Teología de frontera
Cavassa, doctor en teología, dice que el papa, desde el inicio de su pontificado, planteó "la idea de una teología en salida y desde las fronteras" y que para él "la Iglesia en salida es la comunidad de los discípulos que primerean (un neologismo típico del Papa), que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan".
En esta concepción, las periferias y las fronteras no son sólo geográficas o territoriales, sino también existenciales y sociales. Una de las claves del pensamiento del papa es la idea de frontera como lugar de encuentro y diálogo. Las fronteras, sostiene Cavassa, son para Francisco espacios liminales, donde las diferencias se encuentran, se entrecruzan, dialogan, debaten, se pelean.
El papa plantea la frontera como espacio de diversidad que, asumida desde el diálogo, enriquece y permite crecer. En este contexto, la teología no se puede limitar "a proponer de manera abstracta fórmulas y esquemas del pasado". La Iglesia en salida, señala el papa, lleva a una teología en salida y no "de escritorio", que huele "a pueblo y a camino", que sea capaz de verter "aceite y vino sobre las heridas del hombre".
Las fronteras son también lugar de conflicto. Por eso el papa asume que la Iglesia de salida es también un "hospital de campaña" y vincula el quehacer teológico con la idea de una Iglesia que vive sumisión de salvación y curación en el mundo. Así, añade que "enseñar y estudiar teología significa vivir en una frontera, esa en la que el Evangelio encuentra las necesidades de las personas a las que se anuncia, de manera comprensible y significativa".
La teología debe acompañar los procesos sociales y culturales y "de modo particular las transiciones difíciles". Por ello, el papa subraya que la teología también debe hacerse cargo de los conflictos no sólo dentro de la Iglesia, "sino también de los que afectan a todo el mundo", asegura el papa. Así, la frontera, lugar de vulnerabilidad y de conflicto, interpela a la teología.
Teología contextual
Cavassa, que fue provincial de la Compañía de Jesús en el Perú (1998-2004), sostiene que el papa concede gran importancia a la estrecha vinculación entre la teología y "una cultura de diálogo y encuentro" que es el único espacio donde puede desarrollarse el quehacer teológico. En el diálogo y encuentro se van contextualizando las palabras de la Tradición.
La Iglesia no solo está llamada a estar cerca de los pobres, sino que también debe aprender de ellos. Se trata, por tanto, de "poner a los pobres en el centro de todos los aspectos de la vida". Así, la teología contextual no sólo traduce las "grandes palabras" de la Tradición, sino que también centra su interés en aquellos relatos que los destinatarios en las fronteras, "los protagonistas del camino de la Iglesia", sienten como más próximos y relevantes para su experiencia personal y social.
Teología transdisciplinar
El papa, afirma Cavassa, plantea que la teología debe estar en relación con otros saberes y que el trabajo interdisciplinar es necesario en un enfoque contextual, y también que un principio vital es la unidad del saber en la diversidad y en el respeto de sus expresiones múltiples.
En el motu proprio se plantea que "esta dimensión relacional connota y define, desde un punto de vista epistémico, el estatus de la teología, que está impulsada a no encerrarse en una autorreferencialidad que conduce al aislamiento y a la insignificancia, sino a percibirse inserta en una red de relaciones, en primer lugar con otras disciplinas y otros saberes".
Teología sinodal
La práctica sinodal, que procede de la tradición eclesial, se actualizó en la forma en que se construyó el Concilio Vaticano II. El papa sostiene que no solo hay que reflexionar sobre la sinodalidad, sino que también se debe "hacer teología en forma sinodal, promoviendo entre ellos (los teólogos) la capacidad de escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y variedad de peticiones y aportaciones".
Para Cavassa, quien fuera presidente de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL, 2005-2012), el papa entiende que una teología al modo sinodal es un quehacer compartido que se alimenta de la experiencia, y que en todos los contextos culturales los términos "sinodal" y "sinodalidad" indican un modo de ser Iglesia que articula comunión, misión y participación.
Teología popular y sapiencial
El tema de lo "popular" y "sapiencial" es central en el pensamiento del papa y en la encíclica Evangelii Gaudium define como cultura "el estilo de vida que tiene una sociedad determinada" y el "modo propio que tienen sus miembros de relacionarse entre sí, con las demás criaturas y con Dios". La cultura que abarca la totalidad de la vida, que aporta identidad y sentido de permanencia, cambia y se transforma de manera permanente.
La buena nueva del Evangelio adquiere forma distinta en cada cultura en particular a través de las iglesias locales y estando "atento a la voz del pueblo" que desarrolla su "dimensión sapiencial". En este proceso de interacción entre el Evangelio y la cultura, mediado por las expresiones concretas de Iglesia en cada tiempo y cultura, "el cristianismo no tiene un único modo cultural". La evangelización no debe imponer en una determinada forma cultural.
Para el papa, dice Cavassa, el contacto del Evangelio con las diferentes culturas puede implicar la emergencia de nuevos aspectos de la revelación. Al mismo tiempo, ese contacto puede ser fuente de cambios culturales significativos que cristalizan en formas religiosas propias incorporadas a las dinámicas del pueblo. El motu proprio afirma que la teología popular y sapiencial debe ser una teología inculturada que "puede contribuir al debate actual sobre el 'repensar el pensamiento' mostrándose como un verdadero saber crítico como saber sapiencial" y que debe ayudar a vincularla fe cristiana y la vida cotidiana en una perspectiva de coherencia y autenticidad propia del testimonio.
Método teológico
Con relación a la metodología del quehacer teológico, el motu proprio señala tres puntos de especial importancia: el discernimiento de "los signos de los tiempos"; la prioridad que debe darse al sentido común del pueblo; y la referencia al resultado esperado de un proceso adecuado de inculturación: que la fe se convierta en cultura.
Hay que discernir los "signos de los tiempos", concepto clave del Concilio Vaticano II, que hace referencia a la manera que la Iglesia debe situarse ante la realidad. La Iglesia tiene que ver a esta realidad y dejarse interpelar por ella desde la fe y con los ojos misericordiosos de Dios, al estilo de Jesús.
Así, el sentido común del pueblo debe ser priorizado por la Iglesia y la teología. Pero esta afirmación no significa necesariamente que todo lo que está presente en el sentido común popular es sensus fidei. El motu proprio dice que el sensus fidei debe ir madurando. Yde ahí la relevancia del trabajo teológico.
"La teología se pone al servicio de la evangelización de la Iglesia y de la transmisión de la fe para que la fe se convierta en cultura, es decir, ethos sabio del pueblo de Dios, propuesta de belleza humana y humanizadora para todos", dice el motu proprio, retomando la reflexión sobre la inculturación.
Conclusión
Los párrafos finales del motu proprio se dirigen específicamente a señalar el rol de la Pontificia Academia de Teología y la importancia de sus nuevos estatutos. Invita a sus integrantes a crear "una comunidad académica de intercambio de fe y de estudio, que teje una red de relaciones con otras instituciones formativas, educativas y culturales y que sabe penetrar, con originalidad y espíritu de imaginación, en los lugares existenciales de la elaboración de conocimientos, profesiones y comunidades cristianas".
Cavassa, quien también fue rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (2014-2019) en Lima, considera que en el motu proprio Ad Theolgiam Promovendam del papa Francisco desarrolla una extensa reflexión sobre lo que significan hoy el quehacer teológico en el contexto del saber interdisciplinar y presenta los criterios fundamentales con vistas a una renovación y a un relanzamiento de la aportación de los estudios teológicos en una Iglesia en salida misionera.