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¿Qué nos pasó?

Susana Cepeda Islas

Los mexicanos tenemos una gran riqueza gracias a nuestros pueblos indígenas son raíces poderosas y únicas, ellos cuentan con grandes sapiencias que los convierten en ilustrados, admiro que ven a la naturaleza como una madre porque es la que provee de los recursos necesarios para vivir. Nuestro México es pluricultural y multiétnico, cuenta con una gran variedad lingüística, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) se tienen identificadas 11 familias lingüísticas, aproximadamente 68 etnias indígenas, que hacen un total de 364 lenguas indígenas, estas etnias cuentan con conocimientos y creencias diferentes que las caracteriza de manera importante.

Si tenemos grandes raíces ¿Qué nos pasó? Nuestra sociedad actualmente olvida esta riqueza, no tiene ni la más mínima idea, en la mayoría de los casos, de cómo llevar la vida de manera digna y con bienestar, como lo hacían nuestros antepasados. En estos momentos estamos sufriendo cambios rotundos con consecuencias importantes en nuestro quehacer cotidiano, siendo honestos como sociedad somos un caos, y lo lamentable es que, la visión a futuro no es nada halagadora para ninguno de los mexicanos, no importa su situación cultural, de educación o económica. Por ello, cuestionó que si somos afortunados de tener grandes culturas indígenas no las valoramos, en qué momento como sociedad las despreciamos, hasta nos avergonzamos de ellas, y amanera de insulto nos referimos a nuestros semejantes como: “míralo parece indio” en forma despectiva, cuando debe ser un orgullo serlo. Según los estudiosos del tema esto sucedió en el siglo XX con aparición del término mestizo cuando se incrementa la discriminación.

Nuestras antiguas culturas tenían buenas costumbres que hacían que su pueblo gozará de bienestar. Una de las características es que reconocían a los ancianos, debido a que poseían un profundo conocimiento sobre diversos temas, por ello, eran merecedores del respeto y admiración de la población. Las ciudades se conservaban en buen estado, las calles estaban limpias, porque las personas las barrían todos los días. Tenían alumbrado público en cada calle se encontraba una gran fogata que iluminaba los hogares por la   noche. No había enfermos debido a la limpieza corporal que tenían, por ejemplo, se lavaban los dientes con las cenizas de las tortillas. Se curaban gracias a las hierbas medicinales. Se organizaban para la simbra de los cultivos, cuidaban la flora y la fauna para mantener un equilibrio en la naturaleza. 

Estaban organizados, en grupos de sacerdotes, curanderos, agricultores, artesanos, cada persona tenía asignada una tarea en la sociedad y su educación estaba orientada a realizar estas actividades. En la familia el padre era el proveedor cazaba, pescaba, se dedicaba a agricultura, la mujer cultivaba y recolectaba frutos, aquí viene lo interesante en la mayoría de los pueblos existía el matriarcado, los hijos pertenecían a la familia de la madre.

Lo antes expuesto es para darse una idea de la organización general de estas sociedades indígenas, cada una poseía sus características propias, por supuesto que no todo era perfecto en la sociedad, pero tenían cubiertas sus necesidades básicas, alimento, vivienda, educación, salud, las prácticas que utilizaban para lograrlo eran buenas. Por ello, me pregunto ¿por qué las olvidamos? Ojalá rescatáramos las prácticas exitosas de ese período, le aseguro querido lector que nuestra sociedad sería muy diferente a lo que estamos viviendo. No estaríamos inmersos en la violencia, narcotráfico, delincuencia, pobreza, falta de educación, desempleo, escasez de agua, problemas de salud física y mental, drogadicción, calentamiento global, destrucción del medio ambiente, falta de infraestructura, contaminación y migración. Estamos retrocediendo como sociedad, en pocas palabras dimos un salto para atrás.

Espacios

Susana Cepeda Islas

Hace unos días a llegado estuve pensando de manera recurrente y hoy quiero compartir con usted querido lector, la pregunta: ¿qué es el espacio?, usted y yo, todos ocupamos un espacio en este universo, de hecho, este concepto en el diccionario aparece como la extensión que contiene toda la materia existente, es esa parte del espacio donde se encuentra ubicado cada objeto material. Se puede identificar como universo, atmósfera, cosmos, éter, vacío, infinito, firmamento o cielo. Algo importante es que el espacio que ocupa un objeto no puede ser ocupado por ningún otro.

