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La mentira del multitasking de las #mujeres

Haidé Serrano

El multitasking se nos vendió como un súper poder. Una característica exclusiva de las mujeres: el poder de realizar diversas tareas. Y, además, llevarlas a cabo de manera eficiente y efectiva. A costa de lo que fuera, porque esa maravilla atribuida a nuestro sexo, no la podía ejecutar un hombre.

La falacia se sirvió de la biología y la neurociencia para demostrarlo. Supuestos estudios científicos probaron que, por el solo hecho de ser mujeres, nacemos con dones para el multitasking. Y miles de piezas periodísticas propagaron el engaño, especialmente en las revistas consumidas por mujeres.

Inmersas, como hemos estado muchas de nosotras en las diversas mentiras del patriarcado, llegamos a creernos dignas de admiración por ser excelentes exponentes del multitasking.

Este fingido poderío de las mujeres significa esencialmente hacernos cargo de responsabilidades que también les corresponden a los hombres, las tareas de cuidados, pero que no llevan a cabo. No las realizan porque “no está en su naturaleza”, “lo hacen mal” y “las mujeres sí estamos dotadas para ello”.

Este mito es muy útil para el patriarcado. Se asegura de que las mujeres emancipadas no se deshagan de las tareas de cuidados. Si quieren salir a trabajar, también tendrán que continuar con los cuidados de las hijas, hijos e hijes; del esposo o la pareja, así como de las y los adultos mayores; de las mascotas. Desde luego, todas los trabajos domésticos. Y toda la carga mental que esto conlleva.

“Si quieren azul celeste, que les cueste. Pueden con todo. ¿Ahora quieren igualdad? Pues que lo hagan, pero `sin descuidar` lo que siempre `les ha tocado´, escuché decir a varios machitos”.

Muchas de nosotras, embriagadas con la otra mentira-trampa del “amor romántico”, fuimos despertando al encontrarnos enfermas de padecimientos ligados al estrés y el agotamiento. Nuestra salud, mermada por el cuidado sin descanso de l@s otr@s, es la primera consecuencia grave del machismo y de la irresponsabilidad de los hombres.

Los malabarismos o multitasking realizados por las mujeres no son virtudes son explotación. Y de este abuso también se beneficia el Estado y las empresas. Los diversos trabajos realizados por las mujeres de los que no reciben remuneración, son en beneficio de quien obtiene ganancias con el tiempo de las mujeres.

Según el Inegi, en el 2021 las mujeres destinamos el 63.8 % del tiempo de trabajo total a las actividades de labores domésticas y de cuidados. “El valor económico de las labores domésticas y de cuidados reportó un monto de 6.8 billones de pesos, lo que equivalió a 26.3 % del PIB nacional. Las mujeres aportaron 2.6 veces más valor económico que los hombres por sus actividades de labores domésticas y de cuidados en el hogar.”

El fraude del multitasking ya se desmintió por otros estudios científicos. Pero no es suficiente. Esta como otras creencias del patriarcado está muy arraigada. Como dice la periodista Nuria Varela, “el éxito del patriarcado es que ha conseguido hacerse invisible a fuerza de hacerse normal”.

Hay que denunciar constantemente las mentiras. Además de presionar a las y los gobernantes para que desde el Estado generen políticas públicas que garanticen las condiciones de igualdad.

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Es licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: #8M y las mujeres que van a cielo

Haidé Serrano

Hay un lugar especial en el “cielo” para las mujeres que van a las marchas el #8M. Esas mujeres que llegaron a ese espacio colectivo después de transitar por la injusticia, la discriminación, la violación, el dolor, la trata, el secuestro. Las que sobrevivieron. Las resilientes. Las que aún están de luto por el feminicidio cercano. Las que ya comprendieron que no fue su culpa. Las que ya no quieren callar. Las que se arriesgan para que las próximas generaciones sí sean libres. Las que están hartas del odio de los hombres. Las que se dieron cuenta de que la sociedad machista valora más los monumentos que nuestras vidas. Las que ya no quieren ser discriminadas. Las que buscan justicia.

Cada 8 de marzo Día Internacional de la Mujer las mujeres tomamos las calles porque es nuestro derecho. Y las ocupamos como un solo cuerpo. Las calles, ese espacio público que también nos pertenece, y que el patriarcado, los hombres, también nos han negado con la violencia y la inseguridad.

Las exigencias este 8 de marzo son cada año las mismas y aumentan según la situación en las que las mujeres se encuentren, su contexto y su tiempo. Pero una, esencial, es el derecho que tenemos a la seguridad y esta va de mal en peor.

El 2022, fue uno de los años más violentos en contra de las mujeres en México. Según cifras oficiales, el año pasado se registraron récords de violencia e inseguridad en todo el país. Las llamadas al 911 por violencia familiar apuntaron a máximos históricos.

Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESSNP), fueron cinco delitos los que más crecieron en contra de las mujeres: violencia de género, corrupción de menores, homicidio culposo, lesiones y extorsión. Además de las “cifras negras” o todos los delitos que no se reportan, ni llegan a las fiscalías y mucho menos a las cifras oficiales. Como es el caso de la cifra negra de la violencia sexual, que de acuerdo con México Evalúa, tan solo en el 2021, el 99.7% de los casos no se denunciaron.

