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Entre el Humanismo Mexicano y la necesidad de autocrítica de la oposición 

IMG-0970.jpegTodo tiene su tiempo. Una vez pasada la elección en la que el pueblo de México eligió a quien ocupará el Poder Ejecutivo, lo que sigue es mirar hacia adelante y seguir construyendo el nuevo horizonte mexicano. 

De acuerdo al mandato de la mayoría del pueblo, la futura presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, deberá continuar con el proyecto del Humanismo mexicano.

De este criterio se desprende, por ejemplo, que el fundamento de la política económica es que el progreso sin justicia es retroceso. 

Entonces no basta el crecimiento económico, sino que es indispensable la justicia. En la nueva política económica, moral y social desechar la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no necesariamente reflejan las realidades sociales.

Considerar que lo fundamental no es cuantitativo sino cualitativo; es decir, la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza. El fin último de un Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz y libre de miserias y temores.

Por otra parte, más allá del simple crecimiento económico, es fundamental desterrar la corrupción y los privilegios para destinar todo lo obtenido y ahorrado en beneficio de la mayoría del pueblo y de manera específica, en beneficio de los más pobres y marginados.

La estrategia central del gobierno en el terreno de la política social deben descansar en respetar, atender y escuchar a todas y a todos, pero otorgando preferencia a los pobres y humillados.  

Atender a los más pobres es también ir a la segura para contar con el apoyo de muchos cuando se busca transformar una realidad de opresión y alcanzar el ideal de vivir en una sociedad mejor, más justa, igualitaria y fraterna. Que sea el pueblo el que defienda al gobierno democrático. 

Mientras que , por su parte, los partidos de oposición deberán reflexionar y hacer un ejercicio autocrítico muy severo. 

En la actualidad, a pesar de que los partidos políticos son esenciales para nuestra democracia, algunos elementos tales como su forma de organización interna, sus procedimientos de actuación y toma de decisiones y algunas suspicacias en cuanto a su financiamiento y trasparencia en el uso de los recursos han propiciado un alejamiento de los ciudadanos que los han dejado de ver como instrumentos esenciales de participación política, deteriorando la calidad de la democracia.

Ante este panorama y la fuerza que ha mostrado Morena, el partido del Presidente Andrés Manuel López Obrador, algunos partidos optaron por actuar aliados, en las más recientes elecciones, con malos resultados.

Dice Maurice Duverger que las alianzas entre partidos tienen formas y grados muy variables. Algunas son efímeras y desorganizadas: simples coaliciones provisionales, para beneficiarse de ventajas electorales, para echar abajo un gobierno o para sostenerlo ocasionalmente. Otras son duraderas y están bien provistas de una sólida armazón, que las hace parecerse a veces a un superpartido.

De acuerdo a la experiencia que hemos estado viviendo, para obtener mejores resultados, los partidos en alianza deberán en primer lugar definir qué tipo de alianza quieren formar y que clase de oposición quieren llegar a ser, inclusive ideológicamente.

Encaminar entonces sus pasos a democratizarse al interior, abriendo esos institutos políticos a la ciudadanía para generar una participación eficaz que de confianza a la participación de todos.

Articular así un amplio acuerdo social con compromisos concretos tales como la regulación de los derechos y deberes de los afiliados, la designación de los órganos internos de dirección, la construcción de las candidaturas a cargos públicos representativos y las garantías de los procesos internos y las fuentes de financiamiento, entre otras cosas.

José Vega Bautista

@Pepevegasicilia

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Las encuestas y la historia electoral reciente como indicadores del futuro.   

En una de las elecciones más importantes del México contemporáneo, los mexicanos tendremos que elegir si queremos o no un segundo piso de la llamada “Cuarta Transformación”. 

Es decir, si aceptamos la propuesta de Claudia Sheinbaum Pardo que busca que continúen algunos de los puntos que la actual administración federal ha implementado, y seguir un camino que, desde la percepción de la candidata de la alianza de Morena, ayudaría a mejorar las condiciones de la vida pública.

