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La salud y la economía en la percepción ciudadana

Rubén Aguilar Valenzuela   
En Errores de la actual administración (02.11.20), publicado en estas mismas páginas, hice referencia a una organización a la que tengo mucho respeto me había permitido utilizar la información de un estudio cualitativo realizado a finales de octubre a condición de no dar su nombre y el de la empresa que realizó la investigación.

Ahora expongo otra parte del mismo documento que recoge la percepción ciudadana en el tema de la salud y la economía. La información surge de 28 grupos de enfoque on line que se realizaron en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Puebla, Veracruz y Tuxtla Gutiérrez.

La aparición del Covid-19, para la ciudadanía trajo consigo la visibilidad de los problemas del sistema de salud. Se reconoce que en el pasado hubo avances, pero también carencias y vicios. Para las y los participantes en los grupos el Seguro Popular, a pesar de todas sus deficiencias, garantizaba por lo menos el acceso a la salud.

La sensación generalizada es que eliminar el Seguro Popular ha sido un retroceso en los servicios de salud y todos, los que están a favor o en contra del presidente, desconocen lo que hace el INSABI y también cómo funciona. La valoración es que no ofrece los mismos beneficios que el Seguro Popular, que era una mejor opción.

Piensan que en las administraciones anteriores había corrupción, pero el abasto de medicamentos era relativamente constante. Ahora no es así. Saben que el desabasto de medicamentos se explica por una decisión de este gobierno, sin embargo, no logran entender a qué se debe. La percepción general en materia de salud es que las decisiones que ha tomado el actual gobierno contradicen la promesa del presidente de que iba a generar mejores condiciones de bienestar para los más pobres. No ha sido así.

La percepción entre simpatizantes del presidente y de quienes lo rechazan es que los estragos económicos del confinamiento, a pesar de que se ha relajado, ya se sienten en muchos hogares y el gobierno sigue sin tomar acciones de la dimensión que requiere el problema. Asumen que hay una crisis económica que se refleja, entre otras cosas, en que no hay empleo, los ingresos bajaron sustancialmente y el alza de los precios de la canasta básica es notable.
 
Piensan, lo dicen, que el gobierno federal no ha desarrollado una estrategia más agresiva para apoyar a los pequeños negocios y familias que viven del comercio informal. No dudan de la buena voluntad del presidente, pero piensan que ha sido rebasado y "no sabe qué hacer". Afirman que la crisis económica va a ser todavía más aguda si pronto el gobierno no diseña un programa económico que ayude a los más vulnerables a enfrentar su situación.
 
Los participantes en los grupos valoran ampliamente los recortes presupuestales cuando es evidente que se eliminan privilegios de los políticos, pero se rechaza, también ampliamente, las reducciones al gasto social y se preguntan ¿dónde están los ahorros? Consideran que frente a la crisis económica ha faltado creatividad, pero sobre todo capacidad de los funcionarios públicos.
 
Piensan que el actual gobierno, incluido el presidente, no atiende a los problemas urgentes, prioritarios y tampoco resuelve los coyunturales. Toda la energía y los recursos se destinan, para terminar las grandes obras que son el legado del presidente. Citan el tren maya, la refinería y el aeropuerto. Aseguran que está bien que el presidente ponga orden a lo que encontró, pero piensan que tiene una visión negativa, vengativa, frente a los anteriores gobiernos lo que lo lleva a destruir. Esto, dicen, cuesta al país y los ciudadanos son los que pierden.

¿Cómo será el gobierno de Bolivia?

Rubén Aguilar Valenzuela 
El 18 de octubre pasado en Bolivia se celebró la elección presidencial que ganó Luis Arce (La Paz, 57 años), el candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) que en declaraciones ha dejado en claro que habrá de continuar el proyecto que impulsó el presidente Evo Morales.

Arce va a gobernar el quinquenio 2021-2026. A él se atribuye el éxito económico de los distintos gobiernos a cargo de Morales también del MAS. En ellos se hizo cargo del Ministerio de Economía y Finanzas.

El ahora presidente electo nació en una familia de profesores, estudió economía en su país y luego hizo una maestría en la Universidad de Warwick, en la Gran Bretaña. Inició su carrera profesional en el Banco Central de Bolivia. Impartió cursos en distintas universidades.

