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Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA)

Rubén Aguilar Valenzuela  

Buenos Aires, Argentina

 

Historia

En 1956, crea el museo el crítico de arte Rafael Squirru.

 

Edificio

Es una construcción industrial de finales del siglo XIX, que originalmente alojó a la empresa tabacalera Nobleza Piccardo. El exterior es de ladrillo rojo. En 1980, lo adquiere la Municipalidad de Buenos Aires. En 1989 se traslada aquí la sede del museo que hasta entonces había funcionado en el Teatro General San Martín. Está en el Barrio de san Telmo.

 

Colección

 Reúne 7,000 obras de artistas argentinos e internacionales del periodo que va de 1920 hasta ahora. El museo ha recibido en donación colecciones importantes entre ellas las de Fotografía Argentina, de Diseño Industrial y Diseño Gráfico Argentino. Cuenta con la obra gráfica de A. Seguí, de L. Seoane y de P. Audivert y la Colección del escultor A. Heredia.

En el museo las vanguardias históricas argentinas están representadas con las obras de:  E. Pettoruti, J. Del Prete, P. Curatella Manes, S. Vitullo, A. Sibellino, N. Gerstein, L. Badii, Xul Solar, A. Berni, E. Policastro, J. C. Castagnino y R. Forner.

El arte Concreto y el grupo Madí se enriquece con la Colección Ignacio Pirovano, que cuenta con obras de V. Magariños, E. Iommi, T. Maldonado, M. Espinosa, A. Hlito, H. Demarco y J. Le Parc. De los internacionales: G. Vantongerloo, M. Bill, W. Kandinsky, F. Picabia, J. Albers. A estos nombres se suman los de C. Arden Quin, M. Blaszko, G. Kosice y R. Lozza.

De los informalistas de la década del 50 están: A. Greco, K. Kemble, M. Peluffo, K. Sakai, L. Wells, R. Santantonin, M. Pucciarelli, J. Roiger, S. Torras y C. Testa y del español M. Millares. De la década del 60 y la pintura neofigurativa están: J. de la Vega, E. Deira, R. Macció, L. F. Noé. Dentro de la diversidad geométrica están: R. Polessello, M. Martorell, M. A. Vidal, A. Brizzi, E. MacEntyre, C. Silva. De los minimalistas están: C. Paternosto, A. Puente y de los cinéticos J. Le Parc, M. Boto, E. Sabelli, L. Tomasello y G. Vardanega. Hay obras de los artistas conceptuales: L. Porter, O. Bony, M. Orensanz, M. Paksa, E. Costa, H. Zabala, J. Bedel, A. Portillos, F. Peralta Ramos, J. C. Romero, F. Benedit, V. Grippo.

El acervo también cuenta con obras de los argentinos: G. Stern, A. M. Heinrich, H. Cóppola, M. Minujin, S.      Makarius, E. Giménez, C. Gorriarena, L. Katz, G. Messil, D. Puzzovio, D. Lamelas, C. Squirru, R. Azaro, E. Renart, J. Davidovich, C. Alonso, P. Suárez, N. García Uriburu y L. Ferrari. De los internacionales: H. Matisse, A. Derain, P. Picasso, S. Dalí, J. Miró, W. Kandinsky, S. Delaunay, P. Mondrian, J. Beuys, M. O´Connor, C. Close, A. Miralda y A. Muntadas.

De las últimas tendencias del arte están los objetos e instalaciones de: R. Santantonín, E. Renart, A. Paparella, A. Heredia y R. Aizenberg. De los posmodernos están: A. Prior, G. Kuitca, A. Rearte, D. Pierri, Gumier Maier, N. Constantino, E. Ballesteros, M. De Caro, G. Romano, P. Siquier, A. Kuropatwa, G. Hasper, M. Harte, F. Kacero, S. Gordin, E. Pastorino, G. P. Minelli, H. Marina, I. Marino, M. Mercado, D. Lascano, G. Valansi, M. Rothschild, J. Macchi y M. Pombo. Entre los video-artistas G. Golder, S. Rivas, C. Nijenson, N. Hirsch, M. Yeregui.

