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Monitoreando el caso Camarena

IMG_6329.jpegA finales de 1988 y principios de un nuevo periodo del gobierno federal, me encargaron construir y operar un área de monitoreo de radio y televisión para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Trabajo interesante en muchos sentidos y que los acontecimientos de estos días, en especial el traslado de Caro Quintero a Estados Unidos, me han traído a la mente hechos que les deseo compartir. Acompáñenme, por favor.

En 1990 la cadena National Broadcasting Company (NBC) trasmitió una miniserie de drama criminal llamada Drug Wars: The Camarena Story basada en la vida de Enrique “Kiki” Camarena, un agente encubierto de la DEA, la agencia federal de los Estados Unidos encargada de combatir el tráfico y distribución ilícita de drogas. El guion de la serie se basa en el libro de no ficción “Desperados” de Elaine Shannon.

Sin embargo, sobre el tema Camarena existen además otras versiones, por ejemplo, la del ex agente de la DEA Héctor Berrellez, un mexicanoamericano que estuvo a cargo de la investigación, quien señala que Camarena y su piloto informante Alfredo Zavala fueron brutalmente torturados en una casa de la Calle Lope de Vega en Guadalajara por órdenes de varios jefes del narcotráfico.

Uno de ellos, Rafael Caro Quintero, estaba furioso porque la policía mexicana, bajo presión de la DEA, había destruido un gigantesco sembradío de marihuana de su propiedad en noviembre de 1984. Unas ocho mil toneladas del Rancho Búfalo, situado en medio del desierto de Chihuahua, fueron incineradas en lo que se conoció como la redada del siglo.

De acuerdo con Berrellez, Camarena fue torturado porque la Agencia Central de Inteligencia (CIA) quería saber si el agente estaba enterado de un asunto muy delicado: la conexión de los Contras (Grupos de insurgentes financiados por EE. UU. que intentaron acabar con el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua), la CIA y los narcotraficantes. Eso explicaría, según él, que el interrogatorio en la casa de Guadalajara hubiera sido grabado.

La conexión de los Contras con el narcotráfico fue un escándalo que explotó en 1987. Algunos pilotos mercenarios y narcotraficantes arrepentidos declararon a los medios y en audiencias del Congreso de Estados Unidos que habían tripulado aviones en los que introdujeron toneladas de marihuana y cocaína a Estados Unidos desde Centro América.

Según ellos los aviones regresaban a los campamentos de entrenamientos de los Contras en Costa Rica y Honduras con armas y explosivos adquiridos con el dinero de la droga. La CIA sabía de la operación de acuerdo con sus declaraciones. (univision.com)

En su reseña del libro Desperados, el analista Jonathan Kirsch afirma: “Los villanos de la historia de Shannon, por supuesto, no son sólo los narcotraficantes, sino también los políticos, tanto estadounidenses como latinoamericanos, que no han logrado comprender la inmensidad del narcotráfico o que han sido demasiado distraídos y pusilánimes para combatirlo.”

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Las masas pueden tomar en sus manos su propio destino.

IMG_6235.jpegEn estos tiempos cuando  una de las  reflexiones cotidiana es el estado que guarda nuestra relación con nuestro vecino del norte y la inconstancia o alternativa de sucesos prósperos y adversos que ello conlleva, deseo compartirles un texto, referente a un hecho histórico, muy bien estructurado y escrito por el periodista Reyes Martínez Torrijos, que dice así:

La participación revolucionaria de Francisco Villa tuvo como uno de sus hitos el ataque a la población de Columbus el 9 de marzo de 1916. Considerada la única vez en que un ejército de América Latina atacó a Estados Unidos, la incursión provocó insospechadas consecuencias e interpretaciones encontradas.

La población recibió la incursión de más de 500 hombres. Al grito de ‘¡Viva Villa!y ‘¡Viva México!, el general revolucionario Francisco Villa, al frente de los invasores, libró una batalla de aproximadamente seis horas que casi destruyó la localidad”, consigna el repositorio digital Memórica. El gobierno estadounidense respondió con una expedición militar en México para capturar al líder popular.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015) apuntó sobre Columbus en su magna Memoria del Fuego: América Latina invade Estados Unidos. Llueve hacia arriba. La gallina muerde al zorro y la liebre fusila al cazador. Por primera y única vez en la historia, soldados mexicanos invaden Estados Unidos”.

