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.Convento de San Miguel Arcángel

Rubén Aguilar Valenzuela
Maní, Yucatán
 
 Toponimia
 
El nombre del lugar viene de la palabra maya Maní que significa "Lugar donde todo pasó" o de la palabra maya Manik que el día del calendario maya relacionado con el venado.
 
Historia
 
Después de la fundación del Convento Grande de Mérida, el adelantado Francisco de Montejo, conquistador de la península, pide a la Orden de Frailes Menores (OFM) que funden el convento de Maní. Lo hacen en 1549. Es el tercer conjunto conventual que levanta la Provincia de San José de Yucatán.
 
Las condiciones del sitio eran muy buenas. El dirigente maya, y la numerosa población que se encontraba bajo su mando eran aliados de los españoles. Esto daba garantías de que los frailes realizaran su actividad evangelizadora con tranquilidad. Además, era una zona densamente poblada.
 
Es un diseño del arquitecto fray Juan de Mérida. Fray  Bernardino de Lizana dice que el conjunto "se hizo todo en siete meses porque andaban en la obra seis mil indios". Eran del grupo maya xiues.
 
Miguel Ángel Bretos afirma que la construcción (convento, iglesia, atrio, escuela y hospital) "tomó un total de siete años", pero "no todos los componentes se construyeron al mismo tiempo o al mismo ritmo".
 
Si bien la cantidad de indígenas  podría  considerarse  un  tanto  exagerada,  de  acuerdo  con  el  mismo  autor,  no hay duda de que la mano de obra operó con enorme rapidez y eficacia. Es tema de estudio la manera como se organizó el trabajo indígena.
 
En 1554, siendo guardián del convento fray Antonio de Baldemoro, se comenzó la construcción de una noria. En esa época había entre cuatro y seis frailes que atendían a las poblaciones vecinas.
 
Este convento está construido sobre un antiguo mul maya (vestigios) que fue nivelado y cubierto hasta ser enterrado, la estructura prehispánica solo se utilizó́ como la plataforma del nuevo edificio religioso.
 
El convento fue el primero en ajustarse a los criterios de tamaño, diseño, disposición y ornamentación que los franciscanos tendrían en cuenta para las edificaciones de la tercera etapa constructiva en el resto de la Nueva España, que ha sido estudiada por George Kubler.
 
Aquí en 1562, fray Diego de Landa, el obispo franciscano de Yucatán realiza el Auto de Fe en el cual se destruyen miles de imágenes prehispánicas y cientos de códices mayas. Un acto de barbarie del cual después se arrepintió.
 
El pretexto de esta terrible acción, con múltiples y trágicas consecuencias, fue la información que recibió del guardián del convento de Maní, fray Pedro de Ciudad Rodrigo, de que se habían encontrado, prácticas religiosas clandestinas de los ritos antiguos mayas.
 
Landa ordenó la tortura pública de indígenas en su mayoría pertenecientes a la elite y a quienes consideraba como apóstatas. Fueron atados de manos y pies, azotados o avergonzados públicamente. Y también la quema de códices y la destrucción de esculturas de dioses mayas.
 
A partir de 1570 ya no acudió el mismo número de indígenas a la guardianía de Maní. Los pueblos que atendían se van convirtiendo en cabeceras que se hacen cargo del trabajo evangelizador.
 
En 1576 se funda el convento de Tekax, el de Oxcutzcab en 1581 y el de Ticul en 1591, los tres habían sido vista de Maní.
 
Todavía para 1582, se conservaban las visitas de Mama, Kantemo, Dzan, Panabchén, Muna, Teabo, Tekit, Tiek y Yaxá. Sumaban 7,591 habitantes a los que atendían cinco franciscanos.
 
Ya en ese tiempo las dimensiones del convento resultan grandes para el número de la población indígenas que había disminuido a causa las epidemias registradas a mitad del siglo XVI y porque los pueblos de vista levantan sus propios conventos.
 
