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Aporofobia

Héctor A. Gil Müller

Aporos, es una palabra griega que en algunos diccionarios se traduce como lo impracticable, contra lo que nada se puede hacer, lo inaccesible y dificultoso, incluso un callejón sin salida, de ahí proviene el término aporía. Muchas y muy famosas aporías se han creado e identificado, les hemos llamado paradojas, una opinión en contra. Una famosa aporía se atribuye a Epiménides que afirmó: Todos los cretenses son unos mentirosos, siendo el también cretense, ¿la premisa es mentira o verdad?

A muchos callejones sin salida nos enfrentamos durante la aventura de conocer, algunos con el potencial de nunca dejarnos salir a menos que reconozcamos el error, errar significa la salida de nuestros callejones. Poder echar la vista atrás y retroceder, el callejón es tan obstinado como nosotros mismos podemos ser. Aporos evolucionó para hoy día significar pobreza, y se ha constituido, entre todas las posibles fobias o miedos paralizantes, la aporofobia, El miedo a las personas pobres. 

¿Será la pobreza un imposible?, Teutonio deus Santos hablaba en su teoría de la dependencia que se necesita pobreza para la riqueza y no solo en el sentido dialéctico de su esencia, sino que la pobreza está asociada con el desarrollo también. 

Se trata de una postura muy pesimista la identificación de la pobreza como un imposible, no lo creo. Su combate, si es que ese es el término, nos expresa un enfrentamiento en el que seguramente habrá caídas en ambos bandos, ¿existen ambos bandos?. Estoy convencido que el abordaje al fenómeno es multivariado y las acciones encaminadas a mermar las complicadas dificultades asociadas al fenómeno no son solo responsabilidad gubernamental, ¿por qué si el liberalismo afirmó que el estado debe dejar en libertad al mercado si tiene que involucrarse en la pobreza?, muchas preguntas quedan en silencio mientras se aprende que el discurso que se fabricó no es suficiente para entender la actual situación. El desarrollo como se ha entendido no tiene cabida para todos. 

La pobreza se ha asociado con delincuencia, con maldad, nada más alejado de la realidad, maldita realidad que no queremos ver.  La situación la hacemos condición y la consecuencia la sentimos causa, el olvido acumulado cala, tanto que lo ignoramos a tal grado que el desarrollo se ha sorprendido ante la razón de la pobreza. Queda sin explicar cómo no se han insertado en el desarrollo millones de personas. El miedo se vuelve causa de lo causado y consecuencia de lo alcanzado. Ya no le tememos al migrante, la nueva xenofobia ahora es la aporofobia. 

La solución parece no estar en lo construido, así como en su momento se necesitó un neoliberalismo parece hoy urgirnos una neopolítica que nos encamine a un nuevo ideal de bienestar, no porque se haya alcanzado el pasado, sino porque descubrimos que en el trayecto se dejaba a la mayoría. Quizá no sea necesario un proyecto de Nación, sino ahora un proceso de Nación, que perpetuamente crezca y avance. Mientras tanto debemos definir qué es el desarrollo, qué se necesita para sabernos en él, quizá estuvimos, estamos o estaremos y no lo sabemos aún. Porque el mérito tampoco es condición sino situación, tampoco es causa sino consecuencia, ¿Cuántas fobias más hemos de nombrar?

La culpa es de la equis

Héctor A. Gil Müller

La sociedad actual no puede entenderse a partir de nuestro instinto, se ha complicado a tal grado que es difícil su descripción, aunque podemos aproximarnos al conocimiento gracias a la historia, es fácil constatar que muchas cosas no se han aprendido a pesar de haberlas sufrido. Estamos más seguros en no ver y creer en lo que fue, que en ver y no creer en lo que será. 

En el imaginario social, sobre todo el latinoamericano, los problemas tienen siempre responsable que es uno y otro, es decir, identificable y lejano, los problemas se conciben como el triunfo de unos sobre otros. Y si el problema es por otro, la solución y salvación vendrá por alguien más. Este pensamiento parece muy apropiado por una generación muy interesante y sumamente estudiada a partir de la “moda” sociológica. 

