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La posición de la Iglesia ante la violencia

Ruben Aguilar Valenzuela
A partir de documentos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), de declaraciones de obispos, superiores de órdenes y congregaciones religiosas, sacerdotes y religiosos, queda claro que la Iglesia tiene una posición sobre la realidad de la inseguridad que se vive en el país.

Si bien el material producido por los sectores eclesiales sobre el tema es escaso, más todavía ante la dimensión de la violencia histórica que ahora se vive en el país, a partir de estos textos y declaraciones se puede concluir: 

  • Hay un diagnóstico claro de las situaciones de la violencia que se muestra en el número de homicidios y desaparecidos. Los de la Iglesia son datos que se corresponden con las estadísticas oficiales y de estudiosos del tema. 
  • Se asegura que el gobierno, en sus tres órdenes de gobierno, no tiene una estrategia, para hacer frente a la inseguridad o que está no da resultados y hay evidencia de su fracaso. 
  • Se reconocen los efectos de la violencia y el dolor de la sociedad en particular de los cientos de miles de familias que han perdido a alguno de sus seres queridos. Se es consciente del desamparo de viudas y huérfanos y de la migración interior forzada.

Lo que también es cierto es que los diversos sectores eclesiales no están presentes en la denuncia permanente de la violencia que se ha producido en este sexenio, que es, con mucho, la peor en la historia moderna de México.
 
Ante esta realidad surge la pregunta: ¿Por qué la Iglesia no insiste en la denuncia sobre la realidad dramática de la violencia y el fracaso de la actual estrategia gubernamental, para hacerle frente?
 
La posición de la Iglesia no es por insensibilidad, descuido o por miedo al poder. Derivó de conversaciones con sacerdotes y religiosos que es por la "prudencia", que ahora se exige de la institución.
 
En su versión no conviene denunciar la violencia y el fracaso de la estrategia del gobierno porque de inmediato el presidente López Obrador, desde su mañanera, reacciona de manera agresiva en contra de la Iglesia.
 
Esto alimenta la polarización y crea confusión entre los fieles católicos que son afines al mandatario. En esta lógica, lo que toca a la Iglesia es la prudencia, que se traduce en callar, para no provocar la reacción visceral del presidente en contra de los obispos, sacerdotes y religiosos.
 
Pienso que la posición de prudencia ante los más de 160 000 homicidios que van en el sexenio y la existencia de más de 100 000 desaparecidos no corresponde al papel que la Iglesia debe desempeñar. Su misión no es callar y sí señalar lo que está mal y no debe ser. No importa el costo a pagar.
 

Los generales al poder

Rubén Aguilar Valenzuela
En la historia de América Latina nunca un gobierno civil había dado tantos cargos en la administración pública a los militares como en el del presidente López Obrador.
 
Para ver algo igual habría que remitirse décadas atrás a los gobiernos de las dictaduras en América del Sur y en América Central.
 
En los 18 años de López Obrador como candidato a la presidencia fue muy crítico del Ejército y en más de alguna ocasión francamente agresivo.
 
Una vez en la presidencia, ya como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, cambió su manera de pensar e hizo una fuerte alianza con los militares y marinos.
 
Desde el inicio de su gestión ha impulsado un acelerado proceso de militarización de la administración pública, como lo hacen las dictaduras.
 
Por ahora una decena de generales y almirantes ocupan altos cargos en la administración pública. El general en retiro André George Lusson van Fullón es el titular de la Agencia Nacional de Aduanas (ANA), antes fue subsecretario de la Defensa.
 
El general en retiro David Córdova Campos es el comandante de la Guardia Nacional (GN) y el general en retiro Luis Rodríguez Bucio subsecretario en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, antes fue responsable de la GN.
 
Gustavo Ricardo Vallejo Suárez, general en activo, ahora está a cargo de la construcción de tres tramos del Tren Maya. Antes fue responsable de la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, Terminal 4 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), ahora especializada en carga.
 
El vicealmirante en retiro Carlos Ignacio Velázquez Tiscareño es director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). El general en retiro Audomaro Martínez Zapata, dirige el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
 
Isidro Pastor Román, general en retiro, es director del aeropuerto de Santa Lucía. El vicealmirante Raymundo Pedro Morales es el director del proyecto Corredor Interoceánico Itsmo de Tehuantepec.
 