En 2005 se integró a MAS cuando Morales gana su primera elección a la presidencia. Arce impulsó un proyecto económico que se basó en la nacionalización de los recursos naturales, una elevada inversión pública y la redistribución de los ingresos.

Ahora Bolivia está sumida en una crisis política, económica y social, la más grave del último medio siglo que se agrava ante la pandemia del Covid-19. Ese es el país que tiene que gobernar.

Arce concedió una entrevista a Fernando Molina de El País (22.10.20) donde señala cuales van a ser las grandes líneas de su gestión. Anuncia que el modelo económico seguirá siendo el mismo que impulsó Morales.

Éste, en su versión, "ataca la demanda y ataca la producción, buscando incrementarlas, mientras que el modelo neoliberal solo ataca la producción; no le interesa el mercado interno. Este modelo se adapta perfectamente a la crisis que está viviendo el país, que es de demanda y de producción".

La prioridad es buscar "el bienestar de la gente más humilde, permitirle lograr más ingresos y mejorar su calidad de vida". Asegura que en los 14 años de los gobiernos de Morales salieron de pobreza extrema dos millones de personas.

Ya en la presidencia va a mandar a la Asamblea Legislativa un proyecto de impuesto a las grandes fortunas como ya existe en Uruguay y Colombia. Afecta solo al  0.01% de la población. No aplica al patrimonio empresarial sino al personal.

Va a negociar la deuda con los organismos financieros internacionales porque el peso del problema ante las actuales circunstancias también lo tienen que compartir.

Asegura que "vamos a conversar con todos los sectores" inclusive con la derecha que en su valoración mantiene posiciones racistas y de odio. Y afirma que "ha habido mucho odio contra el MAS y eso no es bueno. No se debe cultivar el odio; más bien hay que cultivar amor para cosechar cosas positivas".

Arce sostiene que durante su gobierno no habrá venganza y que quienes hayan cometido delitos "que respondan ante la justicia, pero no queremos revancha. Hay muchas cosas por hacer. Tenemos que resolver el zafarrancho económico que nos están dejando".

Se compromete a una reforma judicial que es una deuda pendiente y también a que los procesos judiciales en curso los jueces y fiscales no van a tener la presión y podrán "actuar de forma imparcial, cumpliendo la norma", para él la mayoría de las acusaciones son eminentemente políticas.

Sobre el presidente Morales dice que no tendrá cargo alguno en el gobierno, pero seguirá como presidente de MAS y como "líder indiscutible e histórico del proceso de cambio, es un líder internacional".

"Él puede, dice Arce, contribuir en las relaciones [del Gobierno] con las organizaciones sociales. Y también va a estar bastante ocupado tratando de resolver los juicios que tiene. No vemos que lo que pueda hacer o decir el compañero Evo vaya a afectarnos. Lo que hagamos y no hagamos, los errores que cometamos nosotros, eso es lo que nos puede afectar. La pelota está en nuestra cancha".

El electorado de Bolivia decidió dar continuidad al proyecto del presidente Morales, pero hay amplios sectores de la población que ven con preocupación que con el nuevo gobierno se repita el discurso de la confrontación y la polarización de la sociedad que caracterizó al gobierno que éste encabezó. Ya se verá.

 
 

Errores de la actual la administración

Rubén Aguilar Valenzuela  
Los puntos de encuentro sobre los errores del actual gobierno, según hombres y mujeres de entre los 18 y 55 años, son: 1) La falta de capacidad, para reaccionar ante los problemas de coyuntura; 2) La inseguridad desbordada; 3) El mal manejo de la pandemia (impacto en salud y economía).

Una organización a la que tengo mucho respeto me permite utilizar la información de un estudio cualitativo realizado a finales de octubre, pero sin citar su nombre y la empresa que realizó la investigación, que es muy reconocida.

La información surge de grupos de enfoque on line que se realizaron en la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Tijuana, Puebla, Veracruz y Tuxtla Gutiérrez. En cada plaza hubo cuatro grupos: mixto de 18-24 años; mixto de 41-55 años; hombres de 29 a 40 años y mujeres de 29 a 40 años.

