Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

La crisis post electoral que amenaza

Gerardo Moscoso Caamaño

Ante la crisis que amenaza nuestra deficiente democracia, en donde la falta de ética ha salido a flote mostrando la incapacidad de gran parte de la sociedad mexicana para buscar la manera de ir acabando con la corrupción, con la violencia y el caos administrativo, deberíamos de profundizar en las causas que han generado los actuales efectos, no solo en México, sino también a nivel global.

Las armas y la riqueza son hoy resultados del conocimiento. 

Pero para que el conocimiento escape al control de unos cuantos y de verdad se democratice, responsabilice y multiplique, es pertinente que los conductos informativos sean amplios, libres y descentralizados. 

Sin embargo, la TV, y los medios de comunicación, en general, incitan día a día, columna a columna, editorial a editorial a la necesidad de un enriquecimiento rápido y masivo para poder consumir valores que en nuestra sociedad han quedado reducidos a productos. 

Ahora, bien, toda la cadena consumista condena a los críticos de la misma y protege y subvenciona a sus defensores, por los que cada vez son más los que se rinden. 

Si no se contrarresta ese origen de poder, es imposible reclamar que la sociedad sea honesta, justa y sin ética.

El problema es que los medios de comunicación, líderes de opinión y “artistas” manipulan sin conciencia porque no tienen acceso al verdadero conocimiento. 

Se ha confundido el show y el ocio con la cultura que es la que permite discernir y, ahogados los ciudadanos en un pastiche postmoderno de eventos, han optado por abstenerse de lo social.

La ciudadanía empieza a volcarse hacia las unidades sociales primordiales: 

grupos étnicos, nacionalismo, ecología, etcétera, practicando un abstencionismo electoral que comienza a ser activo porque desconfían de políticos, periodistas e intelectuales. 

Al ciudadano, en general, le preocupa cobrar lo máximo posible y producir lo menos posible también. 

Fiel reflejo de los mensajes que recibe. Comisiones, especulaciones financieras o lo que sea, el asunto es obtener el mayor número de placeres efímeros en el menor tiempo posible.

El reto difícil ahora para toda la sociedad es generar confianza y certeza, esperanza y participación.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Teatro Comunitario de Torreón (1)

Gerardo Moscoso Caamaño

Hace algunos años, cuando la Ciudad de Torreón era una de las más violentas del mundo, apareció por el Teatro Salvador Novo un periodista de la Ciudad de México, Manuel Toledano, ganador de un premio EMI en los Estados Unidos, para hacer un reportaje sobre la obra que teníamos en cartelera, “El viaje de los cantores”, de Hugo Salcedo, en una de las zonas más castigadas por la guerra del narco, al mismísimo pie del Cristo de las Noas, en la antigua estación de trenes.

Todos los talleristas del grupo estable del TSN aceptaron responder a las preguntas que les hizo el reportero después de ver la función número 113. 

Algunos muchachos permitieron que fuese a sus barrios, hablar con sus familias y dar testimonio de la situación de violencia que se sufría en esta zona balcánica de la ciudad. Visitó las colonias donde algunos viven: 1 de Mayo, Nueva Aurora, Vencedora, Eduardo Guerra, Cuca Orona, etcétera.

El resultado fue un video de 9 minutos, comprimido, bien editado y que algunos de los más de 30 actores subieron a las redes sociales. 

En poco tiempo el relato audiovisual cruzó fronteras. Desde Brasil, Argentina, España y muchos lugares de nuestro país, de nuestro Estado, y de la región, recibimos muchos correos, mensajes y llamadas dándonos ánimo para no cejar en el empeño de seguir haciendo el teatro comunitario que nos permitiera contribuir a restablecer el deteriorado tejido social en la zona aledaña al cerro de las Noas. 

Desde aquí va nuestro agradecimiento a todos los que se comunicaron con nosotros por sus palabras de apoyo y estímulo.

Los proyectos a futuro en el Teatro Salvador Novo, propiedad del Gobierno del Estado de Coahuila, gestionado directamente por la Secretaría de Cultura, deben considerarse como un bien común de todos los coahuilenses, y, aunque es rarísimo que las élites intelectuales de la región asistan a nuestras actividades, se debe caminar por la misma línea trazada hasta ahora: su gestión tiene que ir encaminada a lograr un mayor y mejor uso y disfrute por parte del pueblo de Torreón.

Por todo ello, solicitamos que a este modesto y activo recinto, siga contando con el apoyo de la Secretaria de Cultura y del Sr, Gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Tiempos de desasosiego

Gerardo Moscoso Caamaño

El letargo de quién esto suscribe sufre grandes altibajos. No es un camino asfaltado por donde aquí se viaja.  La vida gobierna el rumbo, y la vida no es estática ni cobarde ni resignada. 

Hay días en los que su servidor, quizá el riguroso peregrino, se propone ser muy optimista, piensa que no todo es mentira ni todo está perdido.  Incluso, como un chaleco salvavidas personal, se dice así mismo que el oficio de organizador cultural tiene un objeto; que tal vez la vocación de servicio alcance, aun de manera modesta, una resonancia social imaginada; que el trabajo continuo logre la utilidad planeada; que con que el esfuerzo común perseverante logre dar esperanza a algún habitante de las colonias marginadas vulnerables y violentas que circundan al Teatro Salvador Novo, que eso ya es bastante y quedaría bien justificado...Sin embargo, otros días se halla firmemente convencido de que la naturaleza humana es equívoca, de que el hombre que escribe es un ser agonizante que no vale la pena, al que el aprendizaje de todos estos largos 76 años no conduce a nada, de que cualquier entrega ha de ir acompañada de dolor, (acaso este Médico-Actor es masoquista) y no de la satisfacción inconsistente del cumplimiento de un deber al que las autoridades de Cultura no les interesa La historia del ser humano es la historia de muchos desengaños. 

