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Persistencia y consistencia

Héctor A. Gil Müller

Los tiempos han traído cambios, desde la identificación de las colectividades al pasar de partidos a movimientos, pero también en las estructuras políticas al pasar de células de comunicación a esferas de conexión. Aunque muchas cosas cambian, algunas solamente se perfeccionan, es decir se mantiene su esencia e ímpetu, pero son las acciones las que cuentan con un mayor “expertisse”, así los delitos, que sorprendentemente cada vez se vuelven más refinados, delitos cometidos en perjuicio de la gente que sigue sorteando la vida como en una jungla con peligros dispuestos alrededor. Soy un columnista atrevido, me ufano en decirlo, pues en cierta ocasión un distinguido letrado me dijo: “pero como se atreve usted a escribir”, sobre mi atrevimiento siempre la opinión que es lo más humano y parece nunca cambiar, opinamos de todo y sobre todo y en ello está el cambio, la mejoría.

Persistencia y consistencia implica resistencia y presencia. La ilegalidad siempre acompaña a la legalidad, los grupos que buscan instituir su propia ley desoyendo lo permitido o buscando lo prohibido están presentes en todo lugar, de una o de otra manera parece que la rebeldía es una expresión misma de humanidad. En el mundo de las drogas hay miles de grupos delictivos esparcidos en el mundo, entre los que se encuentran varios cárteles mexicanos como de los más peligrosos o salvajes, según reportes de la DEA.

Apenas se tiene alguna tregua ante la pandemia y los conteos mortales, que antes eran por el virus, ahora empiezan a acumularse por las muertes causadas en enfrentamientos entre grupos delictivos en ciudades que han sufrido el flagelo de estas operaciones. Así Tamaulipas, estado fronterizo que ahora experimenta nuevamente un semáforo rojo ante la alta ocupación hospitalaria pero también una violencia al alza en sus calles.

Según el conteo de homicidio dolosos que realiza Tresearch durante el actual sexenio de López Obrador México ha sufrido más de 34 mil homicidios cada año, a la fecha durante 2019 se contabilizan 16472. Ni los semáforos rojos ni la parte alta de la contingencia han podido frenar esas cantidades mostrando que el fenómeno requiere algo más que abrazos para combatirlo.

Los movimientos territoriales y búsqueda por conquistar plazas o rutas son evidentes y el enfrentamiento público parece fragmentarse entre acciones que realiza la federación y otras que realizan las entidades federativas. La coordinación es necesaria pues no se enfrentan sucesos aislados o eventos, sino acciones que parecen tener una intención y forman parte de una estrategia de crecimiento o fortalecimiento por parte de diversos grupos.

La gente espera soluciones rápidas a este complejo problema, que involucra no solo el ánimo delictivo sino la ambición económica que se liga con el poderío. Pero si Fox, durante su gobierno, anunció que podía resolver problemas nacionales en 15 minutos, Duarte, el exgobernador de Veracruz burlonamente nos recordó en su aprensión la frase de Santiago Montoto: “paciencia, prudencia, verbal contingencia, dominio de ciencia. Presencia ¿o ausencia?, según conveniencia.” No es la solución rápida que todos ansiamos, sino un trabajo continuado y seguramente a largo plazo. 

Comparaciones

Héctor A. Gil Müller

Es difícil, con un contexto cultural como el nuestro, que aprendamos de las comparaciones, el aprendizaje implicaría mejorías o adecuaciones para enfrentar un desafío. Ya los viejos lo enseñaban; “cuando veas las barbas de tus vecinos cortar, pon las tuyas a remojar”. Porque seguramente si el vecino las cortaba la plaga ya había llegado, su barba estaba infestada de piojos y seguramente la tuya, en ese momento, o en otro sufrirá las mismas consecuencias. El proverbista afirma que la sabiduría está en escuchar consejo, en aprender de otros que seguramente han vivido esa situación. El consejo no siempre es dado, pero si puede ser observado, compararnos para mejorar.

