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Vargas Llosa y la caída de Jacobo Árbenz

Rubén Aguilar Valenzuela

Tiempos recios (Alfaguara, 2019) es la más reciente novela de Mario Vargas Llosa (1936), Premio Nobel de Literatura 2010. En ella reconstruye, a partir de un conjunto de historias personales, la conspiración organizada por la CIA en 1954, para derrocar al gobierno democrático del presidente de Guatemala, el coronel Jacobo Árbenz (1913-1971).

Éste se había propuesto un proyecto modernizador, iniciado por el presidente Juan José Arévalo (1904-1990), que la United Fruit decidió que atentaba contra sus intereses y contrata a Edward L. Beryans, que se jactaba de ser el Padre de las Relaciones Públicas, para trabajar en desprestigiar al nuevo gobierno de Guatemala. Él "vende" a la prensa estadounidense que Árbenz pretendía construir un gobierno comunista.

El gobierno estadounidense se convence y pone a conspirar a la CIA, para derrocar al presidente guatemalteco. El autor cuenta de manera detallada la estrategia de la CIA y de la embajada de Estados Unidos, para "fabricar" un ejército liberacionista al mandato del "anticomunista" coronel Carlos Castillo Armas (1914-1957), con apoyo de la aviación a cargo de la CIA, que desde Honduras avanza hacia Guatemala, para obligar a la renuncia de Árbenz y él hacerse de la presidencia.

En la novela hay referencia al apoyo que el general Rafael Leónidas Trujillo, el eterno dictador de la República Dominicana, da a Castillo Armas y de la implicación que éste pudo tener en el asesinato del mismo, para que acceda al poder el general Miguel Ydígoras (1895-1982). En el texto hay una clara conexión con La Fiesta del Chivo, la obra de Vargas Llosa sobre Trujillo.

El autor, en las dos últimas páginas de la novela, ofrece su lectura de lo que implicó, para la región el golpe de Estado en contra de Árbenz. Esa acción "hizo recrudecer el antiamericanismo en toda América Latina y fortaleció a los partidos marxistas, troskistas y fidelistas".

Y los revolucionarios cubanos derivaron algunas lecciones: "Una revolución de verdad tenía que aniquilar al Ejército para consolidarse" y "era indispensable para la Cuba revolucionaria aliarse con la Unión Soviética y asumir el comunismo, si la isla quería blindarse contra las presiones, boicots y posibles agresiones de Estados Unidos". Y añade que "otra hubiera sido la historia de Cuba" si Estados Unidos hubiera aceptado el proyecto modernizador de Árbenz.

Y termina, a manera de conclusión, "hechas las sumas y las restas, la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó millares de muertos, pues contribuyó a popularizar el mito de la revolución armada y el socialismo en toda América Latina. Jóvenes de por lo menos tres generaciones mataron y se hicieron matar por otro sueño imposible, más radical y trágico todavía que el de Jacobo Árbenz".

Vargas Llosa ha dicho en diversas ocasiones que fue su amigo Tony Raful, en un encuentro en Santo Domingo, quien le contó de las relaciones estrechas que existieron entre el dictador Trujillo y Castillo Armas. Motivado por la curiosidad y el interés empezó a leer y documentarse sobre esa historia y las que le estaban relacionadas. A partir de esa investigación empezó a construir la novela.

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Leí la novela en un reciente viaje de diez días por Guatemala. Al avanzar en la lectura recordé una larga conversación en Managua con Ricardo Ramírez de León (1929-1998), el comandante Rolando Morán, y otra en México con Rodrigo Asturias (1939-2005), el comandante Gaspar Ilom.

El primero, cabeza del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) y el segundo de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), ambas organizaciones integrantes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que reunió a las cuatro fuerzas guerrilleras que en 1996 firmaron la paz con el gobierno, para poner fin a 36 años de guerra civil.

En esas conversaciones, eran los años ochenta, plantearon el análisis de la situación de su país y la idea de que la única vía para cambiar la realidad era tomarse el poder por la vía de las armas y así iniciar el proceso de construcción de una nueva y mejor sociedad. Una donde los indígenas y los pobres tuvieran mejores condiciones de vida.

En los noventa cambiaron de posición y se sentaron a negociar la paz consciente de que la única posibilidad de acceder al poder era por la vía de la lucha democrática. Después de terminada la guerra en Guatemala me volví a ver con ellos. Hablamos sobre la construcción del partido y la vía electoral.

Tiempos recios
Mario Vargas Llosa
Editorial Alfaguara
México, 2019
pp. 353

De la propiedad al alquiler

Rubén Aguilar Valenzuela
Los hábitos de consumo están cambiando de manera acelerada en todo mundo sobre todo en la población menor de 40 años.

La tendencia generalizada es pasar de comprar, para tener la propiedad, a alquilar los bienes que se necesitan. Las plataformas digitales explican en buena parte esta revolución.

