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El regreso al pasado

Rubén Aguilar Valenzuela 

En los seis años de su gobierno, el presidente López Obrador ha logrado, en muy buena medida, dar vuelta atrás a la rueda de la historia, proyecto que se propuso al inicio de su gestión.

 

Con mucha claridad ha dado los pasos para restablecer el sistema político del presidencialismo autoritario donde todo gira en torno a la figura del presidente en turno, en el que se formó como militante del PRI.

 

De 1996 a 2004, en la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública de la Universidad Iberoamericana, impartí el curso Sistema Político Mexicano.

 

El que di de 1996 a 2000, se dividía en dos grandes partes. En la primera se analizaba la construcción histórica del sistema, lo que ocurre de 1920 a 1940, los años que van de la presidencia del general Álvaro Obregón (1920-1924) a la del general Lázaro Cárdenas (1934-1940).

 

En la segunda se analizaban los componentes del sistema. En primer lugar, el presidente como su centro, con los poderes que lo otorgaba la Constitución, pero también los poderes metaconstitucionales que eran más y lo hacían todavía más fuerte y autoritario.

 

Explicaba que el Poder Judicial y el Poder Legislativo no tenían autonomía y estaban sujetos al Poder Ejecutivo. Giraban en torno a él. Era atribución del presidente decidir quienes integraban las cámaras y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

 

Los otros dos elementos fundamentales, que componían el sistema, era el corporativismo, control de los sectores, y para relacionarse y someter a la ciudadanía, el clientelismo paternalista.

 

De 2000 a 2004 cambié la estructura del curso, para explicar, a partir de la alternancia en la presidencia de la República, cómo se había venido abajo el viejo sistema, que se mantuvo por 80 años, y empezaba la construcción de otro, ya en una matriz democrática y no autoritaria.

 

El presidente López Obrador ingresó al PRI en Tabasco, su estado natal, en 1976. En 1983 fue el dirigente estatal del partido al que renunció en 1988, después de 12 años de militancia. Cuando se incorpora al partido tenía 23 años y era presidente de México Luis Echeverría Álvarez (1970-1976).

 

Para López Obrador el sistema político en el que se formó debía ser restaurado y entre otras cosas, para eso quería ser presidente. Era su misión histórica. Desde su concepción a partir de la presidencia de Miguel de la Madrid (1982-1988) el nacionalismo revolucionario del PRI había sido sustituido por el neoliberalismo, al que debía dar sepultura.

 

El presidente ha restaurado el viejo sistema político con todos sus componentes y ha incorporado algunos añadidos. El 1 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum asume su cargo en el marco de un sistema político muy semejante al que construyó y gestionó el PRI de 1920 a 2000, herencia que le deja el presidente López Obrador. De los añadidos trataré en otro artículo.

Día y noche. La magia del textil de Oaxaca en Palacio de Iturbide. (Ciudad de México)

Rubén Aguilar Valenzuela

Exposición

 

La muestra Día y noche. La magia del textil de Oaxaca conjuga dos planteamientos sobre la creación textil en Oaxaca: la valoración del arte, tradición, destreza estética y belleza de sus piezas, y la trayectoria del proyecto integral del promotor cultural Remigio Mestas.

 

Se exhiben 16 pares de huipiles (uno blanco y otro negro) y otros 21 que provienen de la colección de Fomento Cultural Banamex, realizados por las mismas manos artesanas, casi todas, de mujeres.

 

En la década de 1990, Mestas empezó un proyecto para rescatar, promover y poner en su justo valor las tradiciones artesanales existentes en los 15 pueblos originarios de Oaxaca.

 

Para ello, ha contado con apoyo de artesanas como Nicolasa Pascual, de San Bartolo Yautepec; Francisca Palafox, de San Mateo del Mar, Tehuantepec; Natalia López, de Santa María Peñoles, Etla, y Bagelia Bautista, de Pinotepa de Don Luis, Jamiltepec.

 

En los trabajos que se muestran en la exposición materiales de gran calidad, procedentes de diferentes partes del mundo, se hermanan con las hebras oaxaqueñas con el fin de tejer la identidad de cada uno de los pueblos originarios de la entidad.

 

La tradición de tejer en Oaxaca se mantiene ya por siglos. Esta tradición ha resistido todo tipo de embates. El arte popular está vivo. Se conserva la práctica del telar de cintura. Se producen grandes obras maestras.    

