Para el analista político Juan Carlos Rodríguez, en el proceso electoral que llevó a la presidencia a López Obrador, la realidad era innegable, los ciudadanos que no habían definido su voto en su mayoría se decían indignados por los abusos de quienes ostentaban posiciones de poder y la impunidad con la que actuaban. Era evidente, desde entonces, su hartazgo hacia las élites, política, empresarial, sindical y religiosa.
“No se puede entender el sólido triunfo de López Obrador y su partido sin notar que fueron ellos los que ‘cacharon” de manera contundente a este gran segmento de la población que dijo algo como: ‘yo voy a votar porque ya no nos gobiernen los mismos de siempre’. Ninguna otra fuerza política supo ser atractiva para capitalizar de forma importante esta insatisfacción”, reflexiona Luis Osvaldo Valle Rivas. (Eje Central)
Ese hartazgo producto de los anteriores gobiernos es el que López Obrador ha querido mantener encendido en el ambiente y lo trata de avivar día con día, desde temprano en sus conferencias mañaneras, hasta el ocaso de sus jornadas de trabajo.
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