Haidé Serrano

Hace unos días circuló en redes sociales el audio de una conversación entre dos jóvenes de Mérida, Yucatán. Es una charla sobre lo que pasó la noche anterior. Intercambian puntos de vista sobre cómo uno de los dos golpeó a su amiga, en la calle, en público. Cómo llegó otra joven a defenderla. También, cómo el amigo del agresor se excusa por no haber intervenido porque también le tocarían los golpes. Son estudiantes universitarios.

Sobre las agresiones hacia la joven, quien al parecer fue su novia, al joven violentador se le escucha decir: “¡Qué bueno estuvo!, ¡me ´mama´ esa adrenalina!, ¡qué rico! Para que se eduque esa zorra de mierda”.

El joven atacante no expresa culpa ni arrepentimiento. Al contrario, incluye más expresiones de gozo e insultos a su relato. Responsabiliza a la víctima de que él se ponga así, porque “no mide” las consecuencias ni el nivel que alcanzará su ira.

También, el agresor le reclama a su amigo no haber respondido una llamada telefónica posterior al suceso. Y le advierte: “Acuérdate que los amigos son primero, acuérdate de eso”.

Este es un ejemplo de cómo funciona el “pacto patriarcal” entre los hombres, como lo definió Celia Amorós. En la modalidad de pacto de silencio, el acuerdo machista es también una solidaridad entre hombres que les asegura la continuidad de la dominación y el poder a través de la violencia. Particularmente, cuando se trata de violencia hacia la mujer.

La complicidad y silencio están en primer lugar. Esta modalidad del pacto patriarcal está incluso por encima de cualquier ley. Así, numerosos delitos en contra de las mujeres permanecen impunes. Son justificados y encubiertos por algunos hombres, y claro, con la ayuda también de algunas mujeres.

Otra evidencia pública de pacto patriarcal y del pacto de silencio entre los hombres que violentan a mujeres se hizo viral en voz del comediante Ricardo O. Realizó una transmisión donde reveló diversas violencias perpetradas por sus colegas y amigos en contra de varias mujeres. Y van desde violencia familiar, violaciones sexuales y acoso. Ricardo O. sabía de estos delitos y no denunció. Prefirió callar y ponerse del lado de los hombres agresores. Sólo ahora, cuando se sintió ofendido, dejó de encubrir a sus cuates.

“El hombre sólo guarda silencio, y el resto del trabajo lo desarrolla la ideología de la masculinidad y las instituciones patriarcales”, refiere a este respecto Roberto Garda. Y además explica que “quienes comúnmente reciben la violencia generan complicidades que reproducen las formas de dominación, y generan alianzas y estrategias para sobrevivir. Así, todos reproducen las relaciones de abuso de poder que impone la masculinidad y se convierten en tornillos y engranes del dispositivo de poder masculino.”

Las modalidades del pacto patriarcal se encuentran en diversas las relaciones, son interseccionales, interétnicas y culturales, como lo señala Amorós. Funcionan para perpetuar las desigualdades.

Tenemos una gran tarea por delante. La tienen particularmente los hombres, quienes son los actores principales de la violencia hacia las mujeres.

Calladitos no se ven bonitos, al contrario, eso los hace cómplices cotidianos. Por ello, #RompanElPacto ¡ya!