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Arenga

Héctor A. Gil Müller

Una arenga es el discurso que se da ante una asamblea con la finalidad de entusiasmar o alzar los ánimos. Son palabras enérgicas que llenan los corazones. Dicen que los discursos tienen tres movimientos primero mueven las mentes con sus ideas, después mueven los corazones con sus emociones y finalmente solo mueven las pompis con sus cansancios y extensiones. El motivo de los discursos debe ser sacar lágrimas y fuego de los corazones. En la mañana del 16 de septiembre de 1810 los habitantes del pueblo de Dolores convocados por el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla escucharon una arenga que llenó sus corazones para que se sumaran a la rebelión, las palabras los animaron y con esa emoción y alma formaron el primer contingente que luchó contra las fuerzas virreinales.

En 1812 el general Ignacio Lopez Rayón, celebró el 16 de septiembre con una descarga de artillería y música, José María Morelos y Pavón solemnizó el día como el aniversario en que se levantó la voz de la independencia y se conformó la nación. En 1825 se instituyó como fiesta nacional. Desde entonces, salvo algunos periodos entre guerras se ha celebrado de muy distintas maneras, con serenatas ante palacio, misas, verbenas populares, y en todos se ha mantenido, ese grito, que es una arenga, por la libertad y la independencia. En su grito el presidente honra mencionando a los héroes que intervinieron en aquella lucha independentista, como tributo y eco a cada mención el pueblo corea con un; “viva”. 

Las arengas por los titulares no solamente expresan un mensaje al corazón, también han sido usadas para destacar su estilo de gobierno, sus valores o aquella lucha que desde su propio régimen han emprendido. Vicente Fox agregó entre los héroes a Leona Vicario, Calderón incluyó el bicentenario de la independencia y centenario de la revolución, Peña Nieto a Vicente Guerrero, Lopez Obrador incluyó la fraternidad universal, los pueblos originarios, los héroes anónimos y a la justicia. A 200 años de la institución de la fiesta popular, por primera vez una mujer mexicana da el grito con esas arengas en Palacio Nacional. La doctora Claudia Sheinbaum describió en su grito aspectos cruciales de su gobierno durante este año; gritó por la igualdad, por la dignidad del pueblo de México, por la democracia y por un “México libre, independiente y soberano”. En medio de los movimientos geopolíticos mundiales en que la guerra comercial arrecia y se anda en el peligroso y cambiante trecho de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La presidenta Claudia Sheinbaum incluyó en su discurso mujeres que habían participado en la justa, haciendo gala de sororidad gritó por primera vez el nombre completo de la corregidora doña Josefa Ortiz Téllez-Tirón, dio su lugar a Gertrudis Bocanegra, Manuela Medina “la capitana”, las heroínas anónimas, las mujeres indígenas y las y los migrantes. El pueblo reaccionaba haciendo eco de la emoción y entre esas vivas se sintió a toda una nación que debe honrar a las mujeres que doblemente valientes lucharon no solo contra el enemigo, sino contra su mismo tiempo que las apresaba. Rompieron las cadenas no solo de la opresión extranjera, sino también de una cultura que las limitaba. Alzaron alas no solo para liberar a una nación sino a todas ellas mostrando que el vuelo no es locura ni utopía es justicia y dignidad.

El individuo y la institución

Héctor A. Gil Müller

Strauss y Howe son creadores de la teoría generacional. Establece que la humanidad se mueve entre cambios sociales construyendo ciclos. Esos ciclos se gestan entre el crecimiento o esplendor institucional y el despertar o florecimiento individual. El péndulo se mueve entre el institucionalismo y el individualismo. Para que se fortalezca una se debilita la otra y viceversa. Siempre la fortaleza de una institución exige una entrega de posibilidades del individuo, renuncias específicas o supuestas en beneficio de algo superior. Así abandonamos la libertad de hacer caminos para circular por una calle, porque ello implica un bien colectivo más allá del beneficio individual; seguridad, rapidez, orden, etc. Pero, ¿qué detona los cambios de estafeta entre la institución y el individuo? Aunque no podemos ser tan soberbios como para identificar específicamente los momentos en un mar del tiempo, si podemos advertir ciertas consonancias que advierten las crisis del individuo o de la institución.

