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Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: La Ley “3 de 3” en Quintana Roo

Haidé Serrano

La Ley “3 de 3” contra la violencia hacia las mujeres en razón de género se elevó a rango constitucional el 24 de mayo del 2023. Y este año, en Quintana Roo, ya no será suficiente la “buena fe” para las personas que quieran contender en el próximo proceso electoral.

Ley “3 de 3” establece “suspender los derechos o prerrogativas de las y los ciudadanos por tener sentencia firme por la comisión intencional de delitos contra la vida y la integridad corporal; contra la libertad y seguridad sexuales, y el normal desarrollo psicosexual.

“Por violencia familiar, violencia familiar equiparada o doméstica, violación a la intimidad sexual; por violencia política contra las mujeres en razón de género, en cualquiera de sus modalidades y tipos; y por ser declarada como persona deudora alimentaria morosa.”

Antes de que esta medida alcanzara el rango constitucional en México, en Quintana Roo bastaba con que las personas aspirantes declararan “bajo protesta de decir verdad” en un “formato” que no habían incurrido en ninguno de los delitos arriba mencionados. Es decir, que podían mentir. Porque el Instituto Electoral de Quintana Roo (IEQROO) no estaba obligado a verificar si lo declarado en esa hojita (formato) era cierto o falso. Otra forma de verlo es que cualquier persona deudora alimentaria, agresora sexual e incluso feminicida podía ser candidata y, desde luego, lograr un cargo en el Congreso local, de la Unión, en el Senado, o titular del poder ejecutivo.

Antes de la Ley “3 de 3”, por ejemplo, se consideraba necesaria la honestidad como uno de los requisitos, no así incumplir con la pensión alimenticia de las hijas e hijos; o, bastaba con “ir arriba en las encuestas”, sin importar haber recibido sentencia por violencia familiar. Esto significaba que las diversas violencias en contra de las niñas, niños y mujeres no se consideraban graves como para ser consideradas entre los requisitos de elegibilidad a cargos públicos. Esto enviaba un mensaje muy grave a la sociedad, pues hoy sabemos por cifras oficiales, que la violencia en contra de las mujeres en razón de género cobra la vida de al menos 11 mujeres cada día tan solo en México. Y que 8 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia a lo largo de su vida.

Hace unos días, el IEQROO dio a conocer los parámetros para verificar el cumplimiento de la Ley “3 de 3” contra la violencia de género de las candidaturas postuladas para contender en la elección de diputaciones locales y de ayuntamientos en el Proceso Electoral Local 2024.

El IEQROO deberá verificar que las candidatas, candidatos o candidates no tengan sentencia firme en ninguno de los delitos arriba mencionados.

Así como en el caso de todas las leyes, lo importante será que estas se apliquen. Y que las autoridades que tienen en sus manos la información sobre las personas que han violentado a mujeres, niñas y niños la compartan sin cortapisas a la autoridad electoral.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: El amor entre mujeres

Haidé Serrano

A todas las mujeres de mi vida

Gracias al feminismo, he revalorado muchas cosas, entre ellas mis relaciones con las mujeres. Ha sido una travesía descubrir que las mujeres han sido mis mejores aliadas, consejeras, compañeras, rescatadoras, escuchas, porristas, enfermeras, nanas, animadoras, tranquilizadoras y amigas amorosas a lo largo de toda mi vida.

En este camino fue necesario revalorarlas desde una perspectiva que estuviera lo más alejada del machismo, porque al igual que muchas otras mujeres, alguna vez creí la falacia de que “la peor enemiga de una mujer es otra mujer”.

Después de revisar mis relaciones personales a la luz del feminismo, pude reconocer que he recibido más amor de las mujeres que de ninguna otra persona. Ellas me han acompañado siempre: cuando me rompieron el corazón, cuando murió mi padre, cuando una amiga me traicionó, cuando las cosas no salieron como esperaba, es decir, en mis momentos más oscuros.

Y han estado en los momentos más felices y luminosos también; para celebrar conmigo y sentirse entusiasmadas como si fueran ellas mismas las protagonistas del momento.

