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Quetzalcoatl en Navidad

Héctor A. Gil Müller

El edificio del Senado de la República Mexicana dio paso a la navidad con la instalación de un peculiar árbol navideño. Una pieza construida exprofeso para el patio que lo alberga y que muestra una serpiente emplumada bajando en un árbol de navidad rodeado de nochebuenas y otros símbolos, la serpiente es representación dada a Quetzalcoatl, el mítico dios mesoamericano de gran poder y cuyo nombre mezcla el quetzal y coatl la serpiente.

Quetzalcoatl representa la dualidad entregada a la humanidad, siendo al mismo tiempo lo físico de una serpiente y lo espiritual de un plumaje. Los Toltecas creían que esta deidad tanto construía el universo como lo destruía. Moyocoyani lo llamaban otras culturas representando al que todo sabe y está en todo lugar. Según la cosmogonía Náhuatl se trata de uno de los hijos de los dioses primordiales de quien surge la vida y la luz. Los Mayas retomaron a la serpiente emplumada como Kukulkán.

Entonces, siendo tan poderoso, ¿Qué nos importa que haya querido posarse en un arbolito navideño rodeado de símbolos celtas, figuras egipcias y adornos germanos?, ¿no llenamos con las dudas existenciales de cuando el ponche deja de ser ponche y se vuelve coctel? y aun así ¿nos sorprende que se nos aparezca la serpiente emplumada en un árbol cuyo valor no excede los 25 mil pesos?

Ante la viralidad de la imagen del pino del senado en redes, los funcionarios de la cámara preocupados y asustados, porque quien se quema con leche hasta al jocoque le sopla, de inmediato mostraron el precio de la obra y alegaban que no se trataba de un gasto excesiva, guardaron en secrecía la autora de tal obra y hablaron de una obra austera, ¿según quién? Porque traer a la principal deidad azteca quizá costó pocos pesos, pero en algún plano representó una movilización divina exagerada.

La política es mixtura también, nos gusta mezclar, estoy convencido que el futuro será una mezcla de los elementos que hoy tenemos, como hoy somos de los elementos que antes hubo. Nos encanta tomar modelos extranjeros y tropicalizarlos, hemos incorporado estrategias fiscales chilenas en nuestro sistema nacional, modelos colombianos, leyes americanas, códigos alemanes e instituciones chinas según nuestra propia cosmovisión. Fusionamos y adoptamos, como un grupo, las formas culturales de otro pueblo que sustituye completa o parcialmente las formas propias, lo llamamos transculturación.

Ya en 1970 José Feliciano compuso una canción titulada Feliz Navidad. Con tan solo 6 palabras en español y 13 en inglés ha sido reproducida millones de veces, una mezcla de inglés y español que nos enseña que el futuro es mezcla. A los mexicanos nos gusta mucho mexicanizar los símbolos, el pesebre franciscano que inspiró en el siglo 15 la primera fábrica de pesebres desde Francia ha sido testigo de la incorporación mexicana a la navidad con las nochebuenas y las piñatas. Si ya colgamos esferas a los pinos, ahora una serpiente engalana el símbolo.

Pero nosotros seguimos firmes en nuestra identidad, inamovible y selecta, que hemos enclaustrado para no mezclarla. La mexicanidad está a salvo de fusiones extranjeras, nada moverá el sentir patrio de lo que es nuestro, ¿ok?.

Redarquía

Héctor A. Gil Müller

La redarquía es un fenómeno organizacional que está presentándose en diversos niveles como consecuencia de la profunda necesidad de autonomía, flexibilidad y agilidad en el trabajo. Diversas organizaciones comienzan su reingeniería fragmentando la operación en cada vez más pequeños equipos efectivos que se ligan como una red para alcanzar los objetivos propuestos. Se debilitan las estructuras jerárquicas y se implantan modelos redárquicos para tomar decisiones, para ejecutar operaciones e incluso para fragmentar soluciones. Estos cambios operativos significan movimientos culturales, llenan los vacíos, por ejemplo; el principal atributo de una jerarquía está en la clara atribución de decisiones que conlleva una delegación de responsabilidad. Si la decisión la toma otro, el será responsable de sus consecuencias. En las redes la responsabilidad se asume desde lo individual.