El aprendizaje por las cosas vividas lo hemos aplaudido, le llamamos experiencia, y efectivamente el tiempo es el mejor maestro, pero mata a todos sus alumnos. Entonces, es menester ahorrar tiempo, recurso escaso en estos tiempos, el aumento de experiencia no puede estar sujeto a tantas veces que se viva tal o cual situación, en la mayoría de las ocasiones en que se actúa así terminamos por adaptarnos al fenómeno o lo que es peor acostumbrarnos, se nos vuelve costumbre y con esa razón acallamos el dolor o molestia que la situación cause. Vuelven a decir los que saben: “a todo se acostumbra uno, menos a no comer” para recordarnos que se tolera mucho pero el hambre causa revoluciones.

Aprendí que la experiencia se conquista cuando aprendemos, hacemos y reflexionamos. Aprendemos de otros y por otros, el hacerlo es una decisión, movimiento que resulta de lo aprendido y me gusta pensar que ahí está el verdadero aprendizaje, empezamos a aprender cuando dejamos de estudiar y lo vivimos y la reflexión, que es el acto de volver a flexionarse para ver las mismas realidades, pero ahora con otros ojos. Cotidianamente evaluamos, pero no reflexionamos, tendemos a dar una calificación, resultado de una comparación, a lo que nos pasa. Evaluamos la aprobación del presidente, los infectados de COVID19, los muertos violentos, pero esa numeralia no nos lleva a la reflexión nos da un diagnóstico, nos da claridad y nos permite actuar, lo que se mide se puede mejorar, pero en escasas ocasiones reflexionamos no nos preguntamos un porqué que nos lleve en encontrar las causas a nuestro alcance próximo y lejano.

Nos ha alejado de la reflexión esa vocación por la que nos comparamos siempre para evaluarnos y nos duele cuando dejamos de sentirnos en una evaluación segura o satisfactoria. La necesidad de admiración es más fuerte que la necesidad de amor, claman siempre los que saben, y es fácil detener la comparación cuando esta nos degrada. En palabras de Drucker; es malo fracasar, pero es peor tener éxito y no saber por qué.

No comparamos para construir, como Hegel dispuso en su dialéctica en la que aportaba una tesis que enfrentaba a su opuesto, una antítesis y generaba algo novedoso a partir de ambos conceptos una síntesis. Comparamos para evaluar y confundimos en consecuencia la comparación con la degradación. En ello perdemos tiempo, pues por orgullo o insensatez dejamos de explorar el mundo pretendiendo conocer todas las respuestas, descansando en que nuestros problemas son únicos, pero no lo son, estamos más que conectados, igualados.

Nuestra elección no es la primera

Héctor A. Gil Müller

Estamos a escasos días de realizar la elección más grande de este país, por la cantidad de encargos públicos, pero también por las dimensiones del padrón electoral, más de 90 millones de mexicanos podrán ir a las urnas, y aunque no todos acudan, la logística que demanda el potencial de asistencia es gigantesca y de compleja construcción. Son elecciones importantísimas para la salud democrática del país, aunque no tengo muy claro cuál tiene que ser el resultado para suponer que AMLO no es un tirano, entendemos que la constitución de una oposición, en cualquier sentido, resultaría provechoso para el país. Hasta ahora la tregua pandémica ha sido lo suficientemente alargada como para impulsar a muchos para votar. 

Esta importante elección, ¿cuál no lo es?, sin embargo, transcurre demostrándonos que no es la primera elección en el proceso de decisión para cada cargo. 

Más de 90 candidatos a alguna posición de elección popular han sido asesinados durante esta campaña, alguien eligió previamente y no solo en quienes seguramente por negarse a ciertas peticiones sufrieron el embate del crimen, sino otros que salvando su vida han pactado, siendo esa una primera elección. 

La madurez es participación, pero cada elección que fomenta es resultado de una anterior elección, cuando decidimos entender el civismo como una compilación histórica, cuando se obviaron los comportamientos y la transmisión cultural de los mismos que forman ciudadanos con virtudes, sabios los griegos encargaban la sabiduría, valentía, fortaleza, justicia y piedad como elementos formativos de lo que un ciudadano es. Las elecciones posteriores son consecuencia de lo que inicialmente decidimos, las razones discretas que nos forman.

