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Ruben Aguilar Valenzuela
Las proyecciones siempre tienen margen de error en lo más puntual y específico, pero no fallan en señalar las grandes tendencias y los cambios que estos implican en la vida de la sociedad.
La nueva manera de utilizar el carro es un ejemplo paradigmático de lo que va a ocurrir con la vida cotidiana en los próximos 30 años. Lo que ya se sabe va a suceder con el carro va a tener lugar en otros muchos aspectos de la vida cotidiana.
Entre los futurólogos hay acuerdo en que hacia 2050 ya no habrá carros de motores impulsados por combustible fósiles y que éstos solo se podrán ver en los museos. Ya en 2030, en diez años, el 95 % de los kilómetros recorridos por una persona será en carro eléctrico.
El fin del uso del petróleo en los carros, que ahora son el principal emisor de gases de efecto invernadero, va a abatir de los niveles de bióxido de carbono de manera notable.
Los carros ya no tendrán conductor y se manejarán por computadora. Los accidentes de carretera, donde el 99 % son efecto de errores humanos, van a desaparecer y con ello el número de las víctimas fatales.
En la actualidad solo se utiliza el 4 % del tiempo de los carros. Ahora un carro de propiedad privada recorre al año unos 15,000 kilómetros y en el futuro, donde ya no habrá carros privados o solo serán unos cuántos, al año va a recorrer 150,000 kilómetros.
La manera distinta de utilizar el carro y de generar su movimiento va a provocar grandes cambios en el espacio físico de las ciudadanas y también en la atmósfera contaminada de las mismas.
Y va a producir el desplazamiento del 100 % de todos los trabajos relacionados con el carro tal como se realiza el día de hoy.
Esto no es exclusivo de esta actividad. Un estudio de la Universidad de Oxford señala que para 2050 entre el 50 % y el 80 % de los actuales trabajos serán desarrollados por robots.
La nueva realidad mundial, que ya está presente y año con año se va a acelerar, arroja la necesidad de resolver el problema del empleo de manera distinta a como se ha realizado hasta ahora.
Así surge la idea de la renta universal. Son cada vez más los economistas que piensan que, a pesar de sus riesgos, esta medida es la solución al desplazamiento de los empleos y que, para 2050 este tipo de renta estará ya generalizada.
Estas son realidades, no especulaciones, sobre las que se va a discutir mucho en los próximos años. (Con información de Miguel Ángel Criado, El País, Domingo, 12.11.17)
Rubén Aguilar Valenzuela
En 2019, los ingresos de las proyecciones de películas mexicanas totalizaron 1,767 millones de pesos, 26 % más que en 2018, que fue de 1,403 millones de pesos, según la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).
Ese monto es el mayor en la historia del cine mexicano, antes lo había sido la recaudación de 2018 y la de 2016 que fue de 1,395 millones de pesos.
En 2019 se vendieron 34.6 millones de boletos, para ver películas mexicanas, 17 % mayor a los 29.5 millones que se colocaron en 2018.
Esto a pesar de que las películas mexicanas que se estrenaron fueron 108, una cantidad menor a 2018 cuando estuvieron en pantalla 116 películas.
De las películas exhibidas estas seis obtuvieron el 58.9 % de la taquilla: No manches Frida (2) (329.3 millones de pesos); Mirreyes Vs Godínez (238.6 millones de pesos); Tod@s caen (136 millones de pesos); Perfectos desconocidos (123.3 millones de pesos); Dulce familia (12.6 millones de pesos) y La boda de mi mejor amigo (100.1 millones pesos).
Por el número de los boletos vendidos el primer lugar lo tuvo No manches Frida (2) con 6.65 millones de boletos seguida de Mirreyes Vs Godínez con 4.58 millones y Tod@s caen con 2.6 millones.
Estos datos, que son positivos, hay que enmarcarlos en un contexto más grande. El total de los ingresos derivados de la venta de boletos fue de 19,050 millones de pesos, que creció en 13.3 % con relación al 2018.
Del gran total las películas mexicanas representan sólo el 9.2 %. Los problemas a resolver son muchos, pero el central sigue siendo el acceso a las salas, problema asociado, a su vez, a las grandes distribuidoras.
Con las políticas, para el cine del nuevo gobierno es probable que en 2020 se produzcan menos películas y eso también repercuta en el ingreso y en el número de los asistentes. Habrá que ver.
Rubén Aguilar Valenzuela
En enero de 2020, los homicidios dolosos y los feminicidios fueron 2,892, cantidad igual a la del mismo mes de 2019 (2,929), de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
La cantidad sube en lo que va de febrero y lo más probable es que sea superior al mismo mes del año anterior. Todo señala que en 2020 el número de los homicidios dolosos y los feminicidios será superior, aunque de manera marginal al 2019.
Los homicidios dolosos y los feminicidios sumaron 34,132 el año pasado, que es un promedio de 94.7 al día, para llegar al máximo histórico de los últimos 55 años.
