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Todavía no llegamos al 2024

Francisco Tobías

La semana pasada el secretario de Hacienda y Crédito Público presentó, de acuerdo con lo que marca la ley, el proyecto del presupuesto del gobierno federal para el año 2024 ante la Cámara de Diputados. Para el siguiente año el gobierno mexicano tiene planeado, al momento, gastar 9.02 billones de pesos, presentando un aumento del 7.1% respecto al 2023.

La propuesta presidencial contempla un déficit fiscal del 4.9% del PIB, es interesante platicar sobre este concepto, el del déficit fiscal.

Cada año los gobiernos planean con anticipación sus gastos para el siguiente año, donde se contemplan sueldos, salarios, programas sociales, inversiones, construcciones, mantenimientos, pago de los interés de las deudas, los gastos corrientes necesarios como por ejemplo la gasolina de las patrullas, o bien de las propias ambulancias ya sean del IMSS o del ISSSTE, es decir contemplan absolutamente todos sus gastos, aunque en muchas ocasiones les falta algo por considerar y terminan gastando poco más de lo presupuestado.

La siguiente pregunta es, ¿de dónde sale el dinero para que el gobierno haga estos gastos? Pues una gran parte del pago de los impuestos, otra parte del recurso proviene de crédito, ya sean solicitados a los mexicanos o a extranjeros, o bien de la venta de mercancías como lo puede ser la gasolina, la energía eléctrica, incluso hasta de la lotería nacional.

Cuando lo ingresos son iguales a los egresos, es decir cuando el gobierno gasta lo mismo que recibe se dice que su presupuesto está en equilibrio. Por su parte de dice que hay un superávit presupuestal cuando el gobierno gasta menos que sus ingresos, es decir que le sobra dinero. Pero cuando sus gastos son mayores que sus ingresos se encuentran en una situación de déficit presupuestal, tal y como al parecer terminará el año 2024.

Al presentarse un déficit presupuestal el gobierno sabe perfectamente que no alcanzará a pagar todos sus compromisos planeados con sus ingresos y tendrá que recurrir al financiamiento, es decir a la deuda.

Ejemplifiquemos con nuestro hogar, un día por la mañana te das cuenta de que el refrigerador no funciona, le llamas a un técnico quien te dice que el electrodoméstico no tiene compostura, al ser un bien necesario para el hogar sabes que tendrás que comprar uno, pero no cuentas con todo el dinero necesario para la compra en ese momento, ¿qué haces? Claro pides un crédito para comprar el refrigerador, cada mes cuando pagas el préstamo tienes que dejar de gastar en algo más para pagarlo, tal vez evitaras ir al cine, a un restaurante. Pues bien, algo muy semejante sucede cuando al gobierno no le alcanza el dinero, tendrá que pedir un préstamo y este se tendrá que pagar, pagándolo con intereses, evitando otros gastos gubernamentales o peor aún la autoridad tendrá que aumentar los impuestos o poner nuevos impuestos para pagar el préstamo.

Por cierto, el crédito que se pedirá será de casi 2 billones pesos, un poco más del doble que el famoso Fobaproa.

Desinflación inmaculada

Francisco Tobías

Recientemente los economistas han utilizado un nuevo término llamado “desinflación inmaculada”, el cual a pesar de no ser plenamente aceptado por la ciencia económica pareciera que ha llegado para quedarse y tendremos, afortunadamente, que aceptarla.

La desinflación se presenta cuando la inflación empieza a ceder, es decir que sigue existiendo el aumento en los precios, pero estos incrementos son cada vez menores. Para hacer una explicación sencilla podemos decir que la desinflación es cuando la inflación se desinfla, pero sigue estando presente. Generalmente cuando este fenómeno económico, la baja en la inflación se presenta viene acompañada de un aumento en el desempleo. La explicación es sencilla, bueno eso creemos los economistas.

Para que exista una desinflación previamente debió de existir una inflación, las autoridades monetarias, al darse cuenta que los precios están aumentado aplican políticas monetarias restrictivas, para sacar dinero del mercado y la política favorita de este tipo es el aumento en las tasas de interés, de hecho la Fed, siendo el banco central de los Estados Unidos es su autoridad monetaria, subió las tasa de interés desde marzo del 2022, momento en el cual la tasa de interés era del 0.25%, hasta el 5.35% para el mes de julio del 2023, es decir la aumentaron 23 veces su valor inicial por supuesto que estos incrementos en las tasas de interés provocaron una reducción en la inflación, pero esta reducción en la inflación, pero el efecto de la reducción en la inflación no llegaba sola, venia acompañada de un aumento en el desempleo, debido a que los créditos se encarecieron, ocasionando que los consumidores no compraran a crédito y que los empresarios no pidieran créditos para realizar inversiones productivas.

Pues bien, este fenómeno económico ha estado presentándose de una manera distinta en la cual la desinflación está presente, pero ha llegado sola, sin el aumento en el desempleo.

