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La participación política es inherente a la democracia

Elecciones locales como las que se celebrarán el próximo 2023 en los estados de México y Coahuila contienen varios elementos que los partidos y candidatos participantes deberán considerar para su análisis en orden de plantear su propuesta y estrategia.

Una de ellas es el diagnóstico del que se parte en lo local, en donde la actuación del gobernador es un ingrediente importante en la influencia hacia el electorado, debido a que, en parte, también es una evaluación a su administración.

En el caso de Coahuila, Miguel Riquelme, el gobernador priísta, goza de una muy buena aprobación y sus últimas elecciones han sido exitosas, carro completo en la de mitad de administración, para elegir el Congreso del Estado; mayoría en la de diputados federales; las principales alcaldías, incluida la recuperación de Torreón y de Piedras Negras, antes de Morena esta última.

Otro elemento en el análisis, sobre todo por la influencia que ha mostrado en las últimas elecciones locales, es la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En este rubro, de acuerdo a la encuesta levantada por Mitofsky para El Economista sobre “aprobación al presidente mexicano”, a cuatro años de haber asumido el poder, en promedio 59.1% de los mexicanos aprueba el desempeño del presidente Andrés Manuel López Obrador; su aprobación bajó 6.1 puntos respecto de la que alcanzó en 2021 (65.2%), a tres años de que tomara protesta del cargo.

Revela, además, que, al mes de noviembre, en promedio 41% de los ciudadanos desaprueba su gestión, un punto más que el mes anterior.

De acuerdo con los indicadores de gobierno, para 64.5% de los 54,773 mexicanos mayores de 18 años que fueron consultados, su principal preocupación es la inseguridad; para 26.5%, la economía y 5.7% opinó que la salud.

La aprobación presidencial más alta por tipo de ocupación se registra entre los campesinos ya que 72% está de acuerdo con su desempeño; siguen los estudiantes (71%), en tanto que 69% de las amas de casa y el mismo porcentaje de los trabajadores informales también lo respaldan.

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Humanismo mexicano: El reto de la Alianza Va por México

En 2023 Coahuila y Estado de México celebrarán elecciones ordinarias. Elegirán al titular del Ejecutivo, y en el caso de la primera entidad, la integración de la Legislatura Estatal. Al parecer la alianza electoral “Va por México”, conformada por el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, harán frente ante el embate del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena.

El diagnóstico: El partido del presidente López Obrador gobierna en 20 estados, 22 si consideremos alianzas. En 2017 Morena no tenía ni un solo gobernador. Esto logrado en años en los que el país ha enfrentado grandes desafíos como la pandemia y la crisis económica que se precipitó con su llegada.

En una elección local, sin duda, hay muchos elementos que influyen en el resultado, uno de ellos es la actuación que ha tenido su gobernador, el grado de aceptación por parte de los ciudadanos, posibles electores. Pero también, se ha visto en las recientes elecciones, la aceptación de la actuación del presidente López Obrador ha sido de gran influencia y apoyo a los candidatos del partido Morena, lo que se ha reflejado en los buenos resultados electorales para sus candidatos.

Por tal motivo, con el fin de conocer a su adversario y así definir una estrategia electoral con posibilidades de triunfo, valdría la pena para la alianza “Va por México” revisar el plan de gobierno del presidente, así como sus programas y acciones concentradas en lo que él ha llamado “Humanismo mexicano”.

Así explica el propio López Obrador el Humanismo mexicano:

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La disputa por la calle y sus significados

Dijo el jurista y politólogo alemán Hermann Heller: “En lo sucesivo, la relación entre el Estado y la sociedad civil constituirá el más importante problema, tanto teórico como en lo práctico, de la política de occidente.”

La marcha y demás manifestaciones sociales celebradas el domingo 13 de noviembre en donde miles de ciudadanos en calles de la Ciudad de México y otros estados, se reunieron para protestar contra la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador; así como las demás marchas y manifestaciones que, a favor o en contra, se den de aquí en adelante son la simple muestra de una sociedad civil viva.

Una sociedad que reflexiona y da cuenta que en este México de flujo y cambio constante, de conflicto permanente, ya no podemos dejar la responsabilidad a unos cuantos, todos tenemos la obligación de convertirnos en activistas políticos, en agentes de cambio con el compromiso de hacer que la política se convierta en un instrumento al servicio de la sociedad.

Es decir, con una visión moderna, tenemos el deber de participar en la toma de decisiones que afectan al conjunto de nuestro pueblo, debemos de interesarnos en las ideas que mueven a la comunidad, debatir ideas, propuestas, la ruta y los medios que nos llevarán a un constante desarrollo económico, político, social y cultural de la nación. La verdadera transformación social solo se puede dar con la participación de todos para que sea eficaz.

Hoy la ciudadanía exige una renovación del compromiso cívico con la democracia, que articule un nuevo acuerdo social para la participación ciudadana con más instrumentos e incentivos para la participación social.

La exigencia es llegar a una democracia moderna con una mejor proximidad y conexión entre representantes y representados, entre elegidos y electores; es decir entre el gobierno y sociedad, como pieza fundamental de legitimidad del sistema político y su eficiencia.

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