Comentario

El museo tiene poco más de 60 años y en tan poco tiempo se ha hecho de una colección muy importante. Es una visita obligada para conocer el arte moderno y contemporáneo a nivel internacional y en particular el de Argentina. Reúne la obra de sus más importantes exponentes. Gocé mucho la visita.

Twitter: @RubenAguilar

SEDENA: Un general de Estado

Rubén Aguilar Valenzuela
El general secretario, Luis Cresencio Sandoval, desde muy al inicio de su gestión se ha comportado como un soldado que se somete, acríticamente, a su comandante en jefe, el presidente López Obrador.
 
Hay militares de alto rango, que están en activo, que piensan el general secretario no sigue la doctrina militar de las Fuerzas Armadas que sostiene que la lealtad de los soldados es a la Constitución y al comandante en jefe solo si éste se sujeta a ella.
 
El general secretario en diversas intervenciones ha hecho afirmaciones que lo muestran como un militante o un claro simpatizante del partido en el poder y no a un militar que representa al Estado, no a un gobierno en lo particular.
 
En el discurso que pronunció en la celebración de los Niños Héroes, el pasado 13 de septiembre, dijo: "Quienes integramos las instituciones tenemos el compromiso de velar por la unión nacional y debemos discernir de aquellos que con comentarios tendenciosos generados por sus intereses y ambiciones personales antes que los intereses nacionales pretenden apartar a las Fuerzas Armadas de la confianza y respeto que deposita la ciudadanía en las mujeres y los hombres que tienen la delicada tarea de servir al país."
 
Se afilia o sigue el estilo del presidente, que rechaza toda crítica a su persona y gobierno y acusa a quienes se animan a hacerla de traidores de la Patria. Eso no dice el general secretario, pero sí que quien critica a las Fuerzas Armadas son "tendenciosos" y "tienen intereses personales", que no son los "nacionales".  Palabras más, palabras menos, la forma de descalificar a quienes no piensan como él es la misma que utiliza el presidente.
 
En agosto de 2021, en la ceremonia de creación de la Comandancia del Ejército afirmó: "Estamos orgullosos de ser soldados y que nuestro trabajo sirve a los mexicanos (...) señor presidente seguiremos acompañando su proyecto de nación". Y en noviembre de 2021, en el Aniversario de la Revolución sostuvo: "Es necesario estar unidos en el proyecto de nación (...) en marcha (...)".
 
Hay un sector muy amplio de la población, por lo menos la mitad, que no está de acuerdo con el proyecto que impulsa el presidente López Obrador, que considera daña al país y existe evidencia contundente, con información oficial, que muestra en muchos capítulos, que incluye el de la democracia, un retroceso histórico. Las Fuerzas Armadas deben permanecer neutrales y no apoyar proyectos de Nación cuestionados, que atentan contra la vida democrática y la libertad de expresión.
 
El general secretario debería de volver a leer sus apuntes del Colegio Militar y de la Escuela Superior de Guerra, para recordar que el Ejército es una institución del Estado, no afiliada a ningún partido, y que la lealtad al comandante en jefe solo obliga en la medida que éste cumple con la Constitución. López Obrador la violenta de manera permanente.

Las vidas de los animales, vista por Coetzee

Rubén Aguilar Valenzuela
El sudafricano J. M. Coetzee (1940), Premio Nobel de Literatura 2003, publica Las vidas de los animales (Grijalbo, 2004) en 1999.

Reúne una serie de conferencias pronunciadas en el marco de la Cátedra Tanner (1997-1998) en la Universidad de Princeton, Nueva Jersey, Estados Unidos.

Las presentó como intervenciones de Elizabeth Costello, creación suya, que es una novelista de setenta años, que recorre el mundo impartiendo conferencias, para el caso en una universidad de Estados Unidos.

La protagonista no admite que las personas se hagan las tontas, que ignoren, el trato que se da a los animales en granjas y laboratorios.

El sufrimiento que se les imprime lo compara con crímenes entre seres humanos. Es un acto cruel e inhumano.
 
Los humanos infringen una brutal violencia de carácter industrial contra los animales, como en ninguna otra época de la historia.

