Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

La oportunidad

Héctor A. Gil Müller

La palabra oportunidad proviene del latín opportunitas que significa cerca del puerto. Aunque en su primer usanza reflejaba la oportunidad la salida y término de una travesía, no siempre resulta tan sencillo. Se debe tejer un apreciado hilo de oportunidades para acceder a nuevos terrenos que auguren el fin de la tormenta en alta mar.

El tiempo actual está fijando una oportunidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado como mayor mérito en la segunda mitad de su sexenio la reforma energética, con la que en puntos más o en puntos menos pretende sintetizar su histórica posición. Para lograr la reforma necesita aliados en el congreso, pues se trata de una modificación constitucional cuyo alcance no permite solo una mayoría sino una mayoría absoluta. Esta encomienda ha empezado un vals con el partido revolucionario institucional (PRI) y el partido en el poder (MORENA).

La oportunidad es clave, para la oposición real al gobierno, pero también para la reanimación del PRI quien atraviesa por su momento con mayor flaqueza política, con tan solo 4 gubernaturas. Hoy los 70 diputados y 12 senadores priistas son el peso en la balanza para aprobar o negar al presidente la contrarreforma energética. El discurso del tricolor será diferente después de la reforma, su cercanía a AMLO o lejanía será decisiva para su futuro.

Las coincidencias ideológicas son muchas con un movimiento como el de MORENA, cuya fuerza social y enfoque socialista parece enarbolar los principios cardenistas y de muchos otros. El PRI con su enfoque de centro ha sabido transitar entre regímenes sociales y regímenes de derecha, y como Cárdenas impulsó una economía social, Salinas hizo lo propio con un modelo Neoliberal. Estos aspectos lo ha aprovechar el presidente quien busca encasillar y obligar a tomar partido a un reducto que representa el futuro de un partido. La presión pública comienza y está lejos de agotarse, al menos no hasta que empiecen los votos a rondar en el palacio legislativo.

La oportunidad de la reforma energética también representa un momento para fijar las posiciones ideológicas que tanto se han confundido, pues pareciera que un solo partido lucha contra la corrupción, como si se hubiese monopolizado el concepto. Los principios de economía también se han traducido en prosperidad, como si el concepto fuese tan simple, pues olvidamos que no se trata de los fines, sino de los medios, lo que distingue a las plataformas. La reforma energética aún no está muy clara, es importante puntualizar muchos aspectos y traducir los beneficios en la economía nacional y en el bolsillo de los mexicanos, pero el objetivo está marcado y la señal muy clara, la reforma representa un movimiento estratégico del presidente. Bien escribió el político Alemán Konrad Adenauer; “En la política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”.

Sin duda es un momento de oportunidad, en el que muchas piezas comenzarán a definirse, ojalá y bajó la óptica que escribía J.F. Kennedy; “No podemos negociar con aquéllos que dicen, lo que es mío es mío y lo que es tuyo es negociable”.

Libertad

Héctor A. Gil Müller

La libertad se expresa con mucha variedad, se pierde con facilidad, pues siempre es más fácil entrar que salir de aquello que nos atrapa. Es tan seductora la libertad, aún más que la voz de Tania Libertad, pero esquiva en su seducción, pues cualquier desliz mayor que lo que ella misma tolera entrega al libertinaje como un pésimo sustituto.

Tenemos libertad “de”, expresada en el exterior, pero ella se limita conforme los ordenamientos así lo expresan o nuestras propias decisiones nos llevan. Junto a ella existe la libertad “para” que es más complicada, proviene del interior. En ocasiones, aunque no se tenga la libertad “de” accedemos a la libertad “para”. En los gobiernos no es tan diferente, los atavíos propios de un sistema normativo que regula las acciones de un funcionario a efectos de asegurar que sólo pueda hacer lo que la ley expresamente les permite, no será nunca suficiente para regular los apetitos dañinos y malignos que la conciencia humana puede acceder.

El combate a la corrupción empieza desde las acciones que encaminan a corregir un sistema errático, cuyos males estriban en la libertad interior de las personas para decidir sobre tal o cual comportamiento, esa conversión solo es posible a través de una convicción. Debemos estar convencidos de lo que se quiere. Aristóteles enseñaba que nos convence lo que nos conviene, pero la conveniencia de algo no es revelada por el conocimiento, sino por una emoción hacia lo correcto.   

Construir un mundo libre es afirmar que es resultado de nuestras acciones, encaminadas por un marco normativo que nos de claridad, pero finalmente reducida al nivel básico, lo que hacemos.

El combate a la corrupción que se ha convertido en un discurso mundial, debe llevarse, según yo, en tres claridades. Claridad en el propósito, ¿cómo es la sociedad que buscamos como resultado perfecto de la lucha?, México media entre una sociedad que aspira castigar y una sociedad que aspira corromper. Hemos afirmado que la impunidad es el gran mal, pero no es causa de lo causado, sino consecuencia. Parece que hoy vemos un futuro de villanos tras las rejas.

