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Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Futbol y violencia machista

Haidé Serrano

<<El feminismo es un elemento que trastorna el control patriarcal, revisa las tradiciones hogareñas, rechaza la idea del cuerpo de las mujeres como territorio de conquista masculina, reivindica la autonomía corporal, se emancipa de la dictadura moralista y da origen a un discurso que obliga a la nueva elocuencia —con todo lo que uno pueda pensar de la escasa presencia del feminismo en México, en tanto a grupos organizados—, lo cierto es que ha cambiado la perspectiva de la sociedad.>>

Carlos Monsiváis (2005) “Misógino feminista”. Debate Feminista.

La violencia machista se pasea a sus anchas cuando de futbol masculino se trata. Es el deporte más popular en el mundo; se calcula que lo juegan más de 1,000 millones de personas. Y en México lo prefiere el 55 por ciento de la población.

Ya sea desde el sillón frente al televisor o en las gradas del estadio, un partido de futbol es el espacio donde la masculinidad machista se expresa sin cortapisas. Las expresiones violentas físicas y verbales son “normales” y lo han sido así durante décadas. Apenas algunas autoridades han tomado nota, no porque les interese que se erradique la violencia machista, sino porque crece la sanción social hacia esas expresiones; o bien porque algunos patrocinadores quieren alejarse de valores asociados con la violencia.

Por ejemplo, hemos visto y escuchado durante muchos años los cánticos de las porras o barras, colmados de racismo, homofobia y agresiones; lenguaje que promueve la hostilidad y el enfrentamiento. Arengas que se han convertido en batallas campales, donde incluso han muerto personas y numerosas resultaron heridas.

Si se trata de alguna final, los fanáticos, en su gran mayoría hombres, tienen la licencia social para salir a las calles a destruir propiedad privada y pública; dañan vehículos, rompen aparadores, vandalizan monumentos. La fanaticada también consume drogas y alcohol en exceso en la vía pública con la complacencia de las autoridades. Claro, ¡el triunfo de su equipo lo justifica! ¿Y si pierden? También tienen permiso de hacer lo que les venga en gana. Especialmente en sus casas, en sus hogares y con sus familias.

La violencia de género aumenta cuando hay partidos de futbol. Amnistía Internacional ha impulsado campañas para visibilizar este hecho. Se han registrado un aumento en los casos de violencia de pareja hasta en un 34 por ciento en todo el mundo. En Inglaterra, durante la Copa Mundial de Futbol 2018, registraron un aumento de 38 por ciento de violencia machista. La Universidad de Lancaster del Reino Unido realizó un estudio donde observaron los Mundiales de 2002, 2006 y 2010. La violencia machista aumentó un 26% cuando el equipo nacional ganaba o empataba y un 38% si el equipo perdía. Con estos datos, la organización National Centre for Domestic Violence lanzó la “Línea de ayuda nacional contra el abuso doméstico” para atender a las mujeres que sintieran que estaban en riesgo tras la conclusión del partido.

En México, también aumentan las llamadas de auxilio al 911 en fines de semana. Días en que los hombres consumen alcohol en exceso y ven partidos de futbol. Las agresiones a sus parejas mujeres se disparan lo mismo que hacia sus hijas e hijos. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el primer bimestre del 2024 se alcanzó un máximo en el número de llamadas al 911 relacionadas con violencia contra las mujeres en el país.

Se recibieron 38,981 llamadas por este motivo, el 79.5% del total.

Las entidades con más casos por cada 100,000 mujeres, fueron Quintana Roo (160.3); Baja California (154.6); Aguascalientes (140.1); Sonora (99.5) y Colima (71.5).

Los medios de comunicación han sido también los grandes cómplices al promover y difundir las expresiones de violencia machista, sin cuestionarlas, sancionarlas, beneficiándose del amarillismo y el morbo de la gente, en términos económicos por supuesto.

El futbol además de ser un deporte es un fenómeno global. Es una gran plataforma para promover valores como la igualdad, la paz y el respeto. ¿Cuándo?

@HaideSerrano es maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Hombres que lloran

Haidé Serrano

Un video de hombres llorando es noticia. Se les ve en una piscina. Son varias parejas. Uno sostiene a otro que flota gracias a que confía en los brazos de su compañero. Están en abierto llanto, unos gritando, otros en un tímido sollozo, entregados a la experiencia. Se tocan piel con piel, desnudos, apenas cubiertos por un calzoncillo. Gracias a una toma de dron, podemos ver que realizan una dinámica armónica, forman una estrella.