Como muchas otras personas, pensé que el amor era sólo posible entre personas del sexo opuesto en relaciones heterosexuales, entre hombre y mujeres, y todos los sentimientos que escaparan a esta fórmula entraban en otra categoría, la de la amistad.

Por esta mentira del patriarcado, desvaloricé el amor de muchas mujeres, que están en mi familia, en mis amistades, en mi ámbito profesional y otras áreas de la vida.

Le resté valor a ese amor inmenso que hemos construido las mujeres en todas nuestras relaciones. Y que nos ha salvado de seguir, por ejemplo, en relaciones destructivas, trabajos explotadores, familias abusivas y profesiones infames.

Sin exagerar, puedo decir que el amor entre mujeres muchas veces nos ha salvado la vida. Como en los innumerables casos de mujeres agredidas por sus parejas hombres y que han sido auxiliadas por mujeres.

Y por esta idea equivocada de que el amor sólo podíamos hallarlo en los hombres, le restamos valor al amor que ha estado frente a nosotras toda la vida. Hemos perdido tiempo sintiéndonos miserables porque no encontramos el amor en ellos, cuando no es la única forma de sentirse amadas o de amar.

Nuestra sociedad patriarcal nos insiste por todos los medios en la falsedad de que el amor solo es “natural”, “deseable” y “aceptable” si ocurre entre un hombre y una mujer. Este amor además está empaquetado como “amor romántico”, una idea que limita un sinfín de posibilidades de experimentar el amor. Y desdeñando todos los tipos de amor que no se parecen al reduccionista “amor romántico”.

El amor entre mujeres, que no es sexual ni erótico, es ese amor que ha estado siempre y que no ha recibido su justo reconocimiento.

Si valoramos este amor entre mujeres, que ya tenemos, podríamos sentirnos menos solas; también menos anhelantes del “amor romántico” que está pasando por una crisis y que está generando numerosos desencuentros entre hombres y mujeres.

Ese amor entre mujeres que está en la vulnerabilidad que nos permite compartir nuestras heridas y nos hermana. El que construimos a pesar de las distancias y pervive. El que nos hace sentirnos más seguras en nuestra compañía que en la cercanía de los hombres. Ese amor que tramposamente nos han hecho creer que no es amor, que no existe y que es otra cosa.

Y sí, también el amor no ha sido posible con algunas mujeres, muy al contrario. Pero al sacar cuentas, el amor de las mujeres en mi vida sigue ganando. Y tú, ¿qué piensas? ¿quiénes te han amado más, los hombres o las mujeres?

@HaideSerrano dirige y conduce Feminismos en Corto sin Tanto Rollo, una plataforma sobre feminismo, perspectiva de género, igualdad, derechos humanos y paz. Es autora del libro “Mujeres líderes en la pandemia”. Columnista en Luces del Siglo y Milenio. Conductora de Luces del Siglo El Podcast. Licenciada en Comunicación y maestra en Género, Derecho y Proceso Penal.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: El cerebro femenino

Haidé Serrano

¿Sabías que, hasta hace muy pocos años, infinidad de medicamentos se prescribían de igual forma a hombres que a mujeres? Una de las razones es porque gran parte de los estudios se realizaron solamente en hombres o en animales machos. Y numerosas investigaciones no tomaron en cuenta que las fisiologías son diferentes entre un sexo y otro.

Es también el caso del estudio del cerebro. En el siglo pasado, aún pervivían ideas que insistían en la inferioridad de las mujeres por tener un cerebro más pequeño en comparación con el de los hombres. Aunque el de los varones es 9% más grande, ambos tienen el mismo número de células cerebrales. Pero esta idea equivocada fue suficiente para que, desde la ciencia, se concluyeran numerosos conceptos que colocaron en una posición de desigualdad a las mujeres con relación a los hombres.

El avance de la tecnología y del feminismo también han impactado a mujeres científicas a investigadoras que se han enfocado en desentrañar el funcionamiento del cerebro femenino. Es el caso de Louann Brizzendine, la autora del best seller del The New York Times “El cerebro femenino. Comprender la mente de la mujer a través de la ciencia”, quien descubrió que no existía conocimiento que explicara cómo funciona la fisiología femenina, más allá del conocimiento acerca del embarazo.