Nuestro estilo de vida está migrando a un modelo redárquico, ya no se tiene un solo concepto de trabajo, las relaciones están aumentando significativamente en cantidad, aunque con un menor nivel de profundidad, incluso la manera de ver televisión responde a esas necesidades de autonomía y flexibilidad, la parrilla de contenidos se teje en redes de gustos que nos van llevando de recomendación en recomendación, antes la decisión correspondía a los horarios, hoy es autónoma y sumamente flexible.

Si el mundo tiende redes y construye el presente mediante esas redes, para el sector gubernamental es una exigencia. Los diversos gobiernos a través de sus poderes ejecutivos han presentado sus informes gubernamentales, el presidente López Obrador entregó el 3er informe de su gobierno y en un tiempo extraordinario y de gran exigencia cualquier mérito parece palidecer. El balance y la aceptación del informe parece positivo, los principales indicadores de aprobación presidencial continúan con una estabilidad positiva. Aunque las crisis continúan escalando en sus indicadores y mostrando que el futuro no tiende a ser tan positivo como nos gusta esperar.

Los tiempos en que se soluciona cualquier dificultad desde la voluntad jerárquica están pasando y así como el paradigma de los partidos políticos está migrando a un nuevo paradigma de colectivos, las estructuras jerárquicas están atenuándose ante las nuevas estructuras redárquicas. Ningún gobierno puede solo con la encomienda y más que prudente exigida la participación social.  

Lamentablemente seguimos reduciendo la participación ciudadana a la comunicación ciudadana, mediante preguntas y consultas, votaciones o foros, pero la participación debe ir más allá que su sola enunciación, implica responsabilidad. Participar no solo es escuchar, es actuar sabiendo que la respuesta a la responsabilidad es “yo”. ¿Quién es responsable del avance de un país?, no debemos responder que todos, ni tampoco queremos responder un “tu” necesitamos actuar y afirmar “yo”.

Bien debemos construir modelos de colaboración que incidan en políticas públicas y fomenten la participación, el involucramiento del ciudadano que, a la par del mundo y su vida, busca autonomía, flexibilidad y agilidad. Una autonomía que signifique transparencia y claridad, una flexibilidad que involucre el contexto y no solo el control y la agilidad acorde al mundo real. A un mundo en el que cada momento significa y aunque se pierda en la hipercomunicación se acelera en significación.

Migrar

Héctor A. Gil Müller

Hace algunos días, de la publicación de este artículo, se rescataron más de 190 migrantes que se encontraban en condiciones de hacinamiento en el estado de Nuevo León, estos migrantes enfrentaron el difícil viaje para llegar a la frontera norte y cruzar a Estados Unidos de América. Menores de edad que viajaban solos, familias quebradas buscando reencontrarse, personas huyendo de la marginación enfrentando una travesía cuyas terroríficas historias muestran el dolor y la angustia de donde salen y sobre todo el esfuerzo y ensueño de lo que buscan.

La migración ha acompañado al ser humano, y siempre por las mismas causas, la supervivencia. Migrar no solo significa llegar, como entendemos, también significa huir. Cuando las cosas no van bien, pero se clava tan hondo en una realidad que finalmente se acepta, la cosas no irán bien, y entonces se deja porque el presente no alcanza para construir un futuro. Se viaja, aunque se pierda todo en ello.

México presenta una de las diásporas más grandes del mundo con 13 millones de personas migrantes, según datos de 2017, la India ocupa el primer sitio con 15.6 millones. La población mexicana en el exterior, como de muchos otros países, demuestra la vocación humana por ir más allá de las fronteras. El esfuerzo de viajar significa en kilómetros el deseo de alcanzar.

