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La realidad supera la ficción

Susana Cepeda Islas

Frecuentemente en varios círculos sociales escuchamos que “la realidad supera la ficción”, esta frase cobra cada día mayor fuerza, recordemos las novelas de Julio Verne y sus viajes submarinos, o los relatos en la novela de Frankenstein de Mary Shelley. Los seres humanos somos seres pensantes, hemos creado un sinnúmero de cosas que nos benefician, pero también que nos dañan. Una de ellas es la Inteligencia Artificial (IA), se dice que no es una herramienta para realizar cualquier tipo de actividad, ejecuta la actividad sin la presencia de los seres humanos. Está sustituyendo a los empleados; en algunos comercios ya no hay cajeros, pones la bolsa de tus compras y sin necesidad de sacar la mercancía un aparato te da el total de tu compra; las personas pueden consultar su estado de ánimo o que hacer cuando se enfrentan a algún problema; para la persona que desee escribir un libro, la IA lo realiza con facilidad.

La IA está dentro del campo de la informática, desarrolla sistemas que pueden realizar un sinnúmero de tareas, son máquinas creadas para razonar, aprender y actuar como lo realizaría la inteligencia humana, abarca todas las disciplinas, por mencionar algunas, la ingeniería de hardware y software, la lingüística, educación, psicología, la neurociencia, la medicina, entre otras. En 1956 John McCarthy creó el término de Inteligencia Artificial, desarrolló el primer lenguaje de programación de IA, lo que dio pie a numerosas investigaciones.

Aquí viene lo interesante del tema, los beneficios de utilizar la IA son varios, por mencionar algunos: automatiza flujos de trabajo, procesos sin la presencia de los humanos. Elimina errores manuales en: procesamiento de datos, estadísticas, ensamble de fabricación, y otras tareas en diferentes áreas. Tiene la capacidad de eliminar tareas repetitivas. Realiza las actividades con gran precisión y rapidez. No tiene limitación para realizar el trabajo, no descansa, no falta, no se enferma. Analiza una gran cantidad de datos y puede realizar investigaciones en todas las disciplinas en un corto tiempo. Reconocimiento de voz, de imágenes, traducción entre otros. Mark Zuckerberg opina que: “La inteligencia artificial puede hacer este tipo de tareas mejor que cualquier humano promedio”.

Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya se están sufriendo las consecuencias de la utilización de la IA en la sociedad: Desempleo al substituir a personas en las empresas. La vulneración de los derechos humanos. La complicada tarea de actualizar los datos en el sistema. La falta de personal para implementar la IA. El precio de la IA es prohibitivo, no es accesible para todos. Si falla algo en el sistema podría ser catastrófico. Ausencia de empatía y Ética. El uso también puede ser con fines negativos. La falta de atención personalizada y una gran dependencia tecnológica. Lo más grave es que no existe una legislación jurídica que norme las actividades de la IA. Al respecto Bill Gates comentó “En una década, la inteligencia artificial hará innecesarios a los humanos para la mayoría de las cosas” y yo creo que en todas.

Están latentes todas las consecuencias que traerá la IA a la humanidad en un futuro no lejano, me pregunto ¿Qué pasaría si fallan los algoritmos o los modelos matemáticos? ¿Es superior la IA a la inteligencia de los humanos? ¿Dependeremos tanto de la IA que dejaremos de pensar? ¿Sustituiremos a Dios con la tecnología? No tengo aún la respuesta, sin embargo, se percibe en el ambiente publico opiniones que apuntan, por un lado, a que solo son máquinas, sin embargo, otras señalan que la IA tiene conciencia que sufre y ama. Lo que ya es una realidad es que su aplicación puede ser de gran beneficio para la humanidad, por ejemplo, en campo de la medicina en trasplantes de órganos fabricados por la IA, que los cuerpos no rechazan, o en contraparte, que sea utilizada por la delincuencia y dañar gravemente a las personas.

