El periodismo cuenta la realidad. A veces, como en esta ocasión, la realidad es que existe ese informe y lo que revela es terrible. Contarlo provoca dolor en quien lo escribe y en quien lo lee. El periodismo existe para contar y ayudar a entender nuestra sociedad, aunque duela. Señaló la periodista Peniley Ramírez ante las reacciones del gobierno derivadas de sus revelaciones del informe, sin testar, sin censura, de la Presidencia de la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa.
Para la periodista, el hecho de que la mayor parte de la narración de la versión publica estuviera testada, hacía muy difícil entender qué es lo nuevo en la investigación de los hechos, y decidió dar a conocer la versión a la que tuvo acceso. Por ello, publicó, en el periódico Reforma, una columna en donde describe una nueva cronología del caso Ayotzinapa.
Así narra su experiencia Peniley: “Hace unas semanas me buscó una fuente que tenía acceso al informe sin testar. Me dijo que en ese documento había nuevas pistas sobre el caso y que consideraba vital que se investigaran. Me compartió una copia del documento, sin testar. Lo leí. Luego hicimos varias entrevistas.
Buena parte de ese informe está basada en el análisis de mensajes que se intercambiaron personajes claves en los hechos en las horas anteriores a la desaparición de los 43 estudiantes. Otros mensajes son de los días, semanas y meses después...
Hay allí números identificados como que pertenecían a los criminales, sus parejas, funcionarios del gobierno municipal de Iguala, sus familiares y militares. El informe reconstruye los hechos a partir de lo que esas personas hablaron por mensajes de texto y WhatsApp.
El gobierno de Peña Nieto sostuvo que a la mayoría de los estudiantes los quemaron en el basurero de Cocula. En la narración del nuevo informe, dicen que tuvieron esa idea, pero la desecharon. En cambio, descuartizaron a los estudiantes, sin la menor compasión, y los repartieron.”