Francisco Treviño Aguirre

El acceso a servicios financieros asequibles es fundamental para la reducción de la pobreza y el crecimiento económico. Los países con sistemas financieros más desarrollados tienen un mayor crecimiento económico y mayores reducciones de la pobreza y menos desigualdad de ingresos. Para la gente con recursos económicos limitados, el acceso y el uso de los servicios financieros básicos pueden ayudarles a mejorar los ingresos, aumentar la resiliencia y mejorar sus vidas.

En este sentido, el 65 por ciento de los adultos en el mundo, carecen de acceso incluso a las cuentas más básicas que les permitiría enviar y recibir pagos de manera segura y fácil, y mucho menos a los servicios de ahorro, seguro y crédito que les ayudarían a expandir sus negocios, mitigar los riesgos y planear su futuro.

Los servicios financieros digitales tienen el potencial de reducir los costos al maximizar las economías de escala, aumentar la velocidad, la seguridad y la transparencia de las transacciones y permitir servicios financieros más personalizados que sirvan a la población en general. Por lo tanto, las herramientas de las finanzas digitales, los modelos de negocio exitosos y las políticas para fomentar su crecimiento. Explora los riesgos y desafíos de los nuevos tipos de servicios y los marcos legales y regulatorios necesarios para enfrentarlos.

La pandemia de COVID19 ha ampliado la urgencia de utilizar las Fintech para mantener los sistemas financieros funcionando y mantener a las personas seguras durante este tiempo de distanciamiento social, reducción de la oferta de insumos, endurecimiento de las condiciones crediticias y aumento de la incertidumbre.  Al mismo tiempo, estas nuevas tecnologías deben diseñarse y aplicarse cuidadosamente para gestionar sus riesgos, especialmente para la población más vulnerable, a fin de no exacerbar los desafíos planteados por esta crisis. También existe una necesidad urgente de invertir en los requisitos previos para el desarrollo de servicios financieros digitales, como la infraestructura de banda ancha móvil, la expansión de la identificación digital y las interfaces abiertas de programación de aplicaciones.

Estas inversiones deben complementarse con los marcos jurídicos y regulatorios pertinentes que puedan permitir a la mayoría de las personas beneficiarse de los servicios financieros digitales y garantizar un ecosistema competitivo. Fintech está ayudando a los gobiernos a llegar de forma rápida y segura a las personas con transferencias de efectivo y otras formas de asistencia financiera y llegar a las empresas con liquidez de emergencia. Está permitiendo que las personas transfieran fondos, incluidas las remesas fronterizas, a través y para pagar facturas desde su hogar, o en un mercado o tienda, con contacto físico limitado. Pero el potencial es mucho mayor de lo que se ha logrado. Esta crisis ha puesto de relieve los beneficios de los servicios financieros digitales en muchas dimensiones diferentes y su papel fundamental en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En este sentido, el aumento del uso de los servicios financieros digitales puede acelerar la resolución de la emergencia sanitaria, apoyar la recuperación económica y apuntalar el retorno al crecimiento económico. A largo plazo, contribuirá al desarrollo económico y a la erradicación de la pobreza.

Los servicios financieros digitales tienen el potencial de reducir costos, aumentar la velocidad, la seguridad y la transparencia y permitir servicios financieros más personalizados. Se caracterizan por tener bajos costos marginales y una mayor transparencia. Pueden responder tanto a las barreras del lado de la oferta para el acceso a los servicios financieros, como los altos costos operativos, la competencia limitada, la falta de identificación, formalidad y las barreras geográficas. El dinero móvil ha aprovechado la alta penetración de la telefonía celular en muchos países en desarrollo para ofrecer una "primera ola" de servicios financieros digitales. Hoy en día, hay más de 850 millones de cuentas de dinero móvil registradas en 90 países, con $ 1.3 mil millones de dólares negociados diarios a través de estas cuentas.

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Francisco Treviño Aguirre

Es probable que muchos hogares en los Estados Unidos gasten más en energía en el invierno de 2022-23 en comparación con los inviernos anteriores. Los mayores gastos de energía pronosticados son el resultado de los precios más altos del combustible, combinados con una mayor demanda de calefacción debido a un pronóstico de clima ligeramente más frío que el invierno pasado, según la Administración de Información de Energía.

 Los gastos pronosticados también varían significativamente entre las regiones y los combustibles de Estados Unidos para este invierno. En base a las previsiones para el Índice de Precios al Consumidor del modelo macroeconómico de Standard % , se asume que la inflación promediará entre 6 y 7 por ciento este invierno en comparación con el invierno pasado, por lo tanto, y según el pronóstico del tiempo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), se esperan aumentos en el consumo de energía en invierno.

Los costos promedio de energía en invierno son medidas para comparar los inviernos recientes y reflejan los gastos de energía para todos los usos, no solo para la calefacción. Los gastos de combustible para los hogares individuales dependen del tamaño y la eficiencia energética de los hogares y sus equipos de calefacción, junto con los ajustes y las condiciones climáticas. Cada combustible también tiene su propia estructura de mercado, infraestructura física, regulaciones y limitaciones que pueden afectar la conexión entre los eventos del mercado mayorista y minorista.

