Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

Lo inútil de lo útil

Héctor A. Gil Müller

Un hombre manejaba por la carretera y decidió tomar un descanso, orilló el vehículo, reclinó el asiento y esperando dormitar un poco, ve a lo lejos un tipo armado con pala y pico cavando junto a la carretera, después de varias cansadas brazadas empezó a cubrir el agujero que hizo con la misma tierra que sacó. Caminó unos pasos y volvió a hacer lo mismo, empezó a picar la tierra, sacó dejando un profundo agujero y luego tomar la tierra y cubrirlo. La fuerza aplicada y el ánimo de aquel tipo contrataban con lo inútil de la tarea.

Cada vez mas extrañado el viajero, se olvidó de la dormitada y ahora miraba atento y sorprendido esa faena. Excavaba, cubría y avanzaba 10 pasos. Poco a poco fue avanzando en tan repetitiva e inútil tarea que cuando estuvo junto al vehículo de nuestro curioso viajero lo increpó: - ¿Qué hace usted?, lo he visto y solo entiendo que hace un agujero y lo vuelve a tapar, ¿no le parece inútil lo que está haciendo? - Muy reanimado el tipo, dejó su instrumental, sacó su pañuelo para secar el sudor de su frente y respondió: -Mire, yo trabajo para la compañía de Luz, mi compadre Juan y yo somos los encargados de poner los postes. Yo hago el agujero, Juan pone el poste y yo tapo para afianzar. ¿Y a poco usted cree, que solo porque mi compadre no vino a trabajar, yo no iba a trabajar?...

En muchas ocasiones somos así, actuamos aun sabiendo que falta algo para lograr los objetivos, nos esforzamos haciendo algo que resulta insuficiente. Agujeramos para tapar. En la teoría se expresa con la voluntad política, el potencial político y la legitimidad política. Es responder a las preguntas: ¿quiero?, ¿puedo? Y ¿debo? que el político debe hacerse antes de una acción. No en todos los problemas conviene meternos, lo hemos aprendido. Hay temas que simplemente no se quiere participar, no hay voluntad de hacerlo. Hay otros que están afuera de la capacidad del Estado, aunque exista la intención de actuar y el marco legal para hacerlo los recursos no existen y solamente se pueden hacer retoques que no cambian el destino de las cosas.

Me parece que el combate a la inseguridad, la pobreza, la desigualdad y muchos otros lastres y dolores que tiene México tienen esos tintes. Algo falta para que podamos sentir ese avance. Sin duda alguna, muchas de las dolencias actuales obedecen a mucho tiempo de reiterar las causas. Organizaciones sociales enteras que han incumplido con su menester, causas ahora que en su momento fueron tareas que la familia ha abandonado, la escuela ha olvidado, el gobierno ha desestimado y el trabajo ha descuidado. El tiempo va dejando una fuerte huella, pero los cambios también deben dejar la sensación de movimiento.  La voluntad política se asemeja a esas ganas de hacer los pozos, para después cubrirlos. Detenciones en materia de seguridad, pero al mismo tiempo un mapa enrojecido que cada día parece recrudecer en todo el país. Acciones contra la corrupción, pero escuchamos historias mas dolorosas relacionadas con la impunidad y corrupción. No avanza quien mucho se esfuerza, sino quien se esfuerza con dirección e intensidad haciendo las causas de los objetivos.

Miedo

Hector A. Gil Muller

Una fábula china advierte lo siguiente: Cuenta que había una vez un enorme y poderoso tigre que cazaba y regía en los bosques de China. El gran animal encontró y empezó a atacar a un pequeño zorro, el cual ante el peligro únicamente tuvo como opción recurrir a la astucia. El zorro le increpó y le dijo que no debía hacerle daño puesto que él, el pequeño zorro, era el verdadero rey de los animales por designio del emperador del cielo. Ante la mirada condescendiente e incrédula del tigre, el zorro le indicó que si no le creía le acompañara: -así veras como todos los animales huyen atemorizados al verme llegar- exclamó. El tigre así lo hizo, observando, en efecto, cómo a su paso los animales escapaban. Lo que no sabía era que esto no era debido a que estuvieran confirmando las palabras del zorro (algo que el tigre acabó por creer), sino que de hecho huían de la presencia del felino que iba junto al zorro.