El general Jens Pedro Lohmann Ituburu es director de los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), antes fue director normativo de Administración y Finanzas del ISSSTE. Miguel Enrique Vallín Osuna, piloto aviador de la FAM, es el titular de la Agencia Federal de Aviación Civil.
 
Hay decenas de militares y marinos de menor rango a cargo de tareas de la administración pública como responsables de las 50 aduanas terrestres y marítimas. Y también a cargo del Instituto Nacional de Migración (INM) en algunos los estados.
 
Son claras las razones de los dictadores militares a elegir militares para hacerse cargo de la administración pública, pero no es evidente el por qué lo hace un presidente civil que antes fue un fuerte crítico del Ejército. ¿Qué le pasó a López Obrador?

Javier, Joaquín y 160 000 más

Rubén Aguilar Valenzuela
El pasado 20 de junio se cumplió un año del asesinato de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, que trabajaban con los rarámuris en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua.
 
En lo que va del gobierno del presidente López Obrador han sido asesinadas 160 000 personas, el mayor número de la historia moderna de nuestro país para un mismo período.
 
México es el país del mundo con más sacerdotes y periodistas asesinados y también de activistas sociales defensores de los derechos humanos, el medio ambiente y el territorio.
 
Este martes la Compañía de Jesús realizó distintos eventos en Cerocahui, lugar del asesinato, en Chihuahua, en Guadalajara y en la Ciudad de México, para recordar este primer aniversario.
 
Entre los mensajes que se dieron a conocer en escritos y en las homilías de las misas está el texto escrito por el padre Luis Gerardo Mora Madrid, provincial de la Compañía de Jesús en México (Reforma, 20.06.23).
 
Dice que los jesuitas tuvieron el privilegio de recuperar los cuerpos de sus hermanos asesinados, pero que en el país existen por lo menos 111 000 desaparecidos y sus familias no saben nada de ellos.
 
Afirma que en "México existen territorios, como la Sierra Tarahumara, en donde la línea que separa al Estado de los grupos criminales ha dejado de ser clara".
 
Y añade que "se forma así redes criminales en las que a menudo, de forma activa o cómplice, participan autoridades, por lo que sus actos quedan en la impunidad".
 
Esto, continúa, "ha generado que en muchas regiones surjan liderazgos criminales que despojan, que expolian los recursos económicos a las comunidades, que les arrebatan sus bienes mediante extorsiones, secuestros y otras atrocidades".
 
"Lo acontecido en la Sierra Tarahumara es solo una muestra de lo que ocurre en otras comunidades en donde la gente tiene que lidiar, día a día, con las reglas que les impone el crimen organizado".
 
El provincial afirma que los jesuitas "como hombres de fronteras y constructores de paz, tenemos presente y nos indigna que las víctimas sigan en aumento ya que desde 2018 hasta abril de 2023 han sido asesinadas en nuestro país 146 407 personas".
 
Termina su texto: "Deseamos, con todo el corazón, que no haya más Cerocahuis, Ayotzinapas, Tlatlayas, Camargos, San Fernandos, Allendes, oramos para que la vida y la esperanza se impongan sobre la violencia y la muerte".
 
Los jesuitas saben de lo que hablan, están en la profundidad del territorio en la Sierra Tarahumara, pero también en Chiapas, Veracruz y otros estados a través de su trabajo pastoral y social.
 
Quien parece no darse cuenta de lo que ocurre en el país es el presidente, para él la estrategia de seguridad, la que ha producido 160 000 asesinatos, marcha muy bien.
 

Cuernavaca, infierno infantil

Rubén Aguilar Valenzuela
Cuernavaca (México, 2017) es la obra prima del director mexicano Alejando Andrade, que también escribe el guion. Cuenta la historia de Andy (Emilio Puente) que cuando su madre sufre un terrible accidente, se tiene que ir a vivir a Cuernavaca a casa de su abuela paterna (Carmen Aura).      
 
El de Andy es un padre ausente (Moisés Arizmendi), quien mantiene una relación distante y tensa con su madre, la abuela de este. Ella vive en Cuernavaca con su hija Dhely (Dulce Domínguez) que tiene síndrome de Down.

Andy nunca ha tenido relación con su abuela y al vivir con ella se enfrenta a un ambiente de rechazo e incomprensión y a una serie de reglas que son nuevas para él. Frente a esta realidad tiene que aprender a vivir por sí mismo. 