Las imágenes son inusuales. Ver a hombres que se apoyan, en abierto llanto, conscientes de sus emociones, en vulnerabilidad y sin una gota del alcohol es impactante. No están practicando un deporte, otro espacio donde no se les juzga si se abrazan, vociferan o se tocan los genitales ¿a manera de “juego”? No están en una reunión social con drogas, comida o alcohol en exceso, donde asimismo pueden desahogarse sin ser calificados de debiluchos, fracasados y homosexuales. ¡Ah, la homosexualidad!, ese terror de los hombres patriarcales.

Estos hombres están en un retiro de masculinidad. Lo hacen por voluntad. Y han pagado 10 mil dólares, unos 180 mil pesos mexicanos. Las terapias convencionales para ellos han fallado. Según el diario The New York Times, que tuvo acceso a las imágenes, “en este espacio pueden hablar abiertamente sobre sus traumas personales y desafíos emocionales, como abusos, situaciones en la cárcel y también problemas con las adicciones”.

Otra forma de verlo es que estos hombres están infringiendo las reglas de la masculinidad tóxica que les impide sentirse y mostrarse débiles. Al romper las convenciones establecidas en la sociedad machista se rebelan y ponen en evidencia el daño que han sufrido a manos del propio patriarcado.

La cultura machista insiste en que ser un verdadero hombre requiere coraje, dureza, agresividad y ausencia de miedo. Estas ideas se ven claras y vigentes en las redes sociales, donde son ¡los hombres! que hacen comentarios al pie del video: los tachan de ridículos, “maricones”, que con una reunión entre amigos, cerveza y parrillada es suficiente, pagar por llorar es de poco hombre, seguro les tienen miedo a las mujeres y pagar esa cantidad es una locura, sólo a los gringos se les ocurre.

Las consecuencias de la masculinidad patriarcal y machista en los hombres son varias: abuso de alcohol y drogas, baja autoestima, altos índices de suicidio, depresión y ansiedad por la represión emocional, aislamiento social y la imposibilidad de establecer relaciones profundas y duraderas, estrés permanente y lo que conlleva como enfermedades cardiovasculares, y un comportamiento violento que se agrava en la medida que no expresan ni canalizan sanamente sus emociones reprimidas.

Hombres, como los del retiro, se han dado cuenta, a través de sus heridas, de que también son víctimas del patriarcado. Ellos, como la mayoría, que no están en la cima de la pirámide patriarcal gozando de los beneficios que este sistema político, económico y social reporta. También han descubierto que hay otras formas de ser “hombre”, menos hostiles y opresoras.

Talleres como este deberían ser parte de una política pública nacional, permanente y extensiva para todos los hombres. Pues pocos tienen los recursos económicos para pagarse un retiro como este. No basta con impulsar esfuerzos aislados. Se requieren recursos económicos para implementar planes y programas que erradiquen de raíz las ideas que mantienen en permanente violencia de género a millones de mujeres y en riesgo latente de feminicidio.

@HaideSerrano es maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Cuerpos de mujeres no son cuerpos de hombres

Haidé Serrano

Aún hoy miles de mujeres mueren, sufren y tienen una salud y calidad de vida deficientes porque son diagnosticadas y medicadas de manera equivocada. En el sistema patriarcal que vivimos, la salud de las mujeres se ha atendido como algo secundario. Porque lo primario es la salud de los hombres.

Lo masculino como la medida universal está presente en la investigación médica también. Para mejorar la calidad de vida de los hombres se han invertido la mayor cantidad de recursos económicos y de tiempo a lo largo de la historia. Los estudios científicos realizados en cuerpos de hombres han dado como resultado tratamientos y medicamentos que son aplicados por igual en cuerpos de hombres y mujeres. Es decir, la investigación médica tiene sesgo de género.

De acuerdo con el Glosario de INMUJERES: “el sesgo de género se refiere a la omisión que se hace sobre cómo son conceptualizadas las mujeres, los hombres y las relaciones de género en un determinado objeto de estudio o problemática. La ceguera o el sesgo de género constituye un grave defecto que ocasiona errores dentro de la investigación científica (Margrit Eichler et. al., 1992). De igual manera puede ocurrir al diseñar programas o políticas públicas que omiten o marginan el análisis de género en las diferentes fases de dicha formulación y por tanto excluyen las necesidades y los impactos de las decisiones y acciones en la vida de las mujeres.”

El enfoque androcentrista en la medicina, (Margrit Eichler et. al., 2001), que es el sesgo de género que identifica a lo masculino con lo humano en general y que como consecuencia invisibiliza a las mujeres, subsiste hoy en los consultorios de la mayoría de los profesionales de la salud.

