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Díaz, luces y sombras

Rubén Aguilar Valenzuela

Enrique Krauze escribe Porfirio Díaz, místico de la autoridad (FCE, 1987) el primer tomo de una serie de biografías sobre personajes de la historia de México. El historiador define al presidente Porfirio Díaz Mori (1830-1915) como "un hombre con luces y sombras".

La historia la escriben los triunfadores y el régimen de la Revolución Mexicana construyó una visión donde Díaz, el dictador, que encarna todos los defectos posibles. Es la imagen que retratan los grandes muralistas. Es la encarnación del mal.

Krauze, a la distancia de los años, intenta una visión objetiva del personaje en la medida que ésta puede lograse. Y dice que "necesitamos mucha más información, conocimiento y debate para llegar al balance adecuado que él mismo pidió cuando renunció a la Presidencia en 1911".

Y añade que "creo que ese juicio objetivo, equilibrado, todavía no ha llegado. Pero, desde luego, ahora está muy lejos de ser el villano terrible que enseñó durante tantos años la historia oficial".

En el texto el historiador se adentra en la vida de Díaz y en el recorrido de su trayectoria militar y política, con los liberales, que lo llevan a conquistar la presidencia de la República y una vez en ella se perpetúa.

Para el historiador Díaz es un gran militar, un buen político, un buen gobernante y un estadista. Su problema fue que no escuchó, que no preparó su sucesión y no supo renunciar al poder y retirarse a tiempo.

En su gobierno estaba la nueva generación de políticos preparados que podían sucederle, pero se cerró. Se creyó único e indispensable. Hoy eso continúa pasando en países de América Latina.

Díaz fue un modernizador de la estructura productiva del país y un creador extraordinario de infraestructura. Pacificó y dio cohesión a un país convulso y en permanente conflicto.

En política siempre fue un mediador reconocido que sabía actuar como árbitro en los conflictos. Las fracciones en pugna lo reconocían y aceptaban sus decisiones.

Fue un creador de instituciones, un promotor del indigenismo, del nacionalismo, de la investigación arqueológica, de la migración y de la internacionalización de la economía.

El no escuchar le impidió saber lo que estaba pasando y su capacidad de mediación se agotó y fue remplazada por la mano dura y la represión.  Se desubicó y no supo hacer frente a la nueva realidad.

Después de este libro de Krauze se han escrito otros productos de investigaciones muy serias sobre Díaz que se han propuesto profundizar en la complejidad del personaje, de su obra y de su tiempo.

Son notables Porfirio Díaz. Su vida y su obra. La ambición 1867-1884 (Debate, 2018) y Porfirio Díaz. Su vida y su obra. La guerra (1830-1867) (Debolsillo, 2019) de Carlos Tello Díaz, pariente del presidente.

Porfirio Díaz: Místico de la autoridad
Enrique Krauze
Biografía del poder / 1
Fondo de Cultura Económica
México, D.F., 1987

Primera comunidad cristiana en Europa

Rubén Aguilar Valenzuela   
Filipos, en Macedonia, al norte de Grecia, es hoy una zona arqueológica que desde 2016 es reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. La funda Filipo II, padre de Alejandro Magno, en el siglo IV a.C.

En el siglo primero de nuestra era una próspera ciudad por la calidad de sus tierras y su posición privilegiada en la Vía Egnatia ruta fundamental en la red de comunicación del imperio romano. El diseño del espacio y los vestigios de los edificios monumentales dan cuenta de la riqueza del sitio.

San Pablo, en su segundo viaje misional, visita la ciudad en el año 49 y aquí, acompañado de Silas, Timoteo y Lucas, el evangelista, funda la que va a ser la primera comunidad cristiana en Europa.

En ese entonces aquí había una pequeña comunidad judía que no contaba con sinagoga y se reunía para el culto "fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración" (Hechos 16,13).

A este grupo es el que predica san Pablo. A quien primero bautiza es a Lidia, una comerciante en púrpura, y a su familia. Lo hace en un río al oeste de la ciudad. Después de eso se hospedan en su casa.

A él y a Silas los arrestan en la plaza acusados de ser judíos y predicar costumbres ajenas a los romanos. Después de golpearlos los meten a la cárcel. El carcelero se convierte y se bautiza él y su familia (Hechos 16,33)

Los magistrados de la ciudad, al saber que son ciudadanos romanos, les piden disculpas, los liberan y solicitan que salgan de la ciudad (Hechos 16,39) y "apenas dejaron la cárcel fueron a casa de Lidia. Allí se encontraron con los hermanos, a los que dieron ánimo antes de marcharse" (Hechos 16, 40).

Entre los años 54-55 san Pablo estuvo encarcelado en Éfeso y cuando la nueva comunidad cristiana de Filipo se entera le envían dinero a través de Epafrodito. A su regreso trae consigo una carta que san Pablo les envía.