Para los sectores más jóvenes, que muestran cada vez menos apego a la propiedad, es ya una forma de vida. Su conciencia ecológica contribuye a esta manera de acceder al consumo.

El alquiler más común es la vivienda y los carros, pero ahora también oficinas, ropa, joyas, electrodomésticos, muebles, cuadros, flores, albercas, patios, terrazas y herramientas de diverso tipo.

La población en general, pero sobre todo los jóvenes, descubren cada día que hay otras muchas maneras de acceder a los productos y bienes que necesitan sin tener la propiedad de los mismos.

Los expertos señalan que se está en la primera etapa de esta nueva realidad que es irreversible. En todo el mundo un nuevo hecho cultural es que la propiedad se ve como cosa del pasado.

La tendencia es mundial y ya no se va a detener aunque avanza a ritmos distintos en las diversas regiones del planeta. Esta idea, aunque se concentra en los jóvenes, cada vez abarca a sectores de más edad.

En esta nueva cultura influyen diversos factores: Pérdida de apego a la propiedad, conciencia ecológica, avances de la tecnología, reducción del tamaño de las viviendas y precariedad en los salarios y el trabajo.

La acumulación de objetos, como lo fue antes, ya no es símbolo de éxito y estatus social. "Las nuevas generaciones, no quieren el carro sino la experiencia del viaje", dice un especialista en el tema.

Esta nueva realidad, que no es una moda pasajera, afecta al mercado del trabajo y a las empresas que no entiendan esta tendencia y busquen pronto adaptarse a ella.

Y también a los gobiernos que deben diseñar nuevos mecanismos, para regular el uso de las plataformas y cobrar los impuestos.

Lo que no pueden hacer es ir en contra de la evolución de la tecnología y los mercados. Eso es imposible y todo esfuerzo en esa dirección está destinado al fracaso.

Ida Auken, política danesa, en un discurso en el Foro Económico Mundial (2017) dijo: "Bienvenidos a 2030. No tengo nada. No tengo auto. Nos soy dueño de una casa. No tengo electrodomésticos y ropa ..."

La realidad de esta nueva cultura la veo en mis dos hijas y mi hijo que son millennials. A quien esté interesado en el tema le recomiendo "De una economía de compra a otra de alquiler", de Alejandra López Letón (Domingo, El País, 06.10.19).

En 2019, la valoración de las instituciones

Rubén Aguilar Valenzuela

De acuerdo a la encuesta Confianza en las Instituciones 2019, que realiza todos los años Consulta Mitofsky, que publica El Economista (30.10.19), esta es la calificación que la ciudadanía da a las instituciones:

Confianza alta:

En este nivel están tres instituciones: Universidades (7.3), Ejército (7.0) y Presidencia (7.0). Con relación al 2018 las dos primeras se mantienen igual, pero la de la presidencia crece 1.9 puntos al pasar de 5.1 a 7.0.

Confianza media:

En este nivel están diez instituciones: Iglesia (6.9), Estaciones de radio (6.8), Medios de comunicación (6.8), Redes sociales  (6.8) y la CNDH (6.6). Con relación al 2018, la Iglesia baja 0.3 puntos. Las otras instituciones 0.1 puntos.

Le siguen el INE (6.5), Cadenas de televisión (6.4), Empresarios (6.4), SCJN (6.3) y Bancos (6.2): Con relación al 2018, la SCJN baja 0.2 puntos. Las otras instituciones permanecen igual o bajan 0.1 puntos.

Confianza baja:

En este nivel están cinco instituciones: Policía (5.7), Senadores (5.5), Sindicatos (5.5), Partidos políticos (5.4) y Diputados (5.3). Con relación al 2018, los partidos políticos caen en 0.3 puntos. Las otras instituciones caen en 0.2 puntos y en el caso de los sindicatos en 0.1 puntos.

Índice general:

El índice general de Confianza en las Instituciones en 2019 es de 6.4 que supone un crecimiento de 0.2 puntos con relación al 2018. En 2009 es cuando el índice ha sido más alto con 7.0 puntos y el más bajo en 2016 y 2017 con 5.9 puntos.

De 2018 a 2019 no hay cambios significativos en la valoración de las instituciones que permanecen en los mismos valores con diferencias de menos de medio punto.

El único cambio relevante es el crecimiento en la valoración de la presidencia que crece en 1.9 puntos al pasar de 5.1 al 7.0.

Habrá que ver si en 2020 cambian las valoraciones como efecto de la acción del nuevo gobierno o siguen en los mismos números.

El gobierno y la inseguridad

Rubén Aguilar Valenzuela
Para el 69% de la ciudadanía el problema que urge atender es el de la inseguridad-violencia-narcotráfico, según una encuesta de Consulta Mitofsky, levantada a nivel nacional entre el 30 y 31 de octubre.
 
