Rubén Aguilar Valenzuela 

Ilustración: Oldemar González

El 14 de septiembre de 1965, el papa Paulo VI, al concluir el discurso inaugural de la última sesión del Concilio Vaticano II (1962-1965), hizo pública su intención de instituir el Sínodo de los Obispos como un organismo permanente de la Iglesia.

 

En esa ocasión dijo: "Tenemos la alegría de anunciaros, Nos mismo, la institución, tan deseada por este Concilio, de un Sínodo de los Obispos, que, compuesto de obispos, nombrados la mayor parte por las Conferencias Episcopales con nuestra aprobación, será convocado, según las necesidades de la Iglesia, por el Romano Pontífice, para su consulta y colaboración, cuando, para el bien general de la Iglesia, le parezca a El oportuno".

 

Y añadió que "esta colaboración del episcopado tiene que ser de gran beneficio a la Santa Sede y a toda la Iglesia, de modo particular al cotidiano trabajo de la Curia Romana, a la que estamos tan agradecidos por su valiosísima ayuda, y de la que, como los obispos en sus diócesis, también Nos tenemos permanentemente necesidad para nuestras solicitudes apostólicas. Las normas y demás información serán dadas a conocer cuanto antes a esta asamblea".

 

Al día siguiente, el 15 de septiembre de 1965, el obispo Pericle Felici, secretario general del Concilio, promulgó el Motu Proprio Apostolica sollicitudo. Con este documento, el papa instituyó oficialmente el Sínodo de los Obispos. Sínodo viene de griego syn, "juntos", y hodos, "camino", y expresa la idea de "caminar juntos".

 

El Sínodo se organiza en torno a una Secretaría General permanente que no forma parte de la Curia Romana y por lo mismo no depende de ella, y que está directa y exclusivamente bajo la autoridad del papa.

 

El Sínodo de los Obispos es expresión de la colegialidad del episcopado en el gobierno de la Iglesia en el marco del espíritu de colaboración que surge a partir del Concilio Vaticano II. Los obispos se reúnen con el papa con el propósito de buscar soluciones pastorales que puedan aplicarse universalmente. No puede deliberar y decidir sobre dogmas y materias disciplinares, esas corresponden a los Concilios Ecuménicos.

 

Los obispos se reúnen en el Sínodo, en la práctica de "caminar juntos", cuando el papa considera necesario y oportuno consultar al episcopado, ahí los obispos de todo el mundo expresan su opinión y proponen lo que se debe de hacer. Está establecido que la decisión última es del papa.


 

 

Los sínodos

 

A partir de 1967 y hasta octubre de 2023, se han celebrado treinta sínodos con una duración de entre tres y cinco semanas cada uno. De ellos, dieciséis han sido ordinarios y se citaron en el Vaticano. Estos fueron los de 1967, 1971, 1975, 1977; 1980, 1983, 1987, 1990, 1994, 2001,2005, 2008, 2012, 2015, 2018 y 2021-2024. Además, se ha convocado a once sínodos especiales en 1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2), 1999, 2009, 2010y 2019. Finalmente, han habido tres sínodos extraordinarios en 1969, 1985 y 2014.

 

En los sínodos ordinarios se han tratado temas como la fe; la evangelización en el mundo; la catequesis en nuestro tiempo; la trasmisión de la fe; los obispos; el sacerdocio; la vida consagrada; la familia en el mundo contemporáneo; los jóvenes; la penitencia y el perdón; la misión de los laicos; las vocaciones sacerdotales y religiosas; la formación de los sacerdotes en el mundo de hoy; la Eucaristía; la misión de la Iglesia y la Palabra de Dios.

 

Los sínodos especiales han tratado sobre la Iglesia en las diversas regiones del mundo. Los temas han sido: los Países Bajos; Europa (2); África (2); Líbano; América; Asia; Oceanía; Medio Oriente y la Amazonía. Y los sínodos extraordinarios han versado sobre: la Santa Sede y las Conferencias Episcopales; el 20 aniversario de la terminación del Concilio Vaticano II y los desafíos pastorales de la familia.

 

El proceso del Sínodo de la sinodalidad

 

El Sínodo de la sinodalidad, que es el número treinta, arranca formalmente en octubre de 2021 y termina en octubre de 2024.Una reforma radical que el papa Francisco introdujo en este Sínodo, algo nuevo y distinto con los anteriores, es la participación de sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos en igualdad de condiciones que los obispos. Todas y todos los que participan tienen voto del mismo valor.