Para el 23 de septiembre de 1588, fecha en que el comisario general franciscano fray Alonso Ponce visitó el convento y dice: "El convento de Maní está acabado, con su claustro alto y bajo, dormitorio, celdas e iglesia; todo en cal y canto y la iglesia de bóveda con su capilla de lo mismo y algunos lazos de cantería; tiene una bonita huerta (...) y riégase todo con el agua que se saca de otra noria que está en la misma huerta.  Los  indios  tienen  una  ramada  grandísima  y  muy  vistosa  de  más  de  doscientos  pies  de  largo y ochenta de ancho; en esta tienen, arrimada al convento, su capilla, hecha de cal y canto y de bóve-da, con algunos lazos, y a ésta llaman San Francisco (...) Aquella ramada está sobre un patio cuadrado, en que hay muchos naranjos puestos por orden y cuatro capillas, en cada esquina la suya. Dentro de este patio, arrimada a la iglesia, está la escuela de los indios, la  mejor  de  toda  aquella  provincia,  de  donde  más  y  mejores cantores salen, porque tienen renta para los maestros  y  fiscales  y  así  se  tiene  todo  en  muy  gran  cuidado. Para el servicio de esta escuela hay otra noria dentro della, de donde llevan encañada agua a una pila que está en el patio de una iglesia, para que la beba la gente en las Pascuas y otras fiestas solemnes en que hay concurso de indios".
 
En 1588, en el conjunto conventual ya estaban todos los elementos arquitectónicos característicos de los conventos mendicante del siglo XVI: un gran atrio rectangular, capillas posas, capilla de indios, iglesia principal, portal de peregrinos, convento y huerta. En el caso de Maní también escuela.
 
- Siglo XVII
 
A lo largo del siglo el convento sufre modificaciones cuando se colocan en los muros de la iglesia una serie de retablos que se conservan hasta nuestros días. El principal, dedicado a san Miguel Arcángel, sustituyó la pintura mural que originalmente estuvo en el altar.
 
Los nichos que guardan las imágenes en el resto de los altares dedicados a san Antonio, la Virgen de la Luz, la Asunción, la Pasión, santa Lucía y la Sagrada Familia, fueron tallados en los mismos muros de la iglesia y posteriormente se le adosaron los componentes propios de los retablos, tales como las columnas, los relieves y las pinturas de caballete.
 
Para  1630  el  guardián  del  convento  fray  Cristóbal  de  Rivera,  inicia  la  construcción  de  una  iglesia  de  tres  naves para los indios, pero no se termina porque este se  enferma. Con esta construcción los caciques de Maní intentaron reafirmar la grandeza que alguna vez habían tenido, pero no lo logran.
 
En el siglo XVII se construyen los complejos conventuales de Muna y Teabo (1609) y Mama (1612). Para mediados del siglo las únicas visitas que quedaban a Maní era Dzan, Tipikal y Chapab.
 
Desde el siglo XVI el culto a la Virgen de la Asunción es de gran importancia en Yucatán, particularmente en Izamal, donde existe el santuario principal. Es a partir de 1648 que el culto mariano se generaliza y adopta en muchos pueblos. En ese año la marea roja, la sequía, la peste y el hambre azotaron a Yucatán.
 
- Siglo XVIII
 
Hacia  1730,  durante  la  administración  del  guardián  Zevallos,  se  realizan  varias  modificaciones, como la reducción de los portales del convento, la construcción de la capilla del Santo Rosario, en el lugar del bautisterio, y el cambio del coro de madera por uno de mampostería .
 
Son cambios de carácter estético, que se proponían aplacar el descontento generado por la pérdida de la importancia del asentamiento frente a los otros ya mencionados. Las crónicas religiosas dan cuenta de la muerte de algunos  frailes que aquí trabajaron y fueron enterrados en el cementerio que se encontraba junto al huerto, por lo que sabemos de su existencia.
 
- Siglo XIX
 
El convento de Maní fue secularizado en 1821. Después  de  esta  fecha  sólo  continuó  funcionando  la iglesia. A su paso por Maní, Stephens reporta el estado de conservación del convento: "(...) construidos  sobre  las  ruinas  de  otra  raza,  les  ha  llegado  también  su  turno  de  hallarse  vacilantes  y  próximos  a  convertirse  en  cabal  ruina.  El  convento  tiene  dos  pisos  con  una  vasta  galería  que  le  circunda pero las puertas están rotas, las ventanas son unos cóncavos, el agua penetra en las habitaciones y el piso interior está cubierto de hierbas".
 