Hay que sobrevivir, que es mucho menos que vivir, y para eso hay que ser egoístas, a pesar de que la generosidad luego se nos muestre como un valor prestigioso. El hombre solo es hombre cuando es libre: de producir o de no producir, de elegir o abstenerse, de amar o distraerse.  Ahí está el punto de partida: el ser humano se desliga de su parte animal, adquiere noticia transmisible de sí mismo, supera al obediente que lleva dentro, inventa, crea, progresa, cuestiona y avanza.  Sin embargo hay días en que parece inevitable el naufragio.  ¿Y qué nos queda entonces? continuar, avanzar como si estuviéramos en la correcta dirección confiando en que lograremos en común y unidos una sociedad más, cultivada, más humanista . Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

La muerte, una enseñanza excepcional

Gerardo Moscoso Caamaño 

Todas las muertes que he presenciado me han estremecido. Todas, como médico, como hijo y amigo, me han enseñado algo sobre lo que es morir y lo que es vivir. 

Muchos semblantes de la muerte, muestran facetas de la vida.

En nuestra cultura, donde se ensalza la inmortalidad y el miedo a la muerte es frecuente, nos es fácil imaginar los últimos momentos de la vida como algo doloroso, injusto e indigno. 

Sin embargo, no pocos enfermos terminales y sus seres queridos logran superar esta creencia tan común y transforman el tránsito a la muerte como una oportunidad para expresar amor, para sanar viejas heridas, para superar prejuicios , para descubrir en ellos mismos, fuerzas y virtudes desconocidas y, definitivamente, para realizarse.

Aunque mucha gente prefiere morir de repente, sin darse cuenta, los finales inesperados suelen dejar muchas situaciones sin concluir. 

Los deudos tienen gran dificultad para superar las pérdidas imprevistas. 

Al contrario, las muertes lentas, a pesar de la tristeza y la preocupación que llevan consigo, brindan oportunidades únicas para solucionar cuestiones pendientes, restaurar uniones rotas y reconciliarnos con nuestro inevitable fin. 

En nuestro deseo por protegernos del miedo a morir, casi todos alguna vez nos alejamos de un compañero que se enfrentaba a su fin y precisaba apoyo o consuelo. 

Así, alguna vez también, perdimos la oportunidad de ponernos en contacto con una parte fundamental de nuestra compasión y misericordia.

Nadie debería morir con dolor y nadie debería morir solo. El malestar del cuerpo casi siempre se puede calmar. 

La presencia reconfortante de una persona serena y cariñosa mitiga gran parte de la soledad del paciente y muchas veces brinda la posibilidad de vivir momentos emotivos de profundo significado. 

La sinceridad, la ternura, la comprensión y la entrega fortalecen y conectan a los participantes de una manera tan especial que podría afirmar, como Médico clínico, que se llega a sentir una paz de espíritu excepcional. 

Compartir el cuidar a una persona que se extingue, es una forma vigorosa de intercambiar amor, solidaridad y respeto, y representa una prueba personal sublime, tan íntima, y entrañable como el milagro del nacimiento.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

El despotismo no ilustrado

Gerardo Moscoso Caamaño

La incontinencia verbal, es sospechosa. Temo a los envidiosos y egocéntricos, a los tipos arrogantes, altaneros, orgullosos, que creen tener la mejor o tal vez la única y última palabra digna de pronunciarse.

Estas personas son la esencia misma del despotismo no ilustrado, porque desdeñan la opinión del otro, por ello, visceralmente a esta edad, rechazo a los arguenderos malsanos; a los estúpidos que hablan a lo pendejo tal vez por miedo a oír, en el silencio, el vacío retumbar de sus cerebros; pero sobre todo estos vanidosos, y egocentristas ya son bastante malos de por sí como simples convecinos de la vida.

Ahora, escuchen por un momento, que un individuo de esas características, carente de toda medida de sí mismo y tan enajenado de la realidad, se hace con un coto poder, ya sea grande o pequeño, en su comunidad, y establece un régimen arbitrario, sencillamente porque él siempre tiene la razón. 

El poder absoluto siempre silencia y descalifica al oponente. Esa es la primera regla de la intolerancia. 

De modo que un charlatán obsesivo que consigue instalarse en el poder, se convierte en fanático envidioso. 

Una sola idea puede contagiar al mundo: 

La idea de que la culpa pertenece a otros, la idea de que nuestro miedo, nuestro fracaso o nuestra desgracia han sido tramados por enemigos ajenos a nosotros y a la vez traidoramente infiltrados en nuestra cercanía, la idea de que se puede dividir a los seres humanos en “fifís” o en “chairos”, en inocentes y culpables, en malos y buenos, en nosotros y ellos. 

A cualquiera, en cualquier parte, le puede alcanzar ahora mismo un sino de exclusión y destierro, millones de seres humanos viven y mueren en un perpetuo estado de disgregación.

Pero el veneno, para extenderse, no necesita camisas amarillas, verdes o azules para desarrollarse. 

Aquí mismo, entre nosotros, los personajes que se esconden en el anonimato, han comenzado su tarea.

Sin que nos demos cuenta alguien ya empezó, bajo la cobardía del anonimato, a ver en nuestra cara los estigmas de la envidia y la avaricia, una falta de respeto al que difiere, al que no piensa de manera semejante.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Página 1 de 10