La escritora compara a los campos de exterminio nazi con lo que hoy hace la industria con la matanza de animales. Sus tesis son radicales.

Tiene fuertes y arraigadas convicciones morales. No a lugar a relativizar el comportamiento humano. Se actúa conforme a una ética personal y pública.

En la primera de las conferencias, Los filósofos y los animales, Costello evade dos problemas de la filosofía con respecto a los animales: si poseen alma o si son autómatas biológicos.

Y también el problema ético de si ellos tienen derechos o solo los seres humanos los tenemos y en relación de eso podemos disponer de los animales como queremos. 

La autora no filosofa, porque la razón dice, solo muestra el modo humano de ver el mundo. Desde la razón se descalifica todo aquello que no sea "razonable". 

Para Costello antes de la racionalidad está la "sensación de ser", que se vuelve superior a esta. Afirma que todavía son incipientes los pasos que se han dado para comprender la realidad de la vida animal.

El sueño de que un día los hombres y los animales coexistan como iguales está lejos. La compasión y no la razón es la clave. Supone ver al otro, como si fuera yo incluido a los animales. La compasión dota de sentido al quehacer humano. 
 
En la segunda conferencia, Los poetas y los animales, discrepa con el ecologismo y la filosofía, porque su visión del animal se funda en la idea que entre todas las criaturas solo la persona humana es la que entiende lo que pasa.

Ella tiene un debate con un profesor de filosofía, que rechaza que el animal pueda gozar de derechos legales, pero reconoce  que se pueden establecer normas para regular nuestro trato con ellos.

Costello sostiene que todos los seres vivos están igualmente dotados para hacer "su vida". El filósofo plantea que hay una diferencia fundamental entre ellos y nosotros: la conciencia de la muerte.

La novelista admite que a la lucha del animal por su propia vida le falta la dimensión intelectual, pero eso no significa que no sienta temor hacia la muerte.

Para concluir Costello apela al cristianismo, para entender el mundo de los animales. El Evangelio no es simplemente un texto. La senda adecuada es Cristo en lugar Grecia. El corazón y no la razón.

El Premio Nobel expresa sus convicciones a través de la literatura. Construye una historia fascinante, llena de argumentos racionales, emocionales y éticos, sobre las relaciones entre el hombre y los animales.

Las vidas de los animales
J.M. Coetzee
Grijalbo Mondatori
México, 2004


Edición original: The Lives of Animals, Princeton University, 1999.   

AMLO tuvo miedo y se rajó

Rubén Aguilar Valenzuela
Hoy día todo se sabe y con el tiempo nos vamos a enterar que fue lo que el gobierno de Estados Unidos le dijo al presidente López Obrador, para que se rajara del anuncio que había prometido dar en el grito del 16 de septiembre.
 
En la mañanera del lunes 12, ratificado en la del martes 13 de septiembre, el presidente dijo de manera clara, para que no hubiera dudas, que ya no hablaría sobre las demandas de Estados Unidos a propósito de la violación del T-MEC, por parte de México.
 
Después de ocho semanas de estar alimentando la confrontación con el gobierno del presidente Biden, en el marco de un ramplón nacionalismo tercermundista, reculó.
 
Un amigo, con un alto cargo en el actual gobierno, me había dicho que estaba seguro que el 16 de septiembre el presidente anunciaría, que México se iba al panel de controversia sin importar el costo de perder, lo que era seguro.
 
El gobierno de Estados Unidos y el de Canadá no han cambiado su postura inicial de recurrir al mecanismo de solución de controversias estipulado en el T-MEC, por violaciones a éste en materia eléctrica.
 
López Obrador tuvo miedo y se rajó. Lo celebro. Los costos de haber seguido en su idea eran dramáticos, para la economía del país, las finanzas públicas y un sin número de problemas asociados.
 
Las razones que planteó el presidente, para abandonar su tonta posición son ridículas. Argumenta de manera falsa que quien cambió fue el presidente Biden, como bien lo analiza Jorge G Castañeda en "El Peje le sacó" (Nexos, 12.09.22).
 
