El periodista Jorge Ramos ha escrito en su artículo del periódico Reforma: “Las encuestas ponen a Xóchitl Gálvez muy por detrás de Claudia Sheinbaum. Y parte de la explicación es que hay millones de mexicanos que moralmente no se permitirían votar por una alianza PRI-PAN-PRD. Es un rechazo casi físico.”
“Mucha gente quisiera tener una alternativa a la concentración del poder de Morena, a la militarización del país, a las decenas de miles de asesinatos y a sus métodos para gobernar. Pero nunca van a votar por el PRI. La memoria de los desastres es más fuerte.”
“Si Xóchitl todavía quiere ganar la Presidencia, solo le queda la opción atómica y romper con los dos partidos -el PRI y el PAN- que dieron origen a su candidatura.” (reforma.com)
Demasiado inoportuna la advertencia del periodista. Fuerza y Corazón por México es ya una coalición electoral formada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), para las elecciones federales de México en 2024.
En nuestro sistema democrático los partidos políticos son esenciales para la democracia, si los actuales merecen una reforma, ya se verá una vez transcurridas las elecciones. Pero a estas alturas del proceso electoral, la unidad entre ellos y su candidata es primordial.
Por poner un ejemplo, los partidos, por naturaleza, poseen estructuras de promoción y defensa del voto, indispensables en la jornada electoral.
Además, el desánimo que generaría entre la militancia de los partidos, sobre todo en la priista que aún no asimilan del todo el hecho de que, por primera vez, no llevan candidato propio. Ya bastante ha sido la postura de la candidata Xóchitl Gálvez de considerarse sin tonalidad partidista.
Una coalición que ya ha pasado por muchos retos hasta consolidar una candidatura única ha caminado y avanzado mucho como para venir a proponer un rompimiento que significaría un suicidio tanto para la candidata como para sus partidos aliados.
Al contrario, si quiere incrementar las posibilidades de triunfo, Fuerza y Corazón por México debe mostrarse más unida para seguir enfrentando retos y obstáculos de aquí al día de la elección.
Nos referimos, por ejemplo, a los conflictos internos derivados de la definición de sus candidatos, problema del que tampoco está exento el partido Morena, las ambiciones individuales siempre flotan en la competencia por ser el candidato único de las alianzas para cualquier cargo.
Otro ingrediente a resolver es la carga ideológica de algunos militantes y simpatizantes, que no coinciden en que el pensamiento único de la coalición sea derrotar al partido de López Obrador. Los partidos aliados contra Morena, al parecer, por el momento sólo tienen claro que su adversario es López Obrador y su comunicación diaria.
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