Actualmente, en el mundo por cada 30 personas 29 seguirán viviendo en el país en que nacieron, pero una de ellas migrará. En la última década el número de migrantes se ha duplicado, actualmente 281 millones han abandonado sus comunidades. Europa, Asia y América como principales centros de migración en ese orden. Un dato interesante, aportado por la Organización Mundial de Migración, es que más de 740 millones de personas se identifican como migrantes internos, esto es, que se han cambiado de comunidad sin atravesar una frontera internacional, es decir al interior de su propio país.

El fenómeno migratorio no afecta a una sola región, es una situación mundial y que busca soluciones en la misma globalidad: México presenta un 0.9% de población migrante en su territorio, Guatemala un 0.5%, Estados Unidos de América un 15.3% con más de cincuenta millones, en Alemania un 18.8% de su población es migrante y para Arabia Saudita un 38.6%.

Sin embargo, el migrante no abandona del todo, porque cargamos a cuesta mucho más que cosas, cargamos la sangre que nunca nos deja, la nostalgia que es olor por lo lejano, y el compromiso y la palabra de llevar parte del fruto tan esforzado a quienes se quedan. En 2019 India, China, México, Filipinas y Francia fueron, en orden descendente son los principales destinos de envío de remesas de una población migrante. En 1996 Estados Unidos envío 22.2 millones de dólares en remesas, en 2019 la cifra fue de 71.6 millones. Un caso similar fue Arabia que pasó de 16.6 en el 95, a más de 45 millones en 2019. Valientes guerreros, que se plantan ante el grito por alcanzar lo que se les ha negado. Todos migramos, la mayoría solo en el tiempo, otros en el espacio. Cambiar el mundo, no es locura ni utopía, sino justicia.

Se acerca el invierno

 Héctor A. Gil Müller

La vida misma es desafío, es reto. En cada crisis, como tormenta que se atraviesa, se quedan huellas en el alma o en el cuerpo, pero huellas al fin. Bien dicen algunos, quien heridas no tiene es porque nunca ha luchado. Lo mismo pasa en las sociedades. La vida social expresa retos y desafíos que según el talante de los mismos se vuelven críticos y dejan marcas.

La crisis sanitaria apurada por COVID19 ha aparejado otros elementos complicados, que sumados a desabastos en materias primas y a problemas propios de los países exportadores están causando un revuelo económico que ya empieza a calificarse como crítico. La reciente subida en la inflación, no solo en nuestro país sino en el mundo entero preludia lo que al menos para nuestro hemisferio se convertirá en un frio invierno.

Las sociedades siempre han temido al invierno, expresa un momento de pérdida, pero también en el invierno hay posibilidades, en lo blanco del lienzo también se pinta, y si bien cala el trazo y se piensa pasajero, el esfuerzo enseña. Pero el invierno como las crisis se anticipan, de ahí el valor de ser cauto en la bonanza y sensible en los veranos. Un verano eterno perdería sentido, porque el valor del inicio siempre proviene del dolor de los finales. Sin crisis no creces afirman los motivadores.

Las crisis nos ayudan a poner las cosas en perspectiva. Siempre se limpian los ojos con algo de lágrimas, se valora lo importante, una crisis permite jerarquizar e identificar lo valioso ante un panorama desafiante, es oportunidad para identificar el correcto orden de los elementos de cada discurso. El valor de las acciones y la utilidad de lo implementado. Si durante la bonanza no construimos el refugio seguramente el látigo en la escasez calará.   

Varias preguntas surgen ante los albores de una crisis que esperemos sea ligera, ¿a qué responde el cambio en la propuesta para gobernar el Banco de México?, allá en junio se propuso a Arturo Herrera, pero no se ratificó, hoy se ha cambiado la propuesta y se presentó a Victoria Rodríguez Ceja, y como distintivo se afirma que es la primera mujer propuesta para ocupar ese encargo. Los mercados recibieron con debilidad la propuesta y la Bolsa Mexicana de Valores cerró en terreno negativo. La caída de la propuesta de Herrera aún no tiene explicación, un fuerte rumor señala problemas en la repartición de recursos a los Estados y negarse a poner lo político sobre lo económico.