El camino, para que quede claro, lo elegiremos todos este domingo 2 de junio. Cuando digo todos incluyo a quienes se abstengan de ir a votar, porque su decisión de no acudir influirá en el resultado de la elección. 

El panorama electoral del próximo domingo se puede analizar, con ganas de tratar de adelantar escenarios, desde muchos puntos de vista. En esta ocasión haré referencia a dos indicadores que, sin ser definitivos, reflejan alguna de las caras del fenómeno político y lo pueden proyectar hacia el futuro.

En primer lugar las encuestas que, cuestionadas o no, la gran mayoría, desde antes del inicio de la campaña en marzo, han marcado que la intención del voto favorece a la candidata de la alianza encabezada por el partido Morena, Claudia Sheinbaum Pardo.

Por supuesto que si nos basáramos en ello todo indicaría que la primera presidenta de México sería la emanada de la coalición de Morena, PT y PVEM.

El siguiente indicador que deseo tratar es el de los resultados de los últimos procesos electorales en el país. 

En 2017 el partido Morena no contaba con un solo gobernador. De ahí a la fecha domina en el mapa electoral con 21 entidades gobernadas por ellos y dos más ganadas por partidos aliados. Es decir 23 contando aliados. Esto logrado en años en los que el país ha enfrentado grandes desafíos como la pandemia y la crisis económica derivada de ella.

En las elecciones del 2018, que le dieron el triunfo en la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, Morena también ganó los estados de Tabasco, gobernada por Carlos Manuel Merino; Veracruz, gobernada por Cuitláhuac García; Chiapas, gobernada por Rutilio Escandón, y la CDMX, ganada por Claudia Sheinbaum, quien actualmente es la candidata a la Presidencia.

En 2019 consiguieron Baja California: Morena triunfó con Marina del Pilar Ávila Olmeda, y en Puebla, con Miguel Barbosa Huerta.

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Marchas y democracia

IMG-9651.jpegLa ciudadanía siempre ha necesitado instrumentos y motivación para participar. Además de un ambiente democrático que le brinde la oportunidad de manifestarse con la seguridad de que no va ser reprimido físicamente por el gobierno. 

Afortunadamente estas condiciones se están dando en el país y han sido bien aprovechadas por la ciudadanía. 

La primera manifestación política llamada marea rosa” se llevó a cabo en noviembre de 2022 bajo el lema El INE no se toca, en defensa de la autonomía del órgano electoral.

El exconsejero del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, fue el primer orador de este evento, celebrado en el Monumento a la Revolución.

El pasado 18 de febrero se realizó la segunda "Marcha y concentración por Nuestra Democracia", convocada, según dijeron, por más de 200 organizaciones de la sociedad civil, en la que hicieron un llamado al presidente Andrés Manuel López Obrador a sacar las manos” del proceso electoral.

El orador principal en el Zócalo capitalino fue el exconsejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello.

Este domingo, se dio una manifestación más, esta vez ya con un cariz abiertamente político partidista; algo que se había tratado de guardar en las otras manifestaciones, en las que se difundió que eran básicamente organizadas por la sociedad civil para protestar contra el Gobierno y el deterioro de las instituciones democráticas que ellos observan. 

Por ejemplo, esta manifestación,  contó con las intervenciones de la candidata a la presidencia Xóchitl Gálvez y el aspirante al Gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada. Lo que se puede interpretar como un gran cierre de campaña de ambos candidatos y sus partidos. 

Se podrían calificar estas manifestaciones como el reencuentro de los ciudadanos con la política, ojalá que así fuera. Pero para comprobar esa hipótesis, deberá de pasar mucho tiempo. Hay ejemplos en los que se ha demostrado que pueden ser solamente movimientos coyunturales que no rinden frutos democráticos de largo aliento. 

La otra hipótesis es que la campaña política de la Alianza Fuerza y Corazón por México, en su estrategia, está tratando de multiplicar sus esfuerzos mediante la movilización en la división electoral de organizaciones, grupos y líderes naturales” en apoyo a sus candidatos. 

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