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Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Justicia para Melanie, justicia para todas

Haidé Serrano

El reclamo para encontrar al agresor de Melanie ha tenido eco en todo México. Hay pronunciamientos desde la presidencia de México hasta colectivas feministas, artistas y, desde luego, su familia para dar con el paradero de Christian, quien quedó grabado en una cámara de seguridad en Tamaulipas cuando golpeó a Melanie, su novia y estudiante de Medicina al igual que él.

Es fácil hacer una declaración, un “post” o comentario. Cuando de violencia machista se trata, cualquiera puede emitir un juicio en contra del agresor, porque ya es “políticamente correcto”; además, porque hay un video que prueba la golpiza brutal. Y algunos medios de comunicación replicarán esas declaraciones para simular que hay una condena hacia la violencia contra las mujeres.

Pero unas cuantas palabras no modifican en nada la realidad si no hay detrás un cambio. La violencia machista es estructural, está en todos los ámbitos y las mujeres la padecen todos los días. Está normalizada y está aumentando.

De acuerdo con versiones de la familia de Melanie, Christian la había agredido en otras ocasiones. Pero ¿quién hizo algo antes para detener las agresiones de Christian? Y ¿quién lo ayudó a evadir a la policía?

Las instituciones forman parte de un sistema patriarcal que fomenta, tolera y permite la violencia contra las mujeres, y que posibilita la impunidad. Desde la familia, las escuelas, los gobiernos, las religiones, el arte y la cultura. Mención aparte merece la economía, que en este sistema neoliberal se beneficia de la explotación y opresión de las mujeres. Y la violencia machista es ese instrumento que sostiene las diversas opresiones contra las mujeres. Mientras no se cuestionen estas relaciones de poder, donde los opresores son los hombres, la violencia continuará escalando.

Mientras escribo este artículo, desde Matamoros, Tamaulipas, se difunde la terrible noticia de que Erika, madre de seis hijos, murió arrollada por su pareja, un hombre llamado Florencio, quien cometió el feminicidio delante de sus hijos.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Juicio político al Fiscal de Querétaro por caso de niña Esmeralda

Haidé Serrano

La actuación del Fiscal General de Querétaro Víctor Antonio Jesús Hernández en el caso de la niña Esmeralda es tan deplorable y criminal que tuvo que pronunciarse la presidenta de México Claudia Sheinbaum al respecto; tuvo que intervenir la secretaria de las Mujeres Citlalli Hernández y el gobernador de Querétaro Mauricio Kuri expresó que se esforzarán para que se respeten los derechos de la niñez.

El Fiscal General de Querétaro acusó de homicidio a la niña de 14 años de edad; Esmeralda fue víctima de abuso sexual, fue obligada a llevar a término el embarazo producto de la violación y, hasta ayer 30 de octubre la autoridad la mantenía en arraigo domiciliario; además, se le impuso pagar 500 mil pesos al hombre que la violó por concepto de reparación del daño.

Ni la perspectiva de género, ni el Interés Superior de la Niñez fueron tomados en cuenta por Víctor Antonio Jesús Hernández, quien ha cobrado triste fama por revictimizar a una niña que ha tenido que sufrir numerosas violencias y tortura.

Este escándalo ya motivó que la organización “Rebeldes con causa” exija al Congreso del Estado un juicio político contra Víctor Antonio Jesús Hernández por su actuación que calificaron como un acto de barbarie; además de que sea removido del cargo.

La misma organización, integrada por Lorena Villavicencio, Laura Rojas, Verónica Juárez y Marta Tagle, dio a conocer en un comunicado que “el Fiscal del Estado de Querétaro ha vulnerado los derechos y libertades de siete mujeres más que cuentan con carpeta de investigación, acusadas del delito de aborto, el cual debería estar proscrito por la sentencia de la Suprema Corte de Justicia, que reconoce el derecho de las mujeres a decidir sobre su sexualidad reproductiva y prohíbe la aplicación de cualquier ley que criminalice a la mujer o niña por ejercer este derecho. Esta sentencia además es de cumplimiento obligatorio para los fiscales como para los jueces.”

Mientas las mujeres son víctimas de incontables violencias todos los días, el sistema judicial y las fiscalías continúan revictimizando a quienes se atreven a denunciar y a defenderse de sus agresores.

En México, de cada 100 delitos que se cometen, solo el 6.4 por ciento se denuncian.

Las numerosas agresiones contra las mujeres quedan impunes. Y a las y los fiscales, ¿quién los sanciona cuando no actúan con perspectiva de género? ¿Hay consecuencias para sus actos si no respetan el Interés Superior de la Niñez?

No hay sanciones, no hay consecuencias. Y esto también forma parte del problema y de la impunidad.

@HaideSerrano es maestra en Género, Derecho y Proceso Penal y licenciada en Ciencias de la Comunicación. Dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Consejera del Consejo Coordinador de Mujeres Empresarias de Quintana Roo.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Mujeres que no saben escoger

Haidé Serrano

Numerosas mujeres que han sido víctimas de algún tipo de violencia han escuchado esta frase: no supiste escoger a tu marido. Se trata de una creencia que comparte mucha gente. Una mentira que repiten numerosas personas sin detenerse a pensar lo que lleva implícito. Un juicio que hemos escuchado, particularmente, cuando se comparte alguna experiencia de violencia por parte de parejas hombres.

