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Una ciudad con 500 años de historia 

Rubén Aguilar Valenzuela
La ciudad oculta (Planeta, 2018) de Héctor de Mouleón (Ciudad de México, 1963) tiene dos tomos. El primero se integra con 47 viñetas o pequeñas historias sobre la ciudad con sus personajes, edificios, calles, fiestas, rituales, costumbres, leyendas, olores y sabores y da cuenta también de hechos excepcionales o curiosos, que merecen ser contados.

El Índice propone una clasificación de las historias en seis grandes apartados: Calles centrales; Puntos de encuentro; Figuras sobresalientes; Grandes transformaciones; Muerte en la ciudad y La sorpresa de lo cotidiano. Cinco secciones se integran con ocho viñetas y una con siete.

En el libro las historias no siguen el orden que propone el Índice y tampoco tienen una secuencia en el tiempo, que va de 1524 a 1975. Como lo dice el subtítulo son "500 años de historia".

El autor al paso del tiempo, aunque es muy joven, se ha convertido en un cronista, no oficial, de la muy noble, leal, hermosa, contradictoria y terrible Ciudad de México. Las historias revelan un cuidadoso trabajo de investigación de muchos años.

Del conjunto de las historias y la manera de contarlas construyen un gigantezco mural o rompecabezas con múltiples escenas. Cada una de las escenas o de las piezas vale por sí misma, pero se entiende mejor si se les ve en el conjunto.

De la infinidad historias que tiene la ciudad, a la que el autor conoce muy bien, selecciona las que más le interesan o impactan y lo mismo pasa con los tiempos. ¿Por qué contar este pasaje y no aquel otro? ¿Por qué elegir este año y no el demás adelante o atrás?

Un criterio en esta selección lo propone el mismo autor cuando dice que "el fin de este libro es traer a la memoria hechos ocurridos en la Ciudad de México que estaban perdidos y que no son del dominio público".

Y plantea que sobre la capital de la Nueva España y después de México "todo indicaba que era una ciudad que no podría existir, que no debería existir y vemos que no solamente rebasó los límites que dejaron los españoles, sino que rebasó todo lo imaginable. Eso nos demuestra que puede dar para 500 años si dejamos de hacer lo que hicimos que fue dejarla crecer sin planeación".

La primera historia del libro hace referencia al ocho de marzo de 1524, que es el acta más antigua que se conserva del Cabildo de la ciudad. Es, como dice el autor, "el primer día de la ciudad, o por lo menos, el primero del que existe memoria". Y la última a 1975 que habla de la infancia.

El libro tiene un cuidadoso diseño gráfico y cada historia inicia con una portada donde viene la fecha de la historia a tratar y palabras o frases que hablan del tema que se desarrolla. Hay también fotografías de época.

La sinopsis de la Editorial dice que "De Mauleón ama la ciudad con todo y sus grietas, sus fallas y sus monstruosas contradicciones. Esta es una especie de declaración de amor en donde cada uno de nosotros podemos reconocernos como ese amante".

El texto es una abierta declaración de amor a la ciudad y una invitación para que los lectores la conozcan, se pierdan en sus calles y edificios, pero también en sus olores y sabores para que así, al dejarse seducir por ella, se le ame como él lo hace.

La Ciudad Oculta
500 de Historia

Volúmen 1
Héctor de Mauleón
Editorial Planeta, México 2018
pp. 486

 


 

Amazonia de Brasil

Rubén Aguilar Valenzuela

En los últimos 15 años la mayor deforestación de la Amazonia brasileña fue en 2004 con 27,772 kilómetros cuadrados y la menor en 2012 con 4,571 kilómetros cuadrados, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE).

El INPE es el organismo público de Brasil que realiza las mediciones oficiales con satélites y es quien en los últimos años ha dado seguimiento al comportamiento de la deforestación en la Amazonia.

Entre 2005 y 2008 la deforestación se mantuvo en un rango de 19,000 y 12,911 kilómetros cuadrados. Y entre 2009 y 2016 en 7,464 y 6,207 kilómetros cuadrados.

Salvo los años de 2013 y 2014 que fue de 5,891 y 5,012 kilómetros cuadrados respectivamente, que junto con 2012 han sido los tres de menor deforestación.

En los últimos tres años la desforestación fue de 6,947 kilómetros cuadrados en 2017, de 7,536 kilómetros cuadrados en 2018 y de 9,762 kilómetro cuadrados en 2019.

El crecimiento entre 2018 y 2019 fue del 30 %. Desde 2009 nunca había rebasado los 7,893 kilómetros cuadrados. Así la de 2019 es la mayor deforestación de los últimos diez años.

La reacción del presidente del Brasil, Jaír Bolsonaro, ante los resultados del INPE fue correr a su director. Su cese arbitrario no cambia la realidad.