La confianza es un ambiente y no una acción, y pesa sobre muchas decisiones federales, incluso sobre la buenas y tomadas correctamente un sentir de autoritarismo y peligro, evaluemos si el presidente es sensible al mercado y expresa un cambio de rumbo o muestra firmeza aun ante el disenso. Sigue brillando la descripción del perfil que desde junio ha impulsado el presidente: “Va a ser un economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral”. Pero sobre el baile político, la ratificación normativa, la solvencia moral, aspiraciones, pleitos y alianzas se escucha a los lejos gritos que advierten: “se acerca el invierno”.

La culpa es del Champán

Héctor A. Gil Müller

Santiago Nieto, quien fungía como Jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera presentó su renuncia al cargo tras los escándalos públicos causados por la fiesta de boda con la Consejera del Instituto Nacional Electoral Carla Humphrey enmarcada entre lujos y asistentes importantes.

Varios comentarios, ante una situación que expresa una noción que pretendemos olvidar, y aunque no haya razones si hay emociones. El discurso lopezobradorista de combate a la corrupción se ha mantenido sobre varios pedestales. La ausencia de una imagen de honestidad y buen ejercicio del recurso se ha suplido por la modesta austeridad. Es decir, confundimos la austeridad con la honestidad. Una boda en el extranjero, con más de 300 invitados, independientemente del costo y la posibilidad de pago de cada contrayente pero que atrajo los reflectores fue un mensaje contradictorio a tal política. Es fácil confundir el concepto justicia con el de venganza, entonces la opulencia, específicamente aquí, no fue bien vista.

Pesan sobre la pareja varias cargas más, Nieto como uno de los atacantes más recios pero mesurados que encarnó los colmillos presidenciales en su búsqueda de responsables seguramente lastimó algunos cotos de poder. Lejos de presentarse como un radical fue mesurado durante su ejercicio, que a otros radicales pudo no gustar. La caída del Morenista Salgado Macedonio de su candidatura en Guerrero estuvo apoyada por Carla Humphrey. Renunció también la Secretaria de Turismo de la Ciudad de México Paola Félix quien tras su regreso de la boda se publicó la acusación que pretendía ingresar al país 25 mil dólares de manera ilegal. Esto afectó la imagen de quien ha subido en bonos recientemente Claudia Sheinbaum. La lista de participantes a la ceremonia demostró una fuerza, lógica desde tal posición y con buena trinchera, pero finalmente posible para formar una tribu, como los partidos han buscado llamarse. Una tribu representa un colectivo que lejos de tener metas busca saciar necesidades.

Leer entre líneas siempre es bueno, aunque no debemos ver más allá de lo que muchas veces es, tendemos a interpretar y cambiar su sentido, un buen principio es el de Hanlon para estos temas: “nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez”, pero en tal sentido el error fue la transparencia y publicidad que tuvo la ceremonia.

El funcionario debe empatizar con un país dolido por el lastre de la corrupción, pero sobre todo insultado por el despilfarro y la opulencia con la que quien hizo mal uso vivió. A juzgar por las notas periodísticas el encono cayó sobre la champán, bebida que se ha supuesto de opulencia. Quizá ese fue el error. En política, como en todo, la congruencia entre lo que se dice, se hace y se piensa es la integridad.

La champán es costosa por su proveniencia de una específica región, llamada Champagne, que viene de la voz latina campus y su derivación “campaña”, requiere dos fermentaciones para su elaboración y fue la bebida del emperador Luis XIV, el Rey Sol. Irónico, que ahora para parecerse al Rey Sol se deba tener un par de fermentadas aprobaciones para poder avanzar en ciertas regiones sin dañar la campaña.

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