En todo sistema político la elección formal es consecuencia de un ambiente cultural pero también de las propias condiciones sociales que establecen los límites en la conducción, el potencial de trabajo y también la cultura de la interacción. Podemos elegir, pero las opciones son reducidas a una pequeña boleta, que se ha formado en nuestro presente interpretado por nuestro pasado y con el potencial de inferir a nuestro futuro. Nuestra elección no es la primera, la primera estuvo con nuestro propio entendimiento de lo que política y desarrollo es.

Seguramente en Palacio Nacional ya hubo una elección, primero como escenario después como negociación. Nuestra elección no será la primera, es resultado de sus actores y detractores de quienes han alcanzado la meta de una carrera. 

Marx escribió: La historia se vive dos veces, la primera vez como tragedia y la segunda como una farsa. Nos toca a nosotros votar, que una elección si muestra la capacidad social de participar, de interesarse por los asuntos públicos. El abstencionismo confirma la apatía, pero no su ilegalidad, la participación confirma madurez y genera legitimidad. 

El curso de la historia parece dictar, con atinados enunciados, que pueden iniciar con tinta muy suave, pero al finar tan indeleble como un rayón, que la moneda ya fue lanzada, alea iacta est, en unas horas sabremos resultados y balances se harán, y en esos balances no solo se verá el resultado numérico de una elección sino sus más antiguos antecedentes, seguimiento fiel de varias elecciones. 

El mundo es volátil

Héctor A. Gil Müller

Tras la guerra fría, la escuela de guerra o National War College NWC, del Ejercito de los Estados Unidos acuñó el término VUCA para describir un entorno con particulares características de volatilidad, incertidumbre (uncertainty) complejidad y ambigüedad. Esta descripción permite a cualquier organización, como lo hizo a los soldados que recibían la capacitación, anticipar problemas que modifican las condiciones de operación, entender las consecuencias de lo que se vive, comprender la interdependencia de las variables, prepararse para desafíos y alternativas y la capacidad de interpretar y aprovechar las oportunidades.

Años después, Zigmunt Bauman el genial filósofo contemporáneo detallista de la modernidad líquida en que nos encontramos, popularizó nuevamente el término, ahora VICA, para describir características evidentes en nuestro entorno, así el mundo es competitivo, ya no solo entre mismas áreas, sino ahora contra cualquier cosa o sector que se compare, así los mecanismos de atención y de decisión por un servicio o producto van más allá que el propio servicio o producto. Los restaurantes son juzgados por el tiempo que toman en llevar la cuenta y no necesariamente por la calidad, cantidad o presentación de su comida. (¿se ha fijado que el objetivo de ellos reside, según el mercado al que se dirige en alguno de esos elementos?) Los centros comerciales son juzgados por sus acciones sociales e incluso empresas son juzgadas a partir de sus objetivos de expansión.

Surge el concepto de licencia social como una aceptación que la sociedad realiza para la operación de un determinado giro u organización. Pero la sociedad ha dejado de ser aquella avecindada al local, se trata ahora de una sociedad global, con intereses, aspiraciones, pero también interpretaciones. Estamos insertos en un contexto global, como bien ha descrito y popularizado el jurista Xavier Díez de Urdanivia.

El T-MEC o tratado de libre comercio entre México, EUA y Canadá incluyó en sus postulados una serie de consideraciones de aplicación y defensa jurídica en relación al trabajo y trabajadores en los países firmantes. En México por primera vez se activó el mecanismo laboral de respuesta rápida del T-MEC en protección a los trabajadores de la empresa GM en Silao, EUA solicitó a México llevar a cabo una nueva votación entre los agremiados al sindicato que encabeza Tereso Medina para legitimar el contrato, que, según la denuncia no contiene la voluntad libre de los trabajadores.

Aunque la Secretaría del Trabajo de México ya solicitó la nueva votación, esta no se ha realizado, EUA expresa su profunda preocupación por la falta de resultados. El mundo actual se enfrenta al mundo del ayer, un mundo sindicalizado y de autonomía mal entendida.