La generación equis se caracteriza por una predisposición al individualismo, su relación con la sociedad es posterior al yo, mientras los baby boomer (BB) hablaban de nosotros y los millennials (M) de “los otros”. La generación equis se interesa sobre el hoy, los (BB) por el mañana y los (M) por siempre. La generación equis cuenta con varios records, como el mayor consumo de bebidas azucaradas y energéticas, al ser una generación dormida que buscaba despertar, cuan diferente se ven los hábitos de consumo actual, en que se compra una mayor cantidad de bebidas relajantes y naturales como una generación despierta que busca adormilarse. La generación equis, cuyo movimiento político se da en la década de los ochentas y noventas no realizó grandes modificaciones, como sus antecesores lo hicieron o sus sucesores implantaron las nuevas primaveras. 

Las anteriores descripciones no son más que permisiones que se otorgan algunos observadores pero que algo muestran, en una generación cuyas características no son genéticas, aquí se cae mucho en la confusión, sino sociales, es decir resultado de un entorno cultural similar. Equis no proviene de la literal X originada en el antiguo proto-sinaítico y que los griegos habrían de perfeccionar, viene de la palabra griega aequus que forma palabras tales como equilátero o equidad, significa igual. En nuestro discurso está presente la equis, cuando nos referimos a que tal o cual acción o decisión está equis, igual al resto, no me importa. 

También la equis, pero no solo la generación o el discurso, sino el ícono nos ha determinado en la cultura. En cualquier ventana, en nuestra pantalla en la que hemos, apretadamente y apuradamente encerrado al mundo, en los dispositivos que cargamos y que cargan con nosotros, la equis representa el fin, tan fácil como clicar en una equis para terminar con tal o cual conexión. El molesto anuncio nos hace buscar la equis, que tarda en llegar, pero lo hará, la pantalla se apaga tan solo con la equis. 

Qué difícil es identificar el responsable antes que la solución, quizá eso me vuelve más equis, pero lo cierto es que las acciones tienen consecuencias y sobre ellas pesa el tiránico destino. No podemos simplemente cambiar la página ante el mal trazo, cada página es valiosa, como país, como individuo, la vida no son solo consecuencias en el hoy, los errores no se gastan con la equis, estamos sembrando y decidiendo el mañana y seguramente el siempre. Quizá no existan culpas y solo sea un momento equis.

La vacuna y la esperanza

Héctor A. Gil Müller

COVID19 ha impactado en varias dimensiones, más allá de lo sanitario, ha modificado comportamientos que se antojaban anclados a nuestra cultura. Movió la economía al acelerar un gran cambio y enfoque; los mercados, digitalizados, hoy tienen como límite el mundo y su capacidad logística. De repente un mítico marzo en México, estuvo en igualdad de condiciones el restaurante más pequeño, quien tenía una gratuita página digital y una esbelta cocina, con el más grande centro gastronómico de la ciudad.

El gran confinamiento impactó al ecosistema, visible e imperceptiblemente aun, implicó nuevos desafíos pues no contaminamos sólo por transitar sino por consumir, la atención aumentó y con ella notamos un cielo más azul, para algunos más grande y para otros más pequeño.

La escuela en muchos casos reconoció una triste realidad, su incapacidad a flexibilizarse y la ineficacia de muchos de sus elementos ante una sencilla y previsible realidad; los contenidos se requieren más allá del aula. La gran brecha tecnológica dificultó la portabilidad de la escuela, pero también la dependencia por el modelo tradicional que, aunque el alumno puede adaptar y adoptar, seguimos viendo como única posibilidad educativa un maestro y un alumno en un contexto tan pequeño como un salón.

Muchos sensibles, pudieron constatar que la vida es algo más que ir al súper los domingos y trabajar el resto de los días, aprendimos que las relaciones no las fulmina la distancia sino solamente las decisiones. Trabajamos para en un futuro resguardarnos como ahora lo hacemos, ¿vale la pena?

