Conocí al Doctor Alejandro Dávila Flores hace muchos años, hermano de amigos y amigo de amigos, hicimos amistad fraterna, el siempre dedicado a la academia y la investigación; la vida y su talento lo llevaron a ocupar un tiempo la rectoría de la máxima casa de estudios de nuestro estado, la Universidad Autónoma de Coahuila.
Al terminar su período como Rector enfrentó una disyuntiva: dar un paso hacia su incorporación plena en el servicio público dentro del aparato burocrático, como coordinador de asesores económicos del Gobernador del Estado, o regresar al mundo de la investigación y la academia. Optó por lo segundo, privando a la burocracia de un gran cuadro, pero asegurando a la universidad la permanencia de un gran talento.
Hace unos días, atendí a su convocatoria y asistí, con mucho gusto e interés, a la presentación del libro Modelos Económicos de las Regiones de México, editado por la Universidad Autónoma de Coahuila y Miguel Ángel Porrúa.