El segundo pilar es claridad en los roles, esto exige saber las funciones, asumir el rol que corresponde a cada encargo. La confusión de funciones genera un mar caótico que busca ser sorteado con facilidades que normalmente resultan ilegales. La simpleza de un buen rol está en la definición del mismo. Saber qué, cómo, cuándo y porqué hacer acercan a la disciplina que es orden y limpieza. La diferencia entre querer, poder y deber no debiera ser jerárquica sino congruente.

El tercer pilar es claridad en los límites, los límites nos dan seguridad y velocidad en el trayecto, saber identificar esos límites nos mantienen en una zona segura, que hemos confundido erradamente con zona confortable. Entender los límites nos llevan a encausar la decisión.

El primer plano es comunicacional, el segundo plano es estratégico y el tercero operacional, coinciden en el cambio y corrección de aquello que buscamos. Algún día el águila terminará de devorar la serpiente, aunque por hoy nos hemos congelado en esa imagen, pero los símbolos, por más símbolos que sean, también son dinámicos.   

La recompensa

Héctor A. Gil Müller

“Nadie sabe el bien que tiene hasta que lo ve perdido” reza un popular refrán, siempre he sido muy respetuoso de los dichos populares, son perlas que encierran el tiempo de muchas vidas, el refrán para poder nacer significó muchas experiencias, buenas o malas, tantas que terminó por aceptarse y se reconoció. Es sabio quien los atiende, los guarda y los aplica. La paremiología es la ciencia encargada de su estudio, y es el sentido común quien se encarga de su resguardo y perpetuidad. Pero como el sentido común es el menos común de los sentidos, ahí andan los pobres refranes famélicos viendo a ver quién los usa, viviendo entre los puentes poéticos sintiendo que solo valen por la rima y no por el texto.

Damos por sentada la democracia, la sabemos tan común que asumimos que está garantizada, pero no es así. La democracia, como la vida es un bien que puede escurrirse si no asumimos que es una recompensa y no un regalo. La democracia se presenta como recompensa y la tratamos como si llegase cual regalo, bendición inmerecida. Ella exige sus cuidados, sobre todo el celo que afirma no llevarla a los extremos, el extremismo y populismo en el plano político se alza como una amenaza que debilita el poder político en muchos países del mundo y forma regímenes que cualquier, tras ver la historia de nuestra civilización, supondría que jamás volverían a existir.  

El fascismo, en palabras de Madeleine Albright parece que dejó de ser una ideología política para convertirse en un medio para conseguir y mantener el poder, y ahí el gran reto, entender que muchas joyas no son el resultado de la dadiva, sino de la recompensa. El éxito no es un suceso, es un proceso lo mismo ocurre con la libertad, la democracia y la legalidad. El mes patrio es recompensa, no es una dádiva, significa una conquista cuyo impacto es tan grande que termina por perfumar el tiempo. Porque hay logros tan fuertes que se estampan en el tiempo siendo este tan abstracto. Hay fechas que se celebran o se conmemoran y significa que en ellas se vivió tan intenso que las horas o días no son suficientes para encerrar lo ocurrido.  

Vivimos entre meta propuesta y meta conquistada, cuando la vida tiene enfoque e intencionalidad, cuando no es así vivimos entre necesidad descubierta y satisfacción alcanzada. No confundamos la satisfacción que se domina en el placer con la recompensa que se conquista en la razón.

Asumir que la democracia se mantiene solo por el derecho a votar es un error por su restricción de un todo, dinámico y visible por un elemento que a final de cuentas no contiene en su acción la democracia. La democracia no son boletas, ni votos si quiera, es una aceptación que debe mantenerse.

Este septiembre yo festejo a México, pero le festejo por sus recompensas a las que me comprometo a cuidar, porque cuando mi generación acabe y se pierda en el tiempo, que es el mejor maestro, pero pésimo cuidador, se diga que no perdimos la encomienda, que triunfamos recibiendo también la recompensa.  

Evergrande y su crisis

Héctor A. Gil Müller

La economía, actividad tan humana, dejó de ser humana desde hace mucho. El mundo está entretejido en relaciones, aspiraciones, conexiones y negociaciones, son esos hilos los que vinculan a empresas, países, individuos y al mundo entero. La economía resuelve con transparentes hilos el valor del tiempo, si este se convierte en dinero, no importa donde se guarde o esconda, los hilos que tejen el mundo económico lo alcanzan y nutren o desnutren. Sabio Erich Fromm escribió: “La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito”.

Los reflectores del mundo se dirigieron al grupo Evergrande; un conglomerado chino que se ha reconocido como la empresa más endeudada del mundo, tiene una deuda que hoy día asciende a 571 mil millones de dólares. El grupo anunció hace algunos días la posibilidad de incumplir el pago de su pasivo ante la escasez de efectivo. Esta situación alerta al mundo entero quien recuerda como antecedente a Lehman Brothers cuya quiebra y una deuda de 613 mil millones ocasionó la crisis económica mundial de 2008.

Parece que los problemas ya dejaron de ser minúsculos y microscópicos, como las pequeñas gotas de saliva y el coronavirus para la economía y ahora volvemos a la usanza previa. Los errores de unos en un enramado relacional afectan a otros. Escribió Quevedo “El rico come y el pobre se alimenta” y para el magnate asiático la bonanza se acabó como para otros sectores la subsistencia lo hizo. Ni “ever” siempre ni “Grande” tampoco.