Es muy evidente que el presidente reculó y se tuvo que tragar todo lo que antes había dicho. De un discurso incendiario en el que descalificó, incluso al secretario del Departamento de Estado, pasó a uno de alabanzas para Biden y su gobierno como bien lo hace ver Raymundo Riva Palacio en su artículo "¿Y el "uy que miedo", presidente" (Eje Central, 13.09.22) 
 
López Obrador cambió de manera radical su postura y ahora sostiene, autodescalificándose, que: "No podemos pelearnos, tenemos que buscar que sean buenas relaciones y es una responsabilidad de los gobiernos" y añadió "¿Por qué nos vamos a pelear nosotros, los gobiernos, si se afecta a nuestros pueblos?".
 
¿Qué fue lo que realmente pasó? ¿Él se dio cuenta de su error y reculó? ¿Alguien le hizo ver que seguir en la línea de la confrontación era una estupidez?
 
Todo indica que el gobierno de Estados Unidos, con gran discreción, lo obligó a dar marcha atrás. El presidente no admite que no se haga lo que quiere. ¿Buscará venganza? Con el tiempo vamos a saber las razones de haberse rajado, que es lo mejor que pudo haber hecho.

The Silence of Sound: De la Parra y Muñoz

Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado seis de septiembre en el Palacio de Bellas Artes se estrenó el espectáculo de The Silence of Sound obra conjunta de la directora Alondra de la Parra y la mimo Gabriela Muñoz, "Chula The Clown."

Es una puesta en escena, que incluye la música, a cargo de la Sinfónica de Minería, dirigida por de la Parra, la actuación de Muñoz y la creación audiovisual de Mariona Omedes.

Se cuenta una historia, con rasgos autobiográfico de la directora, de una persona, que su vida cambia cuando descubre la belleza de la música.

Después de años de soledad y silencio despierta a una nueva vida, el sueño se hace realidad. La vida, con todo, es compleja y está llena de luces y de sombras, de ruido y de silencio.

El escenario, el espacio donde se cuenta la historia, está lleno de cambios de luz y de los movimientos de las imágenes que lo inundan.

La música, seleccionada por de la Parra, es parte de la narración. También cuenta la historia. A su ritmo, que implica la profundidad, Muñoz se mueve por el espacio que cruza a la orquesta.

Los recursos tecnológicos "meten" en la escena al mar, al viento, al día y la noche. A la grandeza del cielo y también a la ciudad.

El público también participa, Muñoz elige a personas de las primeras filas, para que la acompañen en el desarrollo de la historia.

La puesta en escena es original y arriesgada. Es una creación artística que rompe con esquemas y convenciones. Inventa e innova.

Articula la música, la actuación y el uso de la tecnología lumínica y visual, con gran movimiento, en una propuesta de enorme calidad. El resigo se ve coronado con el éxito.

Sobre la propuesta de la Parra ha dicho: "Yo quería crear una herramienta para que cualquier persona tuviera la manera de entrar a este mundo de fantasías, de historias, de posibilidades del idioma de la orquesta". Lo logra.

La dirección de Alondra de la Parra y la actuación de Gabriela Muñoz son memorables. La puesta en escena está muy bien lograda es un todo, donde cada elemento está en su lugar.

Ninguno quita presencia al otro, la música está ahí, la actuación y también la ambientación con las imágenes y las luces. Me gustó mucho.

El programa contempló música de: Claude Debussy (1862 - 1918); Bela Bartok (1881 - 1945); Igor Stravinsky (1882 - 1971); Weber (1786 -1826); Berlioz  (1803 -1869); Massenet (1842 -1912); Sibelius  (1865 -1957); Serguéi Prokófiev (1891 -1953); Federico Ibarra (1946) y Johannes Brahms (1833 -1897).  
 


The Silence of Sound
Palacio de Bellas Artes
Dirección orquestal: Alondra de la Parra
Mimo: Gabriela Muñoz, Chula, The Clown   
Dirección de arte: Rebekka Doenhege Reyes  
Dirección audiovisual: Mariona Omedes
Música: Orquesta Sinfónica de Minería. 

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