Back to Top

contacto@nuestrarevista.com.mx

headerfacebook headertwitter
 

A cinco años del 2018 y a un año del 2024, un llamado a la ciudadanía

Las elecciones mexicanas de 2018 fueron las menos reñidas de la historia reciente de México. También las menos impugnadas.

Los analistas Jorge Buendía y Javier Márquez han señalado que la victoria de López Obrador se empezó a perfilar mucho antes de la elección. Tuvo a su favor el desencanto ciudadano con los gobiernos previos, especialmente el de Peña Nieto. AMLO recogió gran parte de los votos que el PRI dilapidó, pero también mostró una capacidad de inclusión de la que había carecido anteriormente: incorporó a cuadros de otras fuerzas políticas, se reunió con empresarios prominentes, moderó sus posturas y desplantes, en suma, hizo una muy buena campaña.

Al iniciar las precampañas AMLO ya era el candidato a vencer. Eran evidentes los cambios en el comportamiento electoral de los mexicanos: AMLO tenía amplio respaldo en regiones y grupos sociodemográficos que antes le habían volteado la espalda. Y durante la campaña consolidó y amplió las simpatías que crecían desde tiempo atrás. Si en el pasado su candidatura había dividido al país y a la sociedad, para el día de los comicios contaba con amplio respaldo en todos los estados y entre los principales grupos socioeconómicos. Entre hombres y mujeres, jóvenes y viejos, sin estudios o con carrera universitaria, en el norte y en el sur.

Uno de los aspectos más llamativos de esta elección es cómo AMLO cambió su posicionamiento. Históricamente dividía a la población. Un tercio de los ciudadanos lo aprobaba mientras que un tercio lo rechazaba y el resto mantenía una postura relativamente neutral. Esto empezó a cambiar desde finales de 2017 cuando sus positivos mejoraron sustantivamente (aunque sus negativos se mantuvieron). Una vez iniciada la precampaña, el rechazo a su persona disminuyó. Para enero de 2018, 49% tenía ya una buena imagen de López Obrador y sólo 25% tenía la opinión contraria (balance de +24). Su imagen era mucho mejor que la de sus rivales.

Este excelente posicionamiento fue sin duda un factor que le permitió tender puentes con diferentes segmentos del electorado y así captar a los votantes de Anaya que después desertaron. De hecho, la encuesta de Reforma de febrero de 2018 reportó que los votantes de Anaya preferían a AMLO sobre Meade en una proporción de dos a uno (y los lopezobradoristas tenían como segunda preferencia a Anaya sobre Meade). (2018: ¿Por qué el tsunami? | Nexos)

En 2018 era tal el enojo que la gente decía: ‘no sólo no voy a votar por ellos (llámese PRI, PAN, PRD, empresarios, líderes sindicales y jerarcas católicos), sino que además voy a votar por el que más les duele, por el que más afecte sus privilegios’.

Desde entonces, el partido Morena ha seguido incrementando su poder territorial, el cual no ha dejado de crecer desde ese año, cuando además de ganar la Presidencia, ganó sus primeras 5 entidades.

Leer más: A cinco años del 2018 y a un año del 2024, un llamado a la ciudadanía

La Consulta para elegir Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio Opositor

Los consejos nacionales del PAN, PRI y PRD aprobaron el método con que definirán al candidato o candidata presidencial de la oposición para elecciones del 2024: La "Consulta para elegir Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio Opositor".

La mecánica será la siguiente: Los interesados en registrarse como aspirantes a la candidatura deberán recabar y presentar 150 mil firmas que servirán para formar un primer y gran padrón de electores.

Los que hayan logrado recabar las firmas, pasarán a un "Gran foro de exposición por México". Posteriormente se aplicarán tres encuestas: una en tierra, una digital y una telefónica, con el propósito de determinar quiénes son los tres aspirantes más competitivos, y son los que pasarían a la siguiente etapa. 

Paralelamente, se creará un comité con siete integrantes de la sociedad y seis de los partidos que preparará un esquema de elecciones primarias. Simultáneamente, se desarrollarán al menos cinco pasarelas.

El proceso seguiría con la aplicación de una última encuesta con valor del 50 por ciento. Con base en todos los ciudadanos que hayan decidido participar en el ejercicio, habría una votación en urnas al menos 300 centros de votación, lo que representaría el otro 50 por ciento.

Se adoptó un candado que impedirá que militantes y representantes de casilla de Morena, PT y Verde puedan votar.

Participarán tanto los representantes de los partidos como de las organizaciones ciudadanas, quienes firmarán un acuerdo ante la opinión pública.

Partidos y organizaciones convocarán a todas las personas que quieran ser incluidos, pero deberán cumplir con requisitos de inscripción. Los registros se harán ante los partidos políticos.

Se formará un Comité Organizador, con tres miembros de la mesa nacional política de Va por México; tres representantes de los partidos, que serán los secretarios de elecciones; y siete miembros de la sociedad civil con perfil técnico.

En tanto, como parte de las propuestas del colectivo Unid@s, habrá también un "Observatorio Ciudadano", conformado por 15 personas de la sociedad civil, con perfil técnico y alto conocimiento electoral y de prestigio, que llevarán a cabo la organización de la consulta.

Posteriormente se organizarán "Diálogos por México", en el que participarán los seleccionados de la segunda etapa. Habrá 5 foros temáticos regionales, que serán una suerte de debate para que los aspirantes expongan sus ideas ante la ciudadanía.

Leer más: La Consulta para elegir Responsable Nacional para la Construcción del Frente Amplio Opositor

La sucesión de López Obrador y sus argumentos

El Consejo Nacional de Morena emitió un acuerdo para que de “manera imparcial, democrática, unitaria y transparente se logre profundizar y dar continuidad a la Cuarta Transformación de la vida pública de México”. De acuerdo con Mario Delgado, dirigente nacional del partido Morena, se “definirá por encuesta la Coordinación de Defensa de la Transformación”

 

En este tenor, los inscritos para participar en ese proceso son: Marcelo Ebrard (ex canciller de México); Claudia Sheinbaum (ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México); Adán Augusto López (ex secretario de la Gobernación de México); Ricardo Monreal (ex senador coordinador de MORENA en el Congreso) y por parte del Partido del Trabajo, Gerardo Fernandez Noroña ( Diputado con licencia) y el Senador con licencia Manuel Velasco Coello. 

 

Aunque formalmente el proceso anunciado será para elegir al coordinador de defensa de la transformación, todos sabemos que de ahí saldrá el candidato de la alianza Morena-PT-PVEM para las elecciones presidenciales del próximo año, y, con amplias posibilidades, quien sea electo próximo presidente o presidenta de la República. 

 

Para todos ha sido claro el alto grado de intervención que ha tenido el presidente Andrés Manuel López Obrador en este proceso sucesorio, el mismo lo ha definido de la siguiente manera: “Aun cuando mi función es otra, la de presidente de la República y gobernar para todos, como venimos de un movimiento yo he venido, sin hacerlo evidente, he venido siendo reconocido como el dirigente de un movimiento de transformación en el que participamos millones de mexicanos desde hace muchos años; algunos que fueron los precursores se nos adelantaron ya varios, mujeres, hombres, y nosotros consumamos el ideal de la transformación de México, y a mí me tocó esa dirección, esa conducción, como uno más de millones de ciudadanos que participaron.”

 

Leer más: La sucesión de López Obrador y sus argumentos