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Oshikatsu

Francisco Tobías
La economía de Japón sufre de los estragos de las políticas arancelarias del presidente Trump, además de mayo del 2024 a mayo 2025 la inflación fue del 3.7 por ciento, cifra altísima para ese país, aunado a ello la deuda pública ha alcanzado un monto de 9 billones de dólares, equivalente al doble de su PIB y por si fuera poco los japoneses están atravesando una crisis del arroz histórica, pues su precio se disparó en 101 por ciento.

Al borde de la recesión, preámbulo de una crisis, ha aparecido una nueva forma de consumismo, diversión, fanatismo, entretenimiento y hasta de moda llamada “oshikatsu”. La cual se refiere a la manera en cómo las personas expresan su apoyo hacía sus ídolos sean músicos o animes, buscando tener un vínculo más cercano por medio de la adquisición de artículos oficiales como posters, muñecos, accesorios, además de una participación en las redes sociales.

Oshikatsu es la combinación de las palabras, en japones, de ídolo y favorito, a pesar de ser una palabra que se inventó en redes sociales en el 2016, para el 2018 alcanzó tanta popularidad que en el 2021 fue la palabra del año en Japón.

Esta actividad, de consumo al fin de cuentas, es practicada no únicamente por jóvenes japoneses pues según estudios realizados casi la mitad de las japonesas que viven su quinta década practican el oshikatsu, apoyando a su ídolo. En promedio cada fanático consume cerca de mil 800 dólares norteamericanos al año en productos oficiales, cifra muy alta al compararla con los 500 dólares anuales que consume un fanático promedio de algún equipo de la NFL.

La economía japonesa espera que los ídolos, más bien que el consumo de productos oficiales de los ídolos japoneses se convierta en una herramienta importante para evitar la recesión, pues el oshikatsu equivale a una aportación de casi 24 mil millones de dólares, para darnos cuenta de la dimensión del monto, basta decir que México en el 2024 exportó un total de 28 mil millones de dólares.

Parece que cuando los japoneses se preguntaron: “Sate, dare ga watashitachi o tasukete kurerudeshou ka?”, que en español quiere decir: “ahora, ¿Quién podrá ayudarnos?”, no escucharon la voz del Chapulín Colorado pero sí la palabra Oshikatsu.

Ormuz

Francisco Tobías

Todo conflicto político, social y por supuesto militar tiene consecuencias económicas, desafortunadamente la inmensa mayoría de las secuelas son negativas, por supuesto, que la situación bélica entre Irán e Israel no es la excepción.

Más allá de dar una explicación sobre motivos, razones u orígenes del conflicto entre estas dos naciones es importante analizar la manera en que nos afectará a los mexicanos.

Después del ataque el precio del petróleo tuvo un aumento del 14 por ciento, las bolsas de valores en Asía y Europa terminaron hacía la baja, los futuros del crudo aumentaron 13 por ciento. Cosa que no es de extrañarse pues Irán es el tercer productor más grande de petróleo en el mundo.

Además, Irán tiene el control del estrecho de Ormuz el cual se encuentra entre los Golfos Pérsico y de Omán, por dicho espacio marítimo se transporta el 30 por ciento del total del petróleo que se comercializa en el mundo. Con la escalada de violencia entre los dos países se corre el riesgo de que el acceso sea bloqueado. Ocasionando que el precio de este hidrocarburo pudiera aumentar aún más. De aquí que tengas dos noticias para México, la primera buena, la segunda muy mala.

En definitiva, el precio del petróleo va a aumentar generando que los ingresos por la venta de este aumenten para nuestro país. Si consideramos que en el presupuesto federal se contempló que cada barril de petróleo mexicano durante el 2025 se vendiera a un precio de 58.4 dólares, y después del recrudecimiento del conflicto en medio oriente el crudo mexicano ha alcanzado casi lo 68 dólares, en un año podría significar más de 5 mil millones de dólares.

Sin embargo, la noticia muy mala es que nuestro país importa cerca del 70 por ciento de la gasolina que consumimos, la cual aumentará de precio, por la escasez que provoca la guerra, haciendo que el precio final por la gasolina que paguemos en México sea mayor. Pero el aumento en los precios no para en la gasolina, sino que al aumentar la cantidad de dinero que pagamos por cada litro, los precios del resto de los bienes aumentarán, ¿el motivo? Es sencillo de explicar, pues la inmensa mayoría de las mercancías se trasladan en medio de transporte que requieren gasolina.