En su libro cuenta la siguiente anécdota:

“Cierta vez que un profesor presentó un trabajo en una clase de Yale acerca del comportamiento animal, levanté la mano y pregunté qué resultados había dado la investigación en lo referente a las hembras según aquel estudio. El profesor se desentendió de mi pregunta declarando: «Nunca empleamos hembras en esos estudios; sus ciclos menstruales nos embarullarían los datos.»”

Así fue como Louann Brizzendine abrió clínicas, emprendió una serie de investigaciones que se han traducido en libros y conocimiento acerca del funcionamiento del cerebro de las mujeres, así como el papel que desempeñan las hormonas en cada una de las etapas de la vida.

Es posible que, si eres mujer, hayas tomado dosis de algunos medicamentos que no eran los indicados para ti, y ni tú ni el personal médico lo sabían, pues los prescribieron igualmente en hombres y mujeres. Como el ejemplo que menciona Brizzendine en su libro sobre el Ambien, uno de los somníferos más populares, que se recetaba en igual dosis, aunque tiene un efecto más potente en las mujeres. Hasta que llegaron los estudios y se hizo la corrección.

Louann Brizendine (Kentucky, 1952) es doctora y neuropsiquiatra por la Universidad de California en San Francisco, fundó la Women’s and Teen Girls’ Mood and Hormone Clinic. Comenzó sus estudios de Neurobiología en la Universidad de Berkeley y en la Facultad de Medicina de Yale; realizó su internado y residencia en la Facultad de Medicina de Harvard. También es autora de “El cerebro masculino” y “La mujer renovada”.

El libro “El cerebro femenino” de Brizendine es una estupenda lectura para hombres y mujeres, con investigaciones recientes, que explica cómo las hormonas participan y conforman una buena parte de los comportamientos femeninos y masculinos: “¿Por qué las mujeres tienen mayor capacidad verbal que los hombres? ¿Por qué recuerdan detalles de las peleas que ellos no recuerdan? ¿Por qué tienden a establecer vínculos más profundos con sus amigas que los hombres con sus compañeros? (…) Y revela que la estructura singularmente flexible del cerebro femenino determina cómo piensan las mujeres, qué valoran, cómo se comunican y a quién aman”.

Aún hoy persisten creencias en la sociedad basadas en conclusiones científicas que pretenden justificar las desigualdades que afectan a las mujeres. Como si la “ciencia” fuera una verdad irrefutable. Por eso también es necesario cuestionar y revisar al detalle las “verdades científicas”, que en numerosos casos partieron de una trampa para acreditar la supuesta superioridad de los hombres.

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Cuando las mujeres se desgreñan

Haidé Serrano

¿Por qué una pelea entre mujeres es noticia? ¿A quién le interesa? ¿Por qué algunos medios toman nota de ello?

Hay más preguntas que podríamos formular para tratar de entender las motivaciones. Y acercarnos a algunas respuestas. Lo cierto es que un desaguisado entre mujeres formó parte de “la conversación” hace algunos días. Fue una fiesta privada en Chetumal. Una muy tradicional a la que, en teoría, se prohíbe la entrada a los hombres. Y que se distingue por un pacto tácito entre las asistentes: “lo que ocurre en esa fiesta, allí se queda”. Acuerdo que, por cierto, se rompió en esta ocasión, pues se filtraron videos, audios, nombres, santo y seña de lo ocurrido.

La riña no pasó a mayores y, sin embargo, fue motivo suficiente para humillar a las protagonistas y, en general, a las asistentes a través de los comentarios en las redes. Cuando las mujeres se desgreñan reciben de la sociedad un trato diferenciado. Hay un juicio implacable. Las mujeres “no deben” hacer uso de la violencia. Dejan de ser “damas”, ponen mal ejemplo a las niñas y a los niños, parecen “de la calle”, como “verduleras”, son “señoras de suciedad”, una vergüenza, feas, ¿“son mujeres o drag queens”?

Este tratamiento no se les da a las peleas entre hombres, que son muy cotidianas. En cada fiesta, en cada cantina, en la calle, cualquier espacio es ring para que los varones expresen sus desacuerdos. Usan sus manos, pero también armas, como los machetes, muy a la mano en la península. Un número importante de ellos se traduce todos los días en delitos diversos como lesiones, homicidios y violencia de género en sus diversos tipos.

