De acuerdo con la ley, el proceso de revocación de mandato es el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño del cargo de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza.
El inicio del proceso de revocación de mandato solamente procederá a petición de las personas ciudadanas en un número equivalente, al menos, al tres por ciento de las inscritas en la lista nominal de electores, siempre y cuando la solicitud corresponda a por lo menos diecisiete entidades federativas y que representen, como mínimo, el tres por ciento de la lista nominal de electores de cada una de ellas.
Para el Presidente Andrés Manuel López Obrador, “El mejor método para resolver diferencias es el método democrático, en la democracia es el pueblo el que manda”. Además de que, como está escrito en la Ley, el ejercicio de revocación de mandato se debe realizar y así sentar precedente.
Sin embargo, ya que los principales promotores del ejercicio revocatorio no lo encabezan grupos opositores a López Obrador, sino, al contrario, son sus simpatizantes quienes lo solicitan, me permitiré plantear algunas hipótesis.
López Obrador se mantiene así en el ambiente que le es más cómodo, el que más se le da: la campaña política. Y, con ello, logra activar a sus seguidores para que en los espacios públicos en los que se mueven, tanto mediáticos, redes sociales, etcétera, sigan con ese plan de campaña.