Hay muchos motivos para salir a las calles este #8M. Seguiremos marchando hasta que cese el genocidio en contra de las mujeres. Hasta que seamos dueñas de nuestras decisiones, de nuestros cuerpos. Hasta que gocemos de igualdad de derechos. Hasta que compartamos el mundo en igualdad. Hasta que vivamos en paz. Hasta que no quede ninguna vacante en el “cielo”, en ese lugar especial que está reservado para las mujeres que vamos a las marchas el #8M.

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Es licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

Dinero y mujeres, nuestra relación tóxica

Haidé Serrano

El dinero y las mujeres hemos tenido una relación tóxica. Ya sea porque somos víctimas de violencia económica, porque no tenemos conocimiento sobre finanzas personales, porque mostrar interés en el dinero es de “interesadas” o porque no hemos tenido acceso a él; porque el dinero, el patrimonio y su administración han sido cosa de hombres, gracias al patriarcado.

Por esto y por muchas razones más, las mujeres tenemos que hablar de dinero, aprender de finanzas personales, conocer si somos víctimas de violencia económica y, sobre todo, tener dinero.

La publicación del libro “Vivir como reina, gastar como plebeya” de Regina Reyes-Heroles es una aportación esencial para que las mujeres avancemos en nuestra libertad financiera, que tiene varios enemigos externos a tomar en consideración:

Las mujeres padecemos diversas violencias, y una de las menos visibles es la violencia económica. Por estar normalizada es más grave aún. Generalmente, las mujeres la sufrimos por parte de la pareja que, en la mayoría de los casos, es un hombre. Las formas van desde retener, limitar y robar el dinero, hasta abusos como “no dejarnos trabajar, para que él nos mantenga”, porque “así debe ser”, entre muchas otras formas del también conocido como abuso económico.

Esta realidad se suma a la desigualdad económica entre hombres y mujeres, donde los primeros ganan en promedio 14% más por el mismo trabajo desempeñado. Por supuesto, a las mujeres se nos paga menos solo por el hecho de ser mujeres.

Otro contexto que empeora nuestra situación son las dobles y triples jornadas de trabajo no remuneradas, como las tareas de cuidados que se nos asignan por nuestro género. Además, la pandemia que afectó principalmente a las mujeres, quienes perdieron sus empleos y su reinserción laboral ha sido mucho más lenta que la de los hombres.

“Las mujeres manejamos el dinero diferente y tenemos problemáticas diferentes”, me comentó Regina Reyes-Heroles en entrevista para Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo; por ello, decidió escribir “Vivir como reina y gastar como plebeya”, que a través de las entrevistas de varias mujeres en distintas etapas de su vida, conocemos experiencias que pueden servir de ruta para otras, sobre cómo tomar decisiones en momentos tales como emprender un negocio, elegir una tarjeta bancaria u otro producto financiero, así como entender que si el dinero está bajo el colchón, cada día que pasa está perdiendo al menos 7 por ciento de su valor.

Reyes-Heroles, quien es periodista de negocios y finanzas, columnista de finanzas personales en Milenio Diario y Opinión 51; co conduce el programa semanal Milenio Negocios en Milenio Televisión, afirma que las mujeres debemos tomar control de nuestro propio dinero y, para empezar, hay que hablar de ello. Las mujeres debemos crear “tribus” donde compartamos prácticas, aciertos y errores y trazar un plan a largo plazo, porque entre otros factores, vamos a vivir más que los hombres.

“Somos el país más estresado en el mundo por el dinero y hablamos poco de él”, refiere Regina. Por ello, para empezar, nos propone ¿cómo definirías la relación que tienes con el dinero?

Si la respuesta es una relación tóxica, el libro de Regina Reyes-Heroles “Vivir como reina, gastar como plebeya” es una buena forma para comenzar a transformar la manera cómo nos relacionamos con el dinero, porque una salud financiera es sinónimo de libertad, tranquilidad y menos tolerancia a la violencia de género.

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Es licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.
https://www.milenio.com/opinion/haide-serrano/columna-haide-serrano/dinero-y-mujeres-nuestra-relacion-toxica

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Si no es tu cuerpo no opines

Haidé Serrano

El cuerpo de las mujeres SIEMPRE es EL TEMA. Si nuestro cuerpo es joven o viejo. Si tenemos la cara arrugada o lozana. Si somos gordas, esbeltas, flacas, obesas. Si lo cubrimos o lo mostramos. Si le damos poco, mucho o demasiado placer sexual. Si lo perforamos o lo tatuamos. Si lo depilamos o no. Si lo adornamos o no. Si está a la moda o fuera de ella. Si nuestro cuerpo lo disponemos para la reproducción o no o si abortamos. Si lo transformamos con cirugías, lo inyectamos o lo dejamos como está.