En Pancho Villa: Una biografía narrativa, el historiador Paco Ignacio Taibo II escribió que en la reunión de los Villístas  los testigos no registran disidencia ni discordancia. A madrear a los gringos, a cobrar lo de Sonora, la traición, el reconocimiento de Carranza; a vengarse del libre paso a los Carrancístas armados que cruzaban en trenes dentro de Estados Unidos para llegar a Agua Prieta; a devolver la afrenta a los que se quieren comer la nación que les va a entregar Carranza”.

El hecho quedó grabado en el imaginario popular y se considera que sirvió para fortalecer una idea de nación en México frente a la intervención de Estados Unidos.

Desde entonces la historia ha registrado y explicado la invasión desde distintas posiciones y la literatura lo ha narrado, por ejemplo, en la novela Columbus, de Ignacio Solares; además, la persecución contra Villa por agresión se plasma en un cuento de Ricardo Garibay que luego serviría de inspiración para la película Chicogrande, de Felipe Cazals.

El historiador Pedro Salmerón sintetizó, en un artículo en 2016, tanto o más que el hecho de haber conducido un proceso de auténtica transformación social que se inició con la confiscación de los latifundios de Chihuahua (12 de diciembre de 1913), o mandado al más poderoso ejército revolucionario, Pancho Villa se incrustó en la imaginación colectiva del pueblo mexicano por los hechos de aquellas seis horas de hace cien años… y porque los gringos no lo agarraron”.

Salmerón explicó a La Jornada que el gran papel revolucionario de Francisco Villa fue lograr que el enorme descontento armado, militante formado en pequeñas regiones”, se erigiera en una herramienta de transformación nacional”.

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Sufragio efectivo, no reelección.

IMG_6129.jpgA finales del siglo XIX y principios del XX, México estaba bajo el régimen dictatorial de Porfirio Díaz, quien gobernó intermitentemente desde 1876 hasta 1911. Aunque su gobierno inició con promesas de estabilidad y modernización, rápidamente se convirtió en un escenario de represión política, fraude electoral y concentración del poder.

Porfirio Díaz se mantenía en el poder mediante una serie de manipulaciones electorales y constitucionales que le permitían reelegirse continuamente.

En ese ambiente político, Francisco I. Madero, un empresario y político originario de Coahuila, emergió como una figura de oposición a Díaz.

Influenciado por el ideario liberal y democrático de su familia, Madero creía firmemente en la necesidad de elecciones libres y en la importancia de limitar la duración en el poder de los gobernantes para evitar la tiranía.

En 1908, Madero publicó su libro “La sucesión presidencial en 1910″, en el cual argumentaba en favor de la democracia y denunciaba la perpetuación de Díaz en la presidencia.

La consigna “Sufragio efectivo, no reelección” encapsula dos principios fundamentales de la campaña de Madero. Por un lado, el “sufragio efectivo” exigía que los votos emitidos en las elecciones fueran genuinos y reflejaran verdaderamente la voluntad del pueblo. En contraste con el sufragio manipulado y fraudulento que había prevalecido bajo el régimen de Díaz.

Por otro lado, “no reelección” insistía en la necesidad de evitar que un individuo permaneciera indefinidamente en el poder, promoviendo así la alternancia democrática. (infobae.com)

El historiador Friedrich Katz, profundo conocedor de la revolución, señala que Madero se convirtió en una figura nacional cuando publicó su libro sobre el tema de la sucesión presidencial.

En ese libro, señala Katz, Madero afirma que los problemas fundamentales de México eran el absolutismo y el poder irrestricto de un hombre. Y que solo la introducción de la democracia parlamentaria, un sistema de elecciones libres y la independencia de la prensa y los tribunales podrían transformar a México en un Estado democrático moderno. (academia.edu)

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