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Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Inteligencia artificial + violencia digital

Haidé Serrano

Hace pocos días se volvió noticia la denuncia de un grupo de madres españolas que exigían se investigue la difusión de imágenes de sus hijas. Las notas señalan que se utilizó inteligencia artificial para crear imágenes falsas. Las víctimas, desde luego, son niñas y adolescentes. Las fotos que manipularon y circularon profusamente son de desnudos. Y los últimos reportes indican que los perpetradores son varones adolescentes, menores de 14 años.

Es relevante destacar la unión de las madres para denunciar los varios crímenes que se configuran en esta ocasión. Que van desde pornografía infantil, extorsión, violencia digital, violencia simbólica, dependiendo de las legislaciones de cada lugar. Las acusaciones en grupo pueden alcanzar mayor visibilidad mediática, así como lograr que las autoridades judiciales atiendan como corresponde casos en los que se involucran a niñas y adolescentes, más cuando la vulneración a sus derechos implica su condición de género.

La inteligencia artificial se suma a los espacios digitales que de por sí son machistas, misóginos y peligrosos para las mujeres. La violencia de género en contra de niñas, adolescentes y mujeres se ha trasladado, y muchas veces recrudecido, en las redes sociales y plataformas que permiten el anonimato, como Twitter y Facebook, las más usadas para cometer estos delitos.

Hace pocos días se volvió noticia la denuncia de un grupo de madres españolas que exigían se investigue la difusión de imágenes de sus hijas. Las notas señalan que se utilizó inteligencia artificial para crear imágenes falsas. Las víctimas, desde luego, son niñas y adolescentes. Las fotos que manipularon y circularon profusamente son de desnudos. Y los últimos reportes indican que los perpetradores son varones adolescentes, menores de 14 años.

Es relevante destacar la unión de las madres para denunciar los varios crímenes que se configuran en esta ocasión. Que van desde pornografía infantil, extorsión, violencia digital, violencia simbólica, dependiendo de las legislaciones de cada lugar. Las acusaciones en grupo pueden alcanzar mayor visibilidad mediática, así como lograr que las autoridades judiciales atiendan como corresponde casos en los que se involucran a niñas y adolescentes, más cuando la vulneración a sus derechos implica su condición de género.

La inteligencia artificial se suma a los espacios digitales que de por sí son machistas, misóginos y peligrosos para las mujeres. La violencia de género en contra de niñas, adolescentes y mujeres se ha trasladado, y muchas veces recrudecido, en las redes sociales y plataformas que permiten el anonimato, como Twitter y Facebook, las más usadas para cometer estos delitos.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Las mujeres en los medios de comunicación

Haidé Serrano

Los medios de comunicación y plataformas digitales son parte esencial de la problemática de violencia de género en contra de las mujeres. La mayoría siguen siendo parte del problema, aunque puedan ser parte de la solución. La narrativa de los medios sigue sustentando roles y estereotipos de género que fomentan la discriminación y lo más grave, la violencia.

Este 14 de septiembre se conmemora el Día Latinoamericano de la Imagen de la Mujer en los Medios de Comunicación. La efeméride obliga a una reflexión sobre la imagen que se presenta todos los días en los medios masivos, así como en las plataformas, redes y mensajería, que ya forman parte de nuestras formas de comunicación básicas. Y también en las imágenes que compartimos en nuestros celulares, y que pueden tener un impacto y consecuencias incontrolables.

Son los medios de comunicación los que nos dicen cómo es la realidad, cómo ver el mundo. En los noticieros, por ejemplo, el 46 por ciento de las notas promueven los estereotipos de género; el 24 por ciento de las personas que las consumen son mujeres; el 37 por ciento de las notas periodísticas son creadas por mujeres; de toda esta información, nada más el 6 por ciento fomenta la igualdad y el 4 por ciento desafía los estereotipos de género (según datos de ONU Mujeres).

Es sabido que los consejos de administración de las empresas más importantes están compuestos en su mayoría por hombres. Y los de las compañías periodísticas no son la excepción, solamente el 9 por ciento de los cargos directivos está en manos de mujeres. A pesar de ser una carrera feminizada, la de comunicación, sólo el 27 por ciento son reporteras, creadoras o editoras. Es decir, la mirada masculina sigue proyectándose, en un altísimo porcentaje, en lo que construye nuestra propia percepción de la realidad.

La narrativa que prevalece en los medios de comunicación es sexista y discriminatoria. Además de que normaliza conductas violentas, las banaliza y justifica.

Las mujeres siguen siendo representadas en roles tradicionales, como cuidadoras y objetos de deseo; mientras que los hombres son proveedores económicos y líderes. Estos roles, tradicionales y limitados, están acompañados de imágenes estereotipadas que normalizan conductas violentas hacia las mujeres, como la económica. Además, de que expresan la heterosexualidad como una norma, lo que limita los derechos sexuales de las personas.