El fuerte crecimiento de la demanda ha sido el resultado de las crecientes exportaciones de gas natural licuado (GNL), así como de una nueva dinámica de mercado que impulsa una fuerte demanda interna de gas natural: cambio limitado de gas natural a carbón en el sector de la energía eléctrica. Los precios de la electricidad para los clientes finales reflejan los costos de suministro de la electricidad y de su entrega a los hogares. Durante los primeros siete meses de este año, el costo del gas natural promedió $ 6.61 / MMBtu, que es 33 por ciento más que el promedio durante el mismo período del año pasado y casi tres veces que en 2020.

El pronóstico del consumo de electricidad residencial de invierno refleja el uso total de electricidad, incluida la iluminación, los electrodomésticos y la calefacción. En los hogares que se calientan principalmente con electricidad, las temperaturas generales de invierno pueden afectar significativamente la cantidad de electricidad consumida por los hogares. Se espera un clima más frío, con más días de uso de la calefacción este invierno en comparación con el año pasado, y con el mayor aumento (9 por ciento) en el sur, donde la mayoría de los hogares calientan con electricidad. Como resultado, se espera un 4 por ciento más de consumo de electricidad residencial en Estados Unidos este invierno comparado con la temporada anterior.

En este sentido, la fuente de mayor crecimiento para generar electricidad en los Estados Unidos son las energías renovables, especialmente la eólica y la solar. Para diciembre de 2022, se espera que el sector de energía eléctrica de Estados Unidos tenga un 26 por ciento más de capacidad de generación solar que en diciembre pasado, y un 9 por ciento más de capacidad de energía eólica.  Derivado de lo anterior, se espera que la energía eólica y solar combinadas contribuirán con el 16 por ciento de la generación total de los Estados Unidos en el invierno de 2022-23, frente al 15 por ciento del invierno pasado.

El gas natural sigue proporcionando la mayor parte de la electricidad de los Estados Unidos, que se pronostica contribuirá con el 36 por ciento de la generación total durante el invierno 2022-23, similar al invierno pasado. Se espera que la generación de gas natural se mantenga cerca de niveles récord este invierno a pesar de los precios más altos del gas natural, porque las centrales eléctricas de carbón, que tradicionalmente han sido alternativas al gas natural, enfrentan limitaciones de suministro de combustible. La generación de carbón en el pronóstico, promedia el 20 por ciento este invierno, por debajo del 21 por ciento en el invierno 2021-22.

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Francisco Treviño Aguirre

Ya sea que su empresa esté lanzando un nuevo teléfono o máquina de café, o buscando persuadir a los clientes para que actualicen sus computadoras portátiles, comprender qué hace que los clientes compren, está en el corazón del éxito empresarial. Por ejemplo, según una investigación realizada por la empresa GFK, el 56 por ciento de los consumidores seleccionará una marca porque apoya una causa y el 65 por ciento de los consumidores piensa que las experiencias son más importantes que un bien tangible.

Los especialistas en mercadotecnia de hoy viven en una nueva realidad donde la disrupción en los mercados, el comportamiento del cliente y los eventos mundiales ocurren prácticamente de la noche a la mañana. Sin embargo, al mismo tiempo, un tercio de los consumidores en Norteamérica dice que son necesarios más cambios, no menos. Los clientes que han adoptado las compras digitales esperan cada vez más un servicio rápido y personalizado y una innovación constante.

Derivado de lo anterior, se determina que la clave para satisfacer las demandas a veces ambiguas o confusas de los consumidores radica en obtener mejor calidad de datos, conocimientos y análisis. Alrededor del 80 por ciento de los Gerentes de Mercadotecnia encuestados por GFK creen que los datos, el análisis y la información son muy importantes para ganar y retener clientes. Sin embargo, solo un tercio dice tener confianzas en los datos existentes, y el 60 por ciento de los especialistas en mercadotecnia encuestados durante el 2020 dijeron que sus datos sobre los conocimientos de los clientes eran inconsistentes en profundidad.

En este sentido, lo que se necesita son herramientas de datos más inteligentes que respalden las estrategias de consumo, mercado y marketing en mercados globales complejos y de rápido movimiento. Los sistemas de datos y análisis existentes que se basan únicamente en tendencias históricas ya no son lo suficientemente buenos para ayudar a los especialistas en marketing a predecir y prepararse de forma adecuada, los cuales necesitan sistemas de análisis y datos potentes e intuitivos para adelantarse a la próxima disrupción.

Los departamentos de mercadotecnia de hoy necesitan acceso a información actualizada mensual o semanalmente. Las pandemias, los eventos globales y un panorama de redes sociales en rápido movimiento significan que un producto o problema puede explotar e interrumpir un mercado en cuestión de días. La pregunta para los líderes de marketing es, ¿estamos obteniendo información sobre los consumidores, los mercados y las marcas, y adaptando nuestra estrategia para satisfacer las necesidades de los clientes más rápido que nuestros competidores?