Y el 60 % piensa que la estrategia del gobierno está fracasando en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico y solo el 28 % dice está teniendo éxito (Reforma, 04.11.19)

De un mes a otro, después de los acontecimientos de Culiacán, crece en cuatro puntos los que ven que el gobierno está fracasando y se reduce en seis puntos los que piensan que tiene éxito.

El 50 % cree que la inseguridad ha empeorado, en octubre era 43 %, y solo 24 % que ha mejorado, en octubre el 40 %. Crece en siete puntos el que la inseguridad está peor y cae en dieciséis puntos que está mejor.

Ahora solo 37 % cree que la estrategia de seguridad del gobierno actual va a lograr la paz y el 54 % que no lo hará. Y el 62 % ve que ahora el crimen organizado está más fuerte, en octubre 56 %, y solo 29 % al gobierno lo ve como más fuerte, en octubre 33 %.

De octubre a noviembre crece en seis puntos quienes ven que el crimen organizado está ahora más fuerte y se reduce en cinco puntos los que piensan que el gobierno se ha fortalecido.

Una explicación de los cambios tan relevantes, en la percepción de la ciudadanía en el tema de la inseguridad, tiene que ver con la idea que se formó de lo que pasó en Culiacán.

Sobre ese caso, el 72 % de la ciudadanía piensa que el gobierno oculta información contra el 19 % que piensa que sí ha ofrecido toda. Y el 54 % no cree en la versión del gobierno contra 43 % que sí la acepta.

Las explicaciones del gobierno, centradas en el presidente, generan desconfianza en 68 % de la ciudadanía y 29 % confianza y al mismo tiempo en el 65 % inspiran miedo y en 21 % seguridad.

La ciudadanía descalifica lo que podría ser la estrategia de seguridad del gobierno, que no termina por aclararse, cuando el 85 % dice estar en contra de que se libere a los integrantes del crimen organizado y el 82 % no está de acuerdo que el gobierno perdone a los criminales.

El 75 % está en contra de que el gobierno negocie con el crimen organizado y el 71 % que no se persiga a los líderes del crimen organizado.

En el conjunto de esta percepción ciudadana un dato que resulta relevante es que el 55 % de la ciudadanía cree que al presidente las cosas se le están saliendo de control y solo el 39 % que tiene las riendas.

La ordenación sacerdotal de hombres casados

Rubén Aguilar Valenzuela
Del 6 al 26 de octubre en el Vaticano se celebró el Sínodo de la Amazonia encabezado por el Papa Francisco y al que asistieron 185 obispos, especialistas en diversos temas y representantes de las comunidades.

El objetivo era analizar los asuntos más relevantes que conciernen a ese territorio, que se extiende a nueve países de América del Sur, como la conservación del medio ambiente y la situación de los pueblos indígenas, pero también ver lo que la Iglesia hace y puede hacer en esa realidad.

Se sabía de antemano que en la reunión se iba a discutir la posibilidad de que en esa región hombres casados fueran ordenados como sacerdotes. En el punto 111 del Documento Final del Sínodo se aborda el tema. Ese apartado, que se aprobó con el votó de 128 obispos a favor y 41 en contra, dice lo siguiente:   
 
       "Proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiteriado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la palabra y la celebración de los sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica".

Así, aunque ahora solo circunscrito a esa región, la Iglesia admite que hombres casados sean ordenados sacerdotes. Es sin lugar a dudas un hecho histórico en la Iglesia Latina aunque en la Iglesia de Oriente desde siempre han existido los sacerdotes casados. En el texto se asienta que algunos de los obispos "se pronunciaron por el abordaje universal del tema".

Lo que ahora sigue es que el papa Francisco emita un documento, una exportación apostólica, donde asume las conclusiones del Sínodo de la Amazonia recogidas en el Documento Final. Una de ellas, la ordenación de hombres casados que tiene enormes implicaciones, para la Iglesia. Y una vez que eso pase los obispos de la región habrán de tomar las decisiones pertinentes.

Uno de los obispos asistentes que votó a favor de esta media plantea que, "es una apertura lógica y hasta cierto punto previsible. Pero es algo que creará problemas. Se perderá esa superioridad del clero basada en la diferencia sobre el resto que otorga el celibato".

Historiadores de la Iglesia y especialistas que desde hace años han dado seguimiento al tema plantean que esta decisión terminará por impactar a toda la Iglesia y no a una sola región. Y eso es precisamente lo que más molesta y preocupa a los sectores más conservadores de lglesia.

Por la vía de los hechos desde la época de Juan Pablo II se han admitido sacerdotes casados y es el caso de los pastores anglicanos, ya con familia, que se han pasado al catolicismo y han seguido en su ministerio ya como sacerdotes de la Iglesia Católica.

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