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El futuro

Héctor A. Gil Müller

El futuro no es incierto, es desconcertante, la anterior es una sabia frase de Nassim Taleb, nos enfrenta en una realidad en la que sabemos lo que viene, pero nos desconcierta al grado que preferimos negarlo. El futuro trae sus beneficios y como ha quedado demostrado también sus desafíos. Somos privilegiados y a la vez azotados de vivir una revolución sin equivalente. La inteligencia artificial es un agente tecnológico que está revolucionando nuestra percepción de una herramienta. Ya no hay una dependencia total al artesano, sino que ahora la herramienta es creadora del arte mismo. Los Estados requieren políticas públicas orientadas a limitar, en lo necesario ese importante crecimiento. La flexibilidad es una competencia valorada hoy día, pero el precio que pagamos por flexibilidad es la experiencia. Cuando dejamos atrás la experiencia y la rigidez con que constituye el comportamiento, somos flexibles. Sin embargo, hablar de flexibilidad en los Estados, es riesgoso, porque hasta ahora el modelo imperante ha sido la rigidez de una acción pública que el tiempo termina por legitimar. Cuando la tecnología no se encuentra sometida a alguna otra institución social causa tensión, en el momento en que la tecnología forma parte de la escuela, del trabajo o del gobierno aporta prosperidad. El estado debe propiciar las condiciones para asumir ese intercambio tecnológico, entregando una herramienta antigua y adoptando una nueva. Esa adopción requiere adaptación, según nuestra cultura, necesidades especificas o incluso aspiraciones genuinas, esa adaptación es verdadera adopción.

Es un largo camino, que nunca llega a destino, adoptar las nuevas tendencias y discernir entre aquellas que serán pasajeras y otras que fincarán el futuro. Un buen ejemplo de este fenómeno son los autos eléctricos, que año tras año han mostrado una marcada disminución a lo largo del mundo, esto ha llevado a grandes armadoras a replantear si el futuro de sus operaciones es la total migración a estos nuevos productos. Sabemos que el futuro exigirá energías limpias, pero quizá la tendencia no es tan marcada o decisiva como se planteó hace años. Es un error suponer que el futuro será igual a nuestro presente, con toda seguridad cambiará y en esos cambios está la oportunidad de mejorar o empeorar, porque esos cambios mueven las listas y nuevas categorías permiten avanzar o posicionarnos. La carrera por la industrialización se mantiene, el desarrollo como motor también lo hace, los estados enfrentan ahora el dilema entre un mundo global o un terreno local mas intimo y cercano con el ciudadano.

Tres retos; Mexico debe abordar el problema de los nuevos modelos laborales en los que parece abundar el crecimiento de patrones mas que de empleados, permitiendo que un trabajador cuente con diversos patrones simultáneamente. Las plataformas que confunden el trabajo con un servicio y omiten las cargas sociales adheridas al trabajo en nuestro país ejerce una presión importante sobre la formalidad en el empleo.

También debemos abordar el tema del comercio electrónico y todas sus vertientes, la nueva composición de valor mediante monedas digitales, pero también en el intercambio internacional que esta modificando las reglas sociales del comercio en los que hemos apoyado nuestra experiencia.

Un tercer desafío para nuestro país esta en la gente, la adaptación de la gente al cambio sin perder en ello el significado. Establecer mecanismos de fortalecimiento no solo físico, sino emocional y dotar de un profundo significado en lo que parece advertir una carencia del mismo.

Un nuevo calendario

Hector A. Gil Müller

El calendario político de Mexico sufrió una reforma al parecer menor, pero encierra, como muchas cosas, un significado mayor. En política la forma es fondo. El cambio del inicio del sexenio federal se modificó por dos meses, ajustando el sexenio de López Obrador a cinco años y 10 meses, a partir del 2024, por mandato constitucional, y según la modificación que consta en el articulo 83 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, El presidente de Mexico, una vez electo, tomará el cargo el 1 de octubre.

La exposición de motivos de la reforma es muy interesante y un tanto paradójica habla de la modernidad de la cual México ya ha participado al tener instituciones autónomas como el INE y la Comisión de Derechos Humanos pero que a pesar de esos importantes avances no ha habido los suficientes en una institución tan importante como la presidencia de la República.

