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Humanismo mexicano: El reto de la Alianza Va por México

En 2023 Coahuila y Estado de México celebrarán elecciones ordinarias. Elegirán al titular del Ejecutivo, y en el caso de la primera entidad, la integración de la Legislatura Estatal. Al parecer la alianza electoral “Va por México”, conformada por el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, harán frente ante el embate del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena.

El diagnóstico: El partido del presidente López Obrador gobierna en 20 estados, 22 si consideremos alianzas. En 2017 Morena no tenía ni un solo gobernador. Esto logrado en años en los que el país ha enfrentado grandes desafíos como la pandemia y la crisis económica que se precipitó con su llegada.

En una elección local, sin duda, hay muchos elementos que influyen en el resultado, uno de ellos es la actuación que ha tenido su gobernador, el grado de aceptación por parte de los ciudadanos, posibles electores. Pero también, se ha visto en las recientes elecciones, la aceptación de la actuación del presidente López Obrador ha sido de gran influencia y apoyo a los candidatos del partido Morena, lo que se ha reflejado en los buenos resultados electorales para sus candidatos.

Por tal motivo, con el fin de conocer a su adversario y así definir una estrategia electoral con posibilidades de triunfo, valdría la pena para la alianza “Va por México” revisar el plan de gobierno del presidente, así como sus programas y acciones concentradas en lo que él ha llamado “Humanismo mexicano”.

Así explica el propio López Obrador el Humanismo mexicano:

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La disputa por la calle y sus significados

Dijo el jurista y politólogo alemán Hermann Heller: “En lo sucesivo, la relación entre el Estado y la sociedad civil constituirá el más importante problema, tanto teórico como en lo práctico, de la política de occidente.”

La marcha y demás manifestaciones sociales celebradas el domingo 13 de noviembre en donde miles de ciudadanos en calles de la Ciudad de México y otros estados, se reunieron para protestar contra la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador; así como las demás marchas y manifestaciones que, a favor o en contra, se den de aquí en adelante son la simple muestra de una sociedad civil viva.

Una sociedad que reflexiona y da cuenta que en este México de flujo y cambio constante, de conflicto permanente, ya no podemos dejar la responsabilidad a unos cuantos, todos tenemos la obligación de convertirnos en activistas políticos, en agentes de cambio con el compromiso de hacer que la política se convierta en un instrumento al servicio de la sociedad.

Es decir, con una visión moderna, tenemos el deber de participar en la toma de decisiones que afectan al conjunto de nuestro pueblo, debemos de interesarnos en las ideas que mueven a la comunidad, debatir ideas, propuestas, la ruta y los medios que nos llevarán a un constante desarrollo económico, político, social y cultural de la nación. La verdadera transformación social solo se puede dar con la participación de todos para que sea eficaz.

Hoy la ciudadanía exige una renovación del compromiso cívico con la democracia, que articule un nuevo acuerdo social para la participación ciudadana con más instrumentos e incentivos para la participación social.

La exigencia es llegar a una democracia moderna con una mejor proximidad y conexión entre representantes y representados, entre elegidos y electores; es decir entre el gobierno y sociedad, como pieza fundamental de legitimidad del sistema político y su eficiencia.

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La marcha en defensa de la democracia y las lecciones históricas

Este domingo 13 de noviembre miles de ciudadanos se dieron cita en calles de la Ciudad de México y otros estados para protestar contra la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

José Woldenberg, ex presidente del Instituto Federal Electoral, ahora INE, único orador en el evento, definió: “Estamos aquí reunidos con un solo objetivo claro y trascendente: defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron, que ha permitido la convivencia y competencia de la pluralidad y la estabilidad políticas, la trasmisión pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades.

Todo eso constituye un patrimonio común y por ello estamos aquí, ciudadanos de muy diferentes orientaciones políticas y extracciones sociales, militantes de partidos, integrantes de organizaciones sociales y personas sin filiación política que deseamos que México sea la casa que nos cobije a todos”.

En seguida planteó de dónde venimos: “Como país fuimos capaces de edificar una germinal democracia. Dejamos atrás el país de un solo partido, de un presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del Ejecutivo, de medios de comunicación mayoritariamente oficialistas, para abrirle paso a la expresión y recreación de la diversidad política, a elecciones libres, disputadas y creíbles, a Congresos plurales, gobiernos de diferente orientación, pesos y contrapesos en el entramado estatal y sin duda una espiral virtuosa que amplió el ejercicio de las libertades”.

Además, llamó la atención sobre un hecho: “la alternancia constitucional y pacífica (subrayo, pacífica) del poder presidencial ocurrió, por primera vez en México, gracias a ese proceso democratizador. En casi doscientos años de vida independiente, nuestro país nunca lo había logrado.

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