- Siglo XX
 
En 2003, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) restauró los retablos y se renovaron los aplanados e inyectaron las grietas de los muros. El exterior de la bóveda fue tratado con una mezcla de calarena bruñida para evitar filtraciones; las puertas elaboradas en madera dura, todas originales, fueron despojadas de lacas y barnices mal aplicados en el pasado para devolverles su color primario, aplicándoles un protector contra el agua y el sol que no altera su apariencia.

En 2008, empezó un nuevo proceso de restauración que se realizó con recursos del gobierno de Yucatán, la Fundación Pedro y Elena Hernández, y el World  Monuments Fund. El arquitecto José Antonio Vega Rangel, perito del Centro INAH Yucatán, fue el asesor académico y de la normativa.
 
La primera etapa de la restauración concluyó con la integración de un sistema de iluminación, no lesivo ni invasor del monumento. La fase posterior, para la que aún no se determina fecha, contempla la restauración la capilla abierta, el convento y la recuperación de la pintura mural de sus muros interiores.
 
Descripción: 
 

 
- Atrio
 
Tiene forma cuadrangular y una superficie de 7,268 metros cuadrados. Está delimitado por un pretil de mampostería.  Se  accede por una escalinata, porque está a un nivel más alto que la calle.
 
- Capillas posas 
 
En un origen hubo cuatro capillas posas, pero ahora solo queda una. Está en la esquina noreste del atrio. Es de mampostería con techo abovedado.
 
Mide seis metros de alto por cuatro metros de ancho. Tiene dos accesos de arco de medio punto de dos metros y medio de alto. En el interior hay un nicho cuadrangular orientado hacia el sur que mide un metro cuadrado.
 

 
No conserva restos de pintura mural y está pintada de color anaranjado como el resto del conjunto. La barda atrial se interrumpe para dar lugar a la capilla. Delante de ella corre un empedrado que forma un pasillo, que en otro tiempo la comunicó con las capillas hoy desaparecidas. 
 
Esta capilla posa, junto con una en Motul y las cuatro de Izamal, son las únicas que se conservan en los conjuntos conventuales yucatecos. Las capillas posas de Maní dejaron de utilizarse desde el siglo XVI o en el transcurso del siglo XVII.
 
- Capilla abierta
 

Se dedica a san Francisco y es la más grande de las construidas en Yucatán, que da cuenta de la gran población indígena que aquí vivía. La  ramada muy grande a la que en 1588 se refiere fray Alonso Ponce dejó de existir y dio lugar a la estructura que ahora vemos.
 
Es un gran arco de medio punto y en su interior no se conservan restos de pintura y tampoco hay nichos. La capilla cayó en desuso en la medida que la población disminuyó a lo largo del mismo siglo XVI.
 
- Portal de peregrinos  
 

 
El portal de peregrinos, a un lado de la capilla abierta, tiene dos arcos de medio punto. En la parte superior otros dos arcos en una terraza o especie de logia.  
 
- Iglesia 
 

 
Exterior
 
La fachada - portada que ahora vemos se construye en el siglo XVII. Tiene cuatro elementos. El primero es la portada propiamente tal que es un arco de medio punto flanqueada por pilares que sostienen un friso y cornisa. El segundo la ventana del coro de forma rectangular en medio de un marco de cantera. El tercero un nicho con una escultura de san Miguel, el patrono de la iglesia. El cuatro un frontón triangular que al centro, en la parte superior, tiene una cruz.
 
A los lados de la fachada - portada dos torres espadaña iguales que tienen dos niveles. En el primero dos arcos de medio punto alargados y en el segundo solo uno. El frente, como todo el conjunto, está pintado de anaranjado quemado. 
 
Interior  
 

 
La planta es de una nave con techo de bóveda de cañón corrido. El techo del presbiterio tiene nervadura gótica y el altar  mayor. Hay cuatro capillas: Sagrario, Santo Sepulcro, Las Ánimas y el Bautisterio. Están techadas con bóvedas de cañón más bajas que la bóveda de la nave. Sobre los muros laterales hay seis altares barrocos. El coro se añade a la iglesia en el siglo XVIII.  
 