La distancia entre el momento de la elección y la toma de poder inspiran como principal motivo el cambio. Sin embargo, entre lo dicho en la norma y la práctica suelen existir largos trechos, la costumbre y cultura, el andamiaje que es mas fuerte que lo principal, todo lo accesorio parecen impedir el sabor completo de un cambio de estafeta, o quizá sea solo por ser una continuidad. A esta fecha los procesos de entrega y recepción de ambos regímenes siguen entre pasillos. Los cinco meses que antes se tenían para la entrega de un país, hoy se reducen a 3 meses pero que pueden extenderse según convenga. Seguramente más que recibir el país, se está trabajando en entregar la información fiscal del próximo año, aunque el motivo, según la exposición del legislativo, es evitar que el presidente saliente tenga injerencia en el primer año del entrante.

No creo que esta modificación en fechas sea suficiente para hablar de modernidad, quizá se desea el límite a un periodo y suspende la intromisión a otro, pero eso conlleva otro tipo de voluntad y no solamente la presión del calendario. La presidenta Sheinbaum sigue observando 4 complicadas “bombas” que pueden detonar en cualquier momento, la violencia extendida a lo largo y ancho del país, la relación política con Estados Unidos que tendrá que definirse en lo mas álgido de la campaña en el vecino país, la economía y esta racha global de deterioro y estancamiento en el que los países viven un encarecimiento y el bono político de AMLO que puede ir a la baja sin el perfil que le caracterizaba. En todas las mañaneras ha participado e invitado a integrantes de su gabinete, pero el impacto mediático no ha sido el suficiente en un país acostumbrado al primero de diciembre.

Una de las promesas de Claudia Sheinbaum ha sido construir un millón de casas mediante el Infonavit durante su periodo. AMLO logró una cifra histórica en créditos otorgados, y parece esta cifra más conservadora, implica un gran compromiso, son 456 casas cada día. Palidece el número histórico de 12 millones de créditos, pero desde 1972 cuando se fundó el INFONAVIT.

El error es neutro y cuando lo vestimos de culpa es cuando se convierte en fracaso, por ello nadie quiere asumir la culpa de las cosas incompletas. Ante los éxitos las promesas y ante los fracasos los sueños.

Presidenta

Héctor A. Gil Müller

El primero de octubre se convierte en un día histórico para el país, un nuevo capítulo de la historia política de México que comienza con la presidencia de la Dra. Claudia Sheinbaum. Además su periodo marcado con la alta distinción que hace la historia al ser la primera mujer en ocupar la máxima silla del ejecutivo, ella misma ha solicitado en su discurso; agregar la “a” en presidenta ya que lo que no se nombra no se ve. Aunque implique una falla gramatical porque el sufijo ente significa el que, de ahí vocablos como cantante, ardiente, cliente, es acertado el comentario pues el lenguaje responde a nuestra dinámica. Responde a las necesidades del contexto específico. Es inútil cristalizar el lenguaje como un producto inamovible, al contrario se modifica con los cambios que consideramos valiosos. El lenguaje se nos adapta y la frialdad del dicho se acalora con el sentido. Cuando se hicieron las muñecas de celuloide el desconocimiento y inexactitud nos hizo cambiarlo a sololoy creando la cariñosa frase; muñeco de sololoy que hoy es aceptada en el lenguaje común y tan real.

Construir una presidencia insertada en la historia para la hoy presidenta de México exige estructura y sobre todo límites, estoy convencido que ahí está la clave; en marcar correctamente los límites. La ausencia de ellos no es libertad sino caos. Los tiempos del hoy parecen estar en contra de lo instituido. De ahí el acoso a los abogados, a las instituciones, a las normas. Seguramente porque el tiempo actual prefiere movimientos a partidos, pláticas a discursos, venganza a justicia, emociones a razones, remplazos a reparaciones y ahora elecciones a selecciones. ¿Cuál es el continuo? Ir contra lo instituido. Como si lo instituido sea maligno, antiguo y con ello perverso. La estrategia debe tomar lo bueno del ayer para proyectarlo como herramienta al mañana. Llega con un bono político que la seducción hoy parece heredar, pero eso no se hereda, se conquista. Ella tendrá que encamblar con su estilo los andares del camino.

