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La Ibero y los jesuitas

Rubén Aguilar Valenzuela
En 1540 se funda oficialmente la Compañía de Jesús bajo la iniciativa e impulso del vasco san Ignacio de Loyola. Son ya 481 años. En 2040, dentro de 19 años, se cumplirán los 500 años de su existencia.

Los jesuitas desde un inicio se dedicaron básicamente a la educación y al trabajo misional en todos los continentes. Ahora la Orden se integra con 16,000 miembros que trabajan en 120 países.

En 1599, los jesuitas terminan de diseñar la Ratio Studiorum (Plan de Estudios) con su propuesta educativa, elaborada por un grupo internacional de ellos, que entonces se encontraban en Roma.

Ahí se establecen las bases de la educación humanista en Europa y en las colonias americanas. El modelo, con ciertas modificaciones, se mantuvo vigente, prácticamente fue el único, en el occidente desde inicio del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII.

La tradición educativa de los jesuitas tiene casi 500 años. En la actualidad la Compañía de Jesús cuenta con 2,700 instituciones educativas en el mundo y de ellas 230 son universidades.

A esas instituciones, atendidas por 200,000 maestros, asisten 3.3 millones de alumnos. Sus exalumnos suman más de 100 millones. Esto en los 90 países, de los 120 en los que trabajan, donde tienen instituciones educativas.

Los jesuitas en México tienen seis colegios (Tampico, Guadalajara, León, Puebla, Torreón y Ciudad de México) y ocho universidades (Tijuana, Guadalajara, Torreón, León, Puebla, Chalco, Jaltepec y Ciudad de México). Una de ellas la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe, que se funda en 1943. A ella asisten 12,000 alumnos en 42 licenciaturas, 35 maestrías y especialidades y 11 doctorados.

El pasado 9 de septiembre murió, a causa del COVID-19, su rector, el padre jesuita Saúl Cuautle Quechol (55), que apenas había cumplido un año en el cargo. Tenía un doctorado en educación. Lo sustituyó, como rectora interina, la doctora Silvia Schmelkes, vicerrectora académica.

La Ibero, el pasado 12 de noviembre, anunció el nombramiento del nuevo rector, el padre jesuita Luis Arriaga, Valenzuela (51), para el periodo 2022-2026. Será el décimo noveno desde la fundación de la institución.

El padre Arriaga, que se desempeñaba como rector del ITESO, la universidad jesuita en Guadalajara, a más de estudios de filosofía y teología tiene una Maestría en Derecho por la Universidad de Fordham, Nueva York, y un doctorado en Educación para la Justicia Social, por la Universidad Loyola Marymount, en Los Ángeles, California.

Antes fue director del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro (2006-2011). Trabajó en la Asociación de Migrantes y Refugiados Ignacio de Loyola, en Chiapas, y en el Centro de Reflexión y Acción Laboral, en Guadalajara. Y también fue coordinador del Área de Derechos Humanos del Centro de Derechos Indígenas (1999-2000).

Desde 2020 es presidente de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), que agrupa a 30 de éstas en la región. Ha publicado artículos especializados en revistas y libros. El nuevo rector asumirá su cargo en enero de 2022.

Sigue el asesinato de activistas sociales y periodistas

Rubén Aguilar Valenzuela
Son ya 94 las activistas sociales y 47 los periodistas asesinados de diciembre de 2018 a septiembre de 2021, de acuerdo a fuentes de la Secretaría de Gobernación (Segob) y también de organizaciones de la sociedad civil, que trabajan a favor de los derechos humanos.
 
Al día de hoy permanecen impunes el 89.3 % de los asesinatos a los periodistas y el 99 % de los asesinatos a los activistas sociales, según la propia Segob.
 
En el caso de los 94 activistas sociales - defensores de los derechos humanos, de la tierra y de la naturaleza - 21 han sido asesinatos en Guerrero, 14 en Oaxaca, ocho en Chihuahua, ocho en Chiapas, seis en Veracruz y seis en Michoacán. Los otros 31 en los distintos estados.
 