El individuo se encuentra en crisis, se han minado sus límites al grado que existe actualmente una confusión en  el desarrollo individual. Entre tantas opciones se pierden los gustos. El individuo es capaz de autodefinirse y hacerlo en referencias aberrantes que no proyectan los beneficios de una libertad que más que impulsar nos asola. Las instituciones están cambiando para enfrentar esas crisis, en México cambiamos la institución del desarrollo y ahora la llamamos del bienestar. En el trabajo las normas de cuidado ahora incluyen los riesgos psicosociales, en las escuelas los maestros centran sus métodos en los alumnos y no en los saberes. Muchos cambios van dibujando nuevos modelos para proteger un concepto del individuo que está más allá del propio individuo. 

Las crisis, que en lo social siempre son violentas, aceleran el cambio de estafeta entre las instituciones y los individuos. Vemos episodios en que la institución se paraliza y los individuos reaccionan, pero otros en los que los individuos se paralizan y las instituciones reaccionan, así advertimos quién crece ante el cambio sufrido.

La violencia en lugares tan sensibles como las escuelas causan crisis que aceleran los cambios. En nuestro México la historia nos recuerda la batalla de Chapultepec y el heroismo de unos niños estudiantes, también el movimiento estudiantil de 1968, el golpe profundo de los normalistas de Ayotzinapan, entre muchos otros. El asesinato de Charlie Kirk en un campus universitario de Utah en los Estados Unidos de América conmueve hoy al mundo. Pero el crimen es aun mayor al entender que la víctima era un promotor, un hombre conservador que debatía públicamente presentando sus ideas ante preguntas específicas. La seguridad y posibilidad de defender sus ideas y su estilo individual lo volvió famoso y admirado a lo largo y ancho de una sociedad que enfrenta esa disolución individual. La seguridad de quien afirma que es posible decidir ante un mundo que parece ir borrando todos los límites que son capaces de definirnos. La ausencia de límites elimina la seguridad y la velocidad para el movimiento. Un golpe crítico al individuo. Al mismo tiempo, el clero beatifica a Carlo Acutis convirtiéndolo en el primer santo “millennial”. El gobierno americano llama a cerrar filas ante la lucha social, el mundo construye nuevas instituciones para albergar una libertad que parece migrar del individuo por que lo agobió a una institución que la idealizó.

Escuela y peinado

Héctor A. Gil Müller

En El Salvador, el régimen del presidente Nayib Bukele ha realizado una reforma a su normatividad que obliga a los estudiantes a acudir a clases con un uniforme pulcro y un peinado adecuado. La pena por el incumplimiento es la negativa a ingresar al centro escolar. Ante el inicio del ciclo escolar en el sureño país, las filas de los niños en las peluquerías se han difundido entre redes sociales. La burla de unos, el aplauso de otros, la realidad de aquellos se conjuga en una acción que destaca al comparar esas exigencias con otros países. La ministra de Educación en El Salvador ha apoyado la normativa señalando el compromiso con el futuro y la necesidad de formar desde temprana edad el orden y disciplina.

La acción de esta política del peinado surge en medio de los movimientos reeleccionistas que continúan avanzando y permitiendo la posibilidad de perpetuarse en el poder a Bukele. La educación constituye nuestro más importante centro de cultivo para el ciudadano que tomará las decisiones esenciales del futuro. La educación entrega la tradición cultural y resguarda los valores y principios considerados por la colectividad como importantes. Aunque la escuela no es la única que educa, me gustó mucho la frase que dice: “La escuela es la segunda casa, cuando el hogar es la primera escuela”, muchos otros educan, no todos ellos con la intención buena sobre el futuro, pero si con los mecanismos propicios para transmitir e instaurar una rutina. La escuela ha perdido el monopolio hasta de capacitar para el trabajo, pero continúa siendo la institución social más importante en ese sentido y por ende formadora de los hábitos futuros.

