Rubén Aguilar Valenzuela
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Rubén Aguilar Valenzuela
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Rubén Aguilar Valenzuela
El 30 de octubre dos ministras y siete ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) presentaron su renuncia que se hará efectiva el 31 de agosto de 2025. Sus nombres pasarán a la historia por la defensa que han hecho del Poder Judicial como un poder autónomo del Estado.
Norma Lucía Piña Hernández. Nace en la Ciudad de México en 1960. Licenciada en derecho por la UNAM (1979-1984) y doctora en derecho por la UNAM (1988). Hizo carrera en el sistema del Poder Judicial. A partir de 2015 es ministra de la SCJN y desde 2023 presidenta de la SCJN, la primera en serlo.
Ana Margarita Ríos Farjat. Nace en Monterrey, Nuevo León, en 1973. Licenciada en derecho por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Doctora en políticas públicas por el ITESM (2016). Ha trabajado en el sector privado y público. A partir de 2019 es ministra de la SCJN.
Jorge Mario Pardo Rebolledo. Nace en Xalapa, Veracruz, en 1961. Licenciado por la Escuela Libre de Derecho (1986). Maestro en Derecho por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de Estudios Superiores. Desde 1982 hizo carrera en el sistema del Poder Judicial. A partir de 2011 se desempeña como ministro de la SCJN.
Juan Luis González Alcántara y Carrancá. Nace en Ciudad de México en 1949. Es licenciado en derecho por la UNAM y también doctor en derecho por la misma universidad. Ha trabajado en el sector público y la academia. Desde 2018 es ministro de la SCJN.
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Nace en Cuernavaca, Morelos, en 1969. Licenciado de derecho por la UNAM y maestro en derecho por la Universidad de Harvard. Ha trabajado en el sector privado y público. Desde 2012 se desempeña como ministro de la SCJN.
Alberto Pérez Dayán. Nace en la Ciudad de México en 1960. Licenciado en derecho por la Universidad La Salle (1984). Doctor en derecho por la UNAM (1992). Desde 2012 se desempeña como ministro de la SCJN.
Javier Laynez Poisek. Nace en Torreón, Coahuila, en 1959. Licenciado en derecho por la Universidad Regiomontana, Monterrey, Nuevo León, (1987-1981) y doctor en Derecho Público por la Universidad de París IX Dauphine (1987-1990). Ha trabajado en el sector público y la academia. Desde 2015 es magistrado de la SCJN.
Luis María Aguilar Morales. Nace en Ciudad de México en 1949. Licenciado en derecho por la UNAM (1974). Toda su carrera profesional la ha desarrollado en el sistema del Poder Judicial donde labora desde 1968. Es ministro de la SCJN a partir de 2009. Su renuncia se hará efectiva el 30 de noviembre cuando concluya su cargo de 15 años.
La próxima semana en México el orden constitucional puede ser violentado y quebrantado el Estado de Derecho si el Poder Ejecutivo se niega a aceptar resoluciones que solo corresponden al Poder Judicial. El intérprete de la Constitución es la SCJN y no la presidenta de la República. Tiempos difíciles para la democracia mexicana y el Poder Judicial. Las y los ministros tienen que seguir luchando, la República se los demanda.
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Rubén Aguilar Valenzuela
Del 2 al 27 de octubre se desarrolló en el Vaticano la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que versó sobre la Sinodalidad en la Iglesia católica.
La primera parte se desarrolló en el mes de octubre de 2023. Fue un proceso de tres años de intensa discusión en todas las diócesis de los países en los que está presente la Iglesia.
El 2 de octubre en la sesión inaugural el papa Francisco planteó que esta debería de "ofrecer su contribución para que se conforme una Iglesia sinodal en misión, que sepa salir de sí misma y habitar las periferias geográficas y existenciales cuidando que se establezcan lazos con todos en Cristo nuestro Hermano y Señor".
A lo largo del proceso en estos tres años han participado los obispos pero también los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, hombres y mujeres, que en las sesiones han podido votar al igual que los obispos.
En la segunda sesión se discutió en las diócesis el documento elaborado en la primera sesión con los temas, que deberían de ser puesto a debate en la Iglesia universal, entre otros, para poner dos ejemplos, el sacerdocio de las mujeres y el celibato obligatorio de los sacerdotes.
El Documento final del Sínodo de la Sinodalidad 2024 fue dado a conocer el pasado domingo 27 de octubre. Es un texto que requiere tiempo de análisis. Se estructura en 155 puntos. Y se divide en una Introducción y cinco partes y una conclusión.
La Primera parte: El corazón de la Sinodalidad, tiene cinco apartados: Llamados por el Espíritu Santo a la conversión; Las raíces sacramentales del Pueblo de Dios; Significado y dimensiones de la Sinodalidad; Espiritualidad sinodal y La Sinodalidad como profecía social.
La Segunda parte: En el barco, juntos, tiene ocho apartados: La conversión de las relaciones; Nuevas relaciones; En una pluralidad de contextos; Carismas, vocaciones y ministerios para la misión; Con el Obispo: Presbíteros y Diáconos; Colaboración entre ministros ordenados dentro de la Iglesia sinodal y Juntos por la misión.
La Tercera parte: «Echad la red», tiene dos apartados: Conversión de procesos y La articulación de los procesos de toma de decisiones. La Cuarta parte: Una pesca abundante, tiene un apartado: La conversión de los vínculos. La Quinta parte: «Yo también os envío", tiene un apartado: Formar un pueblo de discípulos misioneros.
Al darse a conocer el documento también se hizo público, cómo fue la votación. En las reglas del Sínodo de la Sinodalidad se requerían dos tercios de los votos para aprobar cada párrafo. Había 368 miembros con derecho a voto, pero por diversas razones solo 355 participaron de la votación final. La diversidad de las votaciones y la imposibilidad de llegar a consensos revela la enorme pluralidad de la Iglesia hoy presente en todo el mundo.
En general se ha recibido con desencanto la conclusión del Sínodo de la Sinodalidad porque los temas más controvertidos quedaron sin ser modificados. A pesar de esos lo que este sínodo introdujo a la Iglesia implica un cambio de dimensiones históricas en sus 2000 años de existencia: Las decisiones se toman en común y en ellas participan los laicos, hombre y mujeres, en igualdad de condición que los obispos. No es poca cosa.