Siento optimismo al saber que frente al país hay una mujer y que es científica. Confío que sobre ideologías se imponga el estilo y la presidenta de México pueda implementar y dar método a la idea. Que la estrategia tenga la certeza del plan y el sueño de la visión. La inspiración del futuro y la experiencia del pasado. Sé que la máxima tribuna siempre responde a las necesidades de negociación, cabildeo y seguramente concesión pero sobre ello la rigidez de una visión sólida, un diagnóstico para el pronóstico con la terapia que nos lleve de uno a otro. 

En las luchas actuales, y en las futuras deseo que para la política se tenga identidad, virtud hoy muy atacada, porque la identidad se ha sometido a la tolerancia y con ello a la transformación o incluso destrucción. La identidad asegura la estrategia y permite responder al por qué de la motivación y anular la resistencia al cambio. La historia juzgará, aunque el tiempo sea injusto nadie prometió que no lo sería, el tiempo traerá la balanza para medir las obras sobre las ideas. Ahí se medirá la identidad sobre la ideología, la construcción de un país sobre la ocurrencia. Mi deseo tan solemne como ambicioso; que vengan buenos tiempos para México porque todos lo necesitamos. 

La escuela mexicana

Héctor A. Gil Müller

Enlistó en sus 100 puntos de gobierno la Presidenta Claudia Sheinbaum su visión del segundo piso de la 4ª transformación. Desconozco que tan original sea la lista, y esa economía moral que ahora se perfila como humanismo mexicano parece incluir algunas ideas y otras ocurrencias en diversos temas. En materia de educación mantiene algunas ideas limitadas, El modelo de nueva escuela mexicana parece seguir inserto en una realidad que ya no es la contemporánea. La escuela es una de las principales instituciones sociales y depositaria de ese engranaje para insertar un sujeto en el mercado económico. Sin embargo, la escuela se ha convertido en el suplente ideal de todas las otras instituciones sociales, si la familia fracasa la escuela suple esa transmisión de valores, si la religión calla la escuela suple la entrega y respuesta de preguntas mas allá del saber científico.

La escuela pretende civilizar y también ordenar al trabajo, pero lo cierto es que resulta imposible para el tiempo que tiene de actuación y los mecanismos que utiliza, la escuela, bien escribieron en alguna barda urbana: …será la segunda casa, cuando la casa sea la primera escuela…

El futuro de la escuela a nivel global es prometedor, aunque ha perdido el monopolio en la educación, sigue siendo el engrane de entrega del futuro. Su misión preparatoria al empleo le permite aspirar a contener en sus aulas no solo expectativas sino también rudimentos necesarios. Las competencias para desempeñar una función no se pueden obviar y aunque al parecer los títulos universitarios no están entre el listado de requisitos del futuro, si la experiencia, conocimiento, competencia y habilidades que siguen siendo principalmente entregadas en la escuela.  

El futuro, incierto y ambiguo presenta una evidente diversificación del trabajo bajo nuevos esquemas, más empleadores en lugar de más empleados. Los “freelance” continúan creciendo en la economía mostrando que pueden combinar más empleadores en una jornada laboral. Antes se edificaba sobre la especialización, ahora el uso de herramientas iría supliendo el saber específico para requerir criterios amplios y flexibles que permitan adaptarse a un mundo volátil y ambiguo. Un generalista en tiempo de especialistas.  

Prepararse para el futuro exige políticas públicas que permitan conducir ordenadamente el desarrollo. Si no lo hacemos antes necesitaremos políticas públicas para limitar las consecuencias y daños. Un ejemplo son las plataformas de vivienda como airbnb que están hackeando el mercado inmobiliario sacrificando a los inquilinos ante un mercado global más sustancioso. Este cambio seguramente imprevisto cuando empezaba hoy está exigiendo maniobras de control que nos hacen enfrentarnos a preguntas como; ¿cuánta libertad es suficiente? Las plataformas que han cambiado el trabajo por un servicio, los nuevos esquemas de contratación remota y ese turismo laboral como resultado de los empleos remotos comienzan a exigirnos acciones como país y replantearnos si la transmisión del saber con “calidad” en un entorno “nacional” es el principal desafío de la escuela.