Las rutinas que se construyen en la escuela son los comportamientos que se ostentan en el futuro, por eso, lo que se siembra se cosecha, en mayor medida que lo sembrado y después de haberse sembrado. La implementación de medidas y límites parecen chocar con un entorno liberal, en el que con claridad se ha malentendido la libertad. La libertad no es la ausencia de límites, al menos no la libertad que necesitamos. Sin los límites no tenemos ni seguridad ni velocidad en nuestro andar. El pesado yugo de una libertad que mas bien es soledad, trae una pérdida de la identidad, de los modelos a seguir de las normas que ponen freno a nuestros instintos que no son provechosos. La vida sin normas pierde sus formas escribió Benedetti, la libertad sin los límites a la misma es un libertinaje peligroso que lo único que trae es la zozobra de no andar con seguridad y velocidad al no saber donde acaba el camino.

En México hay una prohibición a actos discriminatorios, entre ellos a juzgar a una persona por su apariencia o corte de cabello, por lo que la prohibición de acceso da lugar a la queja ante las instancias correspondientes. Conviene y es de sabios reflexionar, si solamente la afectación a terceros sería el único límite que correctamente deba existir. Seguramente muchos prejuicios aparecen, la lucha de una cultura se impone a muchos derechos, como lo demuestra la historia, pero también es sabio entender que la cultura marca la pauta de aceptación en un momento determinado y conlleva la gracia del futuro. Por lo pronto esperemos que los millones de niños mexicanos vayan a la escuela con una mente limpia y un corazón que forje un carácter dispuesto a aprender y construir el futuro.

Confianza Ciudadana

Héctor A. Gil Müller

La política es pasión, bien dicen los viejos que insistían en los peligros al incurrir en una discusión en temas políticos o religiosos, ambos son lugares de pasiones y de emociones que sustentan una postura. La afiliación es eso, la sangre que nos hermana que mas que racional también es emocional. En la religión hay dogmas que suplen los silencios de un argumento, en la política hay gustos que suplen los vacíos de un elemento. Somos animales políticos, nos organizamos en comunidad y aprendemos a defender lo propio y aceptar lo colectivo, con el tiempo maduramos y entonces defendemos lo colectivo y aceptamos lo propio. Las pasiones nos hacen dividir las fuerzas políticas en oficial y oposición, aunque el término implique acciones y no posiciones. Como la posición determina la percepción hablamos desde lo que vemos y como lo vemos, y hacemos bien en hacerlo, compartir la opinión es un ejercicio humano de valor por lo que se tiene y de respeto por lo que se dice.

Tengo el privilegio de vivir en una ciudad que muchos indicadores consideran como segura. Saltillo ha mantenido unos muy bajos niveles de percepción de inseguridad y eso se refleja en sus calles, la noche no es guarida que aterra, gracias a esos elementos nuestros problemas lamentables tienen que ver con otros malestares de las ciudades en crecimiento, pero no la inseguridad. Sin embargo, dolorosamente en Mexico no es así, muchas ciudades luchan con el duro lastre de la inseguridad, con la pérdida de oportunidades por la necesidad de paralizar y resguardarse cuando el sol oculta sus rayos. La gente construye su vida en los pocos espacios que quedan siempre amenazados por el flagelo del delincuente. Presencié una comparecencia social del Fiscal de Coahuila, Lic. Federico Fernandez Montañez, un hombre bueno, de alta visión y fuerte pasión por el servicio, que ha sido clave en la operación y ejecución del modelo que Coahuila ha mantenido para controlar la creciente inseguridad. Describió la estrategia de seguridad del Estado, que durante años ha dado resultados e insistió en la médula del modelo; la participación social. Afirmó sabiamente, la distancia que existe entre el gobierno y el ciudadano es el espacio para la ingobernabilidad. La proximidad ciudadana en temas de seguridad es una estrategia y política de combate.