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Atrás del altar mayor se encontró un fresco con la imagen de san Miguel Arcángel obra del siglo XVI. El retablo mural tiene dos nichos: uno con san Miguel Arcángel y el otro a san Francisco de Asís recibiendo los estigmas. La pintura se ejecutó́ en colores rojo, azul y negro. (No lo vi).
 
 

 
El altar mayor tiene tres cuerpos y un remate. En el primero, de menor dimensión que los otros, hay tres calles, que se separan por columnas. En la central el sagrario y en las laterales imágenes en alto relieve. En el segundo cuerpo tres calles con nichos con imágenes. En la del centro la Virgen. En el tercer cuerpo también tres calles con nichos e imágenes. En la del centro san Miguel Arcángel. En el remate, que es un rectángulo coronado con un frontón triangular, hay una imagen.
 
  
Uno de los altares en las paredes laterales. 
 

Uno de los altares en las paredes laterales. 
 
Los altares en las capillas y en los muros laterales de la nave de la iglesia son barrocos del siglo XVII y XVIII. Son de muy buena factura. Cada uno es una obra de arte distinta. La estructura básica es un solo cuerpo con tres calles divididas por columnas de muy diversa forma. 
 
- Convento
 

 


El convento tiene claustro alto y bajo. En ambos hay dos arcos de medio punto por lado, que se sostienen en columnas de piedra. Los del claustro bajo son más grandes que las del alto. El patio, que está empedrado, forma, un cuadrado.

  • Murales

Hay murales de distintas épocas en el techo y el muro del presbiterio de la iglesia, en las capillas y en la antigua y nueva sacristía. Y también en el claustro bajo del convento.
 


  • Pozo y huerta 

En Maní (1549), el pozo tiene una profundidad de 25 metros. El brocal es rectangular, hecho de mampostería. El hueco que aloja a la rueda vertical es de 1.2 metros por 2.5 metros. Adosado e interconectado al brocal está un registro de mampostería que recibe el agua que extrae la maquinaria y la envía por un canal de conducción subterráneo que la lleva hacia el tanque de almacenamiento.
 
Actualmente el brocal y la maquinaria se encuentran cubiertos por una palapa con estructura de madera y cubierta de palmas de huano.
 
Hasta  hace  unos  años  el  terreno  que  ocupaba  el  huerto  era  un  baldío,  al  que  una  vez  que se practicó una  limpieza  general  se  logró  sembrar de  árboles  frutales  y  arbustos,  que  siguen cumpliendo con su función. 

  • Escuela de indios 

La escuela se conectaba con la iglesia por medio de una puerta lateral que mira hacia el sur, construida por un arco de medio punto flanqueado por pilastras y rematado con un escudo de la orden de san Francisco labrado en bajorrelieve. De esta no se conserva nada.  
 
Cuando se menciona que fray Pedro de Gante fundó la primera escuela de doctrina en Texcoco se dice que fray Juan de Herrera hizo lo propio en Campeche, Mérida y Maní. La información es escasa, pero en este caso existen datos precisos con la descripción del sitio exacto donde estuvo.
 
Se conservan textos de solicitudes de los frailes a los caciques de los pueblos en Yucatán para construir "en torno a los monasterios, casas (como las) que cada pueblo hacía para los  hijos  suyos", para que funcionaran como  sede de las escuelas de doctrina donde los hijos de los  principales  eran  internados  para  aprender  la  doctrina cristiana.
 
Fray Juan de Herrera, entonces encargado de la evangelización de los indígenas de Maní, "(...) enseñó a cantar a los indios, les impuso caracteres castellanos en las manos y les enseñó la doctrina". Aquí hubo un internado para los niños de los caciques que se formaron como ah cambezah (maestros de doctrina) y también como ah tsib (escribanos). 
 
El aprendizaje de los caracteres latinos le dio la oportunidad, a esta nueva generación, de escribir documentos de tradición indígena como claramente los Chilam Balam), hacer  sus  propios  registros  de  bautizos,  matrimonios  y  defunciones,  y  elaborar  diferentes  tipos  de  solicitudes a las autoridades españolas.
 
