López Obrador ha dado prioridad a un pensamiento en donde la racionalidad política está por encima de cualquier otra racionalidad incluso la administrativa y económica.
Parte de la premisa de que el dinero proveniente de la corrupción se puede utilizar, en manos de sus enemigos, para luchar contra su proyecto político; por ello ha emprendido una gran batalla en la que el primer paso de su estrategia, para mantenerse en el uso pleno del poder, es impedir que recursos económicos o de cualquier índole lleguen a las arcas de quien considera sus adversarios políticos.
Como parte de esa postura el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió la extinción de los fideicomisos públicos y mantener el control de los recursos que ahí se manejan.
El primer paso se dio el 2 de abril de este año, cuando el presidente ordenó, a través de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, extinguir todos los fideicomisos públicos sin estructura orgánica y mandatos.
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