De los 47 periodistas asesinados, ocho fueron en Sonora, cinco en Guerrero, cinco en Veracruz, cuatro en Michoacán, cuatro en el Estado de México y tres en Oaxaca. Los otros 17 en las restantes entidades federativas.
 
En este gobierno, ante la inseguridad creciente de los activistas sociales y los periodistas, creció en 88.7 % su incorporación al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Ahora están inscritos 1,506, en 2018 eran 798. De ellos 1,011 son activistas sociales y 496 periodistas.
 
En el caso de los periodistas inscritos en el mecanismo la mayoría viven en la Ciudad de México y en los estados de Guerrero, Tamaulipas, Quintana Roo, Sonora y Veracruz. Y en de los activistas sociales los más viven en la Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Jalisco y el Estado de México.
 
La Segob reconoce que el incremento de los activistas y periodistas a acogerse al mecanismo, que está a su cargo, obedece al aumento de la violencia en ciertas regiones del país donde se han multiplicado el número de las amenazas y las acciones criminales en contra de estas personas.
 
El representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Jesús Peña, señala que ante los actuales niveles de violencia el "mecanismo no es suficiente, para garantizar la protección mientras continúe la impunidad de la mayoría de los casos, existan servidores públicos que son responsables de agresiones o se normalice la violencia contra quienes critican, cuestionan e informan".
 
No hay nada que señale que el actual gobierno pondrá fin al asesinato de activistas sociales y periodistas y tampoco que abata los niveles de impunidad de la que gozan los agresores y asesinos. Todo indica lo contrario. Habrá más asesinatos y más impunidad. Incluso más que en los gobiernos anteriores. Es una tragedia, no son números sino personas con nombre y apellido. Es claramente un problema de Seguridad Nacional.
 

Las estrategias operativas, para articular la comunicación de los mandatarios populistas de África

Rubén Aguilar Valenzuela
Semanas atrás en la Revista Etcétera analicé la estrategia de comunicación y el discurso de seis mandatarios populistas de África: John Pombe Joseph Magufuli (1959-2021), presidente de Tanzania (murió en marzo por Covid-19); Andry Nirina Rajoelina (1974), presidente de la República de Madagascar; Paul Barthélemy Biya'a bi Mvondo (1933), presidente-dictador de la República Federal de Camerún; Évariste Ndayishimiye (1968), presidente de la República de Burundi; Issayas Afewerki (1946), presidente-dictador de la República de Eritrea y Salva Kiir (1951), presidente del Sudán del Sur, el país más joven del mundo.
 
Lo común en el marco de la gran estrategia
 
La gran estrategia se traduce a partir de estrategias operativas compartidas que son:

  • Asumirse como líderes fuertes y carismáticos que tienen relación cercana con la agente. Se ven como mesías salvadores.
  • Proponerse como los únicos capaces de garantizar la estabilidad y la paz amenazada por diversos conflictos internos y externos.
  • Presentarse como trabajadores. Dedicados de pleno a su tarea. Son los únicos que tienen la experiencia que se necesita, para resolver los problemas.
  • Concentrar todo el poder civil y militar en ellos. Afianzarse por todos los medios en el cargo. Son regímenes autoritarios o dictatoriales. 
  • Reelegirse de manera permanente por años y años. Han cambiado las constituciones, para que sea legal. Recurren al fraude electoral.  
  • Ejercer un control político total. Utilizar las instituciones del Estado, para sostener, a toda costa, su proyecto.
  • Minimizar la gravedad y los efectos de la pandemia bajo argumentos de tipo religioso o conspirativo.  
  • Plantear que luchan contra la corrupción cuando son gobiernos particularmente corruptos. Algunos de esos países son considerados los más corruptos del mundo. 
  • Asegurar que luchan en contra de la inseguridad en países particularmente violentos. (Violencia política).
  • Plantear el falso dilema de si no estás conmigo estás contra mí.
  • Actuar de manera antidemocrática y represiva. Arrestar y juzgar a dirigentes políticos opositores a quienes se les acusa de diversos delitos en contra de la Nación, la paz e incitar al odio.
  • Violentar sistemáticamente la libertad de expresión. Encarcelar a periodistas.