Si bien es cierto que se han emprendido estudios ya con perspectiva de género, esta es relativamente reciente. “En 1991, un artículo fundamental publicado en The New England of Medicine inició el debate sobre los sesgos de género en la atención sanitaria”, señala María Teresa Ruiz Cantero en su libro “Perspectiva de género en medicina”.

Hoy ya sabemos que los síntomas de un paro cardiaco son distintos en mujeres y hombres. Pero durante cientos de años, las mujeres perdieron la vida por una complicación cardiaca creyendo que tenían problemas estomacales, de gripa o de estrés, siendo estos los signos más comunes en ellas y no en ellos.

Abundan los ejemplos de cómo se han aplicado tratamientos y medicamentos por igual. Como los estudios sobre sueño e insomnio realizados en cuerpos de hombres y su medicamento el zolpidem (Ambien). Recientemente se entendió que las mujeres metabolizan más lentamente el medicamento, claro, después de que miles de mujeres tuvieron reacciones adversas.

Otro ejemplo de atraso en las investigaciones es qué sucede a nivel mental, emocional y físico en la perimenopausia y la menopausia. El impacto integral en la salud de las mujeres a causa de la disminución de las principales hormonas el estrógeno y la progesterona se diagnostica pobremente. Se aíslan y separan los síntomas.

Por ejemplo, los médicos que no toman en consideración los procesos hormonales, no piden estudios de laboratorio, concluyen que ciertas mujeres tienen una depresión que requiere fármacos, cuando ciertas manifestaciones se podrían paliar con vitaminas y minerales. No hay consenso sobre el número de síntomas de esta etapa de la vida de las mujeres, pero se han registrado hasta 150 diferentes. ¿Cuántos conoces tú?

Otro ejemplo más son los miomas, que son tumores benignos en el útero. Los médicos romanos en el año 200 d.C. ya los habían identificado. Estos pueden afectar gravemente la calidad de vida de las mujeres, pero lo que se sabe de ellos es muy poco.

La jefa de endocrinología reproductiva e infertilidad de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), Erica Marsh, afirmó “la investigación sobre los miomas está en fase embrionaria. Sólo estamos empezando a arañar la superficie”, hace unas semanas en una reunión sobre salud femenina en la Academia Nacional de Medicina.

Tenemos que exigir a nuestros gobiernos que destinen recursos a la investigación de salud de las mujeres. Que se elimine el sesgo de género y la discriminación. Que la perspectiva de género llegue a los consultorios. Y que todo el personal de salud, así como nosotras, nosotros y nosotres, entendamos que los cuerpos de las mujeres no son iguales a los cuerpos de los hombres.

@HaideSerrano es maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Mujeres en el Ejército Mexicano

Haidé Serrano

<<Lo que sea que las mujeres hagan, tienen que hacerlo el doble de bien que los hombres para ser consideradas la mitad de buenas. Afortunadamente, esto no es difícil.>> Charlotte Whitton (1986-1975) Activista y alcaldesa de Otawa.

Este día es noticia que Canadá nombró a Jennie Carignan como la primera mujer al frente de su Ejército. Es novedad porque los ejércitos de la mayor parte del mundo están dirigidos por hombres. México nunca ha tenido una mujer al frente de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Los estereotipos de género son claros y visibles en el caso de las fuerzas armadas.

“Los estereotipos son las ideas, cualidades y expectativas que la sociedad atribuye a mujeres y hombres; son representaciones simbólicas de lo que mujeres y hombres deberían ser y sentir; son ideas excluyentes entre sí que al asignarnos una u otra reafirman un modelo de feminidad y otro de masculinidad.” (Inmujeres).

Se cree que sólo los hombres pueden capitanear a los ejércitos por los estereotipos de género. Porque por el sólo hecho de ser hombres son líderes natos, valientes, racionales, templados, fuertes, resistentes, disciplinados y violentos. Probado está que estas “cualidades masculinas” también están presentes en las mujeres.

En el caso de las mujeres, los estereotipos de feminidad prescriben que son intuitivas, sensibles, cariñosas, emocionalmente excesivas, débiles, necesitadas de protección, incapaces de liderar y no violentas. Ya sabemos que estas “características femeninas” asimismo pertenecen a los hombres.

Los estereotipos de género sirven para justificar la discriminación. Son útiles para mantener en puestos de liderazgo a los hombres y en subordinación a las mujeres. Como es el caso del ejército.