 

El proceso, que dura cuatro años, se ha organizado con una apertura y tres fases. La apertura y constitución de las comisiones (octubre 2021); Primera fase: La consulta al "pueblo de Dios"(2021-2023). Tuvo dos etapas, la primera: Discusión en diócesis a partir de un Documento Preparatorio que ofrece una visión general del tema del encuentro: "Por una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión". La segunda, la discusión en asambleas continentales en: América del Norte; América Latina y el Caribe; Europa; Oriente Medio; África y Madagascar; Asia y Oceanía.

 

La Segunda fase: "El discernimiento entre los pastores" (2023-2024) Tiene tres partes: Primera Sesión de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos (4-29 octubre 2023); Tiempo entre las sesiones (octubre 2023-octubre 2024); Segunda Sesión de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2-27 de octubre 2024).

 

Al finalizar la Primera Sesión del Sínodo de los Obispos se elaboró un documento Informe de Síntesis, con las conclusiones de los trabajos. Es el texto base a discutir, para organizar el trabajo, entre una asamblea y otra. La Secretaría General del Sínodo envió a toda la Iglesia una guía para animar y conducir los debates en esta etapa.

 

En el tiempo entre una asamblea y otra, el proceso sinodal contempla tres niveles de discusión: el de cada Iglesia local; el de las agrupaciones de Iglesias (nacional, regional y continental) y el dela Iglesia universal. Se contempla también el trabajo de grupos de especialistas en tema teológicos y pastorales.

 

La guía que conduce el debate propone algunas preguntas: ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión? ¿Cómo potenciar la corresponsabilidad diferenciada en la misión de todos los miembros del Pueblo de Dios? ¿Qué modos de relación, estructuras, procesos de discernimiento y decisión respecto a la misión permiten reconocerla, configurarla, promoverla?¿Qué ministerios y órganos de participación pueden renovarse o introducirse para expresar mejor esta corresponsabilidad? ¿Cómo pueden articularse creativamente estas relaciones para encontrar un equilibrio dinámico entre la dimensión de la Iglesia en su conjunto y sus raíces locales?

 

Después de recoger las aportaciones de las discusiones en todos los niveles, tarea de las Conferencias Episcopales ha sido elaborar y enviar un resumen de una extensión máxima de ocho páginas a la Secretaría General del Sínodo, lo que ocurrió antes del 15 de mayo de 2024. A partir de estos insumos, que llegaron de las iglesias en los cinco continentes, la secretaría ha redactado el Instrumentum laboris que es el documento central a discutir en la Segunda Sesión de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

 

Los resultados de la Primera Sesión del Sínodo

 

El Informe de Síntesis recoge las conclusiones de la discusión de la Primera Sesión del Sínodo de los Obispos. El índice del documento da una idea precisa de los temas que se discutieron y que en la Segunda Sesión serán objeto de toma de decisiones, que pueden cambiar de manera muy significativa, con carácter histórico, a la Iglesia actual. La estructura del texto tiene tres partes:

 

I) El rostro de la Iglesia sinodal

 

Aquí se abordan siete temas: 1) La sinodalidad: experiencia y comprensión; 2) Reunidos e invitados por la Trinidad; 3) Entrar en una comunión de fe: la iniciación cristiana; 4) Los pobres, protagonistas del camino de la Iglesia; 5) Una Iglesia de "toda raza, lengua, pueblo y nación"; 6) Tradiciones de las Iglesias orientales y de la Iglesia latina; 7) En camino hacia la unidad de los cristianos.

 

II) Todos los discípulos, todos misioneros

 

Aquí se abordan seis temas: 1) La Iglesia es misión; 2) Las mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia; 3) La vida consagrada y las asociaciones laicales: un signo carismático; 4) Diáconos y presbíteros en una Iglesia sinodal, 5) El Obispo en la comunión eclesial; 6) El Obispo de Roma en el Colegio de los Obispos.

 

III) Tejer lazos, construir comunidad

 

Aquí se abordan siete temas: 1) Una aproximación sinodal a la formación; 2) Discernimiento eclesial y cuestiones abiertas; 3) Por una Iglesia que escucha y acompaña; 4) Misioneros en el ambiente digital; 5) Organismos de participación; 6) La reagrupación de Iglesias en la comunión de toda la Iglesia; 7) Sínodo de los Obispos y Asamblea eclesial, para seguir el camino.

 

La discusión de los temas arriba enunciados, en un ambiente de escucha que deja atrás prejuicio y estereotipo, implica que la Iglesia sea inclusiva con los integrantes de las comunidades LGBTIQ+, las parejas en segunda unión y los sacerdotes que quieren regresar al ministerio desde su nueva situación de vida.