Comentario 
 
Del texto de María Guadalupe Suárez de Castro transcribo las siguientes ideas: 

  • La construcción de Maní presenta cuando menos dos etapas. La primera inicia en 1549, tuvo una duración  de  siete años y durante ella se realizó la obra principal  constituida por el atrio con sus capillas, la escuela, la iglesia, la capilla de indios, los portales  y el claustro. 
  • La segunda tiene lugar en el siglo XVIII, cuando se amplía la nave de la iglesia y se hace la actual fachada. Existen otros componentes que fueron trazados originalmente, como la noria y las caballerizas, que se construyeron en periodos distintos a los de ambas etapas. Es importante mencionar que a pesar de haber sido construido el convento con tal rapidez, esto no obedeció  necesariamente a la pronta conversión de los señores  indígenas al cristianismo, sino a la manera que éstos tenían de organizar el trabajo de sus gobernados en vísperas de la conquista española, la cual perduró en la medida en que contaron con un gran número  de  población  que  controlar.  
  • Los componentes arquitectónicos del convento de Maní  solucionaron las necesidades de los frailes y cumplieron con una función determinada en su momento, pero en la medida en que el proceso evangelizador avanzó hacia la fundación de conventos en otros pueblos, su población disminuyó y sus elites se cambiaron a Oxcutzcab o se refugiaron en regiones no conquistadas. La gran obra arquitectónica quedó grande, se descontinuó su uso y partes del edificio se derrumbaron. 

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En el convento de Maní están presentes todos los elementos de la arquitectura conventual del siglo XVI en la Nueva España. Pare el caso a la manera como los frailes constructores de la Provincia de san José de Yucatán, de la Orden de Frailes Menores (OFM), utilizaron los materiales propios de la región, que son distintos a los del centro de México.
 
El conjunto con su gran atrio, la capilla abierta, la capilla posa, el portal de peregrinos, la fachada de la iglesia, el claustro del convento y los altares barrocos del siglo XVIII constituyen una gran obra de la arquitectura de la Nueva España. Es de gran fuerza y belleza.
 
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  • Visitas 

- 1977; 2022 (agosto con Sebastián) 

  • Fuentes consultadas

- Apuntes de las visitas.
- Suárez de Castro, Maria de Guadalupe, El convento de Maní, Yucatán en 1588, Boletín de Monumentos Históricos / Tercera Época, Núm. 31, mayo – agosto 2014. INAH.
- Román Kalisch, Manuel Arturo, La edificación de conventos franciscanos en el siglo XVI en Yucatán, Palapa, vol. IV, núm. II, julio-diciembre 2009, Universidad de Colima.
- Román, Kalisch, Manuel Arturo, La construcción de norias conventuales en Yucatán, 1546-1612, Boletín de Monumentos Históricos | Tercera época, núm. 35, septiembre-diciembre 2015, INAH.

¿Por qué la CDMX no valora bien al presidente?

Rubén Aguilar Valenzuela
La valoración promedio del presidente en la Ciudad de México (CDMX) es del 48.1 % cuando a nivel nacional es del 59.8 % el 16 de octubre, la diferencia es de 11.8 puntos, según consulta Mitofsky.
 
En seis alcaldías tiene una aprobación que va entre 30.1 % (Miguel Hidalgo) y el 39.6 % (Cuauhtémoc). En Benito Juárez 37.6 %; en Coyoacán 38.1 %; Cuajimalpa 38.7 % y en Gustavo A. Madero 39.4 %.
 
También en seis tiene una aprobación que fluctúa entre 42.5 % (Iztacalco) y 47.6 % (Venustiano Carranza). Iztacalco 42.5 %; Azcapotzalco 43.6 %; Tlalpan 45.2 %; Álvaro Obregón 45.3 %; Tláhuac 46.9 % y Venustiano Carranza 47.6 %.
 
Los niveles de aceptación más altos van de 50.8 % (Iztapalapa) a 57.4 % (Milpa Alta). En Xochimilco 51.1 % y en Magdalena 53.8 %. En ninguna de las 16 alcaldías de la CDMX obtiene una calificación aprobatoria por arriba del 60.0 %.
 
El presidente en la CDMX, que un tiempo gobernó, está reprobado. Aquí estableció su cuartel general en su larga campaña de 18 años por la presidencia de la República.
 
Aquí se construyó como figura pública nacional y es desde donde todos los días, en campaña permanente, emite su mensaje matutino de dos horas para posicionarse mediáticamente.
 