Cuan parecidos somos a esta fábula, andamos creyendo y también creemos andando. Lo que tenemos, lo que hacemos, el cargo que ostentamos nos acompaña, entender a los tigres, pero también a los zorros, es responsabilidad vital.

El mundo enfrenta un nuevo conflicto de los muchos que le aquejan y resurge entre el cruel fantasma de la guerra. Un jinete apocalíptico que gusta de saltar entre ambición e intereses. La presión internacional arrecia y ante los bombardeos entre Irán e Israel el mundo se divide en opiniones que buscan apoyar o rechazar las acciones. En la guerra se habla siempre de aliados, pero el mundo es cada vez menos global. Las políticas arancelarias, las campañas anti inmigrantes rompen la idea que se tenia de un mundo abierto y sin fronteras.

El miedo parece ser ese tigre que camina, se aprovecha y usa el miedo para crecer y fortalecer la necesidad de hacer algo. Si el miedo se observara, no solo a través de los comportamientos, tendría entre sus características una alta virulencia. Por cierto, esta palabra que designa el carácter patogénico y nocivo de un microrganismo viene del latín “virulentus” que significa: lleno de veneno.

El miedo es tan contagioso y aunque es un excelente mecanismo para resguardar la integridad también paraliza. Parece que la reacción del miedo surge desde el instinto y previene de peligros existentes o inexistentes. La preocupación, como propagación del miedo, se centra en el pensamiento que nos lleva a tener una duda que tratamos como un peligro. Por eso la enunciación de nuestras preocupaciones siempre comienza con un: “¿y si…?”. Un pequeño zorro que aprovecha el miedo.

Ismael Serrano escribió una canción llamada: el virus del miedo, entre sus estrofas canta: Por miedo a sentir miedo / Fue a la cama, / Como una oruga se escondió / Y envuelto entre las mantas / Se durmió, / Hizo humo el sueño / Y se olvidó del mundo / Por miedo a despertar. / Aún sigue dormido. / Pasaron los inviernos / Y aún sigue escondido, / Esperando que tu abrazo / Le inocule la vacuna / Y elimine el virus del miedo / Y su locura.

También un poquito

Héctor A. Gil Müller

El dia del padre se celebra en México el tercer domingo del mes de junio, es un dia de número cambiante, no fijo como el día de la madre, debe alcanzar siempre un domingo, como si tratase de aprovechar el día descanso para el siguiente lunes regresar a trabajar.

Del texto que reproduzco al calce no conozco al autor, como muchas de las mejores cosas que no dejan huella como para nunca borrar el momento. Las mejores cosas de la vida no son cosas. La paternidad es un acto de fe, decian algunos, se sabe quien es la madre, pero el padre se asume y son los rasgos físicos los que evidencias la similitud, pero sobre todo los rasgos del alma, porque la paternidad no es solamente el engenramiento es la responsabilidad.

En la antigua Roma la paternidad se convirtió en modelo de buena conducta, aun usamos la figura: “como buen padre de familia” para referirnos a un buen comportamiento. Roma también entregó el concepto de felicidad y su relación con la fertilidad. La edad media dotó a la paternidad de la entrega de un destino. Sellaba al hijo con su nombre y el patronímico, “ez” en español nos decía que Ramírez es hijo de Ramiro, Fernández, hijo de Fernando, González, hijo de Gonzalo, lo mismo en otros idiomas con el “Mc”, el “son”, el “ich”, etc. También daba el padre al hijo en su apellido su futura y amada profesión, Herrera, Pescador, Cazador, Carpintero, etc. 

