La elecciones de gobernadores en los tiempos de López Obrador han traído, entre otras cosas, suspicacias por parte de algunos ciudadanos. Una de ellas es la relacionada con la postura de algunos gobernadores de la oposición que han perdido las elecciones ante el partido Morena, el partido del presidente.
Sobre todo de aquellos gobernadores que una vez que perdieron han sido invitados a formar parte de la actual administración federal. De ellos se sospecha que hayan, de alguna forma, negociado, de pensamiento, palabra, obra u omisión, la derrota de su partido a cambio de algunas consideraciones por parte del ejecutivo federal.
En ese contexto, suena interesante la postura de Miguel Riquelme, gobernador del Estado de Coahuila, entidad que tendrá elecciones, el próximo año, en donde se renovará el ejecutivo estatal así como su congreso.
En el marco de la Trigésima Tercer Sesión Extraordinaria del Consejo Político Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Coahuila, donde tomaron protesta a los 38 Comités Municipales y frente a más de 35 mil priistas, Riquelme afirmó: “Aquí en Coahuila no se jugará con el destino de nuestro estado, no se negociará nada, ni con embajadas ni con otra cosa, yo seguiré siendo priista toda mi vida”.
Con lo dicho, el gobernador coahuilense mandó un gran mensaje no solo a la clase política priista, sino a los electores en general: en Coahuila el gobernador no caerá en tentaciones individualistas y privilegiará el bienestar colectivo.