La crisis informativa ha generado infodemia, infoxicación e infobesidad en un mundo que, lejos de comunicarse, busca conectarse. La ausencia de liderazgos más allá de las fronteras, los retos populistas y la tremenda inequidad han dejado profundos sinsabores mientras el mundo sigue preocupado por su vacuna. Vendrá la reconstrucción de un sistema de salud que fue profundamente deteriorado pero que también disminuyó la atención por lo no urgente. Las empresas ahora enfrentarán, en su cotidiana dimensión laboral, el dilema entre el retorno secular o disfrutar de los beneficios que el teletrabajo demostró traer.

Cuando todo esto pase, ¿regresaremos al mismo mundo? 2020 será un año imposible de olvidar, para quienes en él vivimos con algo de razón, pero ¿será lo suficientemente impactante para recordarse en la historia? Eso dependerá de las consecuencias, los hábitos adquiridos y las causas modificadas.

Nuestro presente está crucificado entre dos ladrones; el remordimiento por el ayer y la ansiedad por el mañana. Seguramente la crisis también se diluirá entre esos tiempos. El panorama se antoja alentador, al menos mientras confiamos en lo cíclico de la economía. Los miles de vidas perdidas quedarán en la nostalgia de una crisis más, irremplazables, pero con el tiempo aceptables. La vacuna parece preludiar un final, aún faltan muchos por recibir el biológico, pero ya empezó su distribución. Parece que se ha encapsulado la esperanza en una pequeña primera dosis.

Los tiempos difíciles construyen hombres fuertes que hacen tiempos fáciles, estos generan hombres débiles y la debilidad trae tiempos difíciles, así circula la vida entre respuestas y preguntas, pero en cada dilema, en cada solución media una simple intención; ¿regresaremos como antes fuimos?

Un centro para las ideas

Héctor A. Gil Müller

El jueves 15 de abril se inauguró el Centro Ricardo B. Salinas Pliego; “libertad para la innovación y la prosperidad incluyente” se trata de un centro de reflexión y aglutinador de importantes programas de transformación social que auspicia el grupo Salinas. Este Think Tank tiene por líneas de reflexión y acción la libertad, estado de derecho, innovación, arte y cultura, liderazgo y emprendimiento. Que importantes áreas, no solo para el desarrollo de un país, sino para el individuo en sí.

Se significó al centro como un legado en el mayor sentido de la palabra; si partimos que es la herencia lo que dejamos para alguien y el legado lo que dejamos en alguien, se determina que la trascendencia siempre está en el plano de las ideas. Afectar el presente para aprovechar el pasado y construir el futuro. La historia de las ideas es compleja, las hay forjadas en las peores condiciones, pero también aquellas que brotan de la placidez y la bonanza, como escribió H. G. Wells; “La historia humana es una historia de las ideas”, la ideas importan, pero son aquellas que alcanzan forma y se observan, las que valen.

Un centro capaz de asentir y también de disentir constituye un motivo de festejo, mejor aún es que se genere desde la sociedad, desde lo particular, que es a quienes compete también la emisión de políticas privadas a la par de las públicas para sembrar comportamientos y modelos. El centro retribuye y también construye socialmente. Las empresas hoy se encuentras sometidas al concepto de “licencia social”, este se expresa con la aceptación que la sociedad dispone para poder generar riqueza, no solo se trata de estar en donde “hay” o se “puede” (para referirnos a las condiciones materiales y legales) sino también en donde se “quiere”, ahí surge el licenciamiento social.

La empresa y el empresario no puede alejarse de su realidad física o material insertada en una sociedad, por ello la pasión y el ahínco debe ser moralmente exigido para reconstruir lo maltrecho. Como la astrología expresa lo oculto e irreal de la astronomía, parece que la economía lo expresa de la ecología. Si el mundo arde también las bolsas lo harán, la empresa se debe no solo a su entorno natural sino también al social, el desgarro social pasará la factura si no se anticipan acciones y transformaciones. La misión del empresariado va más allá de construir riqueza, se trata de modelar conductas y valores para cimentar, firmemente, una sociedad. El concepto de bienestar debe ser congruente y ahí la importancia del licenciamiento social.