 
Historias distintas

Las estrategias operativas y el discurso (forma y contenido) de todos los mandatarios populistas se parece, ya sean de izquierda o de derecha. Y también hay semejanzas, aunque unos vivan en América y otros en Europa, Asia o África. Surgen muchas preguntas en torno a esta realidad. No hay todavía sólidas explicaciones. La gran pregunta es ¿por qué en realidades y culturas tan diversas hay tantas identidades? La respuesta exige investigación que está por hacerse.

En el caso de los populistas de África objeto de este artículo los seis son nacionalistas y autoritarios. Tienen historias, trayectorias políticas y personalidades muy distintas, aunque todos vivan en África. Dos de ellos son dictadores con muchos años en el poder (Biya'a bi Mvondo y Afewerki). Dos son católicos "fervientes" (Magufuli y Ndayishimiye). Uno es cristiano practicante (Kiir). Uno tiene estudios de doctorado en química (Magufuli) y otro estudió ciencias políticas en la Sorbona (Biya'a bi Mvondo). Uno es empresario y se educó en Francia (Rajoelina). Tres fueron guerrilleros en la lucha por la independencia de sus naciones (Ndayishimiye, Afewerki y Kiir). Los asemeja que todos gobiernan países muy pobres y con múltiples y complejos problemas. 

Crecimiento, inflación, ingreso y remesas en 2021

Rubén Aguilar Valenzuela
 
Los analistas de Citibanamex estiman que al cierre de 2021, el crecimiento del PIB será del 5.9 %, tras la caída del 8.2 % del año pasado, esto producto de la reactivación de la economía en el país y Estados Unidos. Para 2022 su proyección es del 2.7 %.
 
Especialistas nacionales y extranjeros entrevistados por el Banco de México (Banxico) proyectan un crecimiento del PIB del 6.0 %. Esto como consecuencia del rebote de la economía, después de la pandemia, pero una vez que éste concluya su impulso se reducirá. Su estimación, para 2022 es también del 2.7 %.
 
La inflación al terminar 2021 será de 6.5 % según Citibanamex, al inicio del año la proyección era del 3.7 %, casi se ha duplicado. Los entrevistados por Banxico, la calculan en 6.6 %. Piensan que el alza se mantendrá por un periodo prolongado.
 
La meta de inflación de Banxico es del 3.0 %. Mantenerla a raya es uno de sus objetivos centrales. Se ha ido al más del doble de lo que se estima sería razonable, para el impulso de la economía nacional y la capacidad adquisitiva del salario.
 
Producto de la inflación el aumento salarial que se había logrado quedará rebasado. El incremento al ingreso osciló entre el 4.8 y el 6.0 %. Cuando se concedió se estimaba que la inflación anual sería del 3.6 %. La caída real del salario ronda en el 2.0 %.
 
Para 2022 se espera un escenario semejante, que sería un aumento del 4.8 % y una inflación, en las primeras proyecciones, del 3.7 %. El crecimiento del ingreso sería prácticamente nulo. A esto habría que añadir la pérdida real del año anterior.
 
Al día de hoy el aumento generalizado de los precios, sobre todo de los alimentos, producto de la inflación, está golpeando el poder de compra de las familias. Su condición de vida se deteriora.
 
Las remesas han crecido a niveles nunca antes visto. Se espera que al finalizar 2021 ingresen 49 mil millones de dólares. Que representan un billón de pesos y el 4.0 % del PIB. Hace 20 años se recibían 9 mil millones de dólares al año.
 
El aumento de las remesas se explica por los apoyos monetarios que el gobierno de Estados Unidos dio a la población durante la pandemia y por la reactivación de la economía de ese país, que al día de hoy ya recuperó todos los empleos perdidos.
 