Ahora, las mujeres han participado en guerras y revoluciones, como en la de 1910. Sin embargo, las principales tareas que han desempeñado han sido de logística y administrativas. De manera oficial, se sabe que fue en 1934 cuando la primera mujer se registró en el servicio activo del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana. ¿En qué área crees? ¡En intendencia! Una labor asociada principalmente a las mujeres. Esta mujer fue María González de Cartes.

Actualmente, el Ejército Mexicano está integrado por 179 mil 122 personas, de las cuales 16 mil 967 son mujeres. Y de ellas solamente seis tienen el grado de General Brigadier. No es el grado más alto. Hay uno más: General de División; en este no hay ninguna mujer. Por encima de este solo está el Secretario de la Defensa Nacional.

El “techo de cristal” para las mujeres en las fuerzas armadas es sin duda una de las barreras más pétreas de los dominios del poder. Se está avanzando, pero aún falta. El concepto de “techo de cristal” nos permite identificar las barreras a veces invisibles que impiden a las mujeres ocupar los primeros mandos, no por falta de capacidades ni formación, sino por el machismo estructural.

Claudia Sheinbaum no sólo será la primera mujer en ocupar la silla presidencial de México. Esta posición también le permitirá ser la primera Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas de México. Es decir, y a pesar del patriarcado que aún impera en su interior, las fuerzas armadas mexicanas ahora le responderán a una mujer.

@HaideSerrano es maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Nodal y su paternidad 'líquida'

Haidé Serrano

Para el filósofo Zygmunt Bauman la sociedad en la que vivimos es incierta. La “modernidad líquida” que nos caracteriza se refleja en nuestras relaciones, que se tornan volátiles, impermanentes y rápidas.

A la luz de la perspectiva de Bauman, las paternidades actuales son “líquidas”. Como las de miles de hombres que dejan en manos de las madres las obligaciones y responsabilidades que les corresponden.

Un ejemplo: el cantante Christian Nodal, quien concibió con la cantautora Cazzu una bebé (quien aún no cumple un año de nacida), y ya se separó de ambas.

Así como Cazzu, millones de mujeres en el mundo se hacen cargo SOLAS de la crianza de las infancias. Mientras los hombres progenitores, como Christian Nodal, restablecen sus relaciones afectivas, profesionales, sociales, económicas y, en su caso, políticas, sin la carga que implica el cuidado de una niña, niño o niñe.

La dizque paternidad de Nodal se refleja en una foto con la niña en sus redes sociales; un lugar común, un texto cursi y un mensaje que refuerza las paternidades irresponsables, porque a falta de modelos que refuercen paternidades comprometidas, permean los ejemplos masivos y sin cuestionamiento como el de Nodal.

Otro ejemplo: el actor Robert De Niro concibió con la productora Tiffany Chen una niña. Él tiene 80 años, ella 35. ¿Qué paternidad podrá cumplir en el ocaso de su vida? En los años que le quedan, adulto mayor como es ¿podrá atender las infinitas tareas que demandan las niñas y los niños? ¿Podrá crear un vínculo afectivo? Lo que alcance a hacer, ¿será suficiente para su hija?

Mientras los “padres líquidos” se desentienden de todo el trabajo que se tiene que hacer sí o sí, las mujeres se hacen cargo. Las madres autónomas y jefas de familia aumentan.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), del año 2000 hasta el 2020, el porcentaje de jefatura femenina en el hogar creció del 21% al 33%. Y en el 2022, el 48% de las madres solteras en México eran jefas de hogar.

Estas paternidades “líquidas”, frías, efímeras, impactan en el desarrollo de esas niñas y niños que tendrán figuras masculinas distanciadas, ausentes y desconectadas emocionalmente. Luego nos preguntamos por qué hay una dizque “crisis de valores”. Nos sorprendemos cuando escuchamos las estadísticas que confirman que el hogar es el lugar más inseguro para las mujeres y las niñas, y los hombres, padres también, los principales agresores.

No dominan en los medios de comunicación ni redes sociales hombres líderes de opinión cuestionando este tipo de paternidades y proponiendo otras: las responsables y cercanas, las maduras y con responsabilidad afectiva, las que cumplen con las obligaciones económicas, las que comparten las tareas del hogar y de cuidados.

Es necesario que los hombres se cuestionen y revisen los roles y estereotipos que les asignaron, en particular el de la paternidad.

Los beneficios que una paternidad positiva les puede reportar son muchos, como desarrollar vínculos emocionales, profundos consigo mismos, sus hijas e hijos y con los demás; además de vivir una vida más plena, menos agresiva y estresante.

Las ganancias de hombres con masculinidades y paternidades positivas se extienden a todas las personas que les rodean, y perduran creando hogares más pacíficos, algo que es urgente en México y en el mundo.

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