Podemos ver los datos de México, cuya inflación sigue presente pero cada vez ha sido menor, mientras los economistas pudiéramos asegurar que con esta reducción el desempleo aumentaría nos sorprendemos hoy al observar, no sólo en nuestro país sino en muchas otras economías que el nivel de desempleo se ha mantenido con una ligera tendencia hacía la baja.

Históricamente las desinflaciones, que son buenas para la economía y más para nuestros bolsillos, venían “manchadas” con un aumento en el desempleo, algo está sucediendo que el propio mercado, o las políticas económicas han logrado lavar esa mancha. Pareciera que la economía cambia permanentemente como un ser vivo, aunque estos cambios no sean tan perceptibles se están dado y los estamos viviendo. Para nuestra fortuna la ciencia económica tal vez es la ciencia más inexacta y los economistas podemos seguir agregando palabras a nuestro léxico como el término “desinflación inmaculada”.

China está en chino

Francisco Tobías

Desde hace años se ha pronosticado que el gigante asiático, China, en poco tiempo será la economía más grande de la historia, a pesar de que su economía era netamente agrícola hace 50 años durante la implementación del “socialismo” con su gran líder Mao.

Todos los pronósticos señalan que tal vez en un par de años el PIB de China llegará a ser mayor que el de los Estados Unidos, incluso China es considerado hoy el motor económico del mundo, basta dar un vistazo a la producción de acero de las últimas décadas en 1980 mientras Europa producía 208 mil millones de toneladas, China sólo era capaz de producir 37 mil millones; para el 2000 China ya era el segundo productor de acero en el mundo con una producción de 128 mil millones de toneladas, veinte años después, en el 2020, mientras Estado Unidos produjo 72 mil millones de toneladas y Europa casi 140 mil millones, los chinos lograron una producción de más de un trillón de toneladas de acero. Y el consumo individual de los chinos se ha disparado en los últimos años, multiplicándose 10 veces, mientras que en 1990 cada chino consumía en promedio 768 yuanes para el 2022 su consumo per capita fue de 24,500 yuanes.

Pareciera que el camino de China para convertirse en la economía más grande, más potente, más importante en toda la historia de la humanidad sería sólo cuestión de que el tiempo se consumiera sin embargo, en los últimos días la economía del país asiático ha tenido alguno problemas, los cuales muestran una vez más que en la economía no hay nada definido.

El índice de la bolsa de valores china, el Hang Seng, después de alcanzar un máximo histórico en enero de este año ha caído en un 20%, el yuan ha perdido valor llegando a niveles de hace 16 años depreciándose casi un 5% frente al dólar norteamericano, obligando a los bancos centrales a comprar yuanes en el extranjero. Y por si fuera poco Evergrande, que fuera la segunda desarrolladora inmobiliaria de China conglomerado que llegó a tener 200 mil empleados, acaba de declararse en banca rota. Además, el consumo interno se ha reducido, por si fuera poco, sus exportaciones se han reducido en 14.5%, durante el mes de julio.

Todo esto provocando que la expectativa del crecimiento del PIB chino haya sido “ajustado” a una cifra menos al 5% y esta situación de China provocará también contracciones en el resto del mundo.

Imaginemos que va conduciendo su carro subiendo una pendiente a cierta velocidad y de repente el motor de su vehículo empieza a fallar perdiendo potencia, pues bien, esa es la situación de la economía China el problema es que atrás de ese auto vienen más carros que podrán ser arrastrados hacia abajo en caso de que el motor económico mundial no logre recuperar su potencia. Por cierto, en los carros de atrás se encuentra México aunque afortunadamente en economía no hay nada definido.

Ernesto Sábato, los migrantes y la economía

Francisco Tobías

Hace unos días un grupo, más de 130, grandes empresarios o directivos de grandes empresas de Nueva York, firmaron una carta petición dirigida al presidente Biden y a las cámaras legislativas solicitando se aceleren los procesos para la regularización de los migrantes, a esta petición se han sumado los pequeños empresarios y hasta el alcalde de la gran manzana.

Los empresarios señalan que no hay suficiente mano de obra en muchos sectores de la economía norteamericana y que las empresas están dispuestas a contratar migrantes, siempre y cuando tengan permiso. Recordemos que el presidente demócrata Biden ha aplicado una política para evitar la llegada de más migrantes a los Estados Unidos, a pesar de haber cancelado, en mayo del 2023, el “Titulo 42” procedimiento implementado por el presidente Trump, mediante el cual se prohíbe el acceso a la Unión Americana a personas que "potencialmente representan un riesgo para la salud".

La situación de los migrantes, la urgencia de contratar trabajadores, la necesidad de vender, todo es cuestión del mercado. En el cual los empresarios están viendo hacia el futuro y saben que, de no arreglar la situación legal de los migrantes, con la escasez de trabajadores, los sueldos tendrán que aumentar, por ello la urgencia, y no está mal, de buscar más mano de obra legal que pueda generar valor en el mercado sin tener que pagar un salario más alto y que a su vez sus nuevos trabajadores se conviertan en consumidores, generando así un círculo virtuoso, entre empleo, consumo, inversión y desarrollo.