Los especialistas plantean que sin esa cantidad de remesas en México hubiera crecido más la pobreza de lo que ya ocurrió. Y que estas contribuyen de manera decidida a que se mantenga el precio del dólar.
 
Si los datos que estimen los especialistas se mantienen, al final del 2022 la economía mexicana estaría en los mismos niveles que en 2019. Habrían sido tres años perdidos con el amplio espectro de consecuencia que eso acarrea.

Los populistas de África, la estrategia de comunicación y el discurso

Rubén Aguilar Valenzuela
Hace unas semanas, en la Revista Etcétera, analicé la estrategia de comunicación y el discurso de seis mandatarios populistas de África: John Pombe Joseph Magufuli (1959-2021), presidente de Tanzania (quien murió en marzo por covid-19); Andry Nirina Rajoelina (1974), presidente de la República de Madagascar; Paul Barthélemy Biya'a bi Mvondo (1933), presidente-dictador de la República Federal de Camerún; Évariste Ndayishimiye (1968), presidente de la República de Burundi; Issayas Afewerki (1946), presidente-dictador de la República de Eritrea; y Salva Kiir (1951), presidente del Sudán del Sur, el país más joven del mundo.

Los seis líderes son nacionalistas y autoritarios. Tienen historias, trayectorias políticas y personalidades muy distintas, cosa natural considerando que África es un continente vasto y diverso. Dos de ellos (Biya'a bi Mvondo y Afewerki) son dictadores con muchos años en el poder. Otros dos (Magufuli y Ndayishimiye) son católicos "fervientes". Uno más (Kiir) es cristiano practicante. Uno tiene estudios de doctorado en química (Magufuli) y otro estudió ciencias políticas en la Sorbona (Biya'a bi Mvondo). Uno es empresario y se educó en Francia (Rajoelina). Tres fueron guerrilleros en la lucha por la independencia de sus naciones (Ndayishimiye, Afewerki y Kiir). Todos gobiernan países muy pobres y con múltiples y complejos problemas.  

Lo común en el marco de la gran estrategia

En el caso de estos seis mandatarios africanos, la gran estrategia —es decir: el plan maestro que guía las acciones de los actores políticos— se traduce en una serie de estrategias operativas compartidas. Estas son:
• Asumirse como líderes fuertes y carismáticos que tienen una relación cercana con la agente. Se ven como mesías salvadores.
• Proponerse como los únicos capaces de garantizar la estabilidad y la paz amenazada por diversos conflictos internos y externos.
• Presentarse como trabajadores dedicados de pleno a su tarea. Son los únicos que tienen la experiencia que se necesita para resolver los problemas de sus países.
• Concentrar todo el poder civil y militar en la figura del líder y afianzarse por todos los medios en el cargo. Estamos hablando de regímenes autoritarios o dictatoriales.    
• Reelegirse de manera permanente por años y años. Han cambiado las constituciones para que sea legal. Recurren al fraude electoral.  
• Ejercer un control político total. Utilizar las instituciones del Estado, para sostener, a toda costa, su proyecto.
• Minimizar la gravedad de la pandemia bajo argumentos de tipo religioso o conspirativo.  
• Plantear que luchan contra la corrupción, incluso cuando sus gobiernos son considerados entre los más corruptos del mundo. 
• Asegurar que luchan en contra de la inseguridad en países particularmente violentos, en particular en términos de violencia política.
• Plantear el falso dilema de que, si no estás conmigo, estás contra mí.
• Actuar de manera antidemocrática y represiva. Arrestar y juzgar a dirigentes políticos opositores, a quienes se les acusa de diversos delitos contra la nación y la paz, así como de incitar al odio.
• Violentar sistemáticamente la libertad de expresión. Encarcelar a periodistas. 