Es la Carta a los Filipenses que es parte del Nuevo Testamento. El tono es íntimo y familiar. La relación de san Pablo con los cristianos de Filipos fue especialmente cordial. En ésta agradece la ayuda recibida y aprovecha para comunicarles algunas noticias personales.

Y también exhorta a la comunidad a vivir de acuerdo al ejemplo de Cristo. Les recomienda la armonía y la humildad. Les pide se mantengan firmes en la fe, a pesar de la hostilidad de sus enemigos.

Se pronuncia contra quienes pretenden imponer de nuevo la práctica de la circuncisión y la sumisión a la ley de Moisés, y les recuerda el ejemplo que él mismo les dio de liberarse de esas prácticas.

Entre la mitad del siglo IV y finales del siglo VI en Filipos se construyen siete iglesias. Los siglos V y VI son de gran prosperidad. En 619, la ciudad es casi totalmente destruida por un terremoto. Ya no se vuelven a levantar las grandes estructuras. En el siglo VII, el sitio queda reducido al tamaño de un pueblo.

Galería Episcopal de la Catedral

Catedral Basílica Menor

Durango, Durango.

Edificio

La galería está en un segundo piso en la parte posterior del edificio de la catedral. Es una construcción del siglo XVIII.

Colección

Me llamaron la atención los magníficos libros de canto gregoriano. Hay 67 y van de 1730 a 1796. Están pintados a mano. Son obra de Simón Rodríguez de Guzmán, José Remigio Puelles y Juan de Dios Rodríguez Leonardo. De este último hay también cuatro pequeñas acuarelas sobre papel con imágenes de santos que son muy buenas y datan de 1742.

Hay un magnífico tenebrario poblano de 1738, que tiene incrustaciones de concha nácar. Me gustaron dos óleos sobre lámina de cobre de autor anónimo del siglo XVIII. Hay una serie de 16 cuadros sobre la vida de la Virgen María, pintados por Francisco Clapera en lámina de cobre a finales del siglo XVIII. Se ve el tránsito del barroco al neoclásico.

Me gustó una Virgen del Refugio firmada por Miguel Cabrera en 1708. Hay una Santísima Trinidad de Francisco Martínez que estuvo activo entre 1718 y 1754 y trabajó en el Norte de México. Hay dos buenos relicarios de latón con figuras de marfil bien trabajadas del siglo XVIII. Son interesantes tres anáforas de plata de mediano tamaño, para guardar los santos óleos fechadas en 1729.

Me llamaron la atención dos Cristos de marfil de factura oriental del siglo XVIII y dos figuras policromadas, una de José y otra de María, para ser llevadas en andas durante la celebración de las posadas que son del siglo XVIII. El trabajo escultórico y la policromía son buenos. Resulta naif una custodia monumental de plata dorada con pedrería fechada en 1880.

La Sala de los Obispos tiene 29 retratos de los titulares de la diócesis de Durango de inicios del siglo XVII hasta el día de hoy. La colocación de los cuadros impide verlos bien. Su factura es muy desigual. Hay retratos firmados por José Juárez, Juan Corra y Francisco Rodríguez Juárez, pintores importantes de la Clonia, pero también muy malos retratos pintados recientemente.

En el segundo piso está también la sala capitular, que es parte del museo, a la que se entra por un estupendo arco de piedra del siglo XVIII. La dimensión del espacio con bóveda de cañón es interesante. En el altar se encuentra una buena Inmaculada de Miguel Cabrera. Hay muebles y diversos tipos de objetos. En la penúltima sala se pueden ver cuatro buenos trabajos de cera realizados por Catalina Lorenzana de Ríos ya en el siglo XIX.

Comentario

La colección está muy bien montada y en general la museografía es buena. Es un conjunto importante y notable, para el Norte de México. Me sorprendió. Es necesario un trabajo de restauración, para que los cuadros y los objetos luzcan más. En las escaleras hay una puerta de dos hojas de herrería, que puede ser de principios del XVII, que es muy hermosa.

Los legionarios y sus verdades a medias

Rubén Aguilar Valenzuela
Los Legionarios de Cristo siguen sin entender o de manera intencional evaden las nuevas normas establecidas por la Iglesia, para tratar los casos de los sacerdotes que abusaron sexualmente de menores y de quienes los protegieron.

El pasado 21 de diciembre, después de 78 años de denuncias por abusos sexuales, esta Congregación dio a conocer los casos de los sacerdotes pederastas, pero no hacen mención alguna a los superiores que los encubrieron y trataron a toda costa de esconder los hechos.

Después de conocer el "Informe 1941-2019 sobre el fenómeno del abuso sexual de menores en la Congregación de los Legionarios de Cristo desde su fundación hasta la actualidad", la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) reclama a los legionarios que no se haga mención de quienes sabiendo de los hechos no los denunciaron y protegieron a los abusadores.