Si bien los científicos de datos juegan un papel importante, la gerencia de mercadotecnia pueden utilizar los paneles de datos actuales sin necesidad de habilidades especializadas. Los equipos de marketing ahora pueden tener acceso a información que se actualiza semanalmente, capturando millones de puntos de datos y presentando información impulsada por inteligencia artificial en formatos fáciles de entender. Los datos se pueden ver por región, producto e incluso hasta características específicas, sin necesidad de crear informes complejos y lentos.

Acceder a las herramientas adecuadas es llegar solo a la mitad del camino. Las organizaciones solo se darán cuenta de todos los beneficios de los conocimientos de datos si también construyen una cultura basada en datos. Esto significa alejarse de la cultura común de informes trimestrales a una que exige información siempre activa para respaldar una toma de decisiones más rápida y frecuente.

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Francisco Treviño Aguirre

Los nuevos servicios de movilidad, desde el alquiler de bicicletas eléctricas hasta el uso compartido del automóvil y los sistemas de estacionamiento inteligentes, están creciendo rápidamente y podrían reducir la congestión, la contaminación y la dependencia de los automóviles de propiedad privada. Esa es una gran victoria para los gobiernos de las ciudades, que, sumándose a esta iniciativa, están construyendo carriles para bicicletas y otros incentivos para fomentar dicha medida.

Pero implementar estos servicios de manera efectiva mientras se preservan las rutas críticas para el transporte urbano, se requiere de una planificación cuidadosa, y por desgracia, no siempre sucede. Los cambios en el estilo de vida provocados por la pandemia han complicado la tarea al acelerar el uso de nuevos servicios en algunas ciudades, y en algunos casos esto ha sucedido rápidamente.

En este sentido, dicho crecimiento no fue un problema durante el apogeo de la pandemia porque el transporte público se cerró o redujo en su mayoría. Pero la competencia entre la movilidad se está convirtiendo en un desafío importante ahora, ya que los esfuerzos para que los trabajadores regresen a la oficina se aceleran y las vías de comunicación resultan en ocasiones rebasadas por el alto flujo.

Derivado de lo anterior, se pueden considerar las siguientes formas principales en que las ciudades pueden fomentar nuevas opciones de movilidad a largo plazo, sin reducir el número de pasajeros de transporte público. Una de ellas es la micrmovilidad. Aquí, las ciudades pueden aprovechar todo el potencial de la los servicios que permiten a los usuarios alquilar scooters eléctricos y bicicletas para viajes individuales, centrándose inicialmente en áreas con transporte público limitado o nulo. Si bien los sistemas electrificados de autobuses, tranvías y trenes ligeros son, con mucho, los modos más eficientes y respetuosos con el medio ambiente del transporte urbano motorizado, no llevan a las personas a donde quieran ir, por lo tanto, la micromovilidad puede proporcionar la última etapa de los desplazamientos.

Otra forma de incrementar la movilidad sustentable es el uso eficiente del automóvil. Es probable que las ciudades grandes y menos densas sigan dependiendo del automóvil en el corto plazo, pero los servicios compartidos de automóviles y el servicio de transporte, pueden ayudar a reducir la presión sobre el estacionamiento, los traslados y el costo del combustible. Un automóvil de uso particular está estacionado el 95% del tiempo, por lo que resulta un gasto innecesario y que puede ser sustituido por el uso del transporte público o bien, un vehículo particular compartido.

Para que las medidas funcionen eficazmente, las acciones para promover nuevos modos de movilidad deben formar parte de un plan más amplio. Ciudades como París ya están implementando estas estrategias. La capital francesa anunció en 2020 que se convertiría en una "ciudad de 15 minutos", una en la que los residentes pueden llegar fácilmente a los servicios esenciales en ese momento en bicicleta o a pie. Ámsterdam, que regularmente obtiene una alta puntuación en movilidad urbana, anunció en 2019 que eliminaría 11,000 espacios de estacionamiento para 2025 para hacer que la ciudad sea más verde y accesible. Combinó esto con otras estrategias, como lograr que las personas cambien sus automóviles por un presupuesto de movilidad compartida durante uno o dos meses.

Finalmente, la política de implementación de estos planes a menudo es complicada. Algunos automovilistas no están de acuerdo en que se reduzcan los lugares de estacionamiento. En Bruselas, por ejemplo, se están llevando a cabo esfuerzos para ampliar su red de carriles para bicicletas, ya que existen quejas de que se perderán lugares baratos de estacionamientos en ciertas partes de la ciudad. Regresando a Paris, Algunos comerciantes no están en desacuerdo con los planes para construir 180 kilómetros de carriles para bicicletas, ya que esto podría poner en riesgos sus negocios.

En virtud de lo anterior, se hace esencial enmarcar las nuevas políticas en términos positivos y no en oposición a los automóviles. Cada medida debe mostrar una clara mejora en la asequibilidad, el entorno urbano y los viajes del punto A al B. En última instancia, las ciudades necesitan una estrategia a largo plazo que tenga objetivos claros y no dependa de los ciclos electorales, que son demasiado cortos para mejoras significativas en la infraestructura, y para que estos produzcan resultados.

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