Aplaudo la creación colectiva en los momentos de una sociedad marcada por un fuerte individualismo. No está de moda construir, lo que parece ser una tendencia es destruir, no solo en el país sino en el mundo entero. Bien por aquellos que hacen algo por cambiar el entorno. Bien se hace en fundamentar sobre la prosperidad compartida el concepto de desarrollo. Seguramente conforme se vayan llenando los grandes y graves vacíos que los diversos modelos políticos y económicos aún mantienen, se incluirán nuevos conceptos que permitan redefinir la prosperidad, la libertad y el bienestar. No es una labor gubernamental, es una labor compartida.

Agnorante

Héctor A. Gil Müller

Estamos donde estamos por lo que hemos dicho, el lenguaje es algo más que una descripción y se convierte en una construcción, y esto no es mística al contrario es lógica. Todos nuestros problemas o son heurísticos o son aritméticos. Y las dificultades son porque no decimos lo que pensamos o no hacemos lo que decimos. 

La creación de palabras no es algo reservado a este tiempo. Siempre hemos buscado nombrar aquello que se vive, necesitamos un nombre para recordar, para comprender, pero también para anhelar. Antonio Machado escribió: "Hemos de vivir en un mundo sustentado sobre unas cuantas palabras, y si las destruimos, tendremos que sustituirlas por otras" 

Agnorante es aquella persona que es ignorante, pero a la vez arrogante. Esta nociva combinación ya ha sido observada en el llamado “efecto Dunning-Kruger” en el cual los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los individuos altamente competentes tienden a subestimar su habilidad. Esta combinación se verá en la próxima jornada electoral, en la que candidatos de partidos políticos altamente capaces enfrentaran una contienda que consideran perdida mientras que otros, sin formación alguna, exhibirán una gran seguridad edificada sobre la arena del desconocimiento. 

Parece que la exhibición suficiente para acceder a un cargo público serán los méritos mexicanos, no en relación con la política, sino solo con el perfil que se ha construido desde Palacio Nacional. Esa Mexitocracia implica desechar la técnica o la formación política y exhibir sus méritos por la sola palabra. Hasta ahora el único presupuesto para constatar la honradez de un funcionario es la palabra, no hay ninguna propuesta o ejemplo para que los candidatos adopten políticas anticorrupción. Actores, cantantes, luchadores, deportistas, seductores sociales y algunos escasos constructores sociales engalanan el cartel electoral en la mayor elección organizada en el país. 

Las campañas políticas están por comenzar y a tan solo setenta días de la elección se percibe un resultado no muy asombroso. Morena seguramente se llevará cientos de posiciones, la mayoría. Auspiciado en el discurso de un hombre con una filia que la política no sabe qué hacer. 

Nuestro ejercicio democrático ahora es democrástisco, insertando el término cras, que significa mañana, hemos convertido a la democracia en un fenómeno del futuro, no en un antecedente del poder, sino en el futuro del mismo. Dejamos para mañana lo que hoy toca. La oposición ha elegido un discurso que le acerque al presidente, pero le separe de Morena.  Parece que las campañas ahora se volverán un discurso sobre cómo estamos bien cuando estamos mal pudiendo estar mal como cuando estábamos bien”. Y uno que otro candidato empecinado en figurar en la “memeteca” popular y con esa fama después construir un discurso. 

El escenario que ofrecen las campañas políticas será una batalla en muy corta distancia, la aprobación del presidente sigue tan estable que parece que la lucha será contra Morena, no contra la fuerza de Morena. Complicado para los estrategas, pero muchos de ellos ya solo aspiran a obtener un número mínimo de votantes, nada dañará más la imagen de las elecciones que aquellos triunfadores en la derrota. La gama de candidatos políticos tan lejos de la formación y tan cerca a la seducción parece que no será suficiente. El pronóstico no es difícil de imaginar. Tenemos la necesaria política, pero ¿tenemos la suficiente política?

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