Saltillo, donde empezó una red ciudadana de vigilancia desde la propia policía, creó hace años grupos de comunicación mediante la aplicación WhatsApp, 30 valientes ciudadanos comenzaron hace años en un grupo en el que se encontraban los policías del área y encargados de las instituciones de seguridad, tras los primeros resultados la confianza fue creciendo, después llegaron 100 ciudadanos, 2 mil, 80 mil y actualmente son 130 mil ciudadanos en grupos sectorizados por colonias que reportan incidentes a la policía y agencias de seguridad convirtiéndola en la red de seguridad mas grande de Latinoamérica.

La confianza es un elemento crucial y no se trata de una acción, sino de un ambiente, un ambiente que se construye desde la visión de gobierno que atiende los problemas, la política y las políticas. Una confianza que exige actuar por ambas partes, la denuncia de unos y la acción de otros. Reducir la brecha entre gobierno y población implica que ambos caminen hasta encontrarse.

El loco

Héctor A. Gil Müller

México es un mosaico de estampados colores, las personalidades se entrelazan en medio de un escenario con sones de mariachi, marimba y guitarras. Es compleja la definición del mexicano, quizá sea igual con todas las naciones, pero como aquí me tocó vivir es la complejidad para la que me alcanza. José María González de Mendoza López Saavedra y Vázquez de Ayllón fue un general mexicano del siglo XIX nacido en Puebla y a quien llamaban “el loco”. Era famoso por sus excentricidades y según Francisco del Paso y Troncoso, era el hombre de las rarezas. Tipo pulcro y escrupuloso que hizo fama por presentar el siguiente informe en Veracruz: “en el médano del Perro se encontró el cadáver de un hombre muerto, que, aunque no portaba papeles para identificarle, por el habla parece inglés”.

La historia apunta que no gustaba al loco que le llamasen “mi general”, - ¿en cuánto me compró? Preguntaba, - ¿Cuánto le costé?, yo soy general de la Nación -respondía ufano y orgulloso. -Venía a verle, le decían y para pronto se ponía de costado, de frente y de espaldas a su interlocutor a quien le preguntaba: - ¿ya me vio suficiente?

Ese carisma tan especial, combinaba con un alto apego a la ley, su disciplina era tal que llegó a aplicar una multa a su propia esposa por incumplir el horario de limpieza en la vía pública que había determinado.  En otra ocasión envío a un notificador que advirtiera al dueño de una panadería que debía barrer su frente antes de las 6 de la tarde como era instruido por el bando, el panadero ocupado desestimó el mensaje, antes de las 6 de la tarde, el loco con otros oficiales, estaban barriendo el frente de la panadería. Mucho insistieron los panaderos en quitarle la escoba, pero insistió el loco que ellos estaban ocupados y por lo mismo ellos harían la tarea. Al día siguiente fueron multados con la pena conveniente mas 500 pesos por la ofensa. Alegaron los penados que el general había barrido porque quiso, a lo que contestó. -fue porque ustedes me lo mandaron, además el pago corresponde al alto honor de que un siervo de la Nación haga las que son tareas suyas.

Así de recio era el loco, quien de seguro hoy diría que los verdaderos locos somos nosotros que hacemos de la ley lo que queremos. La ley nos da los límites y el espacio suficiente para el desarrollo, eso debemos agradecerle. No podemos buscar la felicidad antes de la gratitud, perseguir la felicidad amenaza enfocarnos en lo que no tenemos y no en lo que tenemos, que es el origen de muchos males. No es la felicidad la que nos hace agradecidos, es la gratitud la que nos hace felices. No hay mejor política que aquella que evoca el agradecimiento. Y a la ley la desatendemos y obviamos y pocas veces agradecemos. Creo que de ahí nos viene el ánimo de incumplirla, la ley la vemos como agresiva norma en lugar de grácil faro.

Hoy sufrimos de los males resultado del incumplimiento de la ley, políticos que, más que afamados y brillantes, son tarugos y obstinados, gente que hace de la política un antro, lugar oscuro y profundo. Políticos que se sirven para sus ambiciones y no sacian, sin duda a ellos, si aun viviera “el loco” daría uno que otro mote y sanciones ejemplares. Se sentiría menos general pero nunca menos nacional.

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