 

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Remigio Mestas nació́ en la población zapoteca de Villa Hidalgo, municipio de Yalalag, en la Sierra Norte del estado de Oaxaca. Desde pequeño se interesó́ profundamente en la elaboración y promoción de la vestimenta tradicional, tejida en telar de cintura, como bien nos dice Remigio, "la segunda piel", aquella que cumple la función básica de cubrir el cuerpo, pero que también muestra con orgullo la identidad y la pertenencia cultural a través de los hilos y los símbolos entre tejidos en su trama y en su urdimbre.

 

Preocupado por preservar y consolidar el conjunto de saberes asociados a la creación de los textiles oaxaqueños y su importancia identitaria y simbólica, Remigio inició un proyecto en la década de los noventa encaminado a rescatar, promover y poner en valor las tradiciones artesanales textiles presentes en todos los pueblos originarios de Oaxaca. Lo llevó a cabo en compañía de un conjunto maravilloso de tejedoras y bordadoras de todas las regiones del estado, con quienes comparte el orgullo por sus raíces y por su indumentaria.

Es así como en los últimos treinta años, Remigio se ha dado a la tarea de promover el trabajo tradicional del bordado y del tejido en telar de cintura y ha rescatado antiguas e importantes técnicas como el tejido en tafetán, la trama suplementaria, el tejido de sarga y la trama envolvente, entre otras de gran complejidad.

 

También ha logrado recuperar una gran variedad de tintes naturales, como el pigmento de caracol púrpura, el azul añil, el nanche, el palo de zopilote, el huizache y otros pigmentos a base de granada, coco, cempasúchil y pericón. Interminables horas de prácticas y ensayo debieron destinar las tejedoras de su asociación para lograr la maestría tintorera que las caracteriza.

 

El mismo caso sucede con las hilaturas, que son la base de la creación textil artesanal. En su búsqueda por recuperar los diferentes tipos de algodón, lana y seda existentes en Oaxaca, Remigio inició una importante e inesperada aventura que lo llevó a recorrer todas las localidades del estado con la finalidad de realizar prendas de gran belleza y calidad que implicaran la combinación de técnicas y materias primas de las diferentes regiones, elaboradas por las distintas maestras artesanas. A este proyecto Remigio le llamó "diálogo de maestras". (Texto de Fomento Cultural Banamex)

 

Comentario

La exposición Día y noche. La magia del textil de Oaxaca muestra la belleza del arte de tejer huipiles en las comunidades de Oaxaca y al mismo tiempo reconoce el gran trabajo que ha realizado Remigio Mestas, para rescatar e incentivar esta tradición más que milenaria.

 

Las que se muestran son piezas de una enorme belleza, grandes obras de arte, tejidas entelar de cintura, las más en blanco y negro.

 

Es en la década de 1990 cuando Mestas empezó un proyecto para rescatar, promover y hacer que se reconociera el valor de las tradiciones artesanales existentes en los 15 pueblos originarios de Oaxaca.

Ya son décadas de trabajo de Fomento Cultural Banamex, por rescatar, conservar y promover el arte popular a través de muy diversas iniciativas. La labor de Cándida Fernández de Calderón es extraordinario. Desde 1992 dirige la institución.

 

La exposición se puede ver hasta el 29 de septiembre

 

Murales de Diego Rivera en el Palacio Nacional del Centro Histórico (Alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México)

 Rubén Aguilar Valenzuela
 

Desde 1987, el Centro Histórico de la Ciudad de México es Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco, y el Palacio Nacional es parte de esa declaratoria.

 

Historia

Diego Rivera pintó los murales en dos tiempos; los primeros de 1929 a 1935 y los segundos de 1945 a 1951. Esta obra de Rivera es una de las primeras realizaciones en el marco de la propuesta del arte para el pueblo que en su origen es una idea de José Vasconcelos, el primer secretario de Educación una vez que triunfa la Revolución Mexicana. Él invita y hace posible que los muralistas pinten los muros de los edificios públicos. 

 

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En 1927, en la presidencia de Plutarco Elías Calles se levanta el tercer piso de Palacio Nacional que es donde está la obra de Rivera.

 

Murales

Entre 1929 y1935 realizó al fresco el mural La Epopeya del Pueblo Mexicano en las paredes de la escalera monumental de Palacio Nacional. La hace en un tríptico, donde la parte central es más grande que las dos laterales.

 

El mural tiene 276 metros cuadrados. El de la pared central lleva el título México prehispánico, el segundo, la pared derecha, Historia de México: de la Conquista a 1930 y, el tercero, la pared izquierda, México de hoy y de mañana.