En el periodo que va de 1931 a 1960, el número de los asesinatos todavía fue mayor de los que ocurrieron en 2019, según los especialistas.
Es a partir de mediados de los sesenta que la cantidad de los asesinatos empieza a bajar de manera constante hasta la declaratoria de guerra del presidente Calderón.
A partir de 2007, a consecuencia de la nueva estrategia de lucha contra el crimen, el número de los asesinatos empieza a subir, para alcanzar las cifras que conocemos de 2019.
Alejandro Hope, plantea que, desde el segundo trimestre de 2018, el número de los homicidios se estabilizó en torno a los 2,900 por mes y que así se ha mantenido en los últimos dos años. No hay explicaciones contundentes sobre este hecho.
La tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes en 2018 fue de 26.9 % y en 2019 de 27.3 % que es un aumento del 1.5 %.
Los niveles de violencia en el país son muy diversos entre los 32 estados que integran la Federación e incluso al interior de los mismos.
En 2019 el mayor número de los asesinatos ocurrió en Guanajuato (2,775), Baja California (2,600), Estado de México (2,536), Chihuahua (2,167) y Jalisco (2,030). Estas cinco entidades registran el 41 % de todos los homicidios.
El presidente ha dicho que es un problema heredado del pasado y reconoce que su gobierno todavía no ha podido solucionar. Pide hasta diciembre de 2020, para presentar resultados.
Los especialistas aseguran que no hay cambio en la estrategia, para combatir al crimen organizado. Las Fuerzas Armadas, ahora parte de ellas uniformadas de Guardia Nacional, siguen siendo las responsables.
Lo que ha cambiado es el discurso presidencial y la forma de comunicar el tema, pero no más. Al final de 2020 habrá que ver si se reduce o no el número de los asesinatos dolosos como resultado de una supuesta nueva estrategia.
Hope proyecta que de mantenerse los mismos números durante todo el sexenio se llegaría a 213 mil homicidios dolosos y feminicidios con una tasa sostenida de 27 por cada 100 mil habitantes.
En su visión ese es un escenario muy probable y para evitarlo se requiere una política pública eficaz capaz de reducir los actuales niveles de violencia. ¿El gobierno cambiará su política? ¿Será capaz de ofrecer una mejor?
Rubén Aguilar Valenzuela
En muy diversas ocasiones, de manera particular en sus comparecencias de la mañana, el presidente López Obrador hace referencia a los valores del cristianismo y de la Biblia, cita versículos del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Es pública su relación cercana con las iglesias evangélicas de tendencia pentecostal y en diversas ocasiones en Palacio Nacional ha recibido a líderes de estas Iglesias, en particular al pastor Arturo Farela y ha participado en círculos de oración dirigidos con él.
El presidente de manera pública reivindica al cristianismo y sus valores como fuente de su inspiración. Los Diez Mandamientos son parte fundamental de la propuesta de las muy diversas iglesias cristianas.
El octavo de los Diez Mandamientos que son comunes a las iglesias cristianas plantea: "No darás falso testimonio ni mentirás".
Hay diversos estudios que muestran que el presidente miente de manera consciente y en forma sistemática en sus comparecencias de la mañana y también en otras de sus intervenciones a lo largo del día.
SPIN, Taller de Comunicación Política, que diariamente sigue la comparecencia mañanera del presidente registra que todos los días dice un promedio de diez mentiras que pueden probarse con facilidad. Y que también hace otras 20 afirmaciones que es imposible verificar si son verdaderas o falsas.
Es evidente, es un hecho público, que el cristianismo del presidente no contempla el octavo mandamiento. Se lo brinca o también, eso no es público, que pide a Dios o a su guía espiritual que perdone su pecado.
Es también frecuente que el presidente levante falsos testimonios. En las comparecencias de la mañana, sin prueba alguna, acusa a personas, instituciones y medios.
Nunca pide disculpas, tal vez lo haga delante de Dios, y en todo caso lo que sí hace, ante la falta de pruebas, es dejar de insistir en la acusación. El falso testimonio, con todo, ahí queda.
En todo caso aquí también quebranta de manera abierta y pública el octavo mandamiento. Y los acusados por él, que ven dañada su fama, nunca cristianamente les pide perdón y repara el daño que les ha causado.
El presidente en muy diversas ocasiones ha dicho que está "tranquilo con su conciencia". Ante el cúmulo de mentiras probadas que dice todos los días no lo debería estar.
Y tampoco ante los falsos testimonios que levanta con mucha frecuencia y el daño que hace a la fama de las personas, las instituciones y los medios de comunicación.
Nada indica que el presidente vaya a cambiar porque las mentiras conscientes y sistemáticas, de un lado, y el levantar falsos testimonios, de otro, son elementos centrales de su discurso.
En todo caso, lo que es evidente, es que en el cristianismo del presidente no existe el octavo mandamiento o si existe queda relevado de su cumplimiento y solo vale para los otros.