Rubén Aguilar Valenzuela  
El mensaje y la actitud ante la prensa independiente del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se asemeja a la de una veintena de presidentes y primeros ministros en el mundo.

Es un estilo y un discurso muy semejante al del presidente Donald Trump (Estados Unidos), Jair Bolsonaro (Brasil), Andrés Manuel López Obrador (México) y Rodrigo Ruterte (Filipinas), entre otros.

De estos mandatarios unos se dicen de izquierda y otros de derecha, pero lo que los une es el populismo. En eso son iguales. Eso crea un patrón común de comportamiento y discurso.

En días pasados El Faro, primer periódico digital de América Latina fundado en 1998, dio a conocer una investigación que prueba que entre el gobierno salvadoreño y la pandilla La Mara Salvatrucha (MS-13) hubo intercambio de favores.

La reacción del presidente Bukele, en conferencia de prensa del pasado 24 de septiembre, fue decir que el periódico digital mentía, "que no tenía un ápice de credibilidad ese panfleto" y ordenó una investigación por lavado de dinero y evasión de impuestos.

Y ese mismo día tuiteó: "El Faro puede decir lo que nuestro gobierno ha pactado con pandillas, lo cual es falso y lo hemos demostrado, pero nosotros no les podemos decir mentirosos, lo cual es cierto, porque sienten es quitarles la libertad de expresión".

Una y otra vez el presidente Bukele ha hecho evidente que le molesta el ejercicio de la prensa libre y critica a quienes considera sus "enemigos".

El salvadoreño acusa de "corrupto" a todos los medios y periodistas que le hacen preguntas incómodas en sus conferencias de prensa o lo critican en sus publicaciones.

Usa la compra de publicidad del gobierno para castigar a quienes no están con él y premiar a los que sí. Todo de manera absolutamente discrecional.

El presidente plantea siempre un relato "triunfalista" de su gobierno y logros al tiempo que presenta un país que no existe en la realidad, solo en su fantasía.

Ante la actitud de Bukele diversos organismos internacionales se han pronunciado ante el deterioro creciente de la libertad de expresión en El Salvador.

La actitud y la forma de calificar el trabajo de los medios y los periodistas independiente por parte del presidente salvadoreño es muy semejante a la que utilizan los presidentes Trump, Bolsonaro, López Obrador y Ruterte, entre otros.