Los participantes en estos grupos afirman que la actual administración ante los problemas emergentes no ha sido empática. Tiende a justificar la desatención a problemas coyunturales porque asumen que los funcionarios están concentrados en instaurar su gobierno, pero critican de manera severa la falta de acciones, pues perciben que a estos no le interesa resolver, sino estar en los medios.

Su expectativa es que el presidente se pusiera realmente del lado de la gente. Para esto debe de tomar en serio los problemas de inseguridad, evitar el chiste o frases que minimizan el problema, como "abrazos, no balazos". Piensan también que en lugar de criticar a las mujeres por las marchas y el día de paro debió unirse a ellas.

A los participantes la inseguridad duele y dicen que el riesgo está en todas partes, además identifican eventos muy graves que indican que los delincuentes han perdido el respeto y miedo a la autoridad: Culiacanazo, masacres y balaceras, desapariciones y secuestros y atentado en la Ciudad de México.

En su versión mientras que la delincuencia se profesionaliza, gana poder y da muestras de su dominio, el gobierno se muestra débil y sin estrategia. Ni los más empáticos hacia el presidente logran encontrar argumentos para justificar esta nueva crisis de seguridad "Y mucho menos que salude a la mamá del Chapo". Reconocen que el presidente desestima el descontento social y no atiende con prontitud, ni seriedad, la demanda social de seguridad.

Sobre el manejo de la pandemia del Covid-19 la crítica es generalizada, pero son más severos los juicios de quienes rechazan al presidente. Unos y otros piensan que éste subestima la gravedad de la enfermedad, al hacer referencia a los amuletos y santos como herramienta de protección. Al inicio haber convocado a las personas a salir, tocarse y abrazarse.

Le critican también que no use tapabocas, no seguir las recomendaciones sanitarias y que continúe en giras como si no sucediera nada. Esto, dicen, confunde a la población e invita a que no se tome en serio la gravedad de la pandemia.  Y le reclaman la escasez de materiales de protección, para los médicos y las enfermeras.

Los que están a favor y en contra del presidente piensan que el gobierno se ha mostrado errático, poco enfocado y hasta insensible. Dicen también que mientras que el Presidente está dedicado a sus temas prioritarios, los problemas del país se agravan. Ahora lo que más les lastima es que el presidente habla ya muy poco de la pandemia, porque tiene otras prioridades que el Covid-19. En otra entrega voy a presentar más información derivada de esta investigación que considero que está muy bien hecha.

La disputa por el alma de Estados Unidos

Rubén Aguilar Valenzuela  
A lo largo de la campaña por la presidencia de Estados Unidos la narrativa del discurso de uno y otro candidato da cuenta de una disputa de fondo que tuvo lugar en una contienda, particularmente intensa, que ocurrió en medio de la pandemia.

Los dos candidatos utilizaron permanentemente el concepto alma, el alma de Estados Unidos, y propusieron que eso, no el voto, era lo que estaba en juego. El alma de un pueblo hace referencia a la identidad y sus valores.

La elección se constituyó en un referéndum sobre el alma de Estados Unidos. Las preguntas que estuvieron presentes en toda la campaña fueron: ¿Qué alma queremos? ¿En qué queremos convertirnos? ¿Qué defendemos?

Biden en diversas ocasiones planteó que la elección "tiene que ver con ganar el corazón, y sí, el alma de Estados Unidos". En su sitio web, al lado de su nombre, apareció: "Batalla por el alma de Estados Unidos".

En el caso del presidente Trump utilizó "salva el alma de Estados Unidos", para confrontarse con la posición de los demócratas. Ellos representaban la mala alma y él la buena, la verdadera.

Elizabeth Dias (International Weekly, New York Times, 31.10.20) dice que votar en Estados Unidos se ha convertido en reflejo de la moralidad personal y por lo mismo de concepciones espirituales y filosóficas que trascienden la política.

Para Eric Gregory, profesor de religión en la Universidad de Princeton, la discusión sobre el tema del alma de la nación "revela algo sobre la actual conversación política, en tiempos de crisis y de cambio".