En la cocina de la casa se ha instalado una pequeña industria que produce mermelada de guayaba con el apoyo de unos trabajadores contratados por la abuela. En ella también trabaja Dhely y ahora Andy. 

Andy en el joven jardinero encuentra compañía y alguien que lo entienda, pero éste se aprovecha de él. Andy le facilita la entrada a la casa, para robar.  

Él le pide lo ayude a localizar a su padre. Su único contacto es el número de celular. A través de él tratar de entablar contacto. Por fin lo logra y le pide que venga, para que se lo lleve de casa de la abuela. 

El padre se hace presente y la relación de éste con su madre es tensa. Ella le reclama que nunca ha podido hacerse responsable de su propia vida y de quienes lo rodean.

La escena final es un taxi en el que van el padre y el hijo. Los roles se invierten. El niño es el responsable, quien se porta como adulto, y el padre, es como su hijo, un adolescente inmaduro.

El director aborda el tema de la disfunción de la familia, pero sobre todo la soledad de un adolescente, que tiene que enfrentar la vida por sí solo. No hay nadie que lo apoye y acompañe. 

La película presenta un mundo donde los adultos son irresponsables, autoritarios y poco solidarios con los otros. Un mundo donde no tienen lugar los jóvenes. 

Los personajes de la historia están desubicados y sufren. No encuentran su lugar. No importa de quien se trata. Es una mirada pesimista de la condición humana. 


 
Cuernavaca
Titulo original: Cuernavaca
Producción: México, 2017
Dirección: Alejandro Andrade
Guion: Alejandro Andrade
Fotografía: Fernando Reyes Allendes
Música: Andrés Sánchez
Actuación: Emilio Puente, Carmen Maura, Moisés Arizmendi, Diego Álvarez Gracía, Mariana Gajá (...) 

El presidente y la narrativa de Xóchitl Gálvez

Rubén Aguilar Valenzuela
El presidente López Obrador, en los casi cinco años que lleva en el cargo, en su comparecencia mañanera, entre otras cosas se ha dedicado a construir el perfil del candidato a sucederlo y un discurso con el programa a seguir.
 
Desde el inicio de su mandato una preocupación central de todo presidente es cómo hacer frente al tema de quien habrá de sucederlo. Se propone siempre que sea de su partido y de ser posible alguien cercano.
 
Dice el dicho que nunca se sabe para quien se trabaja. En estos años, el presidente lo ha estado haciendo para la senadora Xóchitl Gálvez, que está en el Senado por el PAN pero no milita en ese partido.
 
De los precandidatos de Morena, las corcholatas del presidente, nadie cumple mejor con el perfil que ha venido construyendo el presidente que Gálvez.
 
Nació en el seno de una familia de extrema pobreza en una comunidad indígena de Hidalgo y las corcholatas en el seno de familias de la clase media y media alta de la ciudad de México, Tabasco y Zacatecas.
 
A partir de ahí, del origen, se construye la narrativa que sostiene Gálvez, con su propia vida, y a la que el presidente hace referencia todas las mañanas, aunque sin pensar en ella. Él en los hechos se ha convertido en el mejor de sus aliados.
 
El centro de la narrativa es simple y poderoso; una mujer indígena que nació en la miseria, que de la primaria a la universidad estudió en el sistema escolar público, por su propio esfuerzo venció la discriminación y todos los obstáculos, para salir adelante.
 
Nadie puede "acusar" a Gálvez de ser parte de los conservadores burgueses. Y sí de todo lo contrario. En el marco del discurso presidencial sus corcholatas son claramente hijos e hija de una burguesía clase media acomodada.
 
De ser Gálvez la candidata a la presidencia por la oposición no solo está blindada de los ataques del presidente sino que estos se convertirían siempre en apoyo a la candidata que nació en una comunidad indígena.
 
Xóchitl Gálvez es muy consciente de su historia, la vive con orgullo, y la sabe contar. El discurso político de hoy se construye a partir de contar historias. Ella tiene muchas, las corcholatas ninguna.
 
Pienso que cualquiera que sea el método que acuerde la oposición, para elegir a su candidato a la presidencia, lo va a ganar Gálvez. Por lo pronto ya tiene un publicista que todos los días desde la mañanera trabaja para ella.

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