Se observan muy variados avances de la IA, los cambios en el mundo serán drásticos y llevaran consigo conflictos éticos, amenazan los derechos humanos, se superarán las desigualdades existentes, dañará a los grupos marginados, y los humanos nos tendremos que adaptar a estos cambios y buscar la manera de sobrevivir ante este avance tecnológico. ¿Verdad que la realidad supera la ficción?

Un arma de dos filos la imprudencia

Susana Cepeda Islas

Con frecuencia escuchamos en reuniones sociales a personas decir comentarios nada oportunos, por no reflexionar antes de hablar. Los imprudentes hacen manifestaciones como: ¿Juanita qué te pasó que estas muy pasada de peso?; o ¡Ya no bajes de peso, te ves anoréxica!; ¿Cuánto ganas?; ¿Cuándo te casas? ¡Ya llevas mucho con tu novia! ¿No quieren hijos aún, o no pueden? Y la lista es interminable.

En la mayoría de los casos las personas cuando emiten este y otros tipos de comentarios negativos, no piensan en el alcance que sus palabras tienen para las personas que se los dicen. Definitivamente se puede pensar que un acto de imprudencia es un acto descuidado, irresponsable, atrevido o negligente y efectivamente lo es, la persona que hace este tipo de comentarios le importa un bledo el efecto que pueda tener en los demás.

La palabra imprudente es un término inglés receleas que significa descuidado, desconsiderado. El Diccionario de la Real Academia Española, define la imprudencia como falta de prudencia, es decir, templanza, cautela, moderación, en otras palabras, tener buen juicio. La Psicología lo considera un descuido, o tener la necesidad de poner a prueba el destino, por otra parte, la Biblia en sus versículos de Proverbios 14:16-17 señala que el imprudente cree todo lo que le dicen, es impulsivo porque actúa sin pensar y son herederos de la necedad. Por otro lado, jurídicamente es obrar imprudente, sin seguir las reglas de precaución.

En otro sentido, la imprudencia se refiere a conductas que ponen en peligro nuestra vida o la de otros, por ejemplo, cuando hacemos alguna actividad que nos pone en riesgo, como tomarse una selfie en condiciones peligrosas. Cuando profesional o laboralmente realizamos actos sin seguir las reglas establecidas de protección civil. Los actos que no se realizan con precaución, cuidado o reflexión y que pueden causar peligros o daños. Así como las expresiones sin una buena intención.

Por lo general una persona imprudente que hace comentarios totalmente fuera de lugar sufre porque es rechazado socialmente, se caracterizan por pensar que los problemas son de las otras personas, no se hacen responsables, también es común que se justifiquen afirmando que actúan así porque son personas directas y a los demás no les gusta oír la verdad. Albert Einstein afirmaba que “Si quieres entender a una persona, no escuches sus palabras, observa su comportamiento”.

Las recomendaciones que hacen los conocedores del tema aseguran que, para evitar ser imprudentes, es necesario realizar lo siguiente: antes de hablar pensar lo que se va a expresar. No hablar de temas que se desconocen, es decir, no hablar por hablar. Actuar con cortesía. Tratar a las personas con educación. Medir la cercanía con las personas, no tratarlas de la misma manera a todas. Ser respetuoso, no meterse en la vida de los demás. No corregir a las personas en público. No hacer bromas con la intensión de ridiculizar o vengarse.

Es aconsejable cuidar la manifestación de las emociones, al hacerlo nos podremos comportar adecuadamente, si observamos el ambiente actuaremos con cordura, la idea es no provocar momentos incómodos y sobre todo causar una mala impresión con nuestros comentarios, y así evitar ser una persona indeseable, no hay que olvidar lo que dice el refrán popular “Más vale prevenir que lamentar” y que la imprudencia puede ser un arma de dos filos.

No lo compliques, déjalo ser

Susana Cepeda Islas

Se ha preguntado ¿Por qué algunas veces nos complicamos la vida? Frecuentemente sufrimos por querer controlar situaciones que están fuera de nuestro alcance, o buscamos relaciones personales complicadas, también sucede que no somos responsables de nuestra situación financiera, o nos hacemos expectativas sociales que no resultan como esperábamos. El problema de enfrentarnos a estos aspectos es que se convierten en escenarios difíciles de entender y menos aún de abordar.  Lo lamentable es que nos convertimos en expertos para ver algo fácil de comprender, en difícil de entender.