Las universidades no pueden hacer frente a la obsolescencia y menos con un modelo jurídico que les obliga a presentar el programa de la asignatura como parte de su autorización y operación. Actualizar contenidos resulta costoso y solo aplicaba cuando el papel del estado era conservar en la educación el conocimiento mínimo transmisible pero hoy eso ya no es posible. Las exigencias a las instituciones educativas, que han perdido el monopolio de la preparación para el trabajo ahora deben ser en términos de flexibilidad, competencia e inserción laboral

Pesos y contrapesos

Héctor A. Gil Müller

Aunque el futuro puede ser estudiado bajo la disciplina de la ciencia, de ahí la estadística, la probabilidad, la proferencia y la planeación, ser oráculo en tiempos inciertos parece mas profecía que discurso académico. Nos es dada la gracia de almacenar el pasado pero aunque podemos guardar mucho del futuro en el optimismo o el pesimismo, conocerlo no es descripción sino desconcierto. El futuro lo opacamos con lo que queremos y lo suavizamos por lo que podemos, pero nos entrega siempre algo más. En 1956 cantaba Doris Day; ¿qué será, será?, reconociendo que el futuro llega y es dificil prever e inutil pensar que por nuestra premura el tiempo se apurará. Que paradójico que la canción ganara fama en medio de la cinta “el hombre que sabía demasiado” del genial Alfred Hitchcock y que le hizo ganar el Oscar como mejor canción.

Recientemente el candidato Donald Trump en su gira de campaña alertó sobre el crecimiento industrial en México como consecuencia de su mano de obra, sus esquemas de inversión y el contexto económico han permitido a la inversión llevarse buenos dividendos. Esta migración industrial esta ocasionando que la producción americana, con los costos y deficiencias conocidas, se mude a otros países, siendo México el actual evidente. Un discurso salvador para la clase trabajadora que ha dejado un trabajo manual y no encuentra ocupación. Varios factores han brillado a pesar de la opacidad que generan otros, México ha recibido mucha inversión extranjera, con algo de desprecio lo adjudicamos a la geografía, pero en realidad son elementos virtuosos que han hecho de nuestro país un entorno competitivo, lento en su transformación, pero competitivo.  

En tiempos como los actuales, los partidos ya no son oposición ya sea por su número reducido en un modelo representativo o por la esterilidad de su discurso en una población embelezada. Ahora vivimos una ecología política de movimientos y no de partes. Ese cambio no es novedoso pero si es mayor. Porque sobre la disciplina la seducción, ante la rutina la innovación. A la falta de contrapesos otros se levantarán como oposición. Es humano tener oposición, en los regímenes totalitarios la oposición no siempre vino del mismo terreno, en su momento se levantó la Iglesia, y cuando esta fue soberana se levantó la escuela. La oposición surge aun y cuando los actores no sean iguales.

Ante la escasa oposición política futura del régimen otros elementos ocuparán ese papel, entre ellos y con mayor relevancia EUA y Canadá, nuestros socios y vecinos, mediante el Tratado de Libre Comercio TMEC. El tratado en su mas reciente revisión estableció mecanismos de alarma por la violación de derechos sindicales, modificó nuestro esquema de justicia laboral y también incrementó el salario mínimo. La próxima revisión del tratado ocurrirá en 2026, pero empieza desde que ambos mandatarios tomen la silla en cada país, seguramente como resultado de esas negociaciones, imposiciones y sanciones sabremos que viene. Será un tamiz entre ocurrencias e ideas, entre deseos y acciones entre posibilidades y aspiraciones.

Seguramente sobre la mesa de negociación del TMEC estará la reforma judicial, las reformas laborales y seguramente muchos otros compromisos ambientales y sociales. Claudia Sheinbaum, que aunque tiene la misma ideología no tiene el mismo estilo de gobierno que su antecesor, debe ser cauta y astuta para separar las ideas y las ocurrencias en términos de construcción del país, si no lo hace; ¿qué será, será?.

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