Dr. Jesús René Ocampo Hernández.
La relación entre México y Estados Unidos tampoco será fácil en el futuro. Cuando se trata de política migratoria, se espera que Biden tenga un tono más suave, pero el demócrata también querrá evitar otra avalancha masiva en la frontera. La cooperación en la lucha contra la delincuencia organizada será más complicada en el futuro. Ajustar una ley de seguridad por parte de México no ayudará, independientemente de que el actual gobierno no tiene una conciencia clara sobre la estrategia de seguridad que se debe seguir, debido al populismo que lo caracteriza.
De igual forma, la política exterior no es un tema en el cual el presidente López se especialice o le dé, la importancia que esta merece. Seis semanas después de la elección presidencial estadounidense, el presidente de México, Joe Biden por su victoria. Mientras que los principales políticos de todo el mundo habían enviado felicitaciones al demócrata hace semanas pero, el presidente López, guardó silencio. Quería esperar el resultado oficial de la elección, dijo y afirmó que eso no significaba que estuviera en contra o a favor de alguien. Precisamente porque la relación con su gran vecino, el socio comercial más importante de México y es tan importante que la reticencia de López, se encontró con una incomprensión generalizada.
Tonos más suaves en términos de política migratoria.
El presidente López, finalmente felicitó a Biden por su victoria por carta, luego de que el comité de electores estadounidense lo confirmara. En la carta de dos páginas agradeció a Biden por su actitud positiva hacia los migrantes mexicanos y por su voluntad de promover el desarrollo en el sur de México y Centroamérica para frenar la emigración. También López, planteó uno de los temas más importantes para México y Centroamérica en relación con Estados Unidos: la política migratoria.
La pobreza, la falta de perspectivas, la corrupción y la violencia de las bandas criminales han provocado que cientos de miles de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños abandonen su tierra natal para llegar a Estados Unidos vía México. Cuando López asumió el cargo a fines de 2018, había prometido utilizar un enfoque humanitario para tratar con los migrantes y estimular el crecimiento económico regional para combatir las causas fundamentales de la emigración. En la primavera de 2019, él y la Comisión Económica de la ONU presentaron un plan que permitía a Estados Unidos invertir miles de millones de dólares en el triángulo norte de Centroamérica.
Trump mostró poco interés en eso y al contrario; recortó la ayuda financiera para la región y se apegó a su estrategia de mano dura. Por ejemplo, lanzó el programa “Quédate en México”, que obliga a los solicitantes de asilo a esperar en el país azteca la decisión de las autoridades estadounidenses. Posteriormente, decenas de miles de refugiados quedaron varados en la frontera mexicana. En la primavera de 2019, Trump también amenazó con aplicar aranceles punitivos del cinco por ciento a todas las importaciones de bienes si México dejaba de hacer más para asegurar la frontera. López cedió, militarizó la frontera sur y desde entonces ha estado empujando cada vez más a los centroamericanos a sus países de origen.
Biden ha prometido revertir la política migratoria de su predecesor. No solo se debe detener la construcción del muro, sino también el programa de retorno de los solicitantes de asilo a México. Biden también quiere proporcionar a Honduras, El Salvador y Guatemala cuatro mil millones de dólares durante su mandato de cuatro años y obligar a sus gobiernos a invertir sus propios recursos para combatir la pobreza y la corrupción. Al menos a corto plazo, pero, esto no detendrá la emigración.
A pesar del tono conciliador, Biden también querrá evitar otra avalancha masiva en la frontera entre México y Estados Unidos. La flexibilización de las condiciones de admisión para los centroamericanos, que probablemente las creará, es por tanto difícil de esperar. Por la misma razón se puede suponer que la presión de Estados Unidos sobre México para mantener la militarización de su frontera sur continuará bajo Biden.
Ajustes en la ley de seguridad.
La cooperación entre países vecinos en cuestiones de seguridad es cada vez más difícil. Sin embargo, eso no tiene nada que ver directamente con Biden, sino con las tensiones actuales que se han acumulado después de que Estados Unidos arrestó al ex Secretario de la Defensa, el General, Salvador Cienfuegos, en Los Ángeles en octubre de 2020 y lo acusó de contrabando de drogas. México percibió como un abuso de confianza que Estados Unidos hubiera actuado contra el General sin hacerlo antes del conocimiento de nuestro país. Luego, el gobierno exigió el traslado de Cienfuegos a México.
En una medida sin precedentes, el poder judicial estadounidense finalmente retiró los cargos contra el ex Secretario de Defensa en noviembre de 2020 y lo devolvió a su tierra natal como un hombre libre.
México respondió al incidente adaptando una ley de seguridad que endureció las prácticas de aplicación de la ley para los funcionarios extranjeros. Los agentes extranjeros que trabajan en México ahora deben compartir toda la información que hayan recopilado con las autoridades mexicanas. Las nuevas reglas están dirigidas principalmente a los agentes de la DEA que han estado estacionados en México durante décadas para combatir el narcotráfico. Sin embargo, su papel es controvertido. Según las fuerzas de seguridad mexicanas, la DEA a menudo no transmite información.
Intercambio arriesgado de información sensible
Las fuerzas de seguridad de México se consideran corruptas. Como muestra el enfoque unilateral estadounidense en el caso de Cienfuegos, el intercambio de información sensible parece verse como un riesgo. Existe la preocupación de que las autoridades mexicanas compartan la información con los cárteles de la droga. La relación entre los dos países se caracteriza por la desconfianza mutua en el área de seguridad. Esto prueba la última enmienda legislativa de México. Será cualquier cosa menos facilitar la cooperación futura, independientemente de quién esté en el poder en Estados Unidos.
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