Cuando me refiero a complicado, es que es difícil de entender o resolver, es decir, no le vemos pies ni cabeza, todo se vislumbra enmarañado. Esto es producto de cómo nos relacionamos en primer lugar con nosotros mismos, después con los demás y finalmente con nuestro contexto, de cómo percibimos nuestra realidad, de nuestra construcción de creencias de nosotros y de la sociedad, que complican seriamente nuestro pensamiento y nos impiden ver con claridad.

Al complicamos las situaciones que se nos presentan en el hacer cotidiano, automáticamente no disfrutamos, nos quejamos y lamentablemente nos enojamos e insistimos en estar presentes donde no es necesario. Desde el punto de vista de la psicología, se hace referencia a la tendencia de una persona a generar situaciones que complican su bienestar y la de los demás. Este tipo de comportamiento se manifiesta porque tenemos patrones de comportamiento y de pensamiento ya establecidos y que son difíciles de cambiar, provocando en las personas estrés, ansiedad o depresión.

Lo más conveniente en esta situación es dejar ser, o dejar fluir, me explico, si comprendemos que la importancia de acompañar sin juzgar y respetar, no vulnerar la situación que no nos parece bien, en una palabra, no interferir, no aferrarnos a tratar de cambiar la situación, dar la oportunidad de que las personas que están a nuestro alrededor, ya sea familia, amigos, compañeros de trabajo, decidan por ellos, sin nuestra intervención directa, a pesar de que la decisión no nos agrade.

No complicarlo y dejarlo ir, simplemente significa aceptar y no involucrarse. No tratar de cambiar la postura de algo, lo invito a hacer una reflexión profunda sobre estas ideas, piense por un momento ¿Cuántos dolores de cabeza se hubiera evitado? Al dejar de intervenir en situaciones que no está en nuestra mano solucionar. La bella canción de “Déjalo ser” (Let It Be) de The Beatles escrita e interpretada por Paul McCartney, dice: “Y cuando la noche está nublada, todavía hay una luz que brilla sobre mí, brillando hasta mañana, déjalo ser, déjalo ser, déjalo ser”. Es un mensaje de esperanza, te invita a no resistirte a los problemas, a no complicarte la vida, por cosas que no se pueden evitar, es mejor aceptarlas que negarlas.

Frecuentemente olvidamos que la vida es más sencilla de lo que creemos, para evitar complicarnos la vida podemos realizar estas pequeñas acciones: disfrutar lo que tenemos, y no de las cosas que carecemos, alejarnos en medida de lo posible de los temidos chismes, que en la mayoría de los casos no son verdad, huir, si huir de las personas tóxicas, comprender cuando no podemos cambiar lo que sucede en nuestro entorno.

Debemos aprender a dejar ir, a soltar, a que las cosas continúen su camino, recordemos que aferrarnos nos lleva directo al sufrimiento. Durante nuestra vida nos enfrentamos a cometer muchos errores, pero olvidamos que también tenemos la oportunidad de aprender de ellos, de reconocerlos y lo mejor de corregirlos. No debemos vivir tratando de acomodar todas las situaciones a nuestra forma de pensar, hay que tomar en cuenta lo que decía el educador norteamericano Charles R. S “La vida es el 10% de lo que pasa y el 90% de como reaccionas”. Ahí radica el problema, por eso, es aconsejable ¡No lo compliques y dejarlo ser!

Hilando palabras

Susana Cepeda Islas

Las ideas surgen cuando nos interesa un objeto, en ese momento la mente hace una representación, una imagen o impresiones sensoriales, que poco a poco a medida que va tomando claridad, lo transformamos en ya sea un concepto, una opinión o un juicio.  Algunas personas construimos ideas, buscamos representarlas, sentimos el placer de escribir, símbolos que los personificamos en trazos formados por letras, en signos que en su unión se convierten en significado y significante.