Además, la hipersexualización y cosificación de las mujeres es violencia simbólica. Y en la publicidad sigue siendo una constante. Las mujeres son reducidas a objetos sexuales, de consumo. Sus cuerpos vestidos con poca ropa en posiciones seductoras, cuyo único propósito es satisfacer el placer de los hombres. Así, las mujeres son deshumanizadas, reducidas a un cuerpo, sin personalidad, logros ni habilidades. Mujeres sin individualidad, emociones o inteligencia.

Las consecuencias son graves y muchas. Nosotras perseguimos un estándar de belleza inalcanzable, que afecta nuestra autoestima. Los hombres piensan que el valor más alto es la apariencia física y la capacidad de ser objeto del deseo masculino.

Las feministas han puesto en la agenda mundial, desde hace décadas, la importancia de los medios de comunicación en la preservación de estereotipos que discriminan a las mujeres. Y la imperiosa necesidad de que tomen cartas en el asunto. En 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing, se hizo énfasis sobre el incremento de imágenes estereotipadas y con un alto contenido violento en contra de las niñas, adolescentes y mujeres.

No han cambiado mucho las cosas desde ese entonces. Al contrario, han empeorado.

Los medios de comunicación, plataformas digitales, redes sociales y mensajerías pueden desafiar las narrativas sexistas, machistas y discriminatorias. Pueden incorporar la perspectiva de género para contribuir a una sociedad igualitaria y más cercana a la realidad, que es diversa. Integrar valores que cuestionen los roles tradicionales para una cultura más respetuosa e inclusiva. Y, sobre todo, con el goce pleno de los derechos humanos, de todas, todos y todes.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Dejar todo para ser mamás

Haidé Serrano

En el primer trimestre del 2023, 97 mil 371 mujeres abandonaron su trabajo por embarazo, matrimonio o cuidados en general. Según el INEGI, fueron en total 104 mil que tuvieron que dejar su empleo por esos motivos, pero el 93.5% de esas personas fueron mujeres, el resto hombres.

Las tareas de cuidados, las del hogar, así como la maternidad son atribuidas a la “naturaleza” de las mujeres. Está demostrado que este enfoque naturalista es falso, que en realidad es una construcción social que ha asignado roles a las personas. Que ha confinado a las mujeres a los hogares para que desempeñen todas estas tareas sin remuneración alguna.

En particular, la maternidad es una de las principales instituciones culturales de la sociedad mexicana. Una que asigna la mayor parte de la carga y el trabajo a las mujeres. Este tótem de la maternidad es el responsable de que millones de hombres se desentiendan muy cómodamente de sus obligaciones y responsabilidades con su progenie, hogar y familia toda.

Las creencias mexicanas acerca de la maternidad van desde que una mujer sólo “se realiza” cuando es madre. Si no pare a ningún hij@, está incompleta, es una mujer defectuosa. Si una mujer elige no convertirse en madre es una persona egoísta, egocéntrica. Porque el sacrificio es el sentido esencial de las madres. Darlo todo por los demás.

La expectativa es que las mujeres renuncien a sus carreras, desarrollo personal, profesional y sueños. Seguro has escuchado eso de que una joven estudiante es una “EMMC”, o sea, “Estudio Mientras Me Caso”.

La deficiente salud de las mujeres es otra consecuencia de este rol patriarcal. Su salud se deteriora porque primero están las hijas, hijos e hijes. Si los recursos económicos escasean, las “verdaderas madres” dan la mejor comida a sus hij@s y pareja. Eso se espera de ellas. Así como que “logren”, solas, a las criaturas durante sus primeros años de vida, con los cuidados necesarios para que los recién nacidos o niños no se mueran. A costa de horas de sueño, de cambios hormonales del post parto, y sobre todo de su salud mental. Y según esta idea mexicana de la maternidad, las mujeres lo pueden hacer TODO sin problemas, porque está en su naturaleza, porque nacen con el “instinto maternal”.

La filósofa francesa Elizabeth Badinter señala en su libro “La mujer y la madre: la maternidad como una nueva forma de esclavitud” (publicado en 2011) que el instinto maternal no existe, es una imposición cultural que coarta y limita los derechos humanos de las mujeres. Que las mujeres se queden en el hogar, criando a las hijas e hijos, cuidando de la pareja, de las y los abuelos, de las mascotas, de las personas enfermas es una expectativa social que esclaviza a las mujeres.

Badinter denuncia “una revolución silenciosa para volver a situar la maternidad en el corazón del destino femenino”. Esta idea “naturalista” de que universalmente las mujeres deseamos ser madres es falsa; algunas sí quieren y otras no. Y que, a diferencia de otras épocas, hoy podemos elegir serlo, negarnos o negociar.

Aún las mujeres mexicanas lidian con las imposiciones sociales y estructurales del patriarcado. Y lo más grave de la maternidad son los abusos sexuales a niñas que quedan embarazadas. Cada año, casi 9 mil niñas menores de 14 años quedan embarazadas, la mayoría por violencia sexual, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Mientras sigamos creyendo estas historias de “naturalismo” no podremos alcanzar la igualdad, ni las mujeres accederemos a los derechos humanos que nos corresponden. Y tampoco podremos ayudar a que crezca la economía. Según el IMCO, el PIB de México en 2030 podría ser 15% mayor que en 2020 si se sumaran 8.2 millones de mujeres a la economía.

