Susana Cepeda Islas

Considero que una de las más impactantes formas de expresión que tenemos los humanos es sin duda alguna: la poesía, porque pone al descubierto los sentimientos más profundos, que están en la obscuridad de nuestro ser queriendo salir y que algunos no nos atrevemos a sacarlos ¡callamos! Los poetas no callan, gritan, bailan, dan vida a la palabra expresando su manera de ver, sufrir, en fin, de vivir la realidad, poniendo al descubierto lo que los daña, o daña a la sociedad, despertando la imaginación, la memoria, además de todo tipo de sentimientos, emociones y sensaciones ya sean positivas o negativas en sus lectores. Por ello, admiro la poesía y a los poetas.

Hace unos días, recibí una llamada telefónica de mi querido amigo Valdemar Ayala, invitándome a la presentación de un libro de poemas, donde él, junto con Pedro Moreno serían los presentadores de un poeta llamado José Eugenio Sánchez, que cariñosamente lo llaman Chepe, cuyo título es Un incesante caer de estrellas en la nada, gustosa acepté. Valdemar me dio muy buenas referencias del poeta, a quién conoce de años atrás: “Estuvo hace como seis meses en una residencia en la India dando talleres y leyendo poemas por parte del gobierno de México. Ganó en España, el X Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe, a la joven creación en 1997, donde los jueces fueron los poetas Ferrer Lerín, Gonzalo Rojas y Octavio Paz quien presidia el jurado, y como dato interesante fue ese concurso el último en el que participó como jurado Octavio Paz en vida. Recibió el premio vestido con una camiseta de futbolista y unos jeans rotos”. Lo que causó admiración entre los presentes.

Llegué temprano el día del evento, para tener un buen lugar y apreciar con gran atención la exposición. Chepe entró al lugar con gran ligereza, saludando con afecto a los amigos de antaño. De tez blanca, delgado, con el cabello largo, cubría la cabeza con un sombrero, donde resaltaban sus ojos con una mirada pizpireta, vestía de jeans y camiseta negra. Durante el evento, lo escuché con atención y encontré que su objetivo es despojarse de la elocuencia de la solemnidad. Utiliza con gran habilidad el humor, la sombra, la obscuridad, la burla, la belleza, la violencia y el desconcierto que converge en una producción de poemas provocadores, escabrosos, sarcásticos, arrebatados, críticos, ácidos, pero con un reflejo de la realidad, sus versos nos llevan directo a la sonrisa, a la reflexión, al cuestionamiento, me sorprendió de una forma encantadora. Esto despertó más mi curiosidad, me enteré de que, a través de su trayectoria como poeta ha publicado varios libros y artículos en muy diversos medios de comunicación. Algunos de ellos son: Galaxy limited café (Almadía, 2011), Escenas sagradas del oriente (Almadía, 2009), La felicidad es una pistola caliente (Visor, 2004), entre otras.  

Durante la presentación Pedro Moreno señaló acertadamente que: “Finalmente, creo que un incesante caer de estrellas en la nada es un libro de poesía pop. Ahí están los temas, está la música, está un homenaje a Neal Cassady, personaje emblemático del movimiento beat, y los beats son los creadores quizá de la poesía pop o su antecedente más cercano. Está el humor, los guiños a los mass media, ahora redes sociales, los cómics, las series de tv, el cine, etc.”, por su parte, Valdemar Ayala nos ilustró mencionando: “La salvación como supuesto derecho humano es uno de los fetiches contra los que va Chepe en su libro. Una de las posturas más saludables y entrañables frente al desencanto que ironiza como ruta personal, y ese es el caso de Chepe desde que tengo el gusto de conocerlo … me encanta el desencanto de un artista como José Eugenio Sánchez”, Por todo lo antes expuesto lo invito a que disfrute plácidamente de la lectura del libro Un incesante caer de estrellas en la nada disfrutando de un buen vino o la bebida de su preferencia.