Es una hazaña descubrir lo maravilloso que es tomar la aguja para bordar las palabras, hacerlo con suavidad, con cuidado, con paciencia, combinar y darles vida. Es como si las estuvieras hilando, sobre una hoja en blanco que espera que le des existencia. Escribir es como desenredar la madeja de los pensamientos. Tomo el hilo para darles claridad, forma. Con libertad entretejo ideas, pensamientos, deseos, tormentos y angustias. Me desprendo de la pesada maleta que llevo a cuestas y siento una hermosa sensación de libertad.

Escribir representa un gran compromiso, estudiosos del tema opinan que al escribir se debe poner atención, y cuidar el tener empatía, valorar a los lectores,  el propósito debe ser claro para no perderte en el camino; al expresar tus pensamientos deben estar organizados, que se entiendan con facilidad, es necesaria la precisión en cada palabra, que ellas representen lo que se desea expresar, ser breve para tener resonancia en los lectores, lograr la integridad y la creatividad, y finalmente escribir con ética.

Grandes escritores han manifestado que significa para ellos escribir, por ejemplo, para Octavio Paz escribir es una herramienta para explorar el mundo interior, un proceso de diálogo con el lenguaje, con el mundo, el lector y consigo mismo. Rosario Castellanos opinaba que escribir es mucho más que una actividad, era una necesidad vital y un acto político y que la palabra puede ser un refugio una trinchera. Para el gran Borges escribir es un modo de soñar, y uno tiene que tratar de soñar sinceramente.  Virginia Woolf expresaba que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir. Cada escritor habla desde su sentir, de sus experiencias.

Escribir es un arte, porque se crean verdaderas obras con los pensamientos, porque hay belleza en la expresión, se utiliza el lenguaje creativamente, se manifiesta de una manera artística las ideas, emociones y experiencias, todo esto es producto de la imaginación, un elemento fundamental. Con el tiempo sale a la luz nuestro mundo interior para cobrar vida en el exterior. Como todas las nuevas actividades que se desean iniciar, se dificultan porque se desconoce el proceso, por ello, la disciplina es un gran pilar, lo que significa que se debe hacer diariamente, practicar constantemente para lograr a partir de la repetición desarrollar la habilidad, recordemos que como dice el refrán “la práctica hace al maestro”.

Recuerdo que cuando me decidí a escribir para otros, al hacerlo sentía en mí miedo, se paralizaba la creatividad, es una sensación nada agradable, no fluyen las ideas, me quedaba largo tiempo viendo la hoja en blanco, sin embargo, poco a poco con el paso del tiempo fui ganando confianza, hasta que un día descubrí que escribir no es tan complicado como pensaba, siempre tenemos algo que contar. He tenido grandes satisfacciones, provocan que mi alma se eleve al infinito, gracias a los agradables comentarios de mis lectores.

Mi recomendación querido lector es que alguna vez intente escribir, porque realizarlo es una acción que ayuda a desbloquear, expulsar, a entender las emociones que nos atormentan o nos alegran, al hacerlo nos da claridad en las situaciones por las que estemos pasando, es dar vida a los recuerdos, a las personas, a los eventos. Hay un abanico de opciones para escribir, podemos hacerlo para nosotros o para otros; escribir en un diario, contar historias. Solo reflexione que, al expresar nuestro punto de vista, nos da la oportunidad de sentirnos aliviados, sin cargas, es increíble dejar volar la imaginación, sentirse libre.

Desarrollemos el hábito de la lectura

Susana Cepeda Islas

Adquirir hábitos es una buena idea porque nos ayuda en muchos sentidos durante nuestra existencia, todas las personas a medida que nos desarrollamos los vamos incorporando en nuestra vida cotidiana, esto se realiza si los hábitos son saludables, es decir, si nos ayudan en el bienestar físico, mental y social y no representan un factor de riesgo, sino todo lo contrario. Podemos tener hábitos positivos como: lavarnos tres veces al día los dientes, de comer determinados alimentos a una hora en especial, hacer ejercicio, meditar. O tener hábitos negativos como ingerir alcohol en exceso, fumar, desvelarse, entre otros. 