Cuando esas peleas entre machos no son motivo de delito, no trascienden. Son tan comunes que no forman parte del interés público ni de los medios. No hay sanción social. Que los hombres resuelvan sus inconformidades a golpes es algo que se espera de ellos, es un mandato de género que no se cuestiona. Incluso se cree equivocadamente que es “natural”; cuando hoy ya sabemos que responden a un tipo de masculinidad conocida como hegemónica, patriarcal y machista.

“La violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las costumbres ni ningún otro mecanismo habría conseguido la sumisión histórica de las mujeres si todo ello no hubiese sido reforzado con violencia” (Varela, 2005).

Por ello, las mujeres que se atrevan a ejercer la violencia recibirán una sanción mayor. Los mandatos femeninos exigen sumisión, obediencia, tranquilidad, ecuanimidad, abnegación y mediación. Nada de enojarse, discutir, pelear, ya no digamos desgreñarse y, mucho menos, ¡en público!

Y no se trata de justificar la violencia, entendida como “cualquier invasión del espacio de la otra persona con o sin la intención de dañarla, para controlarla y dominarla. (GENDES – Ramírez, 2000)”. Sino de entender por qué opinamos diferente si las protagonistas son mujeres, hombres o cualquier persona que se identifique con otro género. Y comprender por qué la justificamos y toleramos en la vida cotidiana, en la familia, la comunidad, las instituciones y demás ámbitos.

Es imperativo en “desnormalizar” la violencia. Las gafas violetas del feminismo son muy útiles en desmontar estas conductas que hasta hace muy poco eran vistas como “naturales” y hasta necesarias.

 

Feminismos En Corto Sin Tanto Rollo: Barbie ¿sin Greta o Margot?

Haidé Serrano

No es extraño que ni Greta Gerwig ni Margot Robbie estén nominadas a los Oscars 2024. Tampoco es raro que sí esté considerado Ryan Goslin. Menos que la película “Barbie” haya sido excluida de las categorías principales.

Parece chiste, pero es anécdota porque “Barbie” tiene méritos de sobra para ser reconocida por la misma industria que la produjo. Sin embargo, son mujeres las principales creadoras y productoras de la cinta y, en competencia frente a los hombres, de nuevo salen perdiendo.

Este año, en la disputa por las principales estatuillas están las cintas de directores considerados tótems de Hollywood, como Martin Scorsese y Christopher Nolan. Sus películas, por cierto, en su mayoría son machistas y no pasan ni de chiste el Test de Bechdel. La categoría de dirección y la de mejor película son las más importantes de los Oscars y han estado en manos de los hombres casi siempre, nominaciones y premios; como si las mujeres directoras no existieran siquiera para ser consideradas en la competencia. Este año, solo tres directoras de diez están en esta lista y es la primera vez que son tantas.

Siendo una de las industrias más grandes en términos económicos, se calcula que en el 2023, facturaron más de 77 mil millones de dólares, se podría pensar que su éxito en taquilla podría ser suficiente para entregarle galardones a una producción fílmica, pero no es así.

“Barbie” está dirigida por Greta Gerwig, quien ya ocupa el pódium de la primera mujer directora en arrasar en la taquilla mundial al superar los mil millones de dólares, cifra que ya está cercana a los 1,500 millones de dólares.

La fiesta del reconocimiento más importante de Hollywood se ha llevado a cabo durante casi 100 años. Y en este tiempo, menos de diez mujeres han sido reconocidas como las mejores directoras.

El feminismo, las desigualdades, el patriarcado y el machismo son centrales en “Barbie”. El abordaje de estos temas en la cinta ha sido polémico y ha dividido las opiniones. Sigo pensando que “Barbie” es un acierto al acercar estas materias a personas que nunca habían escuchado de ellas. Se avanza al ponerlas en la mesa y generar conversaciones en espacios cerrados al feminismo.

Los detractores de la igualdad siguen presentes, trabajando y presionando para que las cosas sigan igual. Y tienen poder de decisión en el Hollywood actual.

El machismo se cuenta solo.

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