 

Que se contemple el matrimonio por la Iglesia de los divorciados, la posibilidad del sacerdocio para las mujeres y el matrimonio de los sacerdotes. Y también un nuevo papel de los laicos en la gestión de las estructuras de gobierno de la Iglesia, que incluya a las mujeres en condición de igualdad. Superar el clericalismo, todavía muy presente, y ampliar los espacios de decisión para una Iglesia que vive en la sinodalidad.

 

Lo que se espera de la Segunda Sesión

 

La Segunda Sesión del XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se celebra del 2 al 27 de octubre de 2024 en Roma. Inicia con dos días de retiro espiritual, del 30 de septiembre al 1 de octubre. El 9 de julio de 2024 se hizo público el Instrumentum Laboris que va a guiar los trabajos de la sesión.

 

Este texto se elaboró a partir de los 107 informes que hicieron llegar a la Secretaría General del Sínodo, las distintas Conferencias Episcopales, las Iglesias Orientales Católicas, la Unión Internacional de los Superiores Mayores y la Unión Internacional de las Superioras Generales. Y sobre las más de 175 observaciones, que proceden de Universidades, asociaciones de fieles, de comunidades y personas particulares. Otra fuente importante son los informes presentados por los párrocos producto del encuentro "Los Párrocos por el Sínodo".

 

Monseñor Riccardo Battocchio, Secretario Especial de la XVI Asamblea señaló que, el Instrumentum Laboris de la Segunda Sesión del Sínodo es  diferente del anterior, "para la Primera Sesión era importante poner de relieve la amplitud de los temas a tratar, el documento de trabajo para la sesión de octubre pretende, en cambio, destacar algunos nudos que hay que desentrañar para responder a la pregunta cómo ser una Iglesia sinodal en misión, tomando encuentra el camino recorrido hasta ahora y proponiendo argumentos teológicamente fundamentados junto con algunas propuestas concretas para ayudar al discernimiento confiado a los miembros de la asamblea".

 

La Segunda Sesión es de carácter resolutivo, los asistentes van a tomar decisiones, de manera colegiada, sobre el camino quela Iglesia debe seguir en los temas que se plantearon en el documento Instrumentum Laboris que recoge los temas que se establecieron desde la Primera Sesión, que fueron llevados a discusión a la Iglesia universal, para ahora llegar con propuestas en esta sesión final del proceso que arrancó en 2021, hace ya cuatro años.

 

Las y los asistentes a la Segunda Sesión del Sínodo, van a tomar decisiones sobre los distintos temas, pero necesariamente tiene que proponer su acuerdo al papa Francisco, quien es el único, como lo establece el Derecho Canónico, que tiene la capacidad de decidir sobre los distintos temas y convertirlos en norma de la Iglesia. Aquí se abre un espacio de posible tensión, que ya ha ocurrido en otras ocasiones.

 

En el Sínodo Especial de la Amazonía, la mayoría de los obispos que participaban votó a favor de la ordenación de sacerdotes casados, para que ejercieran el ministerio en esa región de América Latina, pero el papa Francisco hizo uso de su derecho y tomó la decisión de que esa propuesta no se tomara en cuenta. Estamos a solo días de saber lo que habrá de ocurrir.

 

Reflexión final

 

El papa Francisco ha desatado un complejo y muy amplio proceso de democracia deliberativa en la que han participado cientos de miles de católicos y decenas de miles de sacerdotes, religiosas, religiosos y obispos en los cinco continentes. El proceso de la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos es notable por su alto grado de organización.

 

Ha resultado una experiencia ejemplar de discusión abierta, que ha enfrentado, con honestidad intelectual, temas muy complicados y difíciles para la Iglesia. Y lo ha hecho en el marco del respeto a una enorme diversidad cultural en la que está presente la Iglesia a nivel mundial. Poco o nada hay en común entre la visión de un católico alemán o suizo con el de un católico sudanés o kenyano. Todos han sido tomados en cuenta.

 

El papa Francisco introdujo a la dinámica del Sínodo, en la lógica de la sinodalidad, la participación y el voto no solo delos obispos sino también de los sacerdotes, religiosas, religiosos y los laicos, hombres y mujeres. Esto cambió, la manera en como se organizan y toman las decisiones de los próximos sínodos. Es un cambio importante.

 

En la Iglesia universal hay muchas expectativas sobre las decisiones que se vayan a tomar en torno a temas como los sacerdotes casados, el matrimonio religioso de los divorciados, el sacerdocio de las mujeres y la participación de los laicos en la estructura administrativa de la Iglesia, entre otros muchos. En un mes vamos a saber los resultados.