Mauricio Vega Luna
Ante la burda amenaza que el presidente electo de Estados Unidos hizo en su red social, la Presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo dio una respuesta firme, integral y basada en información. El amago de Trump fue poner aranceles si no se actuaba de forma contundente contra lo que él considera un problema desbordado de migración y tráfico de drogas. En una carta concisa, la Presidenta se dirigió a lo fundamental. Señaló lo sesgada que es la visión que tiene Trump con relación a la migración y al tráfico de drogas, pues con base en datos es claro que la responsabilidad de estos conflictos es compartida y la parte de la que es responsable el gobierno de Estados Unidos no ha sido atendida correctamente por sus autoridades. Ni el tráfico de armas, ni el consumo de drogas ni la codependencia económica en la que están nuestros países han sido propiamente abordados por los gobiernos estadounidenses. En cambio, nosotros sí hemos hecho bastante por hacernos responsables de nuestra parte correspondiente: ha bajado la migración, estamos combatiendo el tráfico de fentanilo y hemos apostado por la cooperación para el desarrollo regional para que la migración no sea necesaria.
Como se viene proponiendo desde el sexenio pasado, la cooperación y el desarrollo regional en América del Norte, y eventualmente en toda América, deben seguir siendo nuestra prioridad. Esta sigue siendo la mejor estrategia para beneficiar a nuestras naciones hermanas. Inclusive el proteccionismo que promueve Trump podría tener más éxito si se integra en un proyecto regional en América, especialmente frente a la creciente competencia de China. Para competir con el modelo chino, Estados Unidos podría fomentar una alianza más fuerte dentro de América del Norte primero, y luego expandirla a todo el continente.
Trump sabe que, si inicia una guerra arancelaria, podría enfrentar consecuencias negativas que afectarían su narrativa exitosa, la cual se basa en el proteccionismo, el nacionalismo y la promesa de precios más bajos. Subir los aranceles no sería coherente con esas promesas, aunque sus amenazas públicas pueden ser útiles para su discurso. Lo que vemos, como siempre con Trump, son mucho ruido y pocas acciones concretas. Esto no significa que debamos ignorar sus amenazas, ya que siguen siendo una forma de atacar a nuestros pueblos. Cada declaración de este tipo debe ser respondida para dejar claro que México ya no es gobernado por líderes débiles, sino por patriotas con respaldo popular. Sin embargo, esas amenazas también forman parte de una negociación que, en última instancia, se resolverá en reuniones privadas. Esto la Presidenta claramente lo ha comprendido y por eso ha respondido con diplomacia pero con firmeza.
Y es que el éxito de Trump no se basa en datos sino en el mantenimiento de una narrativa convincente que lo llevó a regresar a la Casa Blanca. Los datos que presenta la Presidenta respaldan nuestra posición, lo que nos pone en una mejor situación tanto ante nuestro pueblo como ante la comunidad internacional. A pesar de esto, Trump probablemente exigirá medidas que refuercen su discurso racista ante sus votantes, tal como hizo durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, al exigirnos que cuidáramos la frontera sur. Llegado ese momento, la Presidenta y su equipo de negociación mostrarán la misma experiencia e inteligencia para llegar a una solución beneficiosa para México.
Una muestra de esa inteligencia se vio en la mañanera del miércoles 27 de noviembre, cuando la Presidenta aprovechó para escenificar un cierre de filas e informar el detallado plan en el que se ha estado trabajando para mejorar la inversión en México aprovechando el fenómeno de la relocalización. El plan es desarrollado por el Consejo de Desarrollo Económico Regional y Relocalización de Empresas (CADERR), que se integra por 15 empresarios y empresarias, en colaboración con el gobierno, cámaras empresariales y universidades. Las estrategias se enfocan en tres principios fundamentales: el retorno de la política industrial, la importancia de la planificación a largo plazo y el aprovechamiento de la oportunidad global y local del nearshoring. Entre los objetivos más importantes del plan están atraer inversiones privadas y fomentar el crecimiento de sectores clave como la industria automotriz, aeroespacial y agroindustria, promoviendo contenido local y regional.
Además de este plan, la Presidenta subrayó la importancia de continuar con la cooperación económica entre Estados Unidos y México para el beneficio mutuo. La empresaria Altagracia Gómez Sierra hizo una observación importante cuando se le preguntó sobre la amenaza de aranceles: más del 80% de la inversión en México proviene del país, lo que demuestra que la economía mexicana tiene una base sólida. A pesar de la interconexión global, México cuenta con inversiones nacionales que lo ayudarían a enfrentar un posible conflicto arancelario. También se mencionó que, frente a la propuesta de Trump de deportar masivamente, México ha considerado cómo aprovechar esa mano de obra, profesionalizándola como parte del plan del CADERR.
Más tarde ese mismo miércoles, la Presidenta tuvo una conversación con Trump. Tras la llamada, ambos mandatarios se mostraron satisfechos. Trump destacó la llamada como un logro, argumentando que México "prácticamente cerraría su frontera", lo que le permitió presentar la amenaza de los aranceles como un éxito ante su público, aunque, en realidad, no se materializó. Por otro lado, la Presidenta convirtió esta crisis en una victoria interna, mostrando que su proyecto económico cuenta con un apoyo masivo no solo de la población que votó por ella, sino también de los grandes empresarios del país, quienes cerraron filas en su apoyo. Al final, ambos líderes fortalecieron sus estrategias internas y la cooperación entre los dos países continuará, lo cual es una buena noticia para ambas naciones.
Es muy ilustrativa la forma en la que ha lideado la Presidenta con este conflicto. Demuestra una vez más su capacidad y el compromiso con sus principios. En un mundo de tantos liderazgos frívolos y mezquinos en otros países, y frente a la xenofobia y machismo de Trump, en México contamos con un liderazgo firme, estratégico, cercano al pueblo y profundamente patriótico. No exageró el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dijo que Claudia Sheibaum Pardo es lo mejor que nos pudo haber pasado.
El autor estudió Relaciones Internacionales en el Tec de Monterrey y Discurso e Ideología en la Universidad de Essex.