Busqué la definición en el diccionario de la Real Academia Española, y lo define como el modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas. Los hábitos nos llevan a comportamientos repetitivos que se vuelven automáticos, ojalá y la lectura fuera un hábito importante en todos los mexicanos. Desafortunadamente en nuestro país, la mayoría de la población no cuenta con el hábito de la lectura, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población lectora de mayor de 18 años ha caído, del 84.2% en 2015 al 69,6% en el 2024.

Por ello, lo invito a desarrollar el hábito de la lectura querido lector, indudablemente ganará porque tendrá la oportunidad de conseguir su desarrollo personal y cognitivo. Este hábito enriquece el conocimiento, mejora la comprensión y el pensamiento crítico, es una fuente inagotable de viajes, emociones, muestra diversas culturas, situaciones, comportamientos. Los neurólogos coinciden en que es una actividad que estimula el cerebro, fortaleciendo las conexiones neuronales. J. K. Rowling la autora británica dice “Si no te gusta leer, no has encontrado el libro correcto”.

Cuando iniciamos una nueva actividad, necesitamos motivación y esfuerzo para convertirla en hábito, por ello, para incorporar en su rutina diaria la lectura, los estudiosos recomiendan que primero se debe elegir un libro que le agrade, esto es de acuerdo a sus preferencias; dedicarle diariamente un determinado tiempo es bueno, es recomendable iniciar con 15 minutos, empiece poco a poco; escoja un ambiente adecuado ya sea en un parque, en su patio, en la recámara, la idea es que le de tranquilidad, asegúrese que durante la lectura, este atento en buscar  y anotar las palabras clave y por supuesto leer en voz alta.

Recordé como una amiga hace algunos años adquirió el hábito de la lectura, gracias a una película que vio: “El nombre de la Rosa” del director de cine Jean-Jacques Annaud, con el gran actor Sean Connery, junto con otros actores importantes, ella quedó maravillada con la cinta, nos hizo el comentario a varias amigas, que sin dudarlo le recomendamos el libro de donde se basaron para hacer el filme, novela escrita por Umberto Eco quien fue un semiólogo y filósofo italiano extraordinario, un genio, la convencimos que si la película le había impactado, el libro era un millón de veces mejor, afortunadamente nos hizo caso, después de un tiempo nos agradeció la recomendación, y sin darse cuenta tomó el hábito de la lectura de una manera agradable, motivada. Está es una buena idea ¿no lo cree? Para adquirir este hábito.

Es necesario o mejor dicho es urgente, desarrollar en los niños, adolescentes y adultos el amor por la lectura, actualmente existen distractores que evitan que se lleve a cabo como los videojuegos, el internet, la televisión, la ignorancia, el fanatismo, y por supuesto la falta de motivación escolar y familiar es la descomposición del sistema educativo. Se tienen grandes ventajas de vivir dentro de una sociedad lectora, por mencionar algunos: existe un desarrollo cognitivo en sus habitantes, enriquecimiento cultural y social, la comunicación es efectiva evitando los conflictos y llegando a acuerdos, la empatía es constante en las personas, es decir, cuando hay una situación que es vulnerable para todos, se ponen en los zapatos del otro, lo que permite desarrollar en los ciudadanos una gran cualidad: comprender. Mejorando de esta manera y con creces la convivencia.

El hábito de la lectura nos permite prestar atención, analizar e interpretar, profundizar y dar sentido a nuestra realidad y aceptarla para transformarla, George RR Martin, escritor y guionista norteamericano afirma que “Un lector vive mil vidas antes de morir. La persona que nunca lee vive solamente una”, totalmente de acuerdo, es triste vivir sin leer. Para mí, ¡la lectura te da la magia de soñar, soñar, de imaginar con los ojos bien abiertos!

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