Hoy la familia enfrenta graves retos, desde su identidad, sus roles y su destino. Le hemos quitado a la familia su propósito y se ha convertido en una célula social, cuando resulta ser el primer templo, la primera escuela, la primera empresa, el primer estado. La crisis de la familia es evidente, en sus integrantes, en sus conflictos y tambien sus mecanismos de solución. Los juicios familiares son por mucho los más presentados en todo nuestro sistema judicial.

Dice el anonimo poeta:

Muchos libros yo he leído / de grandes y buenos autores, / y en sus páginas mejores / nunca esta verdad he leído. / De que un padre vive oprimido / y ninguno lo alienta. / ¡Y todo el mundo comenta! / ¡Que lo más grande es el amor de madre! / Y el sacrificio de un padre / ninguno lo tiene en cuenta. / Hay que empezar a escribir / el sacrificio de un padre, / porque no es solamente la madre la que sabe sufrir.
Con esto quiero decir de que un padre sabe querer. / Y que por sus hijos y, su mujer / Con amor va a trabajar / y hasta capaz es de robar / pero para traerles de que comer. / La madre le hacer un perjuicio / a su hijo por un error, / porque debido a su gran amor. / Con su mimo le da vicio. / En cambio el padre / para mi hace juicio, / aunque su amor es severo, / él los acaricia muy poco / pero los hace marchar derecho. / Para subir el repecho de este mundo embustero, / Él les lleva el pan sagrado / amasado con sudor. / Y por sus hijos con amor el vive sacrificado, / y por eso estoy de su lado. / Aunque el pecho me taladre / esta bien cantarle a la madre / con ese amor infinito. / Pero también un poquito / hay que acordarse del padre.

Trámites

Héctor A. Gil Müller

La cercanía de un gobierno no puede medirse en eventos, sino en respuestas. Un gobierno abierto no tiene que ver con tiempos sino con criterios. La sensibilidad gubernamental no es solo la inclusión sino la percepción de quienes son beneficiarios y usuarios. Motivar la apertura gubernamental es encontrar, en un sistema burocrático, la eficiencia suficiente para alcanzar un objetivo. Además de beneficiarios de un Estado, somos usuarios, solicitantes y obligados para hacer en consecuencia trámites. Desde la cuna a la tumba hay trámites. El pequeño guion entre la fecha del nacimiento y la defunción incluye una larga y sinuosa relación con el Estado. Una relación en filas, papeles llenados, entregas y solicitudes. Para volver simple esa relación el Estado debe optar algunas veces por no intervenir, cancelando trámites innecesarios. En otros casos la mejora es facilitar e implica la simplificación, cercanía o reducción para un trámite. Agilizar conlleva cercanía, un sentido de urgencia, premura y sencillez.

Los gobiernos cuentan con un ejército, en nuestro caso, de mexicanas y mexicanos que desempeñan una función mientras cargan una pesada losa cultural que determina su reacción. Las conversaciones generan organizaciones afirma el dicho, y sobre la burocracia pesa una percepción de ineficiencia, intransigencia y lentitud. En la tramitología gubernamental hemos pasado de ser solicitantes o usuarios a ser consumidores y eso nos vuelve críticos aplicando la soberanía del consumidor. Comparamos la experiencia con otros, incluso de diversa índole. Juzgamos el trámite desde nuestra experiencia como consumidor de un servicio. Validamos lo que vivimos con cualquier cosa que comparamos y esperamos la misma experiencia, de ahí la complejidad solo por el consumidor. Lo otro es el trámite en sí, una entidad legal, como el Estado, está sujeta a un intrincado y mezclado entramado jurídico de atribuciones, facultades e interpretaciones, no hay mucho espacio para los criterios, para el sentido común que cuando se transcribe en la norma pierde lo común. Es como un animal silvestre que al ser cazado no puede vivir, un fiel enamorado de la libertad.

En el año 2023 México contaba con 1,620,828 personas servidoras públicas en la administración federal y 2,406,436 personas en la administración pública de los estados. Durante un año ese ejército de funcionarios atendió 402 millones de trámites. Es decir 9.4 trámites por ciudadano mayor de 18 años en este país. El 52% de los trámites, según datos proporcionados por el INEGI se realizaron en las propias oficinas gubernamentales, mientras que el 16.2% lo hizo en alguna página de internet. Este último dato es interesante pues de 2019 a la fecha ha aumentado tres veces el uso de portales en internet para la realización de algún trámite. La pandemia nos hizo perder el miedo a la tramitación remota.