 

Siempre es nuestro “tema”. Y es así porque vivimos en una cultura machista y violenta hacia las mujeres. Y por ello, todas, todos y todes nos creemos con el derecho de opinar del cuerpo de l@s demás. Especialmente si se trata del cuerpo de una mujer, niña o adolescente. Si nos parece que ese cumple con los estereotipos, los nuestros, los de nuestro tiempo, de hoy, los colectivos, los políticos, económicos y socialmente aceptados y convenientes para el sistema; los aspiracionales también, los aprobados y los aceptados.

 

Y esa permisividad sin límites y violenta de nuestras opiniones se magnifica en voz de figuras poderosas de los medios de comunicación o de las redes sociales. Así ha sido. L@s comunicador@s y l@s dueños de los medios han sido responsables de una gran parte de la cultura de la violencia en contra de las mujeres. Su responsabilidad ha sido mayúscula y poco han hecho para cambiar. Han sido impunes. Las leyes y las instituciones les están obligando a respetar los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia. Al menos, en pequeños actos.

 

Ver a Paty Chapoy, una de las mujeres más poderosas de la televisión ofrecer una disculpa pública —a medias— es una muestra. Obligada por la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), la titular del programa de espectáculos “Ventaneando” de TV Azteca se escudó en la crítica y en la falta de intención de dañar para justificar sus expresiones, que fueron claramente estipuladas en la ley como violencia digital y mediática: “Incurrió en actos discriminatorios que se puede tipificar dentro de la violencia digital y mediática, estipuladas en las disposiciones a la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”, señaló Conavim.

 

Una de las frases de las marchas feministas que más me gusta es: “Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio”. Y hoy Yuridia lo hizo patente. Alzó la voz para defenderse. El alcance de su denuncia tuvo un eco enorme. Y como el internet no olvida, algun@s aprovecharon su memoria de elefante para reunir los videos donde violenta Paty Chapoy a Yuridia. La condena social creció hacia la comunicadora, lo que también dejó ver es que algo estamos cambiando.

 

No violentemos más a l@s demás. Si no es tu cuerpo no opines. Por aquí podemos comenzar para ir eliminando algo de la violencia en contra de las niñas, adolescentes y mujeres.

 

EN CORTO SIN TANTO ROLLO

¿QUÉ ES LA GORDOFOBIA?

 

La gordofobia es la discriminación que viven las personas gordas por el hecho de serlo. Este concepto tiene su origen en la expresión en inglés fatphobia. La gordofobia es un fenómeno socio-cultural, económico y político, que está cargado de prejuicios valorativos, incitadores de odio contra los cuerpos que no entran dentro de los cánones corporales normativos. (Fuente https://copred.cdmx.gob.mx/storage/app/media/infografia-gordofobia.pdf)

Feminismos en corto sin tanto rollo: La mejor película de la historia es de una mujer

Haidé Serrano

La película de Chantal Akerman “Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles” ha causado revuelo, otra vez. En esta ocasión por colocarse en el primer lugar de las mejores cien películas de la historia, según la encuesta de la revista inglesa Sight & Sound.

La polémica la protagoniza el machismo, otra vez, pues también es la primera vez que una mujer ocupa ese primer sitio. Las voces misóginas que reprueban los resultados de la encuesta no se inconformaron cuando Orson Wells ocupó ese primer sitio en cinco ocasiones con “Ciudadano Kane”; ¡como si después de los años 40 no se hubieran realizado más y mejores películas que esa!

“Jeanne Dielman” se estrenó en 1976 en el Festival de Cine de Cannes. Le Monde la calificó como “la primera obra maestra rodada en femenino de la historia del cine”, y New York Times la consideró como “la primera obra maestra del feminismo en la historia del cine”. Akerman no se consideraba feminista ni calificaba así su obra. Eso era lo de menos, esta cinta la volvió mundialmente famosa con sólo 25 años de edad, y críticos y cinéfilos la elogiaron como una obra maestra.

Han pasado 46 años para que las opiniones de 1,600 cineastas y críticos de cine coincidieran en clasificar “Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles” como la mejor de toda la historia del cine.

Estas listas no son ingenuas. Tienen propósitos ideológicos y económicos. Impulsan o disminuyen carreras de cineastas. Y que ninguna mujer haya ocupado el primer sitio en casi cien años es muestra clara del machismo de los encuestados.

El resultado de la encuesta de Sight & Sound es también el reflejo de su época. Lo que antes no fue valorado, especialmente por haber sido creado por una mujer, hoy tiene otro peso. Es un cambio de paradigma que, para muchos, aún es inaceptable. Sin embargo, defender criterios patriarcales en la actualidad ya es insostenible.

Sin embargo, aún falta mucho, pues solamente siete mujeres están consideradas en esa lista de cien. Las cineastas, además de Akerman, son Jane Campion, Julie Dash, Barbara Loden, Claire Denis, Agnes Varda, Céline Sciamma y Maya Deren.

La película de Chantal Akerman goza de vigencia y verla de nuevo o por primera vez aportará, en el mejor de los casos, a nuestra deconstrucción machista. Y tú, ¿ya la viste?

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Es licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

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