviciado. En 1746, después de un terremoto, se reconstruyen. El altar mayor es barroco de madera sin estar cubierto con pan de oro.
Es un edificio muy grande con huertas y patios. Hoy solo el patio principal conserva la traza original. La capilla de Loreto, que era el lugar de oración de los novicios merece especial atención.
Hoy es el Salón de Graduados del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos. Tiene una bóveda tribulada, que está pintada. Ahora en la iglesia está el Panteón de los Próceres.
El virrey Francisco de Toledo no permitió que los jesuitas otorgaran títulos, para poder fortalecer su proyecto de universidad.
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Una vez más el documental retoma las Reducciones del Paraguay y la labor del jesuita Antonio Ruiz de Montoya que organiza a los guaraníes, para resistir ante los esclavistas portugueses que se desplazaban de Brasil.
Va a Roma y consigue autorización del general de los jesuitas, para armar a los guaraníes que viven en las reducciones. Se le concede. En 1641, los guaraníes derrotan a los esclavistas, los bandeirantes lusitanos, en la Batalla de Mbororé.
El jesuita escribe sobre las misiones y en lengua guaraní una gramática, un diccionario y un catecismo. En 1648 publica Sílex el tratado del divino amor. Entabla una relación estrecha con el joven jesuita Francisco del Castillo que después va a trabajar con los esclavos africanos.
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En un correo el documentalista me comenta que:
"En Juli es el primer contacto "permanente" con indígenas de los jesuitas en América, siempre eran entradas o misiones volantes y regresaban al colegio donde vivían. Y es la base o la experiencia más profunda que luego llevaron a la práctica con los guaraníes, cuando en 1604 se funda la Paraquaria.
En Juli, como superior el padre Diego de Torres Bollo, es quien continúa con la obra en la Provincia Jesuítica del Paraguay, pero ya como provincial de la Paraquaria. En síntesis, Juli en Peruviana es la experiencia base de los jesuitas, que luego germinará con los guaraníes en la Paraquaria.
Por eso le dediqué una secuencia con imágenes de los pueblos guaraníes y su música. Sobre todo, es importante asociar Juli con la Paraquaria, por que fue su antecedente y su raíz. Algo que los estudiosos e investigadores sobre las Misiones Jesuíticas del Paraguay desconocen o le restan importancia.
Por mi parte vengo bregando por la interpretación de la historia teniendo en cuenta a las otras provincias jesuíticas, no todo se hizo con los guaraníes. Y que la obra evangelizadora en América era enorme. Aunque las reducciones guaraníes tienen 30 pueblos y la mayor cantidad de años con continuidad y han desarrollado las artes y oficios, pero no son los únicos.
También dejan de lado a las Misiones de Chiquitos, que eran parte de la Paraquaria, pero las estudian como algo aparte, a veces por celos turísticos actuales, o por no reconocer que son los que mantienen los cabildos, las tradiciones, las partituras y son pueblos vivos".
Raczko, en la hora y cincuenta minutos que dura el documental, ofrece una panorámica muy amplia del trabajo de los jesuitas en el Perú y también en Argentina y Paraguay. Algunos temas y personajes los ha desarrollado en otros de sus documentales. Hay todavía una tercera entrega.
Peruviana. La Provincia Jesuítica del Perú (II)
Producción: Argentina, 2019
Dirección: Sergio Raczko
Guion: Sergio Raczko
Fotografía: Sergio Raczko
Musicalización: Sergio Raczko
Locución: Julio Rodríguez