Lo común en el marco del discurso

Establecida la gran estrategia común de estos seis mandatarios, es importante hacer una distinción entre la forma y el contenido del discurso propio de los líderes populistas. Veamos primero algunas características del aspecto formal:
• Los seis mandatarios privilegian la palabra sobre la acción. El discurso llena los vacíos por la falta de resultados.
• Recurren a grandes eventos de masas y al discurso grandilocuente, radical y efectista. (En este punto, Biya'a bi Mvondo y Kiir difieren de sus colegas.)
• Buscan tener una alta exposición mediática. (De nuevo: no es el caso de Biya'a bi Mvondo y de Kiir.)
• Tienen un estilo de vida de lujo, para impresionar.  (La excepción es Ndayishimiye).   
Y ahora veamos algunos aspectos fundamentales del contenido de este discurso:
• Recurren de manera permanente al nacionalismo más burdo y elemental. 
• Insisten, una y otra vez, en que son los únicos capaces de gobernar al país.
• Saben lo que el pueblo necesita y quiere. Dicen representar al pueblo.
• Utilizan de manera sistemática las referencias a Dios y la religión. Tal es el caso de Magufuli, Ndayishimiye y Kiir.
• Acusan permanente a sus adversarios por atentar contra la paz y la nación. 

Lo que no es común
 
A pesar de las semejanzas entre estos líderes populistas, existen algunos elementos de su estrategia que los diferencian entre sí. Van algunos ejemplos:
 
• A pesar de que sus países son algunos de los más corruptos del mundo, evidentemente algunos líderes son más corruptos que otros.
• Reprimen de manera distinta y en mayor o menor grado. En este punto destaca Afewerki, quien tiene a más de 10 000 presos políticos en las cárceles. 
• Algunos agreden más a los medidos y los periodistas que otros. Si bien todos practican alguna forma de censura, Eritrea es el país del mundo con más periodistas encarcelados. Por otro lado, Ndayishimiye es el único que habla de libertad de prensa.
• En términos de control social, el caso de Eritrea es diferente al de los otros países. El gobierno da seguimiento puntual a la conducta de cada ciudadano. Sabe lo que hacen y dicen. Vigila todo tipo de reuniones. Es un caso único a nivel mundial.
• Vestimenta. Kiir utiliza siempre un sombrero vaquero que lo caracteriza. Es parte de su imagen pública. Los otros no tienen un atuendo que los caracterice.
 

 


Ilustración: Alberto Caudillo

 

Fragilidad institucional y golpes de Estado

Estos gobernantes populistas son parte de la realidad africana, continente que suma más de doscientos golpes de Estado desde el inicio de los procesos de independencia de sus países en los años cincuenta. De estas intentonas, la mitad ha sido exitosa. Entre 2001 y 2019 hubo en África una media de 1.5 golpes por año. En lo que va de 2021 han ocurrido seis, cuatro de los cuales han tenido éxito: Sudán, Mali, Chad y Guinea-Conakry. Quienes se hacen del poder suelen ser jóvenes oficiales de los ejércitos.
 
Los especialistas del tema sugieren que el continente enfrenta el mayor aumento en diez años en la frecuencia de golpes de Estado. Con todo, la situación está muy lejos de lo que ocurrió en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. No es, dicen los expertos, que a los africanos les "gusten" los golpes de Estado, sino que, ante las dictaduras militares, el nepotismo, la corrupción, la pobreza, el mal gobierno y la ausencia de una estructura democrática, no queda más alternativa que reemplazar un gobierno militar por otro parecido.
 
Entre 1990 y 2021 se han celebrado 304 elecciones generales o presidenciales en África. De estas, la oposición sólo ganó 25. Un disparador de los golpes de Estado ha sido que, desde 2015, trece gobernantes africanos cambiaron las constituciones de sus países para reelegirse y permanecer en el poder. En medio de este retroceso democrático, sin embargo, algunos países africanos han logrado la alternancia pacífica del poder. Tal es el caso de Ghana, Sierra Leona, Liberia y Cabo Verde. Lo señalo porque esta también es parte de la realidad africana, incluso si a veces pasa desapercibida.

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