¿Por qué a cuatro años de su gestión lo rechaza la ciudadanía de la CDMX?  Pienso que las razones son seis. Los habitantes de la CDMX:  
 

  1. Están más informados de lo que sucede en el país que en otras ciudades. Hablan y discuten de los temas nacionales. Lo hacen con datos.
  2. Son más críticos del poder que en otras ciudades del país. Lo es desde hace muchos años. 
  3. Son más críticos de los medios que en otras ciudades del país. Dudan de los que transmiten sin más el mensaje del presidente.       
  4. Están decepcionados con los resultados de la gestión del presidente. Conocen los datos. Se sienten defraudados.
  5. Rechazan las maneras de ser y el discurso polarizante del presidente. Lo ubican como mentiroso. 

 
A estas razones habría que añadir una de carácter estructural, todavía más fuerte, y es que en la CDMX la población en situación de clase media es la mayoría.
 
En la pasada elección, el presidente, que se metió de lleno a la campaña, perdió nueve de las 16 alcaldías de la CDMX y de haber elección por la jefatura de gobierno también la hubiera perdido.
 
Todo indica que la desaprobación del presidente seguirá creciendo en la CDMX y los datos también señalan que en 2024 Morena pierde la elección de la jefatura de gobierno y la mayoría de las alcaldías.
 
El fenómeno de la CDMX se repite en las grandes ciudades del país como Monterrey y Guadalajara donde la mayoría de la población es de clase media.
 
¿El presidente en la profundidad de territorio y en las medianas y pequeñas ciudades seguirá conservando su aprobación?  Habrá que ver. 

El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal

Rubén Aguilar Valenzuela
La serie El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal (México, 2022) dirigida por Gerardo Naranjo, se basa en el libro Una novela criminal de Jorge Volpi, con la que en 2018 gana el Premio Alfaguara.
 
De la novela que inspira la serie su autor dice: "lo que aquí se cuenta se basa en la experiencia de la causa criminal contra Israel Vallarta y Florence Cassez, en investigaciones periodísticas previas o en las declaraciones y entrevistas concedidas por los protagonistas del caso".
 
En la novela como en la serie todos los personajes son reales y el eje que estructura a ambas es reconstruir los hechos, aprovechando toda la información posible, de manera precisa y detallada. Las entrevistas con los protagonistas son fundamentales en la narrativa.
 
La historia del caso Israel Vallarta y la francesa Florence Cassez, que fuera su novia, empieza el 9 de diciembre de 2005 cuando la televisión nacional, en vivo, transmite la supuesta liberación de tres secuestrados y el arresto de quienes son los supuestos responsables de la banda de secuestradores Los Zodiaco, ellos dos.
 
En la novela y en la serie se ponen en evidencia el cúmulo de las falsedades e irregularidades de las autoridades. Ellas son las constructoras de la ficción. Inventan cargos y responsables y son las que construyen la escenografía. Nada es como lo presentan.
 
Las detenciones arbitrarias, las desapariciones y la tortura para conseguir las confesiones son esenciales en la construcción de su narrativa. El torturado siempre lo confiesa todo. Las víctimas dicen lo que las autoridades quieren. Los medios replican lo que éstas les ofrecen. Nunca investigan.
 
La novela y la serie con una investigación rigurosa, de fuentes directas, da cuenta de las arbitrariedades y mentiras con las que Cassez y Vallarta fueron llevados a la cárcel.
 
A partir de las entrevistas, se deja que cada uno de los personajes cuente su versión de lo que pasó. Este es el mayor aporte de la serie. Hablan, entre otros, Felipe Calderón, presidente de México, y Nicolás Sarkozy, presidente de Francia.
 
Y también Cassez, Vallarta y la familia de ambos. Ella ya en libertad y él todavía en prisión.  En la novela y en la serie, Volpi es el productor, se ofrece información relevante de cómo funciona el sistema policial y el de justicia en el país.
La figura de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública en el sexenio del presidente Calderón, ahora en una cárcel en Estados Unidos, es un personaje central. Es quien construye el caso.
 
Más allá de este en particular, tanto la novela como la serie, lo que ponen en evidencia, lo hacen con información precisa, es el funcionamiento de la policía y la justica en México.
Es una serie bien construida con un buen guion, que a través de las entrevistas, con múltiples actores, todos implicados en la historia, hacen que sea ágil y atractiva.
 