El monitoreo que realiza el INPE es en tiempo real. Las autoridades brasileñas sabían lo que estaba pasando y no reaccionaron a tiempo.

En versión del ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, el aumento de la deforestación se debe al crecimiento de la "economía ilegal" de madereros, mineros e invasores ilegales que se apropian de tierras.

Los ecologistas y un sector del empresariado dedicado a las actividades agropecuarias sostienen que es posible el desarrollo económico de la Amazonia y la preservación de la selva.

Para las organizaciones ambientalistas, el responsable de lo sucedido es Bolsonaro ya que "ha eliminado la capacidad de combatir la deforestación, favorece a quienes practican delitos ambientales y alienta la violencia contra los pueblos nativos del bosque".

En la campaña en algunas ocasiones dijo que "si llego a la Presidencia no habrá dinero para las ONG, esos inútiles van a tener que trabajar (...) Yo no voy a demarcar un centímetro de reserva indígena". Y así ha sido.

Años atrás la evolución favorable que ha tenido el freno a la deforestación de la Amazonia es resultado de un conjunto de políticas públicas que se propusieron detenerla en respuesta a los intereses nacionales y a la presión internacional.

Bolsonaro ha dado a conocer planes que van en contra de lo conquistado por el gobierno y la sociedad como abrir a la explotación comercial tierras de los pueblos originarios ahora protegidas.

En 2020 habrá que ver si la política de Bolsonaro para la Amazonia se hace realidad o son solo discursos irresponsables y bravucones. El próximo año sabremos el resultado.

Morir en Río de Janeiro

Rubén Aguilar Valenzuela

Después de la venezolana, la policía brasileña, en particular la de Río de Janeiro, es la más letal del mundo. En 2018, de cada 100 muertes violentas en Brasil, 11 fueron a manos de los policías.

En los últimos tres años el número de las víctimas en enfrentamientos con la policía se ha triplicado y para 2018 sumaron 6,220 de los 57,358 homicidios que ocurrieron en el país.

En Brasil ser hombre, negro y pobre es objeto de sospecha por parte de la policía y si se tienen esas características aumenta de manera dramática la posibilidad de ser asesinado por ella.

La muy alta letalidad policial viene de muchos años atrás y no se detuvo con los gobiernos socialistas de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.

La expectativa es que ésta pueda ser todavía mayor en el mandato de Jaír Bolsonaro. Esto, aunque en 2018 se redujeron el número de las víctimas totales con relación a 2017 cuando sumaron 64,078.

Los estudiosos del tema sostienen que en los estados con más letalidad policial siempre la tasa de criminalidad termina por elevarse.

El Estado de Río de Janeiro es el epicentro de la letalidad policial con una de cada cuatro muertes, el 25 % en 2018, y no han sido mejor en los años anteriores.

Y dentro de este escenario, que preocupa a la ONU, hay favelas donde el problema es mayor como la de Maré y Complexo Alemão. La policía en su lucha contra de los traficantes de drogas irrumpe de manera violenta sin importar que mueran vecinos en el fuego cruzado.

Redes de Maré, una organización de la sociedad civil, ganó un recurso legal para obligar a la policía a que no puede hacer sus operativos a la hora de la entrada y salida de las escuelas.

Brasil, con 210 millones de habitantes, tiene el 2 % de la población mundial, pero el 14 % de los homicidios que se cometen en el mundo. La violencia impacta al 6.0 % del PIB nacional.

Para los brasileños, como para los mexicanos, el gran problema es la inseguridad seguido del comportamiento de la economía. (La información la he tomado de Naiara Galarraga Gortázar, El País, 05.11.19)

Twitter: @RubenAguilar

Morena y las preferencias electorales

Rubén Aguilar Valenzuela
La intención de voto de Morena va a la baja. En marzo de 2019 tenía el 51.9 % de las preferencias electorales y en noviembre 36.3 %, que es una caída de 15.6 puntos (El Universal, 25.11.19).

De julio de 2018 a marzo de 2019, en ocho meses, la intención de voto a favor de Morena creció en 8.6 puntos cuando pasó de 43.3 % al 51.9 %.

Pero a partir de marzo de 2019 empezó a bajar y si las elecciones hubieran tenido lugar en noviembre sumaría el 36.3 % de los votos, que son 7.0 puntos menos que en julio de 2018.

En marzo de 2019, el 31.9 % de los lectores se identificaba con Morena, pero ahora solo el 24.5 %, que es una caída de 7.4 puntos.

Es evidente que un grupo de electores que hace unos meses se identificaban con Morena toman distancia en términos de su simpatía y preferencia electoral.

Los votos que pierde Morena no se van a otros partidos y por eso, a pesar de esta caída, se mantiene como la primera fuerza electoral.