Primero, esta es una mentira que pretende responsabilizar a las mujeres de la violencia que ejercen los hombres en contra de ellas, porque, supuestamente, no tienen conocimiento, capacidad o habilidad para seleccionar al mejor hombre para novio o esposo.

¿Hay alguna escuela donde se enseñe a escoger novio o marido? ¿Dan alguna materia en algún lado con este mismo propósito? ¿Alguien de la familia tiene este conocimiento para transmitirlo a su progenie? En la familia, ¿alguien tiene esta tarea asignada? ¿Las madres, las abuelas, las tías? Y si tienen el conocimiento, ¿tienen algún manual? Y, el manual ¿está actualizado?

Segundo, la trampa de la supuesta incapacidad de las mujeres para escoger bien está en desviar la responsabilidad de los agresores. Nuevamente, desde esta perspectiva machista y patriarcal, la culpa la tienen las mujeres. Un embuste similar reproducimos cuando se trata de alguna violación sexual con frases como: “ella tuvo la culpa por vestirse como zorra”, “para qué sale de noche, ella se lo buscó”, “si no quería, no debió darle alas”, “no debió descuidar a su hija”, “su madre tiene la culpa por meter hombres a su casa”, entre muchas otras.

Y, en el caso de los hombres, ¿asisten a alguna escuela para ser los mejores maridos? ¿Se gradúan o reprueban? En casa, ¿alguien les enseña a serlo? ¿Quién tiene esa labor en la familia? Y, si alguien la tiene, ¿está facultada?

La sociedad actual se rige bajo los parámetros del patriarcado, esta sí que es la gran escuela de todas las personas.

De acuerdo con Gerda Lerner: “el patriarcado, en su definición más amplia, es la manifestación y la institucionalización del dominio masculino sobre las mujeres y los niños (y niñas y niñes) de la familia y la ampliación de ese dominio masculino sobre las mujeres a la sociedad en general. Ello implica que los varones tienen el poder en todas las instituciones importantes de la sociedad y que se priva a las mujeres de acceder a él.”

Este mismo patriarcado es el que dicta las formas de ser y comportarse de todas las personas. Donde la dominación y opresión de un grupo sobre otro, de los hombres sobre las mujeres, se ejerce con violencia.

Gracias a numerosas feministas hemos avanzado en dejar al descubierto las mentiras del patriarcado. Como la que da título a este artículo. Es un proceso al que llamamos también deconstruir, que se refiere a desmontar creencias que sostienen los pilares de un sistema político, económico y social que se beneficia de la explotación de las mujeres.

No, no es culpa de las mujeres tener una pareja violenta. En este país, donde 8 de cada 10 mujeres han sido víctimas de violencia al menos una vez en su vida, no es porque no sepan escoger bien, sino porque la mayoría de los hombres son violentos. Es el sistema patriarcal que ha enseñado a los hombres que pueden violentar y salir impunes. Como los feminicidios en México, menos del 25 por ciento llega sentencia condenatoria.

No, no es culpa de las mujeres no saber elegir a los hombres con los que quieren compartir la vida. Tampoco es su culpa si son infieles, alcohólicos, celópatas, mentirosos, irresponsables, holgazanes, promiscuos o no pagan la pensión alimenticia de sus hijas e hijos.

La responsabilidad es toda de ellos y la culpa de un sistema patriarcal del que todas las personas formamos parte y al que mantenemos sano al no cuestionarnos frases como “la culpa es de las mujeres”.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: El tiempo de las mujeres no es su tiempo

Haidé Serrano

Las mujeres mueren por cáncer de mama porque no tienen tiempo. El tiempo de las mujeres no es su tiempo. Su tiempo no es para ellas. Es para los demás.

Esta es una de las razones, invisible y no reconocida, por las cual millones de mujeres en el mundo mueren cada año por esta enfermedad.

El cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres en México y el mundo. La responsabilidad de evitar esta enfermedad mortal pesa sobre las mujeres, no sobre el Estado, que debería garantizar su derecho a la salud y asegurarse de que esta enfermedad, que es prevenible, no tenga un desenlace mortal. Las políticas públicas no cuentan con perspectiva interseccional, motivo que incide directamente en la muerte de más mujeres.

Son las mujeres las que deben cuidarse, auto explorarse y allegarse de la información para evitar morir por esta causa. ¿A qué hora?

La división social y sexual del trabajo que asigna las tareas de cuidados y del hogar a las mujeres las deja sin tiempo para sí mismas. Los roles de género son criminales que están cobrando la vida de millones de mujeres. Mientras la sociedad avanza, lo hace a costa de los cuerpos, la salud y la vida de las mujeres.

Seguras como hemos estado de que la familia nuclear, extensa, adoptiva, y todos los demás son nuestra responsabilidad, nos hemos olvidado de nosotras mismas, a costa de nuestra propia salud.