Se puede ver en Netflix. Son cinco capítulos.
 
El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal
Título original: El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal
Producción: México, 2022
Creador: Alejandro Gerber Bicecci

Dirección: Gerardo Naranjo
Guion: Alejandro Gerber Bicecci
Fotografía: Gabriel Hernández
Actuación: Personajes que intervienen en la historia real como Florence Cassez, Israel Vallarta, Jorge Volpi, Felipe Calderón, Nicolás Sarkozy (...)
 
Sinopsis

¿Fue Florence Cassez la mente criminal de una banda de secuestradores... o una víctima de la corrupción? Este documental analiza uno de los casos más polémicos de México.
 
"Se nota toda la mano de los cineastas mexicanos, pero también la de los franceses. La unión de estos tonos es una experiencia deliciosa, algo que incrementa la credibilidad de lo que ahí se expone." 
Álvaro Cueva: Diario Milenio 

"Naranjo (...) debuta como documentalista haciendo un enorme esfuerzo no sólo por explicar este laberíntico caso lleno de corrupción, (...), sino que lo hace con la clara convicción de contrastar la opinión de los protagonistas mediante testimonios actuales."  
Alejandro Alemán: Semanario Eje Central 

El acontecimiento, que no se olvida

Rubén Aguilar Valenzuela
Annie Ernaux (1940), la Premio Nobel de Literatura 2022, escribió El acontecimiento (Tusquets Editores, 2019) en 2000. En esta novela autobiográfica da cuenta del aborto que tuvo cuando era una estudiante de la universidad.
 
En 1963, estudia filología en la Universidad en Ruán, cuando se da cuenta que está embarazada. Sabe con claridad absoluta que no quiere tener al niño. En la Francia de los sesenta el aborto está prohibido. Se le ve como un pecado y un crimen.
 
En ese contexto sola toma su decisión. Nadie la acompaña más que su propia voluntad de resolver todos los problemas para impedir tener una criatura no deseada. La única posibilidad es un aborto clandestino fuera del sistema de salud.
 
La autora de manera desencarnada y directa nos trasmite lo que vivió. En el relato recurre a notas del diario que entonces llevaba. El miedo, la soledad, la desesperación y el tener que seguir adelante con su vida diaria.
 
Su drama personal lo ubica en el contexto de la realidad francesa donde la sociedad mayoritariamente católica rechaza el aborto, pero también está condenado por el gobierno.
 
A partir de lo que vivió cuestiona de manera radical, sin discursos y adjetivos, a un sistema político y social, incluye el de salud, que deja sola a las mujeres.
 
De quien queda embarazada no merece mayor comentario. Los hombres simplemente no existen. Su irresponsabilidad y falta de solidaridad los ubica en el espacio de la nada.
 
En el texto no hay juicios morales de ninguna índole, solo una historia real, contada con crudeza y sin florituras, que es el estilo personal de la ahora Nobel de Literatura.
 
Lo hace 37 años después de que ocurrieron los hechos. La distancia le permite una mirada "nueva" sobre un acontecimiento que sigue presente.
 
De su obra dice que: "Busco siempre que mi escritura sea incisiva, que vaya al corazón de las cosas". Lo hace y de manera excepcional.

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Annie Ernaux después de publicar tres novelas de autoficción entre 1974 y 1981, dio un giro radical hacia la crónica autobiográfica. Tomó la decisión de enfrentarse con su propia vida. La primera obra en abordar la literatura de esa manera fue El lugar (1984), que mereció el Premio Renaudot. Ha sido fiel a esa decisión que asume cuando cumple 40 años. Y 42 años después, los libros publicados sobre su vida, le dan el Premio Nobel de Literatura.

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El acontecimiento
Annie Ernaux
Tusquets Editores
Barcelona, 2019
pp. 128
 

 
Versión original: L´événement, Éditions Gallimard, 2000. Traducción del francés al español de Berta Corral Corral.

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Annie Ernaux (Lillebonne, 1 de septiembre de 1940). Escritora francesa y catedrática de letras modernas. En 2022 Premio Nobel de Literatura, que recibe "por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas de la memoria personal".
 