En 1957 Martin Luther King con otros líderes de la lucha por los derechos humanos fundaron la Conferencia de Liderazgos Cristianos del Sur que tenía como lema "para salvar el alma de Estados Unidos".

Con ello se referían claramente a la violencia en contra de la comunidad afroamericana. La nación con su actitud se perdía y había que salvarla.

El alma que se propuso salvar Trump fue el de los Estados Unidos blanco, cristiano y conservador que enfrenta a un socialista que atenta contra esos valores y tradiciones de la nación.

Biden, de cara al republicano, planteó que el alma de su país es la "luz" frente a la oscuridad. Es la inclusión de todos y también la luchar contra la desigualdad en la educación y la salud.

Hoy todavía no queda claro por cuál de las dos almas, de los dos proyectos políticos en pugna, se decidió el electorado de Estado Unidos.

Lo que es evidente es la radical polarización de la sociedad estadounidenses. Y gane cualquiera de los candidatos queda claro que en Estados Unidos hay dos almas que están enfrentadas.

Gobernadores y no empleados del presidente

Rubén Aguilar Valenzuela  
El presidente López Obrador como en los más viejos tiempos del PRI, de donde proviene, considera que los gobernadores le deben estar sujetos y rendir pleitesía. Los de su partido así se comportan, pero hay otros que no aceptan este trato.

La concepción de la República que tiene el presidente es la de una central y no la de una federal como lo aprendió en el PRI donde se formó. El federalismo la hace ruido. Desde el centro quiere controlar a los estados.

Diez gobernadores, de partidos distintos al del presidente, se han unido en la Alianza Federalista. Estos estados contribuyen con el 35 % del PIB nacional: Nuevo León (7.9 %); Jalisco (7.1 %); Guanajuato (4.3 %); Coahuila (3.4 %); Chihuahua (3.4 %); Tamaulipas (3.0 %); Michoacán (2.5 %); Aguascalientes (1.3 %); Durango 81.2 %) y Colima (0.6 %). Y aportan el 32.5 % de los ingresos federales.

Estos gobernadores hecho público que no están de acuerdo con el actual Pacto Fiscal, que consideran inequitativo e injusto, y en ese marco tampoco con la decisión de que en el presupuesto federal 2021 se reduzca el gasto federalizado que quita todavía más recursos a los estados.

Estos diez estados concentran el 45.6 % de los recortes que hará el gobierno federal en las transferencias a las entidades y municipios. La caída por cada uno de estos estados va del 1.4 al 14.5 % con respecto a las asignaciones del presupuesto de 2020. En esta decisión hay una clara intención política electoral de parte del presidente. Quiere golpear a la oposición ahí donde es fuerte.

Los gobernadores han dicho que consideran, ante la cerrazón del presidente, que se niega al diálogo, romper con el Pacto Federal. Éste les respondió que si son democráticos deberían, antes de tomar una decisión, hacer una consulta entre los habitantes de sus entidades.

De inmediato los mandatarios le respondieron que le tomaban las palabras y que la iban a realizar a mano alzada, como las que hace el presidente. Éste no esperaba esa respuesta. Piensa que "todo" el pueblo está con él y siempre hará los que les diga. Los gobernadores saben que en materia fiscal los habitantes de sus estados los apoyan y se pondrían en contra del centro.

La reacción del presidente, ante tan inesperada respuesta, fue ordenar a los gobernadores que controla, que son los de la Ciudad de México, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Morelos y Baja California, formar un frente para criticar a los integrantes de la Alianza Federalista. Su manifiesto, elaborado en Palacio Nacional, acusa a los gobernadores que no son de Morena de que su postura obedece solo a razones electorales.

De manera inexplicable el presidente argumenta que no puede reunirse con los gobernadores, que no le deben obediencia y estos sí a los habitantes de sus estados, porque "hay que cuidar la investidura presidencial". ¿Dialogar la daña? ¿Enfrenar la realidad la daña? ¿Comportarse como presidente la daña?

López Obrador razona como un rey autoritario y no como el presidente de una República Federal democrática. El Pacto Fiscal, con sus inequidades e injusticias, es un tema problemático que seguirá las próximas semanas. La incapacidad del presidente a dialogar lo hace todavía más grave.

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