Porque si esa hija no recibe esa medicina en la hora indicada, sólo nosotras estamos ahí para ella. Si esa abuela no es alimentada por nosotras, nadie lo hará, aún si eso nos implica trasladarnos durante horas hasta su casa, con un dinero que no está en el presupuesto y que ya veremos cómo reponer. Si ese joven no recuerda que el proyecto final se acerca, ahí estamos las madres, tías, abuelas para resolverlo de último momento. Si esa mascota no es llevada por alguna mujer al veterinario se puede enfermar.

Nos hemos creído esa mentira del patriarcado de priorizar a los demás por encima de nosotras, porque eso nos hace “virtuosas” y “madres abnegadas”, cuando es lo contrario, al verse como nuestra obligación, quienes reciben los cuidados que son nuestra obligación en numerosas ocasiones ni lo agradecen ni lo reconocen.

Además del trabajo no remunerado que hacen en casa, las mujeres trabajan fuera, en segundas y terceras jornadas laborales, para completar el gasto que no alcanza con el ingreso del hombre. Esta carga desproporcionada las deja exhaustas y defraudadas porque quisieron cumplir otra falacia patriarcal, la de las súper mujeres, multitasking o multitareas, madres, esposas, abuelas, profesionistas, parejas, sin tiempo para descansar o para sus chequeos médicos.

La búsqueda de un equilibrio imposible resulta en numerosas enfermedades para las mujeres. Entre ellas, el cáncer de mama, prevenible si se atiende a tiempo, con cuidados, atención especializada al alcance, una red de apoyo, acompañamiento emocional y de atención mental y suficiente información para tomar las decisiones que la mujer deba tomar de acuerdo con su diagnóstico.

Las mujeres tenemos que recuperar el tiempo que nos ha sido expoliado. El tiempo que es nuestro y que necesitamos para descansar, para auto cuidarnos y para nuestro bienestar, porque si no lo hacemos nosotras, nadie más lo hará.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: La “ama de casa” Sheinbaum

Haidé Serrano

Que tengamos a la primera mujer presidenta de México es también la oportunidad para ver en escaparate el machismo. Para aquellas personas que creen que se ha avanzado “demasiado” y que ya las mujeres tienen todos los derechos, les invito a mirar más de cerca las numerosas denostaciones hacia la investidura de la Doctora Claudia Sheinbaum.

El actor Rafael Inclán opinó que en los próximos seis años estaremos gobernados por una “ama de casa”. El juicio en el tribunal mediático no se hizo esperar y el comediante tuvo que retractarse. Argumentó que no quiso ofender, porque lo que él hace es comedia. Sin embargo, esta excusa es vana para ofensas machistas; como ya el propio Franco Escamilla lo pudo experimentar recientemente.

En este sistema patriarcal, el ser “ama de casa” ha sido un trabajo sin valor, invisible y que ha sido asignado exclusivamente a las mujeres. Un trabajo despreciado que, además, las mujeres han desempeñado sin remuneración alguna. Que Rafael Inclán llamara así a la presidenta Sheinbaum tuvo la intención de insultarla, ni más ni menos. Y no debe ser pasado por alto. Porque no seguiremos tolerando esa violencia machista en ninguna de sus expresiones.

La Dra. Sheinbaum respondió sobre ello así: “El llamarle a alguien ama de casa, pues parece que la estás disminuyendo. ¿Y qué fue lo que yo dije? No, las amas de casa, ya quisiera yo que cualquiera hiciera el trabajo de una ama de casa. Todo el trabajo que significa mantener el hogar y además en particular las amas de casa que no trabajan fuera del hogar, pues no tienen autonomía económica. Entonces dependen del marido o de la pareja para que les dé algo de recurso para poder tener algo para ellas. Históricamente las mujeres nos hemos encargado de ese trabajo, por eso lo que dije es: las amas de casa merecen nuestro cariño, nuestro respeto, nuestro reconocimiento”.

Pero esta no ha sido la única ofensa. También se han referido a la primera mandataria como “Presirvienta”, expresión que fusiona las palabras presidenta y sirvienta. Las trabajadoras del hogar han sido llamadas durante muchos años en México como “sirvientas”, expresión que también es usada para agraviar a una persona, refiriéndose a ella como alguien de menor importancia.

El trabajo del hogar es un trabajo digno, que ya es reconocido en la ley, pero que aún no tiene el valor en nuestra cultura machista. Por eso, cuando las personas machistas quieren ofender usan esas expresiones, refiriéndose a las tareas del hogar y de cuidados que hemos desempeñado las mujeres. Como si criar a las hijas, hijos e hijes fuera indigno. Como si cuidar de la familia fuera una tarea despectiva. Como si hacer tareas del hogar no fuera responsabilidad no sólo de las mujeres sino de todas las personas que habitan el hogar.

En este sexenio también los machistas aprovecharán para exigirles a las mujeres que gobiernan lo que nunca les demandaron a los hombres; y pedirán cuentas para demostrar que las mujeres no pueden gobernar.

Pero también es una nueva época y una oportunidad para todas, todos y todes como sociedad, para erradicar el machismo que nos atraviesa y lastima.

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