Su infancia y juventud las pasó en Yvetor, Normandía. En 1960 en Londres trabajó como au pair. Estudió en la Universidad de Ruán. Dio clases por 23 años en el Centro para la Educación a Distancia, que dejó en 2000.
 
Desde mediados de los años 70 del siglo pasado vive en la nueva ciudad Cergy-Pontoise. Sobre su sitio de vivienda ha dicho "que esta urbe sin pasado era el único lugar donde me sentía bien. Las ciudades históricas me recuerdan a una larga tradición de exclusión social. Aquí podía vivir sin sentirme sometida a ese determinismo".
 
Entre sus novelas autobiográficas están: Une femme, en la que cuenta la vida de su madre; La place y La honte, el ascenso social de sus padres; Ce qu'ils disent ou rien, su adolescencia; La femme gelée, su matrimonio; L´événement, el aborto que tuvo; Je ne suis pas sortie de ma nuit, el Alzheimer de su madre y L'usage de la photo, el cáncer de su madre.
 

Luis de Tavira: Hemos perdido la palabra

Rubén Aguilar Valenzuela
Luis de Tavira (Ciudad de México, 1948) es reconocido como uno de los directores de teatro más importantes de finales del siglo XX y principios del siglo XXI en México.

De Tavira, que ha realizado más de 100 montajes, también es maestro de muchas generaciones de actores, él mismo lo es, a más de poeta, ensayista y dramaturgo.

Son menos conocidas sus facetas como un filósofo y teólogo. A propósito de su actuación en el monólogo La última cinta de Krapp, que dirigió Sandra Félix, lo entrevista José Quezada (El Universal, 10.08.22).

En diálogo con Samuel Beckett (Irlanda, 1906 - 1989), Premio Nobel de Literatura 1969, y autor de la obra, el Premio Nacional de Arte (2005), filosofa sobre el momento actual.

"Beckett es, sobre todo, un dramaturgo del silencio. Lo cual, en este tiempo vociferante, es contundente. Ya no hay silencio. Estamos entre los alaridos de la demagogia política convertida en un show barato, entre el mercado estridente a donde va cualquiera. Hemos perdido la palabra. Es algo grave porque habla de una catástrofe que ya sucedió y ahora lo verificamos con mayor fuerza", dice de Tavira.

El Premio Universidad Nacional (2018) plantea que "Beckett es un poeta rabioso del absoluto en la era del nihilismo. Esta obra se escribió unos años después del estallido de la bomba atómica. La ciencia llegó a la desintegración del átomo y se inauguró la era de la desintegración, no solo del átomo, sino de todo lo que es. En el fondo hay un alegato por lo humano desde la fenomenología de la deshumanización, la incomunicación, la soledad (...)".

Beckett "hoy en un clásico, pero en su tiempo fue un vanguardista, un provocador. Entre Beckett y Kafka pasa algo similar: en nuestro país, Kafka, el fenomenólogo de la humillación de la burocracia, es un costumbrista. André Bretón decía que México era surrealista. Yo creo que México es aberrante. Podemos, de forma eufórica, describirlo como surrealista porque nos desconcierta. En el fondo, si lo vemos detenidamente, es aberrante; se puede poetizar, aunque no es así", asegura el fundador de la Casa del Teatro.

De Tavira, que fue jesuita, afirma "que Beckett es el fenomenólogo de la desolación y del vacío que nos ha arrojado la civilización en la profunda crisis que vive. Llevar a escena hoy a Beckett implica ese reto. Parece que el mundo asimiló el modo de ser de lo que escandalizó en el teatro de Beckett. Hoy constatamos la fuerza de su manera de revelarnos la turbulencia del espiritual del presente ( ...) estamos en una catástrofe espiritual porque confundimos la imagen con las cosas. Tal como sucede con la virtualidad donde al parecer habitamos un mundo de sonámbulo que está deshabitado".

El creador emérito del Sistema Nacional de Creadores sostiene que "las obras de Beckett son una aventura espiritual con la contundencia de la muerte. Pero la muerte ya se nos olvidó, es una serie de cifras ya no la celebramos. El teatro y el arte de la actuación tienen como misión recordarle al espectador la hora de su muerte. Porque sólo así nos damos cuenta de que estamos vivos, y si tenemos que darnos cuenta de ello es porque antes estuvimos muertos".

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