El panorama se complica para América Latina, que es uno de los principales socios exportadores a China de insumos relacionados con la construcción, principal giro del endeudado asiático. Chile, Perú y Brasil destacan en la lista, pero sin duda la proporción y afectación se vuelve rápidamente replicable como una formación de fichas de dominó que van cayendo. En México varios analistas exponen que el impacto está contenido en China y la afectación mundial tenderá a ser menor, disminuyen la comparación con Lehman Brothers debido al giro del negocio, pero destacan la situación y el entramado en el que todo el mundo se encuentra.

Así como la astronomía, dedicada al estudio objetivo de los astros se enfrentó a la astrología, dotada de fuertes presunciones. La ecología, que estudia lo que realmente tenemos, se enfrentó a la economía que incorporó fuertes y amplias presunciones. La especulación nos lleva a tenerlo todo teniendo nada y sentirnos con nada teniéndolo todo.

En política el enramado es similar, el éxito de unos difícilmente se contagia a otros pero el fracaso es fácilmente compartido. De ahí la importancia de la coordinación, para que exista una buena coordinación deben mediar siempre la comunicación, la confianza, la claridad y el compromiso. Sin voluntad y determinación del objetivo no se pueden construir ambientes propicios para entendernos y ganar claridad.

Ante una crisis, de cualquier tipo, ¿Qué nos enseñó el COVID?, si actuamos igual, entonces la superación de la pandemia no representó una meta que alcanzar, sino una necesidad que satisfacer. Y si vivimos supliendo necesidades lo que único que hacemos es esperar que lleguen, ¿será eso lo que nos corresponde?, bien dijo John Stuart Mill, el brillante filósofo y economista inglés; “Ningún problema económico tiene una solución puramente económica”.

Los consejos griegos

Héctor A. Gil Müller

Uno no debería andar aconsejando con evidente ligereza. Porque el que aconseja es siempre juzgado sobre aquel consejo que da. La línea entre la soberbia y la jactancia es muy delgada y se mueve con facilidad. Lo que antes era humilde hoy es lujoso, es más lo que antes era “nunca” hoy son “depende”.

Menos debería aconsejar uno que es nadie, si bien con el tiempo y las canas se gana el respeto y entonces ya pudiera yo aspirar a ser un don nadie, el “don” siempre legitima, lo hace a uno diferente, me parece que es de los pocos regalos que conlleva la madurez, afortunadamente no lo hemos clasificado e impuesto a una sola clase, regalamos el don a todos que por el tiempo transcurrido han dejado de ser alguien, que noble es México que aún no vende sus “dones” aunque tampoco aprovecha sus otros “dones”. Continúo con el compromiso de aconsejar, gracias a los consejos es que podemos meternos en lo que no nos llaman, a cada uno se nos ha sido conferido diversas medidas de observación, análisis o capacidad de juicio y es en ellas en las que descansa nuestra capacidad.

Entonces, tras la perorata. Los griegos, sabia conciencia que inspiró lo que después hilvanaría la historia, decían que convence lo que conviene, nada más acertado. Cada decisión, emocional como la mayoría, conlleva un elemento que nos refleje y nos lleve a donde queremos. No siempre ese destino concuerda con lo mejor, pero si con lo conveniente. Reforzar el mensaje de conveniencia es importante, pero los mensajes no se aclaran en el discurso, sino en la escucha, es la capacidad de escucha la que determina su claridad. Esos modos son política.

Los griegos también definían al tiempo con dos buenas palabras, el “kronos” que medía los minutos y el “kairos” que medía los “momentos” el primero traía las temporadas de la vida y el segundo las estaciones, que como episodios dejan risas o lágrimas. Así transcurre el tiempo pudiendo contabilizarlo en números o en épocas. Hay que ser sensible a las épocas, y aunque todo tiempo es político, no todo momento lo es. Saber cuándo reflejarse y cuando no hacerlo determina la sabiduría del que no solo suma el tiempo, sino que lo aprovecha.

También los griegos, entre sus escuelas buscaban la felicidad, hábito tan anhelado que resultaba tan esquiva su definición porque como la furia y la feria, como el sonido que el viento hace al correr, se mueve con rapidez. Entre las escuelas de filosofía griegas los epicúreos construyeron el concepto de “ataraxia” un estado intermedio entre el placer que los cínicos se habían apropiado y el sufrimiento que los estoicos habían conquistado. El punto medio entre dos puntos es la forma de vulnerabilidad que acerca los otros, no la víctima que sufre e inspira lástima, ni el superdotado que se insensibiliza, el justo medio, el común es el que se aproxima. Así el que convence de convenir justo en el momento oportuno siendo próximo a lo que se busca se convierte en la opción.

En México, a mitad del sexenio, ya ha empezado la carrera por la sucesión, una sucesión que insiste en las nuevas formas políticas ante un votante convencido, tiempo de convencer sobre lo convenido parecen insistir los griegos.

Página 14 de 22