La "Comisión de casos de abuso de menores del pasado y atención a las personas implicadas" encargada de hacer la investigación concluye que de 1941 al día de hoy 33 sacerdotes y 54 seminaristas de la institución, en total 87,  abusaron de 175 menores.

Marcial Maciel, el fundador de los legionarios, fue un "criminal", como lo llamó el papa Benedicto XVI, y también un enfermo mental. A más de un estafador y un encantador de serpiente que engañó y se aprovechó de miles de personas. De los 75 menores abusados Maciel es responsable directo en 60 casos.

El informe de 25 páginas, siete de ellas con gráficas, señala que los otros 90 menores fueron abusados por 54 seminaristas de los cuales 46 no llegaron a ordenarse sacerdotes. De los 33 sacerdotes que abusaron de menores 14 de ellos fueron víctimas de abuso sexual al interior de la Congregación.

De los 33 sacerdotes pederastas, seis fallecieron, ocho dejaron el sacerdocio, uno dejó la Congregación, y los otros 18 siguen siendo parte de la misma. El informe asegura que no tienen funciones públicas y ninguno está en actividades relacionadas con colegios o jóvenes. No dice si están en tratamiento o enfrentan juicios civiles.

Los Legionarios de Cristo fueron fundados por un enfermo y la propia institución ha vivido en la enfermedad y la ha reproducido de diversas maneras. Sacerdotes y seminaristas "imitaron" a su fundador y abusaron de compañeros y de menores.

Y también, de manera enferma, encubrieron a Maciel de sus múltiples crímenes y a otros integrantes de la Congregación que abusaron de sus compañeros y de menores y al no denunciarlos siguieron actuando de manera enferma. ¿Qué se puede esperar de una Congregación que nace de este nivel de enfermedad?

La Iglesia y la sociedad esperan de los legionarios otro documento donde señale a los encubridores. Ahora hay sacerdotes en los más altos cargos de gobierno de la Congregación que son responsables, de una y otra manera, de haber protegido a Maciel y a los abusadores. ¿Cuándo harán pública esa lista? La CEM y Roma la deben de exigir.

Sobre la melancolía

Rubén Aguilar Valenzuela 

La melancolía es un tema central en la obra del antropólogo Roger Bartra y en La melancolía moderna (FCE, 2017) reflexiona una vez más sobre esta realidad.

En otras obras ha publicado sobre la influencia de la melancolía en las vidas de Emanuel Kant, Max Weber y Walter Benjamín.

Y ahora analiza las de Soeren Kirkegaard, Alexis de Tocqueville, Abraham Lincoln, Edgard Allan Poe, Ralph Blakelock, Edvard Munch, Giorgio de Chirico, Paul Delvaux, Edward Hopper, Winston Churchill y Samuel Beckett.

En los tres capítulos introductorios, antes de abordar el análisis de los personajes mencionados, reflexiona sobre el hecho de la melancolía.

Así, en el primer capítulo, aborda la obra del filósofo coreano-alemán Byung-Chul que ha estudiado nuestra época a la que define como de violencia neuronal.

Bartra plantea que los nuevos tiempos han traído "desesperación y tristeza por el mal funcionamiento de la democracia".

Y esto provoca el surgimiento de "alternativas populistas de derecha e izquierda" que generan en la sociedad confusión y abre la puerta a regímenes autoritarios e incluso dictatoriales.

En el segundo capítulo se adentra en el tema de manera más clara y cita a Víctor Hugo quien dice "la melancolía es la felicidad de estar triste".

Bartra plantea que "pareciera ser que la condición melancólica surge con gran fuerza en la cultura cuando en el transcurrir del tiempo se derrumban los valores tradicionales y se pierde el sentido de la historia".

A partir del Renacimiento, asegura el autor, la melancolía se introduce en el arte como un motivo muy concreto. Desde esa época nunca ha dejado de ser un tema en el arte.

De manera detallada, en el capítulo tres, aborda el tema de María Magdalena como expresión de la melancolía en dos cuadros de Artemisa Gentileschi, artista barroca italiana del siglo XVII. Uno de ellos en el Museo Soumaya de la ciudad de México.

Trata también sobre las láminas Le Carceri d´ Invnzione que dibuja el arquitecto italiano Giovanni Piranessi, a mediados del siglo XVIII.

Bartra en el ensayo muestra como a lo largo de la historia el arte, la literatura y la reflexión psicológica y filosófica, incluso teológica, han abordado el tema de la melancolía.

La melancolía se hace presente en los hombres y mujeres de todos los campos de la actividad humana. En los personajes que analiza en esta ocasión hay filósofos, políticos, artistas plásticos, poetas y dramaturgos.

En ocasiones la melancolía puede ser impulso a la creación de ideas y obras, pero también puede llevar a la inacción y al sufrimiento.

El texto está muy bien construido y Bartra en el desarrollo de cada uno de los capítulos dialoga con una gran cantidad de autores.

La melancolía moderna
Roger Bartra
FCE, 2017
pp. 98

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