A finales de 1988 y principios de un nuevo periodo del gobierno federal, me encargaron construir y operar un área de monitoreo de radio y televisión para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Trabajo interesante en muchos sentidos y que los acontecimientos de estos días, en especial el traslado de Caro Quintero a Estados Unidos, me han traído a la mente hechos que les deseo compartir. Acompáñenme, por favor.
En 1990 la cadena National Broadcasting Company (NBC) trasmitió una miniserie de drama criminal llamada Drug Wars: The Camarena Story basada en la vida de Enrique “Kiki” Camarena, un agente encubierto de la DEA, la agencia federal de los Estados Unidos encargada de combatir el tráfico y distribución ilícita de drogas. El guion de la serie se basa en el libro de no ficción “Desperados” de Elaine Shannon.
Sin embargo, sobre el tema Camarena existen además otras versiones, por ejemplo, la del ex agente de la DEA Héctor Berrellez, un mexicanoamericano que estuvo a cargo de la investigación, quien señala que Camarena y su piloto informante Alfredo Zavala fueron brutalmente torturados en una casa de la Calle Lope de Vega en Guadalajara por órdenes de varios jefes del narcotráfico.
Uno de ellos, Rafael Caro Quintero, estaba furioso porque la policía mexicana, bajo presión de la DEA, había destruido un gigantesco sembradío de marihuana de su propiedad en noviembre de 1984. Unas ocho mil toneladas del Rancho Búfalo, situado en medio del desierto de Chihuahua, fueron incineradas en lo que se conoció como la redada del siglo.
De acuerdo con Berrellez, Camarena fue torturado porque la Agencia Central de Inteligencia (CIA) quería saber si el agente estaba enterado de un asunto muy delicado: la conexión de los Contras (Grupos de insurgentes financiados por EE. UU. que intentaron acabar con el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua), la CIA y los narcotraficantes. Eso explicaría, según él, que el interrogatorio en la casa de Guadalajara hubiera sido grabado.
La conexión de los Contras con el narcotráfico fue un escándalo que explotó en 1987. Algunos pilotos mercenarios y narcotraficantes arrepentidos declararon a los medios y en audiencias del Congreso de Estados Unidos que habían tripulado aviones en los que introdujeron toneladas de marihuana y cocaína a Estados Unidos desde Centro América.
Según ellos los aviones regresaban a los campamentos de entrenamientos de los Contras en Costa Rica y Honduras con armas y explosivos adquiridos con el dinero de la droga. La CIA sabía de la operación de acuerdo con sus declaraciones. (univision.com)
En su reseña del libro Desperados, el analista Jonathan Kirsch afirma: “Los villanos de la historia de Shannon, por supuesto, no son sólo los narcotraficantes, sino también los políticos, tanto estadounidenses como latinoamericanos, que no han logrado comprender la inmensidad del narcotráfico o que han sido demasiado distraídos y pusilánimes para combatirlo.”

En estos tiempos cuando una de las reflexiones cotidiana es el estado que guarda nuestra relación con nuestro vecino del norte y la inconstancia o alternativa de sucesos prósperos y adversos que ello conlleva, deseo compartirles un texto, referente a un hecho histórico, muy bien estructurado y escrito por el periodista Reyes Martínez Torrijos, que dice así:
A finales del siglo XIX y principios del XX, México estaba bajo el régimen dictatorial de Porfirio Díaz, quien gobernó intermitentemente desde 1876 hasta 1911. Aunque su gobierno inició con promesas de estabilidad y modernización, rápidamente se convirtió en un escenario de represión política, fraude electoral y concentración del poder.