El PAN crece de manera sostenida, pero marginalmente. En marzo de 2019 tenía el 4.5 % de la intención de voto, en junio 6.9 % y en noviembre 7.2 %. Un crecimiento de 2.7 puntos.

Algo semejante pasa con el PRI que crece, pero también de forma marginal. En marzo de 2019 tenía el 4.2 % de la intención de voto, en junio 6.5% y en noviembre 6.7 %. Un crecimiento de 2.5 puntos.

El PRD pasa de una intención de voto de 1.4 % en marzo de 2019 a 2.0 % en junio y 2.3 % en noviembre. Un crecimiento de 0.9 puntos.

La suma de los votos de la oposición alcanza el 16.2 % poco menos de la mitad de los que obtiene Morena y esto sin contar los que este partido puede sumar de sus aliados.

El PAN, el PRI y el PRD crecen en el número de los ciudadanos que se identifican con ellos, pero de forma marginal y desde niveles muy bajos.

En marzo de 2018 se identificaban con el PAN el 5.8 % de los electores y en noviembre de 2019 el 10.7 %. Casi crece al doble.

El PRI pasa de 4.5 % en marzo de 2018 a 6.9 % en noviembre de 2019, un aumento de 2.4 puntos. Y el PRD de 1.4 % en marzo de 2018 a 2.2 % en noviembre de 2019. Crecimiento de 0.8 puntos.

Si se suman la simpatía de los partidos de la oposición alcanzan el 19.8 % frente al 24.5 % de Morena. Una diferencia de 4.7 puntos.

Morena es el partido que provoca mayor rechazo y el 48.9 % de los electores nunca votaría por él. Frente al 12.9 % del PAN, 7.9 % del PRI y 3.9 % del PRD.

Ahora es claro que los partidos de la oposición tienen bajos niveles de intención de voto y no provocan la identificación de los electores con lo que ellos representan.

Para la elección del 2021 su gran reto es crecer a base de la expectativa que ellos mismos puedan generar y también de captar los votos que pierde Morena.

 

Los obispos y el presidente

Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado 14 de noviembre concluyó la 108 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). En ella, entre otros puntos, los obispos hicieron un análisis de cómo ven la situación del país y su relación con el presidente a un año del nuevo gobierno.

Los voceros de la CEM plantearon la posición institucional de la Iglesia al término del encuentro. Los obispos han sido particularmente prudentes en su relación con el presidente que de manera abierta ha manifestado su cercanía con las iglesias evangélicas y algunos pastores.

En la reunión se dijo que el proyecto en común que se había establecido con el gobierno en materia de paz y seguridad va "muy despacio", pero la Iglesia implementa su propia estrategia y respeta la que desarrolla el gobierno.

Los obispos sostienen "que la violencia no para, parece que no hay modo de detenerla. Insistimos en la colaboración, crear distancia deja solo a la autoridad y eso genera dificultades de gobernar el país".

Y añaden que "no queremos más muertes, los mecanismos de protección y seguridad exigen mayor inteligencia para llevarlos adelante. Creemos que tenemos que confiar, porque un país donde la desconfianza es el criterio para actuar puede hacernos daño".

Aseguran que no buscan "ningún privilegio institucional ni personal sino colaborar a favor del país. No son tiempos de equivocar el camino, sino de propiciar transformaciones y ahí nos encontramos los obispos, con los mejores ánimos de colaborar".

La Iglesia invita "a la sociedad, a las instituciones y a todos los católicos a construir una paz firme y verdadera. Necesitamos sanear la vida social. No hay paz sin verdadero desarrollo y sin justicia".

Los obispos sostienen que a la Iglesia no le corresponde el papel de opositor y que eso es una tarea de los partidos, para generar los contrapesos necesarios en la democracia.

Dicen que coinciden con temas que impulsa el gobierno como la lucha contra la pobreza y la desigualdad, la atención a los jóvenes, los adultos mayores, y la lucha contra la corrupción.

En el tema de la migración plantean que el gobierno con los migrantes debe ser tan humanitario como lo ha sido con el expresidente boliviano Evo Morales.

Y llama a que "ese comportamiento se vea reflejado con los hermanos migrantes centroamericanos y extracontinentales" y añaden que "esta actitud humanitaria debe permear en el norte y en el sur del país, a lo largo y ancho del territorio".

Se sabe que algunos obispos no están de acuerdo con la actual política migratoria del gobierno y tampoco con la de seguridad. La decisión de la Iglesia ha sido no hacer públicas esas diferencias.

La Iglesia ha decidido mantener un perfil muy bajo frente a este gobierno. Conocen muy bien el estilo agresivo y confrontativo del presidente. No van a dar lugar a su crítica y descalificación. Habrá que ver si esta "prudencia" les beneficia.

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