Sólo hace falta que los hombres hagan su parte en las tareas del hogar y los cuidados de su familia. Aunque no sea “lo natural”. ¡Menuda tarea!

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: El maltrato y abandono de personas adultas mayores

Haidé Serrano

El Día del Abuelo y la Abuela es otro de esos días romantizado y frívolo que tanto nos gusta recordar sin reflexionar. Este 28 de agosto las redes se llenaron mensajes pueriles para celebrar a las y los “abues”.

Las y los adultos mayores son un segmento de la población que está siendo maltratado, discriminado y violentado. Dicen que para conocer a una sociedad observa cómo trata a las y los viejos. En México, están realizando labores de intendencia, empacando el súper y pidiendo monedas en los semáforos.

Mucho se habla de las bondades de llegar a la edad de la sabiduría, de la maravilla de tener a las y los abuelos cerca, pero no de las dificultades que muchos de ellos enfrentan. Se comparten sinfín de imágenes de la efeméride, sin que se vaya más allá para cambiar en muchos casos situaciones muy dolorosas que enfrentan, como el abandono, la situación de calle y la enfermedad.

Según la investigadora de la UNAM, Margarita Maass Moreno, para el 2025, serán 14 millones de personas en situación de soledad y pobreza, y olvido, tanto por los gobiernos como por sus familiares. Es cerca del 25 por ciento de la población total de adultas y adultos mayores del país.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer hace unos días los resultados del ejercicio “Indicadores de Bienestar Autorreportado de la Población Urbana”. Resaltan los datos expresados por las mujeres mayores de 60 años. Reportaron valoraciones más negativas y en aumento. Aun tomando en cuenta que conforme se avanza en edad, las personas suelen manifestar insatisfacción, las mujeres adultas mayores se autoperciben de manera “baja” o “negativa” respecto a valores como: tiempo libre, nivel de vida, vecindario, ciudad y país. Son malas noticias, pues.

Las y los adultos también se reportaron más estresados en un 6.5 por ciento en el primer trimestre de este 2023. Y las mujeres de entre 18 a 29 años también arrojaron un balance negativo emocional.

Esto quiere decir que están aumentando los síntomas de depresión, estrés, preocupación y tristeza, tanto en las mujeres jóvenes como en las adultas mayores.

¡Y vaya que les sobran razones para sentirse así!

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

Yahritza, clasismo y racismo, muy mexicanos

Haideé Serrano

En 1973, David Bowie respondió así una pregunta del entrevistador:

--Y los zapatos, ¿son de hombre, mujer o bisexuales?

--Son solo zapatos, tonto.

¡Qué incómoda puede ser una joven de 16 años que no se ajusta a lo que creemos que es lo “normal”!Yahritzay su Esencia molestó y muchísimo. Nuestro machismo hizo un gran berrinche con la líder de la agrupación musical que lleva su nombre.Además de que la caterva le increpó su falta de adoración ciega a México, la sancionó por su color de piel, forma de vestir, origen y más.

El machismo, clasismo y racismo de las, los y les mexicanos inundaron las redes sociales y los medios de comunicación. ¿Cómo se atreven est@s jóvenes hermanos a desafiar los estereotipos? Fue el momento ideal para hablar de que la cantante de 16 años no sigue al pie de la letra los estándares de belleza yfeminidad. No porta “ropa de mujer”, no se peina, no se maquilla, no es femenina.Su imagen, que no es la esperada, no está sexualizada, no usa ropa ajustada, no parece un objeto de consumo al que la publicidad nos tiene acostumbrad@s.

La turba en las redes sociales aprovechó el linchamiento mediático para menospreciar su aspecto. Su disidencia de la feminidadheteronormativa. Las críticas y el odio inmerso en ellas fueron el centro de las expresiones para “funar” a una joven de 16 años que se viste como se viste. La denostaron por “no parece mujer”. Y encima de todo ¡es morena!

La heteronormatividad está en la cultura, costumbres, pensamientos y creencias. Es tan invisible, que condenamos lo que se le oponga. Sí, ahí la llevamos en los avances para tener claras estas violencias cuando alguna persona se sale del redil, cuando se atreve a mostrarse diferente. Pero la falta de conciencia de que los estereotipos son ayudantes de la discriminación y la violencia es una forma de continuar siendo parte del problema.

La ropa es una forma de expresión personal y también reflejo de una época y su cultura. Como lo deja muy claro Yahritza y sus hermanos. Sin embargo, también la moda y la ropa han sido, y siguen siendo, mecanismos para cosificar e hipersexualizar el cuerpo de las mujeres.

Miles de personas se expresaron con violencia verbal, digital y también simbólica en contra de la joven artista. Lo hicieron sin pudor, escudados en un patriotismo rancio e hipócrita. Aunque muy fiel a su machismo, este sí muy mexicano.

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