López Obrador ha dado prioridad a un pensamiento en donde la racionalidad política está por encima de cualquier otra racionalidad incluso la administrativa y económica.
Parte de la premisa de que el dinero proveniente de la corrupción se puede utilizar, en manos de sus enemigos, para luchar contra su proyecto político; por ello ha emprendido una gran batalla en la que el primer paso de su estrategia, para mantenerse en el uso pleno del poder, es impedir que recursos económicos o de cualquier índole lleguen a las arcas de quien considera sus adversarios políticos.
Como parte de esa postura el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió la extinción de los fideicomisos públicos y mantener el control de los recursos que ahí se manejan.
El primer paso se dio el 2 de abril de este año, cuando el presidente ordenó, a través de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, extinguir todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica y mandatos.
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Bajo el titulo de "En defensa de la libertad de expresión", poetas, científicos, artistas, escritores, académicos, intelectuales, periodistas, cineastas, publicaron este mes de septiembre un desplegado firmado donde advierten que el presidente Andrés Manuel López Obrador "pretende socavar la libertad de expresión".
Para el analista político Juan Carlos Rodríguez, en el proceso electoral que llevó a la presidencia a López Obrador, la realidad era innegable, los ciudadanos que no habían definido su voto en su mayoría se decían indignados por los abusos de quienes ostentaban posiciones de poder y la impunidad con la que actuaban. Era evidente, desde entonces, su hartazgo hacia las élites, política, empresarial, sindical y religiosa.