A pesar de que el peso en estos días ha mantenido su “fortaleza” ante el dólar norteamericano no sería extraño que la moneda mexicana se deprecie un poco, es decir que le precio del dólar aumente, pues los inversionistas, al prologarse en conflicto bélico van a preferir activos más fuertes y seguros, como el dólar o el oro.

Bien lo dijo uno de mis escritores favoritos, el inglés H. G. Wells, autor de libros como: “el hombre invisible” o “la guerra de los mundos”, quien hace más de un siglo aseguró: “Si no terminamos con la guerra, la guerra terminará con nosotros”.

Derechas e izquierdas

Francisco Tobías

Desde el surgimiento del término de derecha e izquierda, en la Revolución Francesa, en el ámbito político y después de años trasladado a la economía, ambos espectros en ambos ámbitos han sufrido transformaciones ocasionando, incluso, que la derecha se comparta como izquierda y viceversa.

Haciendo un poco de historia los términos derecha e izquierda surgen en la Asamblea Constituyente de Francia, año de 1789, cuando los asambleístas que estaban a favor del rey se sentaban del lado derecho, y del lado izquierdo aquellos que estaban a favor de la república.

En economía los términos de derecha e izquierda surgen en el siglo XX, después del triunfo de la Revolución Rusa, con la instauración de lo que fue la Unión Soviética, llamándole izquierda a los gobiernos que tenía gran intervención en la economía, donde los mercados estaban regulados por el Estado, teniendo una economía centralizada y planificada. Mientras los gobiernos de derecha eran considerados como aquellos que privilegiaban al libre mercado, con gran participación privada y poca intervención del gobierno.

No sólo con el paso del tiempo sino, por los acontecimientos sociales, de la concientización ciudadana, gracias a la llamada democratización de la misma sociedad los conceptos en términos reales y aplicables han cambiado. Tanto en lo económico como en lo político.

Haciendo un breve análisis positivo, es decir sin incluir un juicio de valor, realizando una descripción empírica de los hechos, podemos darnos cuenta de que tanto la izquierda como la derecha en economía no son lo mismo desde hace pocos años.

Con la caída del muro de Berlín y después con la desintegración de la Unión Soviética, la derecha económica se convirtió en la única opción real y viva del sistema económico, por supuesto encabezada por los Estados Unidos.

En los 70´s muchas economías llamadas de izquierda, como México, buscaban cerrar sus economías, es decir producir todo lo que fuera posible y necesario dentro del territorio nacional, sin dar oportunidad a las importaciones. Mientras las teorías liberales, neoliberales o de derecha proponían una libre movilidad de la mano de obra.

Hoy la economía de Estados Unidos impone impuestos a sus importaciones, hoy la economía de México busca que esos impuestos no sean aplicables. Pareciera que hoy la derecha aplica políticas económicas de izquierda mientras que izquierda prefiere políticas económicas de derecha.

Tal vez los cambios de dirección en las políticas de izquierda derecha y viceversa tengan que ver con la intención de la búsqueda del equilibrio. Cuando una economía está demasiado cargada a la izquierda el equilibrio lo puede dar una política de derecha y viceversa

Y no está mal, de hecho, nada mal, pues ambas teorías, tenían o tienen un mismo fin, el progreso y desarrollo económico, para sus integrantes aunque por caminos muy distintos.

El valor del dinero

Francisco Tobías

Hace algunos días me dijeron: “ese billete ya no vale, está roto”, mi interlocutor al ver la cara que hice me aseguró que ya ese billete de 50 pesos no tenía valor. A un costado se encontraba el Profesor Juan Campos Rodríguez quien de manera repentina intervino diciendo: “buen tema para la siguiente columna”, ahorrándome en ese momento la necesidad de dar la explicación que a continuación escribiré.

El dinero no vale por sí mismo, es decir que los billetes de 50 pesos no valen 50 pesos, ni siquiera un billete de 100 dólares norteamericanos vale ese monto. Hoy el sistema monetario del mundo está sustentado por un pacto social en el cual utilizamos dinero “fiat”, es decir dinero que carece de valor por sí mismo pero que al ser emitido por un gobierno este mismo gobierno lo respalda.