 

El pintor, militante del Partido Comunista de México (PCM), plasma su visión del conjunto de la historia de México: el mundo prehispánico, la conquista, la colonia, la Independencia, la Reforma, la dictadura porfirista, la Revolución Mexicana y el país posrevolucionario.

 

En 1945, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) invita nuevamente a Rivera a continuar con la realización de más murales en los corredores de la planta alta. En 1951, concluyó once paneles acerca de las culturas mesoamericanas y el mural la Llegada de los españoles a Veracruz.

 

En estos frescos, Rivera aborda la grandeza y vitalidad de las grandes culturas prehispánicas. Junto con esta serie, en un bastidor pintó la intensa actividad comercial en el tianguis de Tlatelolco, donde se alcanzan a ver las calzadas, las antiguas acequias y los templos de la antigua Tenochtitlan. En otra pintura aborda los numerosos productos que el mundo prehispánico heredó al mundo: maíz, cacao, calabaza, tomate, cacahuate y chiles, entre otros.

Comentario

 

Rivera tardó siete años en pintar el mural La Epopeya del Pueblo Mexicano (1929-1935) y seis años los paneles (1945-1951) de los corredores del tercer piso de Palacio Nacional que se construye en 1927.

 

El mural del cubo de las escaleras es uno de los iniciales de lo que será el movimiento muralista mexicano del cual Rivera será su más importante figura, junto con José Clemente Orozco y después David Alfaro Siqueiros.

 

Los primeros murales son pintados al fresco como en el Renacimiento. La idea de Vasconcelos de llevar el arte al pueblo a través de pintar las paredes de los edificios públicos se va a convertir, por su contenido, en uno de los más poderosos discursos "oficiales" de la Revolución, que se convierte en un constructor de identidad.

 

En Rivera su interpretación de la historia, en blanco y negro sin ningún matiz, idealiza a las culturas prehispánicas, denosta la conquista, alaba la Reforma, condena al porfiriato, engrandece la gesta de la Revolución y anuncia un mundo de prosperidad sin límite. En el desarrollo de estos temas siempre están presentes las masas.

 

El tratamiento del contenido de los murales de Palacio Nacional, después se va a desarrollar en los murales que se pintan en centenares de edificios públicos en todo el país. Las variaciones van a ser menores. El movimiento que inicia en la década de 1920 se mantiene muy vital por 40 o 50 años más.

 

El estilo cuenta, y la estética de Rivera, su forma de abordar la pintura de los murales no es la misma que la de Orozco, Siqueiros y la de otros muchos muralistas de muy diversa calidad artística. Se crearon modelos y estilos que después van a repetir.

 

Del muralismo que surge con la Revolución Mexicana Rivera dijo a Luis Cardoza y Aragón: (...) por primera vez en la historia del arte de la pintura monumental, es decir, el muralismo mexicano, cesó de emplear héroes centrales de ella a los dioses, los reyes, jefes de Estado, generales heroicos, etcétera; por primera vez en la historia del arte (...) hizo héroe del arte monumental a la masa, es decir, al hombre del campo, de las fábricas, de las ciudades, al pueblo".

 

En los murales de Palacio Nacional Rivera "retrata" a decenas de personajes históricos, unos con carácter de "buenos" y otros de "malos", y al "pueblo" en grandes contingentes. Tanto en el mural de La Epopeya del Pueblo Mexicano como en los murales de los corredores están plasmadas una gran cantidad de personas. Es una de sus características y también lo es la intensidad del color. En 2024 hice el recorrido con Laura Arañó, curadora del Museo Nacional de Arte. Arte Cubano, de La Habana, Cuba.

 

¿Ya en el cargo, hay que criticar a la presidenta?

Rubén Aguilar Valenzuela 

La oposición en relación a sus propios intereses políticos debe pensar muy bien si a partir del 1 de octubre, abre o no un sólido frente de crítica contra la presidenta Claudia Sheinbaum.

 

Su posición estratégica se debe articular fundada en estudios consistentes de opinión ciudadana a partir de grupos de enfoque y encuestas.

 

Y esto, en razón de sus intereses políticos, incluso si la presidenta está haciendo mal su tarea. El presidente López Obrador la hizo muy mal, pero la crítica que lo señalaba no tuvo ningún efecto.

 

Una posición diferente ante la crítica es la de los periodistas y la de los académicos, en particular los politólogos e historiadores.