En realidad lo interesante de la petición, en la cual firmaron directivos de empresas como Pfizer, Wells Fargo y BlackRock, es la integración de los factores de producción, en caso, como seguramente sucederá, en que se aceleren los trámites migratorios para que ellos pueda tener un empleo se tenderá un puente hacia la cada vez mayor “libertad” en la movilidad del trabajo, hecho que generará beneficios económicos, para los trabajadores, sus familias, las empresas, los consumidores y hasta al mismo gobierno. Fenómeno que sucede en la Unión Europea, con los habitantes de los 27 países que la integran.

Cuando los factores de producción como el capital, la tecnología y el trabajo tienen una libre movilidad se construye un tipo de integración económica internacional. Trayendo ventajas como el aumento del comercio, mayores oportunidades de empleo, la posibilidad de migrar, generando a la vez una mayor competencia y eficiencia económica, sin embargo, también existen desventajas como lo son la dependencia de otros países, la generación de desigualdades e incluso la pérdida de autonomía económica, sin olvidar los cambios culturales que esto genera.

No podemos asegurar que en el corto plazo exista una libre movilidad de trabajadores entre nuestro país y los Estados Unidos, pero podemos asegurar que a la economía de nuestros vecinos del norte les urge mano de obra que tienen, valga la redundancia, a la mano y en caso de no acceder a ella de una manera rápida su economía se les complicará generando complicaciones más allá de sus fronteras.

Esto es un paso más dentro del proceso de la globalización, un proceso que inició desde que empezamos a vivir en comunidades y que su aceleración ha sido y será exponencial, sólo deseo de corazón que el escritor, poeta y físico argentino Ernesto Sábato, no tenga razón cuando dijo: “Al parecer, la dignidad de la vida humana no estaba prevista en el plan de globalización”, por cierto ¿ya se enteraron cómo y dónde duermen los migrantes ilegales en Nueva York?

La medición

Francisco Tobías

En distintas ocasiones al leer o escuchar alguna noticia o bien un comentario periodístico se menciona que cierta falta de obra, por ejemplo, una modernización de alguna carretera o bien un accidente, tienen una repercusión negativa en el PIB, y se mencionan ya sea un porcentaje o hasta una cifra de dinero.

La forma para calcular el monto de la “pérdida” del PIB es interesante y sencilla, pero antes debo de aclarar que estas “pérdidas” no se refieren a dinero que le restaremos al PIB existente, sino que será “dinero” que no podrá contabilizarse en el propio PIB. Recordemos que el PIB, Producto Interno Bruto, es la suma monetaria de todas las mercancías, sean bienes y/o servicios, que se producen dentro de una economía en un determinado tiempo. Este indicador macroeconómico, siendo el más famoso y utilizado, tiene algunas “subdivisiones” como el PIB per capita, el cual es el promedio del PIB y de los habitantes de una economía. En el 2020 el PIB de México fue de 24.33 billones de pesos y se tenía una población total de 126´014,024 habitantes, ambas cifras dadas por el INEGI, en promedio cada mexicano aportó 193,073.75 pesos.

Es importante aclarar que el PIB per capita es sólo un indicador que representa el monto de la producción que le correspondería, en partes iguales, a cada uno de los habitantes de una economía. Pero que nos ayuda a los economistas, entre otras cosas, a estimar este tipo de “perdidas”, como en el caso que señalé en la falta de la modernización de una carretera, por ejemplo.

Dicha carretera bien podría ser la que une a Saltillo y Monterrey, en la cual de manera periódica ya sea por accidentes o por el tráfico quienes la transitan tardan más tiempo que el regular. Para ejemplificar la explicación del cálculo de la estimación respecto al PIB que se pierde por algún retraso en la carretera, podemos señalar que esta vía de comunicación es transitada al día por 15 mil vehículos y si en cada auto se trasladan en promedio, dos personas, estamos hablando de 30 mil individuos que utilizan esta carretera. Si hay un retraso de 20 minutos por día, ya sea por alguna reparación, accidente u otro, estamos hablando que se están perdiendo 600 mil minutos de producción en la economía mexicana.

Recordemos que en promedio cada mexicano produce, al año, $193,073.74, monto que al dividirlo entre 525,600 que son los minutos que tiene un año, nos damos cuenta de que, por cada minuto, cada mexicano produce 37 centavos. Si las 30 mil personas que transitan, en nuestro ejemplo, la carretera Saltillo – Monterrey y cada uno pierde 20 minutos, al día la suma de la perdida del tiempo de los usuarios de la carretera representa la cantidad de 220,403. 82 pesos, ocasionando al año una pérdida mayor a los 804 millones de pesos. Dinero que es cierto no se restaría del PIB pero lo que es cierto es que los integrantes de la economía mexicana que perdieron 20 minutos en esa carretera dejaron de producir esos 804 millones de pesos al año.

La medición para los economistas es importante para poder entender a la propia economía y así encontrar satisfacer las necesidades de una forma más eficiente, aunque en ocasiones las mediciones no son tan sencillas como parecen.

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