Incluso un billete de 500 pesos, según el Banco de México, cuesta elaborarlo tan sólo 1 peso con 40 centavos, ese mismo billete representa un monto de 500 pesos, los cuales hacen las tres funciones del dinero. Sin orden de jerarquía las mencionaré, primero como unidad de cuenta, es decir que el mismo dinero funciona para establecer precios. Además del dinero funciona como unidad de cambio, pues es por excelente y facilidad el instrumento que utilizamos para realizar compras – ventas. Y el dinero también sirve como depósito de valor, es decir, salvo por la inflación, un billete de mil pesos hoy y mañana representan lo mismo, mil pesos.

La explicación más sencilla es la de un cheque, el cual por cierto en poco se dejará de utilizar, cuando emitimos o recibimos un cheque por 5 millones de pesos y otro por sólo 10 pesos, los cheques, es decir los documentos bancarios, valen lo mismo, tan solo unos cuantos centavos, sin embargo, la representación del valor es muy distinta.

Un billete deja de representar valor, por lo menos en México, cuando ha sido roto y le falta una cuarta parte. También cuando ha sido pegado, con cinta adhesiva no transparente. Aquellos billetes a los cuales les han escrito un mensaje político o religioso dejan de representar un valor. Pero ante cualquiera de estas tres situaciones en cualquier banco comercial al presentarlo, por ley, puede ser cambiado otro billete sin alteración alguna.

Eso sí el dinero tiene un precio y ese es el interés que se paga por utilizarlo pero lo que es importante señalar es que precio, representación y valor no son lo mismo.

Impuesto por envío

Francsico Tobías

Hace unos días la cámara de representantes de los Estados Unidos, algo similar a la cámara de diputados aquí en México, aprobó cobrar un impuesto del 3.5 por ciento a las remesas que se envían desde ese país al nuestro.

Es necesario realizar algunas aclaraciones antes de comentar sobre los impactos que este nuevo impuesto tendrá en la economía mexicana. Este impuesto que se les cobrará a los mexicanos que envíen dinero a sus familiares de este lado de la frontera, ya sea por medio de transferencias bancarias, empresas especializadas como Western Union o por medio de plataformas digitales, sólo se les aplicará a quienes se encuentren de manera ilegal trabajando en los Estados Unidos.

Muchas voces han señalado que este impuesto es ilegal sin embargo debemos de reconocer que con esta política fiscal el gobierno de Trump logra dar un golpe de dos bandas, por un lado, busca que la cantidad de trabajadores indocumentados se reduzca y por otro lado logrará recaudar la cantidad de 750 mil millones.

En el 2024 se estimaba que en la economía norteamericana trabajaban 7´549,836 trabajadores mexicanos de los cuales uno de cada tres, es decir el 33 por ciento, labora de manera ilegal, es decir 2 millones 516 mil 612 connacionales. Si en ese mismo año las remesas que los trabajadores, legales e ilegales, enviaron a México fueron por un monto total de casi 65 mil millones de dólares, podríamos calcular que 21 mil 500 millones de dólares fueron enviado por trabajadores ilegales. Sobre este monto se aplicaría el impuesto a las remesas del 3.5 por ciento es decir 750 mil millones ya no llegarán a nuestro país sino se quedarán en los Estados Unidos.

Para dimensionar el efecto que esto tendrá en la economía mexicana basta señalar que el monto total de las remeses durante el 2024 equivalieron al 3.5 por ciento, vaya casualidad, del PIB mexicano, y que el ingreso de divisas a México vía los trabajadores connacionales en Estados Unidos es 3.5, 7otra casualidad, veces que lo que ingreso por medio de la venta del petróleo al extranjero.

El gravamen a las remesas llega en un momento complicado para la economía mexicana pues estamos en recesión y desde hace algunos años las remesas han sido un detonante muy importante para nuestra economía. No sería extraño que el consumo aún bajará un poco más sobre todo en estados como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato, Veracruz, Estado de México, Guerrero, Chiapas y Oaxaca.

Mientras en nuestro país no podamos ofrecer suficientes empleos con mejores salarios nuestra economía y muchas familias mexicanas seguirán dependiendo del mercado norteamericano, en donde cada vez será más complicado trabajar de manera ilegal.

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