 

La tarea de estas tres profesiones es que se registre y dé a conocer la verdad de lo que sucede, para el caso de lo que ocurra con la presidenta ya en el cargo.

 

Si su crítica bien fundada, con datos duros incuestionables, la favorece o perjudica no es algo a tomar en cuenta en el ejercicio de su profesión.

 

Lo suyo es que se conozca lo que realmente sucede y que se haga público. Esa es su obligación como profesionales y parte de la ética de sus profesiones, de su deontología.

 

A más del dato duro es también campo de su responsabilidad interpretar lo que ocurre, ofrecer su posición de por qué pasa lo qué pasa.

 

El dato vale por sí mismo, está ahí; el PIB creció 1.0%, el número de los asesinados son 10 000 y la matrícula es de 35 000 000.

 

Hay fuentes acreditadas con metodologías científicas, que construyen información. Sin duda puede haber información falsa o manipulación de la misma.

 

En ese caso a los periodistas, y académicos toca demostrar tal cosa. Es, sin duda, parte de su tarea y la sociedad espera de ellos ese servicio.

 

La interpretación es un ángulo de mirada y puede haber otros. En todo caso siempre está a debate. Hay que ofrecer argumentos, para sostener lo que se dice.

 

En la radical polarización que se vive en el país hay periodistas y académicos, que han dejado a un lado la ética de su profesión, y, como militantes, se han convertido en propagandistas de uno y otro bando.

 

Algunos lo hacen por convicción, como militantes comprometidos, y otros están pagados por el poder. Cada quien sabe cuál es su caso.

 

Hay también periodistas y académicos que, en el marco de la ética de su profesión, que pienso son los más, cumplen con su responsabilidad de registrar los hechos, tal como son, e interpretarlos.

 

El país requiere como nunca de estos profesionales. Ellos deben de aguantar todas las críticas y presiones que reciben de los hombres y mujeres el poder que no respetan el ejercicio de la libertad de expresión.

¿Tiene sentido criticar a la presidenta?

Rubén Aguilar Valenzuela 

Quedan 75 días al gobierno del presidente López Obrador. En una sociedad radicalmente polarizada como la de México, las valoraciones sobre su gestión son diametralmente opuestas.

 

Para los simpatizantes del presidente su gobierno ha sido el mejor de la historia posterior a la Revolución Mexicana y él en lo personal, el mejor presidente que ha tenido el país.

 

Para otros, me incluyo entre ellos, su gobierno ha implicado una regresión histórica y la vuelta al presidencialismo autoritario, corporativo y clientelar de los años más antidemocráticos del PRI.

 

Por años en la Universidad Iberoamericana, en la carrera de Ciencia Política y Administración Pública, impartí el curso de Sistema Político Mexicano.

 

Explicaba cómo se había constituido y cómo operaban sus componentes teniendo al presidente como articulador central del sistema a partir de sus atribuciones metaconstitucionales.

 

El presidente López Obrador, formado en ese PRI, ha restaurado ese sistema, del que según él, se había desviado por el neoliberalismo adoptado desde el gobierno del presidente Miguel de la Madrid.

 

Para López Obrador había que regresar al estatismo autoritario de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, sus modelos. En sus seis años de gestión lo ha logrado en buena medida.

 

La oposición ha criticado el regreso al presidencialismo autoritario, paternalista y clientelar, pero en lugar de golpear al presidente lo ha beneficiado. En su gestión ha sido inmune a la crítica y la ha aprovechado a su favor.

 

Eventos de la dimensión de Segalmex, que implica un fraude dos o tres veces mayor al de la Estafa Maestra, no le han hecho ningún daño a su imagen.

 

En 75 días el presidente ha dicho que se va a su rancho La Chingada en Chiapas. Lo suyo a partir del 30 de septiembre será pasado. La oposición tiene que ver al futuro y diseñar una nueva estrategia, para enfrentar al gobierno que asume la presidencia el 1 de octubre.

 

¿La presidenta Claudia Sheinbaum será también inmune a la crítica? ¿Estará blindada ante la misma? Es algo que la oposición tiene que analizar con cuidado. No puede cometer el mismo error de su estrategia al enfrentar a López Obrador.

 

Es posible que la crítica al seguimiento de la gestión de la nueva presidenta pueda ser capitalizados por la oposición, pero también que no sea así.

 

Esta, a partir de grupos de enfoque, con metodología antropológica, debe trazar una nueva estrategia, la que utilizó contra López Obrador tuvo claros efectos en su contra. ¿Cuál es la del futuro?

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