Nuevamente se activó este mecanismo, pero ahora en Tamaulipas para resguardar los derechos de empleados de Tridonex, quienes declaran haber sido privados de sus derechos de libre asociación. Importantes retos tienen las autoridades mexicanas y en general el sindicalismo nacional ante ésta forma de presión. Tras cada petición que la Representación Comercial Estadounidense da a México la responsabilidad existente es para contestar en 10 días y dar remedio en 45 días a partir del comunicado.

Los tiempos nos enfrentan y desafían, pero esto no es novedad, siempre lo han hecho y el futuro esconde en sus tiempos el reto que comprueba el aprendizaje del pasado, pero también la recreación en el presente sobre el mañana. México está inserto en un mundo así, competitivo y desafiante.

El juicio de esta generación

Héctor A. Gil Müller

En el año 2018 la Universidad de Ghana, en la región de Accra, fue testigo de una gran protesta que solicitaba la destrucción de la estatua de Mahatma Gandhi ubicada al interior del Campus. Así, el gran libertador de la India, cuyo modelo de protesta pacífica e inspirador de grandes movimientos en todo el mundo, no soportó el juicio derivado de la supuesta interpretación que hizo el indio sobre los aborígenes africanos y también por existir “mejores” figuras en la nación como para considerar lo realizado por un extranjero. La estatua fue removida, había sido instalada en 2016 y solo dos años inspiró a otros a preguntarse quién era. Hoy el espacio luce vacío, y no porque no existan méritos para quien ocupe ese pedestal, sino porque cualquiera al someterse al juicio actual sería condenado.

Hoy juzgamos con extrema facilidad el pasado y no podemos asegurar nada del futuro. En el tiempo de las libertades, con libertad para tantas cosas no podemos entrar a alguna tienda a razón de la edad o condición física. Y si bien es un acto de salud, ¿Cuándo no lo es? En España varios juicios fueron abiertos contra padres de familia que al prohibir el uso de celular restringían a los menores el acceso al internet, derecho considerado como superior hoy día. Entonces; ¿un niño tiene la libertad de ver cualquier sórdido tema, pero no de entrar en una tienda en tiempos de COVID?

Hoy nos engalana juzgar a los gobernantes pasados, pero no se busca construir un perfil para los gobernantes futuros.  Lamentarnos del pasado entrega el porqué de muchas cosas, pero nunca la respuesta de un porqué mejoró el futuro, traerán tranquilidad o incluso certeza, pero mientras no nos formulemos “y entonces que”, no sabremos a dónde dirigirnos. No me refiero a la impunidad ni a obviar el ilícito o dejarlo de sancionar, escribo sobre orientar la vista y no ver el pasado como un fin, sino solamente como una causa que nos dibuja el futuro. Podemos juzgar a todo el género humano, representamos muy poco de lo que llevamos en el planeta, pero ello no nos traerá el futuro deseado.

¿Cuál será el límite de lo políticamente correcto? Porque paradójicamente a mayor respeto mayor desprecio. Hoy juzgamos duramente las canciones del ayer, pero inundan canciones con letra denigrante y dolorosa en el presente. Nos parecemos mucho a la inquisición, estamos juzgando por actos aislados que condenamos rápidamente y parece que las ideas verdaderas e impopulares son las que hacen que el mundo avance

Nos falta por avanzar, definir la vocación por el pasado y que la finalidad de un juicio sea la de evitar y con ello construir una nueva realidad, en la que las acciones no generen debilidades sino fortalezas. Antes era nadie, pero ahora, con más edad y algunas canas soy todo un don, un don nadie, si yo pudiera decirle algo al Presidente, por lo pronto y en lo corto, le diría que no pierda el enfoque en el futuro por contemplar la exquisita comunión del pasado. Centrarnos en el futuro no es dejar la justicia, al contrario, es aplicarla, pero no solo para rememorar sino para evitar, para dejar memoriales que recuerden no lo que pasó solamente, sino lo que hemos declarado que no volverá a pasar.

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