La percepción de nuestros malestares también tiene que ver con nuestra propia satisfacción. Las sociedades fuertes hablan de sus propios males, las sociedades frágiles los esconden, una sociedad sabia que aplica sus herramientas lo escribe y comparte de sus soluciones, las sociedades vacías lo ignoran y las sociedades libres lo transforman. La libertad como antecedente del cambio no se refiere a un derecho sino a un estilo, el saberse libre siempre es mas poderoso que una mención normativa. Es tener la capacidad de construir para facilitar, de acercar para resolver y de volver la experiencia, del guion de la vida, mas satisfactoria.

Votar no es suficiente

Héctor A. Gil Müller

El pasado domingo 1 de junio, México vivió un hito histórico en su carrera política. Por primera vez el poder judicial se sujetó a la votación directa y popular para integrar sus posiciones. Un modelo existente en otros países, pero con una caracterización mexicanizada que lo vuelve novedoso. La elección de jueces, magistrados y ministros del poder judicial y también diversas posiciones en las entidades federativas, se vivió en medio de una apatía y del enfrentamiento a boletas con nombres desconocidos. Una participación de 12.83% del padrón de electores acudió a las urnas para elegir entre candidatos y candidatas desconocidas. Se tuvo una muy baja participación, uno de cada diez mexicanos convocados, esta anuencia resulta ser la más baja participación en una elección directa desde que se tienen registros confiables. Sin embargo, la participación nunca ha sido un argumento vergonzoso en nuestra democracia. Lo más peligroso de la jornada fue reconocer que las boletas y quienes las ocupaban eran totalmente desconocidos para la mayoría de los votantes. Si sumamos no los votos por persona, sino los votos por candidatos se cuentan casi 90 millones, pero 24 millones de votos anulados o en blanco. Los más sinceros aceptaban no conocer a los candidatos y por ello no tener una elección entre ellos al dejar en blanco, pero ¿el resto los conocía?, ¿votaron con un acordeón, como quien elige porque alguien mas le indica? Que peligroso es enseñar que lo importante es votar, eso es falso, lo importante es elegir. De nada sirve ejercer un derecho político si nada se hace con él.

Los romanos decían: “alea iacta est” para referirse a aquellas decisiones en las que la suerte está echada, de nada sirve cualquier oposición. Es un punto de no retorno. La democracia no es el ejercicio de un derecho, es la aplicación de este. El peligro de pensar que el solo hecho de votar legitima aun cuando no se tenga conocimiento de la decisión, es mágico y romántico. De esos pensamientos que tanto nos aquejan, igual a afirmar que mañana será un mejor día, que este mundial ganaremos el anhelado trofeo. No se trata de usar una boleta, se trata de expresar la voluntad. La voluntad debe ser consciente, única y personal, de ahí la discusión de los acordeones. Seguramente en el camino de las elecciones judiciales el esquema cambiará, porque es un desgaste de recursos, una falsa democracia y una mala práctica mantener algo así.

Pienso que la libre elección nos quita algunos problemas que hemos demostrado, a creces, nuestra incapacidad para solucionarlos de otra manera, pero tampoco constituye una solución a todos los problemas, al contrario, traerá nuevas problemáticas. La democracia, por si, no es garantía de buena elección. La elección no elimina la corrupción, el nepotismo, la incapacidad o el compadrazgo. Sabemos que la seducción dista mucho de ser la mejor selección. La democracia no purifica las cosas, las expone solamente. La democracia no limpia los hechos, los enuncia solamente. La democracia funciona cuando la decisión es racional, cuando es emocional, como lo vivimos en la pasada elección judicial, resulta peligroso pues se elige desde el desconocimiento y solo por la exhibición

Página 3 de 29