Para el filósofo griego Platón, el espacio es una realidad vacía e infinita. Kant define también el concepto, pero lo relaciona con el tiempo, explica que son condiciones a priori de toda experiencia, a la vez que aparece comprometerse con la naturaleza euclidiana del espacio y la simultaneidad absoluta. También Albert Einstein define el espacio, dice que el espacio absoluto, tomado en su naturaleza, sin relación a nada externo, permanece siempre similar e inmóvil, está en eterno descanso y no se modifica, actúa por sí mismo y sobre el cual no se puede actuar.

En la arquitectura el espacio es la dimensión tridimensional donde se desarrolla la vida humana. Físicamente podemos encontrar espacios iluminados, abiertos, con colores agradables o lugares oscuros, cerrados, con poca ventilación, tétricos. El espacio indudablemente puede provocar alegría, bienestar o todo lo contrario miedo, angustia tristeza, es decir, puede causar tanto sensaciones agradables como repugnantes, nos pueden dar paz o causar nerviosismo. Los seres humanos tenemos la capacidad de crear espacios sagrados o diabólicos según nuestras creencias. Desde la psicología se comenta que el espacio se refiere a la distancia física entre dos personas que interactúan, esto permite comprender los ambientes que habitan los individuos cómo influyen en sus pensamientos y por ende en el comportamiento, que puede ser negativo o positivo para él o su entorno.

El espacio interior es cerrado, tiene límites, en él nos podemos sentir refugiados, protegidos, resguardados, o ¡no!, desde la espiritualidad se entiende como la dimensión más profunda del ser humano, ese espacio en el interior que le da sentido a la vida, sin importar creencias, cultura, situación económica o social, es decir, cada individuo construye su espacio interior dependiendo de cómo interpreta sus vivencias en la realidad. Utilizamos espacios exteriores donde interactuamos con la naturaleza, con diversos objetos materiales construidos por el hombre, con otros seres humanos, las acciones que desarrollemos con el mundo exterior van a depender de nuestra particular manera de percibir ese entorno. 

También existen espacios internos en las personas, poseemos un cuerpo que ocupa un espacio y en su interior estamos biológicamente constituidos por diferentes sistemas como lo es el circulatorio, el digestivo, respiratorio, y la conciencia, es decir, lo que somos realmente, nuestra esencia. Lo que nos caracteriza como personas es el alma espiritual, Stein en su obra “El castillo interior” la define como el centro de todo ese edificio físico-psíquico-espiritual que nos define como seres humanos, el alma es la imagen del espíritu divino Dios, es única, individual e inmortal. Indica un YO consciente y libre de virtud que tiene una gran cualidad, dependiendo de la actitud con que apreciemos el espacio puede abrir o cerrar puertas. 

Los espacios que tienen presencia en esta dimensión para que puedan tener una vida larga es necesario darles mantenimiento, éstas son las operaciones y cuidados necesarios para que puedan seguir funcionando en excelentes condiciones, dando un rendimiento óptimo. Podemos hacer un mantenimiento preventivo, como la inspección, la limpieza y la revisión, se puede realizar diariamente, mensualmente, usted decide el periodo en el que se va a realizar. También puede hacer un mantenimiento correctivo, llevar a cabo las acciones necesarias para hacer funcionar de manera óptima lo que se ha averiado, y el mejor mantenimiento el preventivo que es construir un programa periódico, planificado para evitar situaciones graves en un futuro. El mantenimiento se debe hacer en cualquier tipo de espacios ya sea en los físicos o en el interior de las personas.

¿Verdad que es importante estar conscientes de los espacios? Realmente nosotros somos los responsables de la creación de ellos, tanto en el exterior de nosotros como en nuestro interior, esto depende del interés y propósito que tengamos en la vida. Ahora bien, para hacerlo correctamente, es necesario estar presentes, saber observar, escuchar, corregir, no perder vista nuestro objetivo, estar alertas para corregir cualquier alteración que suceda en el espacio que habitamos, y así, concentrarnos en la búsqueda de acciones adecuadas que den soluciones oportunas para lograr el resultado óptimo. Lo invito estimado lector a que: ¡Cuidemos los espacios! 

El valor del respeto

Susana Cepeda Islas

Los valores éticos los relacionamos con la creencia que tenemos de lo que es equivocado o correcto en la conducta de las personas. Desde el punto de vista moral, los valores son muy diferentes en cada cultura, porque se basan en las normas y conductas de comportamiento de las personas que se establece en cada sociedad, por ejemplo, para el norte de nuestro país, hacer carne asada es un valor social, sin embargo, no es lo mismo para los hindúes la vaca es un símbolo sagrado y se prohíbe el consumo como alimento. Los valores éticos los define la Real Academia Española como el conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes, es decir, son principios universales, al respecto, Platón afirmaba que son patrones morales universales con los que podemos juzgar los comportamientos humanos. Los valores éticos nos dan la oportunidad de convivir en armonía y así logar el bienestar personal, permitiendo la evolución social. Son guías de comportamiento que reglamentan la conducta de las personas. Existen valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto, la tolerancia, la justicia, la libertad entre otros.

El valor del respeto está en que permite apreciar el mundo que nos rodea, las personas, su vida, sus pertenencias, reconoce y acepta las cualidades del prójimo y sus derechos. La palabra respeto viene del latín respectus que significa atención o consideración. El psicólogo ruso Vigotsky lo plantea así: una persona o colectivo reconozca, tenga consideración, cuidado y aprecio por las cualidades de algo propio o ajeno, que puede ser otra persona, la naturaleza, las leyes, una cultura o país distinto. Él recomendaba lo valioso que es enseñar a los niños estos principios en las familias y en las escuelas, y vaya que tenía razón, si la humanidad entendiera que el respeto es fundamental en la vida, tendríamos otra realidad.  Los valores se aprenden y se enseñan con el ejemplo, al practicarlos en la sociedad no tendríamos un mundo en caos como lo estamos viviendo.

La ausencia de respeto conlleva graves consecuencias en todos los ámbitos, provocando entornos escasos para el bienestar, la convivencia y poco saludables para la comunidad. Por ejemplo, cuando no se respeta la vida, tiene graves resultados como la violencia desmedida, diariamente mueren miles de personas en manos de sujetos, que no tienen la más mínima idea de lo que provocan arrebatando la vida a sus semejantes, en las familias graves daños emocionales y psicológicos, dejan hijos huérfanos, dolor en los seres queridos, tan sólo por el beneficio económico, el cual representa un valor mayor que la vida de una persona. 

La falta de respeto a la naturaleza significa que no estamos conscientes de lo que nos brinda para subsistir en el planeta, es nuestra casa, nos permite respirar, alimentarnos, en fin, desarrollarnos como personas. Olvidamos que la tierra tiene sus leyes naturales que debemos respetar, por ello, no tenemos que ensuciarla, contaminarla, destruirla, aprovecharnos sin escrúpulos de los productos que posee, de esta manera no se logra un equilibrio en ella, por ello, es urgente tenerle respeto para fortalecerla y evitar así, catástrofes ambientales, no somos los mejores seres vivos que habitan este mundo, al contrario, somos los únicos seres que tenemos la capacidad para destruir la naturaleza. Cuando ella cobra la factura, nos damos cuenta de que somos frágiles, débiles, somos nada ante su furia.

El respeto nos da el privilegio de vivir en paz, en una sana convivencia con nuestro entorno, dignifica a las personas, están fácil hacerlo sólo aplicando la regla de oro que la han mencionado varias religiones y personajes de nuestra historia como: El Budismo “No trates a los demás de manera que a ti mismo parezca dañino”. Cristianismo “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Judaísmo “No le hagas a nadie lo que no te gusta a ti”.  Gandhi “Para ver el espíritu universal y penetrante de la Verdad en la cara, uno debe ser capaz de amar a las criaturas más viles como a uno mismo”. Voltaire. “ponerse en el lugar de los demás”. Nativos americanos “El respeto por cada forma de vida es la base”. El respeto es el pilar de los valores éticos ahí radica su importancia, debemos estar conscientes de ello y practicarlo para asegurar nuestra supervivencia y bienestar en este mundo.

El imaginario social

Susana Cepeda Islas

Cotidianamente aparecen en la sociedad muy diversas maneras de relacionarse entre los diferentes grupos sociales, el concepto de imaginario social es una herramienta en las ciencias sociales que ayuda en la búsqueda de las nuevas formas que aparecen en la sociedad para describir las cosas, las que son capaces de crear nuevas realidades.  El imaginario social es un concepto creado por Cornelius Castoriadis, filósofo y psicoanalista greco-francés, publica un libro en 1975. “La institución imaginaria de la Sociedad” donde define este concepto como el conjunto de valores, instituciones, leyes, símbolos y mitos comunes a un grupo social más o menos concreto y, en parte a su correspondiente sociedad. Se refiere a la idea que tienen los individuos reflejando en una construcción histórica de significaciones, símbolos y representaciones, se vincula a los procesos de creación y a las condiciones reales de una autonomía individual y por ende colectiva.

Aún cuando el concepto apunta a lo imaginario, no es considerado verdadero o falso, se instaura por sí mismo en una realidad que tiene consecuencias prácticas en la vida cotidiana de las personas, Castoriadis divide el concepto en dos vertientes: el social efectivo o instituido como son las tradiciones y costumbres de una sociedad, el otra es el imaginario radical o instituyente que se manifiesta en un hecho histórico como son las nuevas formas de ver y pensar la realidad, por ejemplo, el cambio en la música, en las relaciones humanas o con otros seres. El imaginario social lleva a crear condiciones de caos o de orden,  lleva a también a establecer normas y a su vez a realizar una reflexión o critica de la sociedad para modificar lo establecido.

En nuestro país existe el imaginario nacional que hace referencia a la construcción de una identidad cultural, que se manifiesta en un orgullo nacional, es decir, las tradiciones, comida, estructura física como edificios, territorios, que enriquecen nuestra identidad. Nos identifica el festejo que hacemos a los santos patronos de cada ciudad, el día de muertos, la virgen de Guadalupe, el día de la Independencia, la Revolución, o el himno nacional y nuestra bandera. Estos elementos nos hacen únicos en el mundo y es positivo para construcción de nuestra sociedad.

También tenemos presente en la vida cotidiana, el imaginario social de la violencia, que es negativo para nuestra convivencia, por desgracia esta situación se presenta diariamente en el país, donde entran en la escena: las relaciones privadas como es lo individual, la familia, lo grupal y las Instituciones esa correspondencia entre lo jurídico y económico con la comunidad. Como sociedad nos enfrentamos a ello. La violencia deja una gran huella de desconsuelo, miedo, angustia y desolación. Creamos un gran número de significaciones y formas de accionar y reaccionar ante ella, porque desarrollamos creencias, representaciones que cambian la realidad social, como dejar de asombrarnos por los homicidios que suceden en cada momento y no darles la importancia que tiene a estos sucesos.

El imaginario social como podemos percibir se manifiesta en ideologías, alegorías, rituales mitos, con respecto a la violencia observamos que ha cambiado nuestra realidad, consecuencia del narcotráfico, el tráfico de armas, los asaltos, robos en cualquier sitio, ataques sexuales, homofobia, tráfico humano, violencia doméstica. Debido a esta situación, estamos creando una gran descomposición de nuestra sociedad, que es provocada como sabemos por la desintegración familiar, la pobreza, la falta de equidad, la ausencia de educación, valores éticos, el desempleo, la impunidad, la corrupción entre otras causas.  Por otro lado, las instituciones no han tenido la sensibilidad y la eficacia para evitar esta situación, no se han organizado para combatir la violencia, lo desastroso es que la delincuencia si lo ha hecho y está ganando terreno. 

Hace poco me llego información de una comunidad rural llamada Cherán en el estado de Michoacán, en el 2011 sus habitantes se cansaron de la delincuencia y la corrupción de sus autoridades, tomaron las riendas de su destino, expulsando a partidos políticos, políticos y a la delincuencia organizada. Se autogobiernan y los resultados han sido increíbles, han logrado proteger y cuidar sus bosques, el medio ambiente y de una manera creadora construir el captador de agua más grande de América Latina, ubicado en el cerro de Kukundicata. Está situación es un ejemplo que, con voluntad, amor por la comunidad, solidaridad, respeto se logran cosas increíbles para la colectividad, ojalá y cambiara el imaginario social de los mexicanos para construir una mejor realidad.

¿Esclavos del teléfono móvil?

Susana Cepeda Islas

Algunas veces me he preguntado cómo las herramientas tecnológicas han cambiado las relaciones entre las personas, dejan de ser herramientas para convertirse en una necesidad vital en nuestras vidas. Retrocedamos en el tiempo, encontraremos que la primera comunicación telefónica inalámbrica aparece en 1973 marca Motorola, Martín Cooper es el creador. A partir del siglo XXI los teléfonos móviles han tenido un gran avance hasta llegar a convertirse en teléfonos inteligentes, puestos al mercado en 1996 de la marca Nokia, en su inicio posee las características de una computadora, internet y fax, es así como de ser sólo teléfonos donde dos personas se comunican, ahora sus funciones se han incrementado: es cámara fotográfica, calculadora, reloj y despertador, reproductor de multimedia, navegador por internet, agenda electrónica, banca electrónica, supermercado, envía y recibe mensajes, la lista de estas funciones de los celulares actualmente suma más de 50. 

Existen en el mercado una gran variedad de teléfonos móviles de todo tipo, colores, funciones y precios. Su utilización está presente en todos los ámbitos en donde los individuos nos desenvolvemos, lo encontramos en las empresas, en los hogares, en los deportes, en la salud, en la educación, en la música, en la política, en la economía, en la cultura y más, esto es debido a que el celular que tiene a la mano posee una gran cantidad de información, en él podemos divertirnos cuando el aburrimiento invade nuestras vidas; almacenar fotos que son importantes para nosotros y poderlas presumir en cualquier momento; escuchar música para pensar, alegrarnos o estar tristes; consultar videos con escenas increíbles. Es asombroso la rapidez con la que nos comunicamos o consultamos información, por ejemplo: si nos perdemos al buscar una dirección nos ubica o nos lleva con exactitud a donde nos dirigimos, también nos saca de las dudas que se presentan en la vida cotidiana. Sólo por curiosidad lo invitó a que piense usted ¿cuántas veces consulta su celular al día?, ¿no lo sabe?  Haga la prueba y cuéntelas, estoy convencida que se asustará de la dependencia que tenemos.

Considero entonces que uno de los peores errores que tiene el ser humano es crear dependencia, entendida como la subordinación a un poder, es decir, cuando la persona ya no puede realizar sus tareas de la vida diaria por sí mismas, también lo podemos llamar apego que es la afición hacia algo, se produce una vinculación intensa hacia un objeto y como todo en la vida los extremos son peligrosos. Es aterrador el excesivo uso del celular que ha causado un gran número de muertes, induce a olvidarse de la realidad y entrar en un ilusorio mundo, y lo atroz es que la mayoría de las personas no estamos conscientes de la dependencia o apego que tenemos del teléfono móvil, del poder que le hemos otorgado, es fácil darse cuenta de ello, podría usted tener la fuerza de voluntad y por un sólo día no utilizar el celular, de esta manera se dará cuenta si le da ansiedad o alivio estar todo un día incomunicado. 

Por las conversaciones que he tenido con algunos jóvenes, me doy cuenta de que les es difícil no tener entre sus manos ese aparato pequeño que puede sostener con facilidad. Me entristece no ser escuchada cuando esa arma peligrosa (el celular) asesina de manera violenta y trágica la comunicación cara a cara, dando más importancia a las personas que están ausentes y le restan importancia o no valoran la presencia cálida de las personas que están a su lado. Cuando se interpone el celular la escena es la siguiente, yo emocionada hablo y la respuesta de mi interlocutor es ¿Qué? Sigo hablando y la respuesta es ¿espérame? Sigo hablando ¿Qué dijiste? Sigo hablando ¿no te escuche? Sigo hablando ¿no te entendí? Sigo hablando ¿qué cosa? Después de un buen rato, entiendo que no soy lo suficientemente importante en ese momento para poder transmitir mis emociones y lo mejor que puedo hacer es callar, observar a mi interlocutor como ha desarrollado la habilidad para responder mensajes o con el dedo dar paso a las imágenes de la pantalla. 

Realmente le hemos otorgado poder a un instrumento que fue construido como herramienta, lo caótico es que el uso excesivo del celular a atrofiado la comunicación, también lo hace con nuestro cerebro al impedirle pensar, ser creativos entre otras acciones, provocado muertes y muchas más situaciones negativas. Nos lleva a una vida vacía a desconectarnos de lo humano y remplazar el mundo interior por la tecnología. Nicholas Carr afirmo en un artículo en el York Times “Nos estamos volviendo menos inteligentes, más cerrados de mente e intelectualmente limitados por la tecnología” porque “nos volvemos tan absortos con la información que nos ofrece el celular que hasta cuando no lo usamos estamos pensando en hacerlo”, por ello, afirmo que todo exceso es malo, ¡